El Carabobeño 10 noviembre 2013
Hoy y Después en Valencia
Alfredo Fermín
afermin@el-carabobeno.com
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El domingo anterior, en uso de un derecho constitucional, solicitamos al gobernador Francisco Ameliach su mediación para que se conozca el estado en que se encuentra la valiosa colección de obras de Arte del Ateneo de Valencia, tomado hace seis años con la complacencia del ex gobernador Luis Felipe Acosta Carles y del alcalde Edgardo Parra.
Sabíamos que no habría respuesta porque, quienes llegan a altos cargos del poder, parece que creen que no pueden descender a dirigirse a un ciudadano común y, mucho menos si el solicitante no cree, ni creerá, en el llamado proceso revolucionario. Pero, en este caso, nuestra petición no es personal, sino a nombre de una colectividad interesada en saber en qué condiciones se encuentra un patrimonio cultural de la nación, que debe estar destinado al disfrute de todos los ciudadanos y no de un grupo que se apoderó de él, violando un derecho humano como es el acceso a la cultura.
No estamos planteando una diatriba, no es nuestra aspiración, ni nuestro estilo, mucho menos cuando sentimos la indiferencia de la mayoría, de quienes escriben artículos en la prensa para los cuales, los problemas culturales de nuestro estado no son motivo de preocupación. Pero, como ciudadano, conocedor de sus derechos, precisamos que el artículo 51 de la Constitución Bolivariana, que el presidente Chávez calificó la mejor del mundo, establece lo siguiente:
“Toda persona tiene derecho de representar o dirigir peticiones ante cualquier autoridad, funcionario público sobre los asuntos que sean de su competencia y de obtener adecuada respuesta. Quienes violen este derecho serán sancionados conforme a la ley, pudiendo ser destituidos del cargo respectivo”.
Y como si eso fuese poco, el legislador estableció en el artículo 29, que “el Estado estará obligado a investigar y sancionar legalmente los delitos contra los derechos humanos ( la cultura es uno de esos derechos) cometidos por sus autoridades”.
Bien sabemos que el gobernador Francisco Ameliach no ha tenido nada que ver con la destrucción de una emblemática institución cultural como el Ateneo de Valencia. Pero debe estar informado de que, en un hecho público, notorio y comunicacional, un grupo de particulares tomó por vías de hecho, bienes que son del patrimonio de la nación.
Ante este caso el gobernador, como primera autoridad del estado y garante de la Constitución Bolivariana, debe informar y mostrar en qué situación se encuentra una de las colecciones de Arte Venezolano más completas que existen en el país con obras de sus más prominentes dibujantes, pintores, escultores, fotógrafos y otros creadores de imágenes y objetos artísticos.
Buena parte de esas obras fue premiada con dineros de la gobernación del estado y de la Alcaldía de Valencia por lo cual no es justo que, por voluntad de un funcionario oportunista, se haya dispuesto trasladarlas a otras partes o apropiarse de ellas sin que ni siquiera, se haya intentado una investigación. En en el caso de que esto no sea cierto, también es un delito permitir que un patrimonio artístico esté arrumado en un depósito destruyéndose inexorablemente. En cualquier parte del mundo tanta permisividad es imperdonable. Las obras de arte no solo son protegidas por los países capitalistas. Rusia cuna del socialismo, tiene en San Petesburgo, el más grande museo de arte del mundo, cuyas obras son conservadas como joyas invalorables
La Casa Páez, el único verdadero museo que tenía Valencia,lo cerraron misteriosamente y ninguna autoridad competente ha informado a la comunidad, la razón por la cual se ha privado a la ciudadanía de disfrutar de un bien histórico y cultural.
En agosto, a través de un boletín de prensa, fue informado que la casona, que perteneció al general José Antonio Páez, iba a ser fumigada, por lo cual el inmueble estaría cerrado. Han pasado tres meses y nada indica que el museo será reabierto al público.
La casona situada en la avenida Boyacá cruce con calle Páez, fue la residencia del General Páez cuando fue electo el primer presidente constitucional de Venezuela en 1830. Conserva las pinturas realizadas por Pedro Castillo, abuelo de Michelena en las que son narradas las principales batallas en las que participó el prócer de la Independencia, por lo cual se considera que es la mejor y mayor muestra del arte mural venezolano del siglo XIX.
El inmueble restaurado en 1983, con el mayor esmero por la Presidencia de la República, es Patrimonio Histórico de la Nación y se conservaba en muy buen estado. Pero para cerrarlo, argumentaron que se estaba cayendo. Algo completamente falso. Ahora sí debe estarse cayendo.
El objetivo fue hacer desaparecer un centro cultural en el que se le rendía homenaje al General Páez, odiado por el difunto Chávez quien le echaba la culpa de la muerte de Bolívar, por haber dirigido el movimiento para la separación de Venezuela de la Gran Colombia. Y gracias a Dios que lo logró.
Desde 1908 la Casa Páez es propiedad del Gobierno de Carabobo que la cedió en comodato, por intermedio de monseñor Gregorio Adam, obispo de Valencia, a la Sociedad Bolivariana. Desde entonces Luis Ovalles se encargó de mantener el inmueble de manera admirable. Allí se celebraban las efemérides nacionales y las fiestas de la ciudad con la presencia de gente de todos los sectores, por lo cual era el centro de la valencianidad.
En lo que ha sido calificado como un acto de maldad, a Luis Ovalles, a pesar de que está muy enfermo, lo obligaron a que sacar sus pertenencias de la casa que cuidó durante casi medio siglo y, ni siquiera, le dieron las gracias. La Sociedad Amigos de Valencia tuvo que mudarse a la Fundación Cipriano Jiménez Macías, después que, a su presidenta Subdelia Páez de Sevilla, le impidieron celebrar un velorio de cruz, profondos para la institución.
Se comenta que a la Sociedad Bolivariana también la obligaron a desalojar, a cambio de uno de los cuartos de la Casa de La Estrella. El último proyecto, si es que ya no lo ejecutaron, es eliminar el hermoso jardín interior de la casona porque produce polillas. ¿Estará informado el Instituto Nacional de Patrimonio de lo que se está sucediendo en la Casa Páez, que debe ser protegido por dicho organismo? Es una pregunta que, de acuerdo con la Constitución Bolivariana, debe tener respuesta.
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