lunes, 2 de mayo de 2016

Dejando atrás las biografías de encargo o sea palangrosas, todos sabemos que un momento muy especial de ese género literario - mejor dicho no especial sino necesario, -para ponerle fin al negocio-, es relatar la forma en que el biografiado estiró la pata.

Trinchera

La Biografía

La Biografía



Luis Cubillán Fonseca
¿A quien le tocará escribir la Biografía del mentado? 
¿Quizá se ofrezca un premio multimillonario en concurso 
al mejor trabajo; si lo hicieran en estos días  tendría 
concurrentes españoles como Pablo Iglesias, el 
gran trujamán beneficiado cuando había plata… 
Inmediatamente concurrirían las biografías o 
vidas, de los oficialistas, con el cerebro ya turbado 
por la gruesa propaganda y culto a la personalidad 
que  en los climas tropicales, recientemente 
ha llegado a exuberancias inauditas.
Comenzaran a escribir la biografía haciendo de  un 
burro un genio, o de un genio un burro. todo 
depende de quien pague el trabajo.
Dejando atrás las biografías de encargo o sea 
palangrosas,  
todos sabemos que un momento muy especial de 
ese género literario - mejor dicho no especial sino 
necesario, -para ponerle fin al negocio-, es relatar la 
forma en que el biografiado estiró la pata.
Normalmente las biografías traen tras de su 
publicación teorías sobre la causa de la muerte 
del interfecto. Veamos: de Napoleón se dijo 
que murió a consecuencia de cáncer de estómago; 
al poco tiempo se dijo que peló bola, el 5 de mayo 
de 1821, a los 51 años de edad en Santa Helena 
por un súper envenenamiento con arsénico, luego otra 
teoría: que la muerte le sobrevino por el uso 
excesivo de los enemas, léase lavados o lavativas 
rectales, que le aplicaron con efusión.
Otra muerte misteriosa es la de Stalin, se señala un 
complot para provocársela. Se dice que Beria y Nikita 
Khrushchev habrían contribuido a matarlo al no 
atenderlo a tiempo y debidamente. Otros afirman 
que fue envenenado por Beria. También que habría 
muerto días antes del 5 de Marzo de 1953 (modelo 
conocido como “A la cubana”) Lo cierto es que 
el Politburó convocó la asistencia médica para 
Stalin, solo 48 horas después del patatús. En 2003, 
un grupo de historiadores rusos y americanos propuso 
la teoría de que a Stalin le dieron warfarina, 
un poderoso matarratas que inhibe la coagulación de la 
sangre y predispone a la víctima para una apoplejía. 
Los detalles sobre la muerte de Stalin -y de algunos 
políticos que se vuelven incómodos-, nunca serán 
conocidos con certeza, pues los regímenes socialistas 
totalitarios tienen la costumbre de ocultar la fecha 
precisa de la muerte de sus héroes, para seguir viviendo 
a costilla del difunto. En las tiranías las muertes son 
a la carta, es decir programadas.
En el paraíso comunista-imperial  de Cuba, anunciaron 
que Fidel no se vería más en público. Es posible que 
dentro de 100 años digan que aún sigue vivo en 
las montañas cubanas, por efecto de la Moringa.
La muerte de Stalin “llegó” en un momento conveniente 
para Beria y otros que estaban chorriados, temiendo 
que Stalin los raspara en alguna de las purgas 
acostumbradas desde siempre entre los tiranos socialistas. 
Stalin, fue bien embalsamado, porque lo que más 
le gusta a un socialista es una momia. A veces 
quedan con los dientes pelados y entonces no los 
dejan ver. Así pasa…
Al mismo Imperio donde recobra la salud, hacemos 
llegar un gran abrazo al hermano y querido tocayo 
Luis Cisneros Cróquer, gran carabobeño, 
ciudadano ilustre, político de honestidad a toda prueba, 
brillante periodista, deseamos verlo pronto, pues 
cuando la Virgen del Socorro saca la cuenta de sus 
muchachos, nota que le falta Luis. Y le manda a decir 
a que regrese pronto a su querida Valencia!!.

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