martes, 5 de mayo de 2015

Hoy 04 mayo 2015, 81 años después, el amanecer será triste, pues a El Carabobeño, por razones egoístas, partidistas, se le va aplicar lo que ni siquiera las dictaduras no hicieron. Juan Vicente Gómez, ni Marcos Pérez Jiménez se atrevieron a censurarlo ni clausurarlo.

El Carabobeño 04 mayo 2015

Mgs. Levy Benshimol R. || Triste amanecer carabobeño

Hace 81 años, el 1 de septiembre de 1933, nace un diario en la ciudad de Valencia, estado Carabobo, un diario que a través del tiempo hará la gran historia de una ciudad, de una región y de un estado. Un diario que crece en el corazón de cada uno de los valencianos, de los carabobeños. Un diario que ha sido y es la expresión de libertad, de progreso, de desarrollo y de democracia participativa y protagónica. Un diario de inspiración social, basado en sus principios y valores. Un diario de principio y de valores, un diario con sabor de pueblo, identificado con su pueblo. Un diario con la máxima virtud, la Ética. Nace El Carabobeño.
El amanecer de ese día, que salió por vez primera la edición de El Carabobeño fue un amanecer de alegría, de gozo, de regocijo, de júbilo, de satisfacciones, de compromiso, de responsabilidad. Los valencianos de la época se deleitaron leyendo las noticias y artículos de esa histórica publicación, que desde ese momento se identificaba con el acontecer valenciano y por ende de Carabobo. Fue ese día un amanecer de triunfo, ya que nacía un medio de información que tenía como reto el respeto al ciudadano, al servirlo mediante la publicación de noticias y artículos con honestidad, lealtad, nobleza, rectitud, quijotismo.
Hoy, 81 años después, el amanecer será triste, pues a El Carabobeño, por razones egoístas, partidistas, se le va aplicar lo que ni siquiera las dictaduras no hicieron. Juan Vicente Gómez, ni Marcos Pérez Jiménez se atrevieron a censurarlo ni clausurarlo.
Pero hoy en este régimen, mediante la figura de no permitirle obtener su insumo básico, el papel, pretende liquidarlo. Triste amanecer no solo para los lectores de El Carabobeño, al verse los ciudadanos limitados, restringidos y hasta censurados, en su derecho de estar debidamente informados. Triste amanecer para los valencianos, para los carabobeños, y para todos los venezolanos, al ver desparecer un medio que ha apuntalado la democracia, el progreso, el desarrollo, el bienestar, la prosperidad de una ciudad, de una región, de un estado y de un país.
Un triste amanecer para nosotros los comunicadores sociales, que vemos que la escuela El Carabobeño, de formación periodística, se nos cierra, de un medio que nos ha dado la posibilidad de crecer como seres humanos, como ciudadano y como profesionales, con principios, valores, con Ética y con moral. Triste día, triste amanecer.

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