Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

domingo, 24 de junio de 2012

Muérdete la lengua Hugo Chávez que asi se escribe la historia no como tú la quieres. Y si dudas busca el extraordinario Especial de Charito Rojas en Notitarde de hoy 24 de junio llamado "Los protagonistas hacen esta historia"


191 años de la gesta emancipadora
Fabio Solano
solanofabio@hotmail.com
“¿Sabe? A Páez lo salvó un comandante enemigo llamado Martínez. Yo no estuve ahí, pero el negro Elio sí. Era mi compadre, un negro alto, como de dos metros y tenía unos dientes tan blancos, que no lo ponían de guardia nocturna porque su sonrisa relumbraba en la noche y el enemigo lo veía a distancia. Bueno, el Elio estuvo ahí en la orilla de la quebrada Carabobo, cuando al general le dio el soponcio. Venían persiguiendo al Burgos, pues los españoles se habían largado en dirección a Valencia. ¡Qué diferencia con el Valencey! Esos los vi yo cuando se retiraban. Pasaron por aquí, por el camino viejo de Tocuyito.
Eran catires ojos azules, con la mirada oscurecida por la derrota. Marchaban en formación de a dos en fondo y de vez en cuando veían hacia atrás y entonces el miedo los atacaba. “¿Sabe? Al general Páez le daban unos ataques impresionantes, con tembladeras que se le quitaban con un baño de agua fría. Me contó el negro Elio que al “Centauro” le emocionaba mucho la batalla, cuando se metía a pelear con sus llaneros. Y entonces se arrancaba con la lanza o el sable y a veces en medio del tú a tú con el enemigo se caía del caballo. El animal ya estaba entrenado y cuando el general daba con sus costillas en el suelo, se detenía y ahí se quedaba. Varias veces le pasó eso a Páez.
En Chire salió corriendo detrás del enemigo él solo, y de pronto se perdió y no sabía dónde estaba. Luego volvió y vio una gente en un cerro y le gritaron ¡Quién vive! Y entonces contestó, un patriota, y todos contentos porque el general había vuelto. Dicen que algo así fue lo del Taita Boves en Urica, quien se quedó como paralizado y le clavaron la lanza. Pero de eso no sé mucho porque yo no estaba por esos lados. “¿Sabe? En Carabobo el general Páez derrotó a los españoles cuando sus llaneros bajaron por la pica de La Mona, con los ingleses respaldándolos. Esos ingleses si eran duros echando tiros. Bueno, parece que el general siguió de largo con sus caballistas persiguiendo al batallón Burgos y cuando estaban en uno de esos lances, rodeado de enemigos, le dio la vaina y se cayó del caballo. Imagínese, el general en el suelo con esas tembladeras. En eso llegó un comandante realista, un tal Martínez, calaboceño él, de los hombres de Boves que se habían quedado con Morales. Ese Martínez levantó al general y lo puso en el caballo. Ahí se subió a la grupa el teniente Guadalupe y entre los dos lo llevaron lejos de la quebrada. El negro Elio dice que Páez al volver en sí dijo conocer al hombre.
En la noche supo que Martínez estaba en Campo Carabobo y ordenó que no lo tocaran, pues pretendía invitarlo para hablar con él. Nadie lo consiguió. Eso me lo contó el negro Elio asomando una media burla, porque yo no le creía. Tiempo después el general Páez echó el cuento completo y resultó que todo era verdad”. Por la libertad Para 1820 Venezuela era parte de la Gran Colombia y tenía 10 años sumida en una cruenta guerra. La población era un poco más de 400 mil personas y los vecinos de Caracas no pasaban de 20 mil. El ejército español era comandado por Pablo Morillo, quien en plan de “pacifi cador” llegó a reprimir, apresar y fusilar a todo sospechoso de ser patriota. En Venezuela los realistas tenían unos 14 mil hombres repartidos a lo largo del litoral, desde Guiria a Maracaibo, y controlaban además parte de Los Andes, Barinas, Valencia y Tocuyito. La guerra era a muerte, había  mucha crueldad y muertes inútiles por parte de los bandos en confl icto. A mediados de 1820, un emisario de Morillo apareció en los llanos y se entrevistó con el general José Antonio Páez, proponiendo un acuerdo.
El llanero alegó no poseer tal cualidad y los delegados realistas fueron hasta Angostura para hablar con Bolívar. Así se llegó a una entrevista entre los dos grandes jefes para regularizar y normar las acciones de guerra. Varios ofi ciales patriotas estuvieron en desacuerdo con tal armisticio, pero Bolívar en verdad ganaba tiempo para crear un ejército de reserva y conseguir logística (alimentos y armamento) para la victoria fi nal. En noviembre de 1820 se reunió con Morillo en Santa Ana de Trujillo y fi rmaron el documento. Entonces Bolívar se fue a la Nueva Granada a reunirse con Santander y dejó a Páez entrenando ese nuevo ejército de hombres  reclutados en el llano. Mientras se recuperaba todo el ganado posible para su engorde, y se domaban cientos de caballos. Entrando el año de 1821 Bolívar regresó a Venezuela y a su paso hacia Angostura, se reunió con Páez en Guasdualito. Éste informó todo lo que había hecho, incluyendo algunos movimientos militares menores para mantener alejados a los españoles del llano.
Morillo se había marchado a España, convencido de que no había logrado su objetivo, y que aquellos insurgentes que menospreciaba, eran difíciles de dominar. Al mando quedó el mariscal de campo Miguel De La Torre. La ruptura del armisticio se produjo en abril de 1821 cuando Maracaibo fue tomada por el comandante Heras, siguiendo órdenes de Rafael Urdaneta. Ante el reclamo de los realistas, Bolívar contestó: “Es mi deber hacer la paz o combatir”. Por supuesto que los ibéricos quedaron inconformes y abrieron operaciones. Fue cuando el genio estratégico del Libertador funcionó a la perfección. Ordenó a Bermúdez realizar movimientos sobre Caracas para distraer a De La Torre, mientras llevaba a su ejército hacia San Carlos. En una dura marcha Páez salió el 10 de mayo de Achaguas con 2.500 hombres, 2.000 caballos y 4.500 novillos destinados a la alimentación de los patriotas. Bolívar llevó su fuerza de 6.500 hombres a Taguanes, distribuyéndola en tres divisiones. La primera bajó el mando del general José Antonio Páez, con 1.500 lanceros y los Cazadores Británicos al mando del coronel Tomás Farriar; la segunda con dos batallones y un escuadrón de caballería comandada por el general Manuel Cedeño y la última con cuatro batallones a cargo del coronel Ambrosio Plaza. Los españoles desplegaron tres divisiones y un escuadrón de artillería para sumar 4.300 efectivos.
La gran batalla
El campo donde se produjo la batalla más importante de la historia de la independencia, mide unos cuatro kilómetros de este a oeste y tres kilómetros de norte a sur; ubicado a unos 25 kilómetros de Valencia. El 24 de junio de 1821 el Libertador llegó al sitio, fue hasta el cerro Buena Vista y, subiéndose al techo de una vieja casa, tuvo la visión completa del terreno. Allí vio cómo De La Torre había distribuido a sus fuerzas, cubriendo el camino de San Carlos por el oeste y el de El Pao por el sur. De inmediato captó que si atacaba frontal o por el sur no podría vencer al enemigo. Bolívar notó la debilidad del fl anco derecho de los realistas, el cual estaba al descubierto, pues el comandante español veía imposible un ataque por esa zona tan intrincada.
Con ese panorama, Bolívar armó una estrategia calificada de brillante: Cambiando todo lo dispuesto, decidió enviar la primera división de los Bravos de Apure al mando de Páez, para atacar ese fl anco derecho. Bolívar había conseguido un baqueano en Tinaquillo, y fue ese hombre, quien en medio de una pertinaz lluvia, llevó a Páez hasta la Pica de La Mona: Un paso estrecho donde en ciertos sitios los hombres debían pasar en fi la de a uno. Eran las 11 de la mañana, cuando De La Torre observó el movimiento y envió al batallón Burgos para atacar las fuerzas patriotas, las cuales ya habían cruzado la quebrada Carabobo. Así se desató un intenso fuego contra los jinetes de Páez, algunos cayeron y a otros no les quedó más remedio que retroceder. Pero tras los lanceros venían los Cazadores Británicos, gente fogueada en la batalla de Waterloo, donde Napoleón recibió una terrible derrota. Se produjo un verdadero toma y dame de fusilería, entre españoles e ingleses. Allí cayó muerto el comandante Farriar y 14 ofi ciales del Reino Unido. De La Torre envió dos batallones más, pero al fi nal los realistas tuvieron que echar para atrás y los Bravos de Apure con Páez a la cabeza entraron a la llanura para enfrentar, lanza en mano, al enemigo invasor. Mientras Páez atacaba por el fl anco derecho -como Bolívar lo previó- el comandante español enviaba al Barbastro y al Valencey a dar la pelea sopesando el error cometido. Páez cargó junto a Plaza que se había unido a su ataque, ansioso de participar.
En ese nuevo encontronazo donde las tropas patriotas pusieron en fuga a los realistas, cayó herido de muerte Plaza. Igual sucedió con el general Cedeño. Páez también cayó, pero vencido por el mal que le acometía de vez en cuando, se desmayó quedando inconsciente. En su amplia “Autobiografía del General José Antonio Páez” el líder del llano dice: “Cuando recobraba el sentido se me reunió Bolívar, y en medios de vítores me ofreció a nombre del Congreso el grado de General en Jefe”. La lluvia había desaparecido y en lo alto brillaba el Sol de Carabobo. Hubo persecución de los derrotados, pues los batallones que De La Torre había enviado a sofocar a los llaneros, terminaron en huida. La batalla duró alrededor de una hora, y solamente intervinieron la mitad de las fuerzas beligerantes. Por el lado patriota fueron los Bravos de Apure y los Cazadores Británicos los únicos que combatieron al mando del general Páez. De los 4.300 españoles, apenas 400 lograron darse a la huida y fueron a recalar a Puerto Cabello. De los patriotas se contaron 200 bajas. Bolívar estaba realmente satisfecho de aquel triunfo que sería el defi nitivo, pues si bien luego se dieron algunas batallas y escaramuzas, Carabobo fue la defi nición: Ante esa derrota en Madrid comprendieron que no habría vuelta atrás, y que deberían marcharse de América del Sur para siempre, como sucedió en 1824.
El parte de guerra
El parte de guerra del 25 de junio de 1821 refl eja no sólo la batalla, sino el estado de ánimo tanto del gran jefe patriota que era el general Simón Bolívar, como de quienes participaron directamente en la acción militar. Bolívar dice en el inicio del documento dirigido a Francisco de Paula Santander: “Al Excelentísimo señor Vicepresidente de Colombia. Ayer se ha confi rmado con una espléndida victoria el nacimiento político de la República de Colombia...” Luego de describir la batalla el Libertador agrega: “El bizarro general Páez a la cabeza de los dos batallones de su división y del regimiento de caballería del valiente coronel Muñoz, marchó con tal intrepidez sobre la derecha del enemigo que en media hora todo él fue envuelto y cortado. Nada hará jamás bastante honor al valor de estas tropas. El batallón Británico mandado por el benemérito coronel Farriar pudo aún distinguirse entre tantos valientes y tuvo una gran pérdida de ofi ciales”.
Luego el Libertador agrega: “La conducta del general Páez en la última y en la más gloriosa victoria de Colombia lo ha hecho acreedor al último rango en la milicia, y yo, en nombre del Congreso, le he ofrecido en el campo de batalla el empleo de General en Jefe de ejército”. Finalmente el parte señala: “Acepté el Congreso Soberano en nombre de los bravos que tengo la honra de mandar, el homenaje de un ejército rendido, el más grande y más hermoso que ha hecho armas en Colombia en un campo de batalla. Tengo el honor de ser con la más alta consideración, de V. E. atento, humilde servidor. Valencia, 25 de junio de 1821. Simón Bolívar”.

Las casas solariegas donde por generaciones nacieron y crecieron fueron quedando vacías como los páramos andinos, se van quedando solos


El Carabobeño 24 junio 2012

"Antes era un bello espectáculo contemplar la Av. Bolívar"

El abandono del patrimonio arquitectónico se explica, por esa migración al norte. (Foto Marco Montilla)
Alfredo Fermín | afermin@el-carabobeno.com
“Da risa recordar que el alcalde de Valencia haya prohibido las vallas y pendones publicitarios de la empresa privada, bajo la excusa de que afean la ciudad, cuando por todos lados, vemos las vallas y pendones con su imagen y el nuevo logotipo de la Alcaldía. ¿Es que alguna vez estuvo Valencia más fea que ahora? ¿En qué la embellecen esas vallas y pendones con su imagen?”. Las preguntas las hace el prestigioso arquitecto Peter Albers, comentando el estado de abandono de esta ciudad cuyo casco histórico ha sido destruido sin ninguna consideración, ni histórica ni cultural al extremo que no quedó ni una sala de cine. - Desde el punto de vista arquitectónico, ¿cuáles fueron las razones para que Valencia se desplazara del centro hacia al norte y no hacia el este como Caracas? - Se dice que las ciudades crecen en dirección contraria a la de los vientos predominantes.
Así, Caracas creció hacia el este, arropando paulatinamente las poblaciones de Sabana Grande, Chacao, Dos Caminos, etc. Valencia recibe, durante más de la mitad del año, los frescos vientos que, viniendo de la costa, se enfrían al pasar a través del Abra de Las Trincheras, creando una zona “más fresca” hacia el norte. Y en busca de ese frescor fueron los valencianos más pudientes, construyendo sus “villas” a lo largo de esa carretera a Puerto Cabello, por toda la zona que se conocía como “Camoruco”. Hasta mediado del siglo pasado todavía había gente que llamaba “Camoruco Nuevo” a la avenida Bolívar y “Camoruco Viejo” a la paralela, que lleva el nombre del prócer Miranda. La avenida Bolívar era una hermosísima avenida, de unos nueve metros de ancho, bordeada de espaciosas aceras donde crecieron frondosos apamates, cuyas ramas se entrelazaban sobre la calzada, creando un túnel natural que semejaba los arcos ojivales de las catedrales góticas. Era un bello espectáculo contemplar la adornada avenida cuando los apamates florecían y constituían un colorido techo sobre la recta calle.
Eso sí, constituía un problema para los conductores la caída de las flores, especialmente cuando llovía, pues el pavimento se tornaba resbaloso y proliferaban las colisiones entre los vehículos de los menos precavidos. Creo que fue por los años cuarenta cuando Fernando Branger y sus socios construyeron la urbanización “Las Acacias”, que pronto se llenó de quintas que se hicieron construir valencianos pudientes que, hasta entonces, habían residido en el viejo casco histórico. Así, lentamente, se inició el éxodo de la Valencia tradicional hacia el norte, apareciendo paulatinamente otras urbanizaciones como la “Carabobo”, construida por el ingeniero Víctor Rotondaro, “Majay”, la más popular “Los Sauces” por el Banco Obrero, “El Viñedo”, en lo que hasta entonces fueran plantaciones vinícolas propiedad de los Cervini y los Galli, o “Guaparo” en terrenos que otrora fueran de allegados al general Gómez y expropiados luego de su muerte, y construida esta urbanización por una sociedad encabezada por Rafael Yanes.(Santa Cecilia negociada por los Guruceaga sobre terrenos del Dr. Lorenzo Araujo Ecarri. El Trigal donde participó como miembro de la Constructora caraqueña, el Ing. Armando Scannone, nuestro reconocido gourmet, etc) Con el tiempo, y gracias a la gestión de un Concejo Municipal insigne y ocupado más en el bien de la ciudad que en su propio beneficio, se creó la Zona Industrial Municipal, atrayendo empresas ensambladoras de vehículos, fabricantes de componentes para automotores, de artefactos electrodomésticos.
- ¿Pero por qué no se respetó el patrimonio arquitectónico del centro de la ciudad?
- El abandono del patrimonio arquitectónico se explica, desde mi punto de vista personal, por esa misma migración al norte. Las casas solariegas donde por generaciones nacieron y crecieron fueron quedando vacías. Recordemos que para comienzos del siglo pasado, y algo antes también, Venezuela recibió importantes masas de inmigrantes provenientes del Medio Oriente, como Líbano y Siria, entonces territorio turco, por lo cual se les llamaba a todos “turcos”. Eran laboriosos comerciantes, descendientes de los fenicios, que establecieron pronto sus tiendas de telas y otras mercancías, aunadas a sus propias viviendas, en esas casonas que los valencianos “de cuna” fueron abandonando. Posiblemente, para estos últimos lo que abandonaban era simplemente un “caserón viejo”, y a precios irrisorios fueron cediéndolos a los nuevos inmigrantes, comerciantes natos.
Luego llegarían, a mediados del siglo XX, inmigrantes que huían de la miseria en que los dejó la Segunda Guerra Mundial. Eran españoles, italianos y portugueses en su mayoría, pero también lituanos, polacos, ucranianos y demás inmigrantes que a su vez escapaban del comunismo ruso. También se establecerían en nuestra ciudad, con sus conocimientos de artesanía, construcción, mecánica, relojería, panadería, etc., y ocuparían lo que los “turcos” no habían comprado antes, o lo que los valencianos “rancios” iban dejando en su éxodo al norte.
Aunque hubo muchas y honorables excepciones, es lógico pensar que estos nuevos ocupantes, venidos de otras tierras, no tuvieran amor alguno por unos vetustos caserones que habían comprado a precios de “gallina flaca”, desarraigados como estaban de la historia que tales inmuebles albergaban entre sus gruesos muros de tapia y adobo. A medida que fueron haciendo fortuna, fueron demoliendo esos caserones, con la anuencia de unas autoridades que no estaban preparadas contra tales despropósitos, y sustituyéndolos por edificios de muy discutible calidad arquitectónica (yo diría que pésima) donde funcionaban, tras feas “santamarías” sus locales de comercio. Gracias a esta culpa de parte y parte, se perdieron para siempre valiosas muestras de nuestra arquitectura colonial.
Tímidamente, alguna vez se le ocurrió a algún “ingeniero municipal” exigir una fotografía del inmueble a demoler. Qué sabe a dónde fueron a parar esas fotos, que hoy serían un valioso documento, para mostrar en algún “Museo de la Ciudad” lo que una vez fue una Valencia apacible y un poco bucólica.
- En estos días en Valencia nos hemos dado cuenta de que en este municipio no hay cines, pero quedan en pie las magníficas salas. ¿Qué utilidad podrían dárseles?
- Primero habría que hacer una evaluación seria sobre el verdadero valor arquitectónico, despojado de sentimentalismos, de esos edificios y, antes de eso, habría que establecer la propiedad de los mismos. Al empresario privado no le interesa conservar un inmueble que no le produce sino dolores de cabeza, incluidos los impuestos que debe pagar. De manera que habría que pensar en algún uso que beneficiara a toda la colectividad. Para ello, sería necesario expropiarlos. Por supuesto que no a la manera de hoy cuando decir ¡exprópiese! basta para despojar a un ciudadano de sus bienes, sin que medie compensación justa alguna.
El Teatro Imperio podría ser restaurado para instalar, en su interior, algún centro decente de diversión y restauración para los que transitan o permanecen usualmente en el centro. Es decir, una especie de lo que hoy conocemos como una “feria de comida” o algo así. Sería una oportuna respuesta a las actividades que se programarían en la Plaza Bolívar, que es un adecuado espacio para la recreación y el esparcimiento de los habitantes que, mediante una acertada política de adecentamiento y recuperación, podrían ser nuevamente atraídos hacia el centro. El cine Centro tiene ya, según tu recuento de la semana pasada, una actividad religiosa, el hecho de que como católicos o creyentes de otra religión nos haga rechazar la charlatanería de algunos “predicadores” no es óbice para que en ellos se desarrolle una actividad legal.
El teatro Guaparo es, a pesar de su fachada que alguna vez fue llamativa, un simple galpón sin valor arquitectónico alguno. Como muchos edificios construidos a lo largo de la avenida Bolívar, fue hecho con un fin simplemente utilitario y sin pretensión de algo más que eso.

LA OPINIÓN DE UN EXPERTO

El arquitecto Peter Albers nació en Puerto Cabello el 25 de octubre de 1938. Sus estudios de primaria y secundaria los siguió en el Colegio La Salle y se graduó de arquitecto en la Universidad Central de Venezuela. Es miembro de la Junta Conservadora del Patrimonio Artístico e Histórico de la Nación. Presidió la junta directiva del Centro de Ingenieros del estado Carabobo en el período 1965-1966. Miembro de la Comisión de Planeamiento Municipal del distrito Valencia. Profesor de Diseño Arquitectónico y tutor de tesis de grado en la Universidad José Antonio Páez.
- ¿Cómo recuperar el centro de la ciudad?
- La recuperación del centro de Valencia depende de la motivación de la gente con alternativas. Una de ellas podría ser el retorno de los organismos públicos que una vez, y en muy mala hora, decidieron desplazarse fuera del centro. La esquina, donde una vez estuvo el Concejo Municipal, espera por la voluntad y los recursos para construir sobre él un nuevo Palacio Municipal que sea el asiento, al menos en forma protocolar e institucional, de las oficinas del Alcalde, del salón de sesiones del Concejo Municipal, y las oficinas de los concejales.
Las oficinas técnicas y administrativas de la Alcaldía podrían ser construidas en terrenos aledaños. Igualmente ocurriría con el ahora denominado Consejo Legislativo, que podría alojarse en un edificio ad-hoc adquirido por el estado sobre la integración de varios lotes dedicados hoy a míseros espacios para estacionar vehículos. Para que la gente regrese a vivir en el centro (de hecho hay gente que actualmente lo hace) es necesarios lo mismo: la motivación para ello. En las ciudades europeas se conserva lo que nosotros una vez tuvimos: la gente que tiene su negocio frente a la calle y vive arriba de él. Construir edificios de apartamentos combinados con locales comerciales significaría un importante ahorro en tiempo y combustible para la gente que vive en la periferia y debe desplazarse a diario hacia su sitio de trabajo en el centro, como una vez fue. Debe además garantizarse la seguridad de los habitantes y visitantes. Aunque, pensándolo bien, eso no está garantizado hoy en día en ninguna parte de la ciudad.
- ¿Cuáles son sus recomendaciones ante el abandono en que se encuentran obras emblemáticas como la Plaza Monumental, el Parque de Esculturas Andrés Pérez Mujica y las esculturas monumentales de Carlos Cruz Díaz?
- La respuesta es obvia, y sobre esto no hay mucho que comentar. Solamente que necesitamos unas autoridades municipales eficientes (hasta ahora no está demostrado que “Socialismo es eficiencia” como lo rezan los carteles que por todos lados coloca la Alcaldía para tratar de demostrar lo indemostrable). En otras épocas más felices que esta a la cual nos ha llevado la manipulación política y los intereses personalistas de algunos de sus actores, la Plaza Monumental, el Parque Pérez Mujica, y otras obras públicas han tenido momentos de esplendor, buen cuido y mantenimiento.

Marisol Pradas se está destacando como comentarista cultural ¡Qué bueno porque se necesitaba!!!

Lectura Tangente


Un suceso violento que produce el sueño insondable del estado de coma dan a Ramón 
Viggiani las bases para escribir la novela Mi hermano está por llegar que será 
presentada el día 28 de junio de 2012 a las cinco de la tarde en la sede de Fundacid, 
edificio Escorpio, en la urbanización Prebo.
Es la segunda novela de Viggiani, profesor titular jubilado de la Universidad de 
Carabobo, quien además de una exitosa carrera docente y profesional ha dedicado 
sus esfuerzos a la escritura, pasión de toda una vida, que esperó su momento de luz 
con la paciencia de las lecturas y la investigación, hasta alcanzar para este oficio 
coherencia y calidad estilística.
En el año 2000 publicó Marionetas, su primera novela y muy pronto saldrá de 
los talleres de imprenta su tercera obra, Líneas para un retrato (coedición de la 
Asociación de Profesores de la Universidad de Carabobo (Apuc) y el editor Luis García).
Mi hermano está por llegar (2009, Apuc) posee la fuerza de la anécdota. 
La vida del personaje, Atilio Vargas Quijano, es narrada con la soltura con que se 
cuentan las historias redondas, cargadas de pasajes, rincones y atardeceres 
de la vida, sin olvidar los secretos, las pasiones y las motivaciones humanas que 
conducen a hombres y mujeres a tomar los diferentes rumbos a través de 
actitudes y miedos que van generando las diferentes circunstancias que algunos 
llaman pruebas, otros azar y destino.
Pero el mosaico de las vivencias visto como ese Dios que está inalterable y para 
más remate en lo alto del firmamento tiene un tejido perfecto aunque no lo queramos 
ver así, porque no podemos, desde lo que parece ser el alterable y bajo cielo, 
observarnos a nosotros mismos, con la holográfica impresión de no ser y de 
correspondernos 
a una mentira fabricada, a la postre, por los otros.
Viggiani recrea la vida de Vargas Quijano en treinta y cuatro capítulos en los que 
de una manera ágil narra y describe los diferentes recuerdos que implican una revisión 
pormenorizada de la vida, cuando el hilo que la sustenta es débil y todavía hay mucho 
por hacer. Ordena los recuerdos en tercera persona y la relación con el personaje es 
íntima y certera.
A la par del sueño que va desentrañando su vida revela un conjunto de acontecimientos 
que el personaje principal desconoce estableciendo la coherencia necesaria al lector 
que puede sentir inclusive que la cercanía de la muerte tiene la perfecta videncia 
para hacerlo despertar de una vez por todas.
El epílogo es uno de los capítulos mejor elaborados, con una sutil fuerza lírica, que 
además revela la pasión de este trabajo tan laborioso de Viggiani en la construcción 
de una vida que atraviesa las décadas de 1950, 1960 y 1970, con la marcada influencia 
del Mayo Francés. La historia alcanza 2002 cuando ocurre el asalto, inicio de la historia.
"Una de esas tardes, mientras charlaban, una imagen en el horizonte capturó la 
atención de los dos. Del océano emergió una isla, en un sitio donde antes no existía 
más que agua. La isla, permaneció allí, delante de sus ojos, hasta que, al cabo de 
un rato, sus contornos difusos se hundieron nuevamente en el mar. Ambos hombres 
quedaron estupefactos; pero Don Pedro, que solía adoptar posturas escépticas ante 
cualquier misterio o superstición, se recuperó primero y le explicó al joven que se trataba 
de una ilusión óptica, una suerte de espejismo" relata Viggiani en el capítulo 8 (pp 56-57)
La mitología canaria está presente en la obra de Viggiani como la posibilidad de 
anhelar los tesoros de la existencia. Volveremos al perfecto retorno que es la vida, a 
lo que ya vislumbramos desde muy temprana edad como posibilidad.
También se pasea por la Caracas de Pérez Jiménez, con las historias que limitaron 
e hicieron posibles muchas otras, y que nunca conoceremos disolublemente, porque 
no podemos abarcar como mortales las vidas de todos.
Una novela con acento policial pero por sobre todas las cosas con acierto vivencial porque 
en sus páginas están tejidas con la sabiduría de un escritor frente a la existencia, que 
recomendamos leer ampliamente, porque además sabe atrapar al lector.
Cabe destacar que la presentación de este libro es un esfuerzo del Grupo 23 de Abril, 
así denominado porque su primera intervención pública se realizó el Día Internacional del 
Libro, conformado por profesores, editores, periodistas, escritores y gente que ama el 
espíritu creador, cuya intención es promover el libro que se produce en nuestra ciudad 
y contribuir a la creación de una cultura editorial entre nosotros, a través de 
conferencias, foros, y otras actividades culturales.
Han realizado ya dos eventos públicos: el pasado 23 de abril el Dr. Carlos Rojas 
Malpica dictó una conferencia sobre La antropología del venezolano en la obra de Rómulo 
Gallegos en la sede de Fundauc, y el día 23 de mayo el profesor Francisco Aponte 
dirigió una conferencia-foro sobre El libro electrónico en la sede de Fundacid.
El poeta José Joaquín Burgos disertará el próximo jueves sobre Mi hermano está por llegar.
E-mail: mpradass@gmail.com

Si Edgardo Parra comenzó dicen por ahi robando a su papá maracucho de honor en su propia empresa constructora, , quebró a CORPOCENTRO y vivía de contraticos con las petroleras, metiendo casquillo al llegar Chávez sobre los que en fiel cumplimiento de sus deberes como empleados del Estado no se los daban a dedo ¿qué se puede esperar de ser tan mediocre? Ya basta hay que decir las cosa por su nombre...Igual con los militares que hoy 24 de Junio de 2012 celebramos en memoria de la Batalla de Carabobo...Una payasada





Notitarde 21-06-12 |

Afeando la fea ciudad

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Seguramente el amigo Edgardo Parra estará consciente de que podrá presumir de
algunas cualidades, menos la de tener la imagen de un galán de televisión. Por eso
sorprende que haya, hace algún tiempo ya, prohibido las vallas y pendones comerciales,
con el argumento de que "afean la ciudad", y a la vez la llena de vallas y carteles
con su imagen y el logotipo de la Alcaldía, este último bastante desafortunado también,
más propio de un festival de marionetas que de una alcaldía.
Es que nunca había estado la ciudad tan fea como ahora. Para empezar, aquella
Avenida Bolívar de la Valencia Cuatricentenaria, flanqueada de apamates, desapareció
hace muchos años, con su ensanche, para quedar bordeada por feos locales
comerciales de muy pobre calidad arquitectónica, producto de la improvisada
reconstrucción de las fachadas de los inmuebles originales, mutilados por esa ampliación
para una mayor cantidad de canales de circulación de automóviles. Es el llamado
"precio del progreso".
Igualmente ocurrió con la avenida Andrés Eloy Blanco, que hoy presenta como muestra
de nuestra arquitectura una ristra de edificaciones de pobrísima calidad, especialmente
en el lado oriental del tramo entre el Elevado de Los Colorados y la calle Rojas Queipo,
donde funcionan talleres de reparación de silenciadores, caucheras, zapateros remendones,
y todo otro tipo de comercio al detal, en un muestrario de pobres acabados, materiales
deleznables, pinturas desvaídas y aceras intransitables. Por su lado oeste, en cambio,
una serie de edificaciones de uso comercial aglomeradas en lo que llamamos
pomposamente
"centro comercial" dan una mejor imagen, aunque igualmente de discutible calidad
arquitectónica.
Nuestras urbanizaciones, desarrolladas a partir del "boom" industrial, fueron previsivamente
dotadas de avenidas con espacios verdes para la siembra de árboles cuya frondosidad y
verdor llamaban la atención de los visitantes, ahora escasos, que se admiraban de la
vistosidad y amplitud de nuestros espacios urbanos. Hoy son avenidas descuidadas,
llenas de basura; pisoteadas sus islas, una vez sembradas de lirios y otras plantas
ornamentales, por los buhoneros que ofrecen sus mercancías en cuando semáforo
 encuentran disponible.
El centro de Valencia, definitivamente cautivo del mercado informal y sus tinglados
rodeados de basura y escombros, es una de las mayores vergüenzas de las que
podemos "presumir" los valencianos, tanto de origen como de arraigo. Perdida hace mucho
su imagen de ciudad colonial, es hoy un amasijo de caserones derruidos convertidos
en estacionamientos, casonas convertidas en locales comerciales, nuevas (y no tan nuevas)
edificaciones igualmente dedicadas al comercio al detal, donde gentes venidas de
todas partes del mundo o su descendencia, junto con venezolanos nacidos en la
ciudad o venidos de otras regiones, ofrecen sus mercancías compitiendo con los
apiñados puestos de buhoneros que cubren aceras, calles y bulevares, obstruyendo el
paso de peatones y vehículos.
Es esa la Valencia que el señor Alcalde considera que es afeada por la colocación de
unos cuantos pendones publicitarios, curiosamente discriminados como "comerciales",
 lo cual excluye (intencionadamente o no) a los de carácter político, como los que
el ingeniero Parra hace colocar proclamando que "Socialismo es Eficiencia".
peterkalbers@yahoo.com

Batalla de Carabobo

Batalla de Carabobo
Acción bélica librada cerca de la ciudad de Valencia, el 24 de junio de 1821, entre el ejército realista a cargo del mariscal de campo Miguel de la Torre y el republicano comandado por el general en jefe Simón Bolívar. La victoria lograda por este último, resultó decisiva para la liberación de Caracas y el territorio venezolano, hecho que se logrará de manera definitiva en 1823 con la Batalla Naval del Lago de Maracaibo y la toma de las fortalezas de Puerto Cabello.
Previo al combate, Miguel de la Torre distribuyó sus fuerzas de manera tal que cubrieran por el oeste el camino de San Carlos, y por sur el de El Pao. La primera línea defensiva fue confiada a la Primera División dirigida por el teniente coronel Tomás García, la cual se organizó en tres batallones principales. El batallón del Valencey a cargo del teniente coronel Andrés Riesco, ocupó la parte sur del camino; a su derecha se situó el batallón ligero del Hostalrich comandado por el teniente coronel Francisco Illas, en columna de marcha detrás de las anteriores. Además de esto, dos piezas de artillería fueron colocadas en una pequeña altura, delante de la línea formada por Valancey y Barbastro. La Posición correspondiente a la vía de El Pao fue ocupada por la División de Vanguardia liderada por el brigadier Francisco Tomás Morales, quien contaba con dos batallones principales y uno de reserva. Primero tomó posiciones el batallón ligero del Infante, a cargo del teniente coronel Simón Sicilia; e inmediatamente detrás de esta unidad se situó el batallón ligero del Príncipe. La reserva quedó integrada por el segundo batallón del Burgos, bajo la jefatura del teniente coronel Joaquín Dalmar, quien disponía de cuatro regimientos de caballería. En cuanto al cuartel general, el mismo quedó establecido cerca del batallón Burgos.
Uniforme usado en la batalla de Carabobo
El 15 de junio de 1821, el Libertador reorganizó el ejército republicano en tres divisiones. La primera a cargo de José Antonio Páez, y formada por los batallones Bravos de Apure (liderada por el teniente coronel Francisco Torres) y los Cazadores Británicos (al mando del coronel Thomas Ildeston Ferriar); además de 7 regimientos de caballería. La segunda, comandada por el general de división Manuel Cedeño, y constituida por los batallones Tiradores (dirigida por el teniente coronel Ludwig Flegel), y Vargas ( teniente coronel Antonio Gravete), a lo que se sumaba un escuadrón de caballería. La tercera, bajo las órdenes del coronel Ambrosio Plaza y constituida por 4 batallones. El de Rifles a cargo del teniente coronel Arturo Sandes, Granaderos al mando del coronel Francisco Paula Vélez, Vencedor de Boyacá dirigida por el coronel Juan Uslar y Anzoátegui, comandada por el coronel José M. Arguidegui; completado todo esto por un regimiento de caballería. Las fuerzas republicanas sumaban en total 6500 hombres.
A tempranas horas del 24 de junio, desde las alturas de Buenavista, elLibertador hizo un reconocimiento de la posición realista y llegó a la conclusión de que ésta era inexpugnable por el frente y por el sur. En consecuencia, ordenó que las divisiones modificaran su marcha por la izquierda y se dirigieran al flanco derecho realista, el cual estaba descubierto; es decir, Bolívar concibió una maniobra tendiente a desbordar el ala derecha enemiga, operación ejecutada por las divisiones de Páez y Cedeño, en tanto que la división Plaza seguía por el camino hacia el centro de la posición defensiva. Al darse cuenta la Torre de la maniobra de los republicanos, ordenó al batallón Burgos que marchase al norte a ocupar la altura hacia la cual se dirigían las divisiones de Bolívar. Al llegar el Burgos al área indicada, abrió fuego contra el batallón Bravos de Apure, cabeza de la primera división, el cual después de cruzar el riachuelo de Carabobo, trataba de escalar la pendiente que lo llevaría a la parte plana de la sabana. Tan violento fue el contraataque del Burgos, que el Bravos de Apure tuvo que replegarse por dos veces. La situación cambió cuando una unidad que lo seguía, el batallón Cazadores Británicos, se enfrentó al Burgos y lo obligó a retroceder. Por su parte, los batallones Infante y Hostalrich, entraron en auxilio del Burgos, pero reorganizado el Bravos de Apure, se unió al Cazadores Británicos para reanudar el ataque, ayudado por dos compañías del batallón Tiradores. Para detener el repliegue de las unidades realistas que había producido la operación patriota, Torre envió los batallones Príncipe, Barbastro e Infante, los que lograron sostener la línea de combate, pero sólo por breve tiempo, pues el grueso de la caballería de la primera división del ejército republicano entró por el norte de la sabana. Con el fin de hacer frente a este nuevo ataque, la Torre ordenó al regimiento Húsares de Fernando VII que cargase contra la caballería patriota, pero esta unidad se retiró después de disparar sus carabinas.
Finalmente, atacados de frente por la infantería y por la derecha por la caballería, los batallones realistas optaron por la retirada. Como último recurso, la Torre le ordenó al regimiento de los Lanceros del Rey que atacara a la caballería patriota, pero esta unidad no sólo desobedeció la orden, sino que huyó ante la embestida de las fuerzas republicanas. Al entrar la batalla en su fase final, los patriotas iniciaron una tenaz persecución del ejército español, la cual fue llevada a cabo hasta Valencia. De los 4.279 efectivos que participaron en la batalla de Carabobo, los realistas perdieron dos oficiales superiores, 120 subalternos y 2.786 soldados. Por su parte, las bajas de los republicanos también fueron cuantiosas. El resto del ejército realista terminó refugiándose enPuerto Cabello.
Monumento a la batalla de Carabobo
Monumento conmemorativo de la batalla de Carabobo
Para lo que quedaron los militares, Luis...Unos gordos fofos metidos en unas busacas
verdes de pésima calidad, que ni saben decirle a Chávez que no se vista de militar 
ni use la boinita roja que le queda de un horror subido, a los que gritan y ordenan
los negros groseros del G2 cubano. Gómez o un venezolano (Leo, Job Pim,Aquiles
Nazoa) de antes estuviera en la cárcel por adversarlos o caricaturizarlos como lo
hacen los caricaturitas Zapata, Weil, PAM CHITO o ña genial Ramia

Notitarde11:50 pm 21-06-12 |
Trinchera

Militares….

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Creemos que la palabra adecuada es sevicia. Si, sevicia o sea crueldad excesiva (Rae).
La escenografía es más o menos la siguiente: un teatro, el del Circulo Militar, allí sentados
quizá trescientos militares, creo que de los grados superiores. Todos atentos, y el
ciudadano presidente, en flagrante violación a la Constitución de la Republica,
aprovechando
la educación de aquellos señores respetables para explayarse en mamaderas de gallo y
en lavados cerebrales. Explica las teorías comunistas a las cuales se ha adherido el
ciudadano Ministro.
Creo que la situación para nuestros oficiales y soldados, es calamitosa. El ciudadano
Presidente de la Republica no debe abusar de aquellos hombres respetables, 
complicando a las
Fuerzas Armadas en su proyecto. En cierto momento se creyó que las medidas de darle
derechos políticos a los militares era justa, al poco tiempo se supo que lo que se le daba
a los señores armados, era licencia para participar solo en el partido del ciudadano
presidente,
hubo algunos militares que creyeron en las buenas intenciones del magistrado, al poco
rato pagaron caro por haberse expresado con libertad. La medida fue solo para que las
cúpulas
castrenses hicieran gala de profundo chavismo, y con todo el acento de sus palabras
comprometieran a los miembros de las Fuerzas Armadas, como si fueran un coroto que
estuviera a la mano de quien fuera más audaz en agarrarlas primero. Si la medida en
principio
fue justa, al poco tiempo se supo que era una trampa para limpiar al ejército de oficiales que
no estaban de acuerdo con las medidas que se venían tomando, entonces los sacó.
¿Uno se pregunta, si les dio toda la libertad para que hablaran, porqué los retiró poco apoco.
Hoy es difícil pensar, que las Fuerzas Armadas estén acordes con transformar una
democracia en un partido estalinista, donde los poderes los tenga durante toda su vida un
solo hombre, un gendarme necesario recién descubierto, alguien que ha pasado de ser un
Presidente a un ser que usa todos los poderes como si fuera cosa propia.
De golpe y porrazo, de un día para otro, el ciudadano Ministro, pregonaba a todo leco
que él era un político chavista, que estaba de acuerdo con todo lo que estaba haciendo el
régimen, y con las mismas, se le cuadraba a Fidel cada vez, que era citado a la isla.
Los militares venezolanos aun siendo chavistas tienen que darnos una explicación
a los venezolanos. Con el truco del antiimperialismo, nos tienen borrachos, se es
antiimperialista con un país, como los Estados Unidos, que nunca nos han robado ni
una paja, más bien nos ha favorecido, en cambio, cada vez dependemos más de las
órdenes de Cuba. ¿Señores militares, acaso tienen ustedes dos presidentes, como nos
ha impuesto Chávez a los civiles?.

El periodista debe estar consciente de que su misión es servir y, en consecuencia, nunca debe creer que es una estrella ¿Ud. está seguro Lic.Fermín, que siempre fue imparcial en sus comentarios o se dejó imponer por José Napoleón Oropeza y otros intereses de la editorial de su trabajo? Reflexione en este día del periodista y relea columnas suyas de otras épocas. Hay que ser veraz y por esas mentiras y acomodaticias posiciones es que llegó Chávez al poder

El Carabobeño Día de San Juan Bautista 2012


Hoy y Después en Valencia

 ALFREDO FERMÍN
afermin@el-carabobeno.com
El  próximo miércoles celebraremos el Día del Periodista en uno de los momentos más tristes de nuestra  historia, en el que se ha pretendido degradar nuestra profesión permitiendo impunemente  que la ejerzan personas sin capacidad, formación ni principios. Esas personas sòlo necesitan su disposición  para insultar, difamar y  amedrentar a quienes no creen en un anticuado régimen que impone la mentira como un dogma religioso. Con el dinero de todos los venezolanos se financian innumerables medios para rendir culto a la personalidad de un personaje que, según sus seguidores, es tan inmortal como Cristo y tan heroico que, aùn estando en este mundo, está postulado para acompañar a Simón Bolívar en el Panteón Nacional, el cual está siendo reconstruido con estilo faraónico, de acuerdo con los sueños del próximo huésped. 
  Nunca se nos olvidará la noche en que uno de  los  voceros del régimen  insultó, hasta que le dio su gana, por “el canal de todos los  venezolanos”, a María Teresa Castillo, una venezolana universal, brillante y humanitaria, fallecida el viernes a los 103 años. 
En el ejercicio del Periodismo fue una revolucionaria y, como gerente cultural, María Teresa convirtió el Ateneo de Caracas en una referencia internacional, algo que poco importó para que se le expropiara de la sede que los gobiernos democráticos le habían construido. 
En las reseñas biográficas publicadas en estos días se ha insistido en afirmar que fue la fundadora del Ateneo de Caracas, lo cual no es cierto. Esa institución fue fundada por la artista valenciana María Luisa Escobar, a quien sucedieron en la presidencia Ana Julia Rojas, Josefina Juliac de Palacios y Marìa Teresa Castillo, quien ejerció el cargo desde 1958 hasta sus últimos días. Ella vivirá por siempre en el corazón de todos a los que enseñó a  amar y creer en  el Arte y la Cultura como las únicas  fuerzas que liberan a los pueblos de la ignorancia y de los que, utilizando la mentira, pretenden eternizarse en el poder. 
UNA FORMA DE VIDA 
En estos días de celebraciones, como “sobreviviente” de varias generaciones de periodistas se nos pregunta qué se siente después de haber ejercido esta profesión durante tanto tiempo. La respuesta  no la tenemos. Sentimos el mismo temor que cuando comenzamos, porque no somos una máquina que se puede programar para que todos los días haga lo mismo. Cuando se es periodista, en cada nota que escribimos, por más “calichosa” que sea, queda  nuestra impronta, el temblor de la creación. Esa es la gran diferencia entre el comunicador y el que cree que con bajar una nota de las redes sociales y darle la vuelta está haciendo Periodismo. 
Nuestra profesión  debe educar, orientar y sensibilizar. Esa es la razón por la cual los regímenes despóticos que desprecian la inteligencia nos tienen entre sus enemigos y nos temen cuando no logran seducirnos con  promesas. Libertad de expresión no es decir que en el país está consagrado el principio constitucional para su ejercicio. Se niega o se limita cuando no hay acceso a las fuentes de información, cuando los medios viven en un permanente acoso para que suavicen la línea editorial  a cambio de divisas para comprar insumos en el exterior o de publicidad oficial. No hay libertad de expresión  cuando el periodista debe reflexionar  o ingeniárselas para informar sin el peligro de  crearle un problema a la empresa o exponerse a  ser calificado de apátrida, gusano, basura, asalariado y lo que se les ocurra a los censores que sueñan con poner la pauta para que se informe de acuerdo con lo que ellos quieren y no con lo que es la realidad, como principio y esencia de esta profesión, 
El  periodista  debe estar consciente de que su misión es servir y, en consecuencia, nunca debe creer que es una estrella. Los cumplidos y halagos hay que saberlos administrar para no creerse la última Coca Cola del desierto o sufrir  desencantos. 
Hace algún tiempo nos encontramos con un personaje que se nos acercó para pedirnos que le publicáramos una información. Como no le prestamos mucho interés nos dijo que era un asiduo lector de nuestro trabajo, que no había ninguno mejor, que diariamente devora todo cuanto escribimos. Lo decía con tanta vehemencia que estuvimos a punto de creerle hasta que nos preguntó: ¿Tù sigues en  La Calle? 
 Esa pregunta nos demostraba que  el tipo  no era lector nuestro, porque ya tenemos más de 40 años en El Carabobeño, donde  nuestro trabajo es una forma de  vivir. Para  nosotros, informar y tratar de orientar a la gente es vital. Es nuestra misión. Por eso hemos sido constantes con esta columna que bien podría ser considerada no una radiografía sino una resonancia magnética de lo que somos. 
MUCHAS GRACIAS: Aunque parezca contradictorio, con lo que planteamos anteriormente, nos ha contentado mucho  la honrosa distinción de la Universidad Tecnológica del Centro, que el próximo 27 nos  conferirá la Orden Unitec en su única clase. 
Es un reconocimiento que se extiende  a generaciones de periodistas  de El Carabobeño, que ha impulsado y apoyado siempre a esa institución ,forjada con el entusiasmo y la visión  de Alfredo Celis Pérez, Frida Añez de Magasrevy, Consuelo González Cortés, Ángel Reinaldo Ortega y el rector magnífico César Peña Vigas. 
ELENA, la última de las hermanas Sagarzazu Pérez Calvo, falleció la semana pasada y fue sepultada con la discreción que caracterizó su hermosa vida. Hermana de las también fallecidas Gisela y Aura, quienes presidieron con acierto el Ateneo de Valencia, sobresalió por su belleza y elegancia y como animadora cultural. En su juventud, desde la Asociación Amigos del Teatro Municipal que dirigía junto con Luis Augusto Núñez y Oswaldo Feo Caballero, dio auge a la actividad teatral  y a su promoción  en esta ciudad .  Nuestro pésame a sus sobrinos que tanto la quisieron

Con charlas y talleres cultores mantienen tradición de San Juan

Cientos de tambores repicarán este fin de semana en diversas zonas populares

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En la celebración de San Juan muchos devotos pagan sus promesas al santo asociado a la fecundación, el amor, la abundancia y la vida CRUZ SOJO
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DELIA MENESES , EL UNIVERSAL , CON INFORMACIÓN DE NADESKA NORIEGA ÁVILA Y ANDREINA GÓMEZ|  EL UNIVERSAL
sábado 23 de junio de 2012  12:00 AM
La gente no piensa en la inseguridad ese día, las personas de mal vivir se toman un receso. Todos se contagian de la alegría. San Juan, "que to' lo tiene y to' lo da", obra el milagro cada 24 de junio. 

El miedo a permanecer en la maltratada plaza Capuchinos mañana se desvanece como por arte de magia. "Este año hay cuatro bustos debutantes del santo en la parroquia San Juan, lo que habla de cómo la festividad se mantiene y se refuerza en el tiempo", explica Alexis León, director de la cofradía. Unos 50 "San Juanes" de todos los barrios de la parroquia se encontrarán mañana, como lo han hecho hace 21 años, en la plaza Capuchinos. León promete que los repiques de tambores se escucharán hasta que se rompa el cuero. 

Para sentir la alegría de la fiesta de San Juan no es necesario trasladarse al pueblito de Curiepe a 105 kilómetros de Caracas. En la capital son muchas las parroquias que mantienen la tradición, algunas hace más de tres décadas. Es el caso de La Vega, que mañana celebra en la calle El Carmen su San Juan número 34, el más antiguo de la ciudad. Después le sigue el de Lomas de Urdaneta, en Catia, donde la festividad se ha mantenido 28 años. 

El cultor urbano Arnoldo Barroso explica que la tradición sigue viva laborando en conjunto. "Ninguna de estas fiestas se mantiene si no es por el cruce de las redes culturales. Hay cofradías que no realizan la fiesta mañana sino en julio y se dedican a visitar las fiestas del santo de las demás parroquias. Una comunidad apoya a la otra", dice Barroso, quien imparte charlas en liceos para hablar sobre la devoción a San Juan y de cómo la fiesta ya es parte de la memoria urbana. 

Para preservar la tradición, los cultores populares también hacen un trabajo con los niños, que se forman como cantadores de sirena y bailadores. En la parroquia San Juan y en San Agustín durante todo el año se imparten talleres de percusión, de canto y danza tradicional. 

Marisol Carreño, vecina del 23 de Enero, lleva 27 años celebrando a San Juan. "Es un trabajo arduo que se hace con los niños fortaleciendo la tradición. Tenemos un circuito de "San Juaneros" a nivel nacional. Nos comunicamos permanentemente por diferentes medios y a través de las redes sociales". En ocasiones, algunas de estas festividades corren con la suerte de recibir el apoyo económico de alguna institución pero la mayoría de las veces "los cultores sacan de su bolsillo, poniendo en peligro el mercado de la quincena. Pero es un compromiso con el santo, con la comunidad. No solo es una rumba, no tiene que ver con elementos partidistas. Es una actividad de fe, de apropiación de los espacios públicos, que genera libertad", explica Barroso. 

Repiques en la costa 

Los repiques de tambores, los silbidos de las guaruras y el contoneo de las caderas en honor a San Juan también serán el mayor atractivo de toda la costa de Vargas este fin de semana. "En la costa, el santo que se baila es un San Juan adulto, lo que no pasa en Naiguatá", explica Félix Corro, actual custodio de la imagen de Juan Bautista Niño de Naiguatá, una pieza única elaborada en madera, que fue traída de España por el hacendado Juan del Corro en la época de la Colonia. 

En Naiguatá los tambores comenzarán a sonar hoy a mediodía. En Osma desde las 9 pm de esta noche arrancará la fiesta con el tradicional encuentro de San Juan y San Benito. En Caraballeda las calles del casco central serán cerradas y tomadas por la celebración. 
En los Altos Mirandinos también honrarán a San Juan, por ser el patrono de Carrizal. Maribel Rodríguez, jefa de la División de Cultura de la alcaldía de Carrizal, explicó que mañana durante todo el día habrá feria de comida en las afueras de la iglesia. A las 2 pm participaran todas las unidades educativas con un baile en honor al santo. A las 5 pm será la misa oficiada por el Obispo Freddy Fuenmayor, que estará seguida de una procesión por el casco de Carrizal. Luego será el turno del tambor con el Sexteto Francisco de Miranda, Son y Tambor, y Tambor Urbano. ,