Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

sábado, 21 de enero de 2012

¡Quién escribirá la historia del Restaurante "Módena"?

DOMINGO 11 DE MAYO DE 2008

Motivos Trujillanos: Los Hermanos Alvarez

Publicado por Tulio Núñez Perdomo en 5 ediciones del diario "El tiempo" de Trujillo.

Trujillo tiene historia agradable por todas partes.

En 1920 Trino Vásquez y María de los Santos Álvarez se unieron para constituir un hogar en el sector de Las Araujas, explícitamente la calle 5 entre la iglesia y la familia Márquez. Siete sus hijos, Hernán, Víctor, Heriberto, Rodolfo, Ada Luisa, Josefa y Luis, quienes se desenvolvieron en una morada sencilla, pero colmada de amor, trabajo y disciplina. Al morir Trino, María tomó la iniciativa, 1940, de llevarse la prole hacia Caracas, aventurando un presente y futuro mejores.

Se ubicaron en una casita en la esquina de “Cola e’ Pato” en El Guarataro y María de los Santos, mujer de temple y creativa en los menesteres culinarios, ideó una venta de empanadas al estilo criollo de esa época que, con mucha suerte y calidad, se propagó por el vecindario y varios sectores aledaños e, inclusive, hasta El Paraíso. Los hermanos se entregaron de lleno al negocio para atender la inmensa demanda de clientes, quienes degustaban tan exquisitas masas rellenas de variadas especies.




La familia Álvarez no se quedó allí, pues la matrona, inquieta y progresista, y Hernán, el retoño mayor, viendo el positivo producto de su trabajo optaron por ocupar un local más amplio y en el centro de la metrópoli, de Maderero a Bucare, cercano a la popular plaza Miranda de El Silencio. Aquí comienza la gran leyenda, 1949, cuando Doña María y sus vástagos amplían su radio de acción trasladando la riquísima arepa trujillana al paladar caraqueño y venezolano. Jamás se le había ocurrido a alguien o algunos distribuir arepas originales con embutidos de la deliciosa comida criolla; por eso, se convierten en los precursores de estos expendios que, indiscutiblemente, son areperas bajo el aditamento de lácteos, carnes y charcutería de maravilloso sabor. María dispuso que la empresa se denominara Los Hermanos Álvarez, no obstante ser la dueña de la cocina, del aroma y de todo; situación que nos dice la clase de persona con buen corazón y límpida mente.

Los descendientes aceptaron la decisión de su mamá y por voluntad de ellos completaron el calificativo de Centros Criollos de Nutrición de Los Hermanos Álvarez. No faltaban los elementos que les advertían de que este comercio era riesgoso; sin embargo, siguieron adelante, seguros de lo que estaban haciendo y hacia donde iban. En semanas aquel recinto se tornó insuficiente por la inmensa cantidad de consumidores que cataban tan novedoso y rico manjar. ¿El misterio? la disposición y sazón de María de los Santos e hijas, mientras los varones se encargaban de ventas, administración, higiene, buena presencia del inmueble y de la atención única para los comensales y visitantes.

Los capitalinos le asignaron a las arepas el mote de tostadas, dada la consistencia de la masa que se doraba muy bien y en forma apetitosa, más el pasmoso relleno. El local de la plaza Miranda, con aviso, mobiliario y cocina, bastante sencillos, bajo modesto y reducido personal. María e hijas instruyeron a sus empleados en la elaboración de arepas, amasando muy bien la mezcla con un punto de mantequilla “Alfa”, la de máxima calidad en ese momento; seguidamente, redondeado el amasijo, por unidades, se colocaban por 5 minutos en el budare; y, finalmente, al fogón para luego completarlas con el relleno de variados sabores. Aquello fue el oculto del gusto para delicia de caraqueños y venezolanos y por ello el lema que impusieron “del budare a su boca”.

La cocina casi no podía cubrir tanta demanda, pero así continuaron hasta pensar en abrir más sucursales. Cuando inauguraron dicho establecimiento, esperaron varios minutos para que arribara el primer cliente y le tocó a un joven del sector que tarareaba canciones, Alfredo Sánchez Luna, posteriormente convertido en el tenor favorito de Venezuela con el apodo artístico de Alfredo Sadel. Para Los Hermanos Álvarez ha sido y es un honor este detalle, como también la presencia de la representante mujer criolla, quien con su belleza conquistó al mundo por naciente vez, Susana Duijm.

Es el caso de que en 1955 esta dama fue coronada Miss Mundo en Inglaterra y Los Álvarez, en homenaje a tan trascendental acto y con la llegada de ella al país, se les ocurrió vestir de reina a una sobrina de 12 años y la sentaron en un silla, como trono, en la entrada del recinto que, asimismo, sirvió de atractivo para los consumidores. Varios de ellos admiraban el hecho y entraban a comer y dialogar; pero, uno de tantos, le pareció tan curiosa la permanencia de la niña allí que indagó su porqué y Heriberto explicó que en tributo a la reina Susana; entonces, el señor respondió que él era cliente fijo de la arepera y que como padre de la Duijm, pronto la traería para que degustara las ricas tostadas y la conocieran. Al mes se presentaron Miss Mundo y su progenitor y aquello fue otro acontecimiento para la familia Álvarez y lo más sensacional es que con esta visita nace la increíble “Reina Pepeada”, ya que María de los Santos se esmeró en prepararle a Susana tostadas rellenas de pollo guisado con rodajas de aguacate y granos de petit pois, la cual sirvió de encanto a tan especial fémina.

Heriberto, maravillado por tan insigne primor, le garantizó que desde ese instante ese tipo de arepa sería denominada “La Reina” en distinción a su investidura y, como era monumental, en rostro y cuerpo, le agregaría “Pepeada”, como en ese tiempo se les señalaban a las chicas que tenían cuerpos esculturales y caras lindas. He allí el origen del nombre de tan exquisito comestible, típico del venezolano a nivel internacional, y que completaba su secreto, al ser sancochada y horneada, consecutivamente. Hoy en día le añaden ensalada de gallina y mayonesa.

Personajes siempre ingeniosos; pendientes de temas actuales; y aplicando innovaciones a los nombres de sus productos. Un cliente usual, que disfrutaba de sus traguitos, solicitaba la exquisita sopa de mondongo (hecha con mute, vitualla, panza y patas de res y con todo el temblor gelatinoso de sus tuétanos), para calmar nervios y bebida y la pedía en voz alta: ¡dame un nervioso! y los Hermanos la sustituyeron por este calificativo, que duró largo tiempo. Después de esto y del laurel de la “Reina Pepeada”, que hasta el presente es el más típico, tradicional y trascendental sabor de la arepa venezolana, impactaron con “La Multisápida”, término del entonces Presidente Electo de la República, Rómulo Betancourt y quien lo popularizó en diciembre de 1958 al referirse a la hallaca, gran plato criollo elaborado con varios ingredientes y diferentes gustos. Aquella tenía, como relleno, pollo guisado, carne mechada, chicharrón, pernil de cerdo, jamón, mortadela y quesos blanco y amarillo rayados, deslumbrando de nuevo al público.

Siguieron “La Prohibitiva”, que contenía caviar, de elevado costo, para precio inaccesible; “La Televisada”, por la llegada de la Tv a Caracas, incluía ruedas de tomate y pedazos de cochino horneado con arepa bien caliente; “Combinación”, queso de mano con cuajada; “Tridimensional”, por moda de películas en tercera dimensión“, para mayor amplitud y nitidez, y los Hermanos Álvarez repletaron las tostadas con morcilla (cochino, sangre y tripa) y, en verdad, ponía “a volar” al semejante; y “Bomba H”, al descubrirse la bomba de hidrógeno, y atestada de caraotas negras refritas. Otras delicias llevaron su respectivo apodo, “Vitalidad Campestre”, en pro del ave de campo, era hervido de gallina criolla, acompañado de mojito, berros, lechuga y aguacate; Frivolidad”, referente a lo ligero o pronto, pues sólo se trataba de un vaso de leche; “Barloventeño, café negro y dedicado a esa raza de Barlovento; “Pequeño de Color”, el café marrón; y el rico postre, “Quesillo Casero”, de María de los Santos.

Luego de este rotundo triunfo en su comercio primario de Maderero a Bucare, abrieron otros locales en el orden siguiente: Gran avenida, entre plaza Venezuela y Sabana Grande, en 1955; y en los años sucesivos, Muñoz a Solís; Circo Metropolitano; plaza de Catia; Cují a Romualdo; Avenida Victoria; y 6 más para un total de 13. Orgullosos los dueños de recibir a miles y miles de pueblerinos y otras figuras renombradas como Renny Ottolina; Oscar Yanes; Aquiles Nazoa; Luis Frómeta (Billo); Renato Capriles; Abelardo Raidi; Omar Lares; Julián Montes de Oca; e Isidoro Cabrera; entre los decenios del 50 y 60; y este último, con su célebre coche, conducía pasajeros y, a la vez, los llevaba a degustar con él esas ricuras; y en sus paradas de Monjas a San Francisco, Capitolio y de la plaza Altagracia, les interpretaba canciones bajo su vieja guitarra.

Avanzaron sabores e impresionantes nombres del día. “Dominó” (blanco y negro), caraotas negras y queso blanco rayado; “La Trujillana”, rebasada de queso de cabra y abundante en nuestro Estado, por cercanía con Lara y Falcón, muy productivos del apetitoso alimento; “La Ferry”, de rico jamón importado del mismo nombre, envuelto en fardo y que se conoce como “serrano”; “La Malvada” (fuerte de contenido para las vías digestivas), colmada de la auténtica y famosa morcilla de El Junquito; “La Ancha Base” (en alusión al pacto gubernamental de 3 partidos políticos), integrada por queso blanco (AD), perico (amarillo de URD) y aguacate (verde de COPEI); “Banda Blanca” (por moda de franja blanca en llantas de vehículos), arepa sola sin relleno; y rememoramos otras especialidades, “Morir Soñando”, jugo de naranja con zanahoria y remolacha; “Jugo de Tubo”, vaso con agua natural; y “La Juventud”, batido de Cerelac con leche y gotas de la genuina miel de abeja. La variedad de aromas; diversidad de nombres, concebidos hasta por los propios clientes; y la calidad y éxito de las tostadas de Los Hermanos Álvarez; llamó la atención de un señor, que frecuentaba diariamente sus establecimientos y, en determinado momento, mostró una bolsita de harina finamente molida y con la intención de que los propietarios, sus amigos, la compararan con la estupenda masa elaborada por la popular familia.

Efectivamente, lo hicieron y quedaron maravillados por el invento de aquel personaje que estaba llegando al desarrollo del fruto, pues condujo el maíz a la fabricación en empaques para hacerlos aterrizar en el seno de las cunas caraqueñas y venezolanas. Su compuesto, maíz sancochado pasado por máquina de pulverizar y llevado al seco para que con químicos proporcionar la duración del mismo. El creador, Luis Caballero Mejías, que asimismo fue el iniciador de talleres técnicos y con Luis Beltrán Prieto Figueroa y Félix Adams, abrieron las Escuelas Técnicas e Industriales en el país (la de Caracas, donde laboró, lleva su nombre). Vendió la fórmula (1958) al manufacturero Lorenzo Mendoza y éste la convirtió en harina precocida para arepas y, a la vez, fundó la acreditada empresa PAN.

Jamás se imaginaron María de los Santos y su fiel y versada cocinera, Isabel Arocha, mirandina con más de 20 años de servicio (aún vive), que su mezcla llegaría a industrializarse para comodidad del pueblo. Otros conocidos visitantes: Salvador Salvatierra, Carlos Morales, Eugenio Mendoza, Oswaldo Karma, Ignacio Luis Arcaya, Manuel Egaña, Amador Bendayán, Francisco Amado Pernía, Marco Antonio “Musiú” La Cavalerie, Rafael Minaya, José Antonio Mayobre, Alfredo Tarre Murci, Alirio Ugarte Pelayo, Miguel Thoddé, Gustavo y Eduardo Machado; Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, José Agustín Catalá, José Antonio Pérez Díaz y Kotepa Delgado.

Complacidos de haber degustados estas arepas en dos etapas, 1956-1958 y 1959-1962, mientras duraron nuestros estudios en Caracas. Ellos, entusiasmados con las ventas; una de 85.000 tostadas en un solo sitio y en una jornada (de 5 p.m. a 4 p.m, de lunes a sábado y varios domingos que salían con sus empleados, a esa hora, para la playa, disfrutando de lo lindo); y en cinco lapsos, todos sus locales, sumaron 120 millones de arepas y dos millones de platos, entre mondongo y sancocho de gallina. Después de algunos años de trabajo, tres Hermanos, Hernán, Heriberto y Rodolfo, viajaron por Cuba, México y Estados Unidos (Miami y Nueva York). La matrona comenzó a envejecer y sus hijos avizoraron nuevos menesteres, al lograr otras profesiones. Hernán, contador público; Víctor, músico; Josefa, labores de hogar; Rodolfo, psicólogo; Heriberto, administrador de empresas; Ada Luisa, maestra; y Luis, mecánico especializado en diesel. Trágica para la parentela, la desaparición de Hernán el 20 de agosto de 1967, motor fundamental de la corporación. Esto y la de ir hacia diferentes actividades, aligeró, el siguiente año, 1968, la disolución de la compañía, vendiendo cada uno de sus negocios y el último ofertado, frente al cine Lido en Chacaíto. Varios fueron adquiridos por “El Matracazo” (todavía existen dos o tres). María, al nido familiar; y el resto de vástagos, a las carreras señaladas. El 5 de febrero de 1973 dejó de existir Víctor; 10 años después, 14 de julio de 1983, pereció la gran señora de la casa y del comercio, María de los Santos; posterior, el 8 de junio de 2000, murió Josefa; y el 6 de septiembre de 2006 falleció Rodolfo. Estos decesos han venido acabando con los robles de la triunfante y laboriosa estirpe de Los Álvarez; pero, tres Hermanos, Ada Luisa, Luis y Heriberto, viven en Caracas y este último se ha mantenido, por muchos períodos, en contacto firme con su tierra trujillana, ejerciendo labores de bienes y raíces e invirtiendo en inmuebles y áreas de la construcción. Es propietario del Hotel “La Paz”, en la ciudad capital, y asesora mercaderes, amigos y personas en general, con ideas futuristas para inversión y planes efectivos en pro del Municipio y Estado Trujillo. La edad corroe vertiginosamente, arropándonos con la pasividad que da el desgaste del cuerpo humano. Ada y Luis, con tranquilidad, se mueven en el ambiente caraqueño; y Heriberto, algo mayor que ellos, cumplirá 85, activo entre Caracas y Trujillo; y se le nota que su fortaleza va cediendo, pero insiste en morir de pie, como el resistente de Las Araujas y romántico de la musical dinastía (casi todos ejecutantes de instrumentos de cuerda). El progenitor, Trino Vásquez, intérprete de la armonía e impulsor de la Banda “Vásquez”, pionera de agrupaciones musicales en la entidad federal y mentora de la trascendental e inagotable cantera de melodiosos del Estado Trujillo. Así fueron y son los amigos Hermanos Álvarez.-

lunes, 16 de enero de 2012

En Valencia se ha dado ese problema además de la política de Estado por la crisis a la que llevaron al Ateneo sus propios dirigentes de entonces

Reconstruir el patrimonio cultural es una forma de corrupción

Alfredo Fermín
afermin@el-carabobeno.com

“Los grandes problemas de Venezuela no son económicos sino culturales. El gobierno no cuida el patrimonio sino lo destruye para reconstruirlo. Es una forma de corrupción, porque cuando reconstruye la obra, logra más dividendo que cuando la hace nueva”.

Carlos Cruz Diez, uno de los más famosos artistas venezolanos, quien a sus 88 años continúa creando una obra que se disputan los grandes museos del mundo, hace esta reflexión consultado sobre el grave deterioro que tiene su obra en la redoma de Guaparo, donde se destruye inexorablemente, por falta de mantenimiento.

La obra de 3 metros de altura por 50 metros de largo, es una escultura curva hecha en aluminio. Se llama Fisicromía Naranja, “no fisiocromía, porque no es algo fisiológico. Es algo físico como el color. Es una pieza monumental que hice en honor a Valencia que produce naranjas deliciosas y por sus mujeres que, desde los tiempos coloniales, tienen fama internacional por su belleza y en verdad que lo son”.

“Mi amigo, el alcalde Paco Cabrera, me convenció para que la regalara a Valencia, de tal manera que la alcaldía solo pagó los materiales. De lo contrario era casi imposible hacerla realidad. Por eso, no soy yo quien debe reclamarle al gobierno, es el pueblo valenciano quien debe hacerlo porque todo el patrimonio cultural del municipio le pertenece. El conformismo nos está llevando a la ruina”.

Conversamos, telefónicamente, con el maestro Carlos Cruz Diez, quien se encontraba en su taller de París, cerca de la Opera, preparando viaje para asistir a una exposición en China similar a la que, desde 2010, ha presentado en Miami Art Museum, The Museum of Contemporary Art, Los Angeles y Museum of Fine Arts, Houston, Estados Unidos.

Esta muestra, integrada por 150 obras, se está presentando en Buenos Aires, de donde irá a la Pinacoteca de Sao Paulo, en Brasil. A finales de este año será presentada en ciudad de México.

“Es una exposición antológica, retrospectiva, con siete propuestas para dar una nueva información sobre el color. Hay 150 obras y ambientaciones en las que la gente participa con propuestas interactivas, fisicromías e interferencias en las que demostramos que el color no es solamente una pincelada sobre una tela.

-¿Qué es el color?

-El color está en el espacio, en una circunstancia. No es un hecho cumplido según la tradición milenaria. El color puede ser rojo o puede ser blanco, pero es una circunstancia. Lo he demostrado en diferentes investigaciones para poner a juego como instrumento de invención, el color en plena formación.

-¿Está informado de que su obra Fisicromía Naranja 2001, en la redoma de Guaparo, puede malograrse después de que un conductor chocó su carro en un accidente, se llevó la mitad y no ha sido restaurada? ¿Además la mitad que queda en el sitio tiene daños evidentes?

-Esa obra, como todas las que están en la calle, tienen que ser cuidadas permanentemente. A la catedral de Notredame, en París, la restauran desde el siglo XVII. Si no fuera así, ese templo no existiría.

Lo único que el venezolano restaura es el automóvil, que lo llevan todos los meses al taller para repararlo. Lo demás se destruye, las casas, las calles, las aceras, las autopistas, los hospitales. Nadie se preocupa por restaurar. Es un grave error porque, todo lo que hace el hombre, se destruye. Es una noción profunda que el venezolano no tiene, lamentablemente, porque lo que le gusta es la reconstrucción.

Es decir, hay que destruir para reconstruir y ganar más plata. Esto está unido a la corrupción, porque en Venezuela reconstrucción es sinónimo de corrupción. Se reconstruye para que la obra salga más cara que si la hicieran nueva. Se ha institucionalizado en Venezuela; me duele profundamente decir esto, que no es nuevo. Eso viene del siglo XIX, por lo cual la corrupción es endémica en nuestro país.

-¿Qué opina del abandono en que se encuentran los museos del país?

-Eso es un exabrupto. Venezuela no tiene problemas económicos. Los problemas de nuestro país son consecuencias culturales. En el siglo XIX tuvimos una guerra civil, una guerra de ambiciones. Los que llegaron al poder eran hacendados que iban de pueblo en pueblo, reclutando gente para gobernar. Nadie se ocupó de elevar el nivel cultural de la gente.

En Europa hay clases cultas porque era una obligación formarlas. La ley decía que, quien no iba a la escuela, iba preso. Cuando un extranjero va a París dice que no hay niños porque no los ve en la calle. No es cierto. Está prohibido que los niños estén en la calle, porque la obligación es estar en la escuela. Si no se hace una política restrictiva y fuerte, para enseñar a la gente a pensar, si eso no se logra, de nada sirve lo demás, porque hay que saber analizar la información.

-¿Cuáles son sus recomendaciones para rescatar la escultura de Guaparo?

-El arte es para la gente. Esa obra se la regalé yo a Valencia porque tengo una gran admiración por su pueblo, por la gran cantidad de artistas que de allí han salido, en todas las épocas, empezando por Arturo Michelena y tantos contemporáneos que han adquirido prestigio internacional.

Esa obra es un testimonio de afecto a la ciudad. Lo quieran o no lo quieran no es problema mío, es un problema cultural. Porque la gente no está informada de que eso le pertenece. Nadie le enseñó que lo que está en la calle es de su propiedad. Hay algo fundamental en Estados Unidos y en Europa: el pueblo es rico y el estado es pobre. El pueblo es quien financia al Estado. En Venezuela ocurre lo contrario. El Estado dice que financia al pueblo. Cuando esta situación se modifique y el Estado sea pobre seremos otro país.

-Se argumenta que sus obras no pueden ser restauradas porque su taller no suministra los códigos de las pinturas utilizadas.

-Mis obras se pueden retocar en el sitio, si se está corroyendo, sin necesidad de llevarla a ningún taller. Existe un código internacional pantone 172. Si no lo tienen, nosotros se lo podemos suministrar. Si se comunican con el taller se le darán los códigos.

Un joven de 89 años

Carlos Cruz-Diez es uno de los máximos representantes del op art (arte óptico) a nivel mundial. Nació en Caracas, Venezuela, el 17 de agosto de 1923. Junto con Jesús Soto, Alejandro Otero y Juvenal Ravelo, conforma el movimiento cinético de Venezuela, que se desarrolló sobremanera a lo largo del siglo XX, hasta convertirse en uno de los más destacados de Hispanoamérica.

Estudió en la escuela de Bellas Artes de Caracas, donde también fue profesor de Historia de Artes Aplicadas, y luego subdirector y profesor de pintura. Enseñó técnicas cinéticas en la Escuela Superior de Bellas Artes, en París. Es presidente de la Fundación del Museo de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Díez, en Caracas.

La sensibilidad artística de la obra de Cruz-Diez reside en su carácter experimental; el autor no busca un arte intimista, por considerarlo egoísta: y aunque trabaja apoyado en patrones, ritmos y sistemas, considera que el arte debe ser experimentado, vivido y compartido.

Por ello, se centra en recrear el entorno adecuado para que las personas vivan el arte, propiciando una interactividad entre la obra y su observador: así se elabora un arte donde el color y el movimiento son sinónimos, que busca situar, a quien lo disfruta, como parte de él, y hacerle conocer que la experimentación con el entorno es lo que construye su forma de arte.

Por su búsqueda de experimentalidad y del compartir, la obra de Cruz-Diez se ha vinculado fuertemente con la arquitectura y el urbanismo, por lo que podemos encontrarla ornando plazas, teatros, edificios, avenidas, aeropuertos, puertos y otros sitios públicos de Venezuela y el mundo.

-Tengo 51 años viviendo en París y, aunque me concedieron la nacionalidad francesa, no he perdido el acento venezolano. Mi familia tampoco. De mi país extraño mucho a los amigos y la geografía. Me encanta el estado Carabobo, su gente, sus formidables mujeres.

No me doy abasto para la cantidad de encargos de obras que tengo de todas partes del mundo. Eso me mantiene muy contento. Estoy a punto de cumplir 89 años, el 17 de agosto. Lo más difícil para un artista son los primeros 75 años, por lo cual ya puedo decir que lo más difícil fueron los años anteriores.

Estoy orgulloso de haber nacido en Venezuela, que es un país de cultura. A pesar de su crisis, hay un gran movimiento de artistas plásticos y de músicos que es algo que tiene conmovido al planeta.

He leído que la increíble colección de arte que tiene el Ateneo de Valencia está prácticamente abandonada. Pero soy optimista, porque lo que ha sucedido es un problema político propio de las circunstancias. Esta situación cambiará de un momento a otro, pero el arte es eterno, como todo lo que pertenece al espíritu. Yo estoy seguro de que esa colección no se perderá.

La misma actitud segura que da el poder moral del que carece el Ateneo de Valencia

ENTREVISTA | CARMEN RAMIA, PRESIDENTA DEL ATENEO DE CARACAS

"No estamos dispuestos a tirar la toalla"

"Esto es un poco lo que tiene que pensar el país, hay que tener la fuerza para vivir en resistencia" "¿Es cultura socialista que el teatro (Teresa Carreño) se haya convertido en un estudio de televisión?"

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Carmen Ramia está al frente del Festival Internacional de Teatro de Caracas que comenzará el 29 de marzo próximo ARCHIVO
ÁNGEL RICARDO GÓMEZ , CARMEN RAMIA , PRESIDENTA DEL ATENEO DE CARACAS | EL UNIVERSAL
lunes 16 de enero de 2012 12:00 AM

"Resistencia" es la palabra que predomina en el discurso y la acción de Carmen Ramia. La presidenta del Ateneo de Caracas no dio su brazo a torcer en los tiempos cuando el actual Gobierno quería inmiscuirse en la línea del ente cultural, mucho menos ahora, que no existe vínculo alguno con el Estado. El Ateneo, como lo ha sostenido la gerente cultural, no es un edificio, y para muestra, la actividad artística sigue intensa en su actual sede, inauguró recientemente una sala experimental y programaciones como Creadiseño y la feria navideña, crecen cada año.

Como otro ejemplo de resistencia, regresa el Festival Internacional de Teatro de Caracas, aunque Ramia no suelta prenda, pues hay muchos detalles por afinar. La presidenta del Ateneo no pierde la esperanza de que el edificio de Los Caobos -ocupado por la Universidad de las Artes- le sea restituido a la institución y cuestiona que el Estado no apoye la cultura del país.

-¿Para que ha servido la ruptura con el Estado?

-Hay que aclarar que la ruptura no fue hace dos años cuando tuvimos que salir de nuestra sede. Teníamos cuatro años sin subsidio, habíamos roto con el Estado porque se condicionó el aporte, nos negamos a recibir línea y nos suspendieron el subsidio. Ese fue un período en el que vivimos con lo que generábamos, pero al salir de allí -que fue una cosa realmente dramática porque significó romper con la vida que hacíamos desde hace 26 años en el edificio y 51 en el mismo espacio- para nosotros fue como un terremoto en el que uno tiene que recomenzar. Hubo un primer año después de que salimos del edificio, en el que no hallábamos cómo hacer con la cantidad de cajas que acumulaban tanta historia. Ordenar y repensar de nuevo la institución nos llevó mucho tiempo.

-Una de las preguntas de 2009 era si la historia del Ateneo cabe en una maleta ¿Le parece que sí cupo?

-También es verdad lo que yo dije hasta la saciedad, que el Ateneo no es un edificio. Por otro lado, pudimos meter en una maleta la historia de la institución. Además, con la imagen y la fortaleza de lo que significó María Teresa Castillo, nosotros pudimos tener la valentía y la decisión de empezar de nuevo. Y yo diría que esto es un poco lo que tiene que pensar el país, por eso hay que tener la fuerza para vivir en resistencia.

-¿Qué hubiese significado el cierre del Ateneo?

-Eso era lo más fácil, lo que cualquier persona que se cansó habría hecho. Cerrar el Ateneo hubiese sido tirar la toalla y nosotros no estamos dispuestos a hacerlo. Ha sido una batalla dura, ese primer año en la casa fue emocionalmente muy fuerte porque cuando uno estaba en el edificio entrando y saliendo, y tratando de lograr cosas, de rescatar, tenías una energía que no te dejaba deprimir, pero llega un momento en el que te encuentras con la realidad y tienes que aceptar que hay un duelo.

-Pero ya se ha superado esa etapa ¿no?

-Eso fue el primer año, hasta que empezamos a arreglar la casa, y tuvimos un apoyo impresionante que nos dio la Universidad Central de Venezuela, donde hicimos cantidad de cosas, y con el respaldo de muchos artistas que han sido de una solidaridad total. Y luego reconstruir desde la sede, saber con qué contábamos y romper con lo que teníamos. Comenzó a funcionar muy bien la terraza, se han hecho espacios fuertes como los talleres, tenemos los café concerts, cine-foros, ahora creamos la sala María Teresa Castillo. La Feria del Ateneo y Creadiseño han crecido exponencialmente. Vamos poco a poco dando pasos.

-¿Se puede hacer cultura sin el Estado? ¿Cuál es el deber ser?

-En cualquier país serio tú ves al Estado apoyando a la cultura; aquí se está haciendo un garabato de cosas donde apoyan a los que están de acuerdo con el régimen, pero los que disienten, están fuera totalmente, no tienen subsidio alguno y además, eso se ha hecho grosera y ostensiblemente de tal manera que se perciba y se sienta así. El mensaje es "Estás conmigo o si no, eres mi enemigo", y eso es algo que va contra la cultura misma, que es diversidad, tolerancia...

-¿Puede hablarse al menos de una cultura socialista?

-Aquí no hay una cultura que se pueda definir o explicar, aquí lo que se ha tratado es de ir quitándole espacios a todos los que no son adeptos al régimen, espacios que han quedado en su mayoría, vacíos, y otros donde hacen cosas sólo los que están con el régimen ¿eso es cultura socialista? ¿Es cultura socialista que el teatro más importante del continente (Teresa Carreño), se haya convertido prácticamente en un estudio de televisión? Yo diría que no.

-¿En qué se convierte la cultura cuando responde a intereses partidistas?

-En una parcialidad de cosas que pretenden ideologizar lo que se hace. Yo no entiendo, por ejemplo, cómo teniendo a un personaje como José Antonio Abreu, que ha hecho lo que es hoy el Sistema de Orquestas, que liderizó como ministro la etapa más brillante de la cultura en este país y reconociéndole todo lo que el maestro Abreu es aquí y en el mundo entero, no se le haya nombrado ministro de la cultura.

Año electoral

-Diego Arria ha prometido que de ser presidente le devolvería la señal a RCTV ¿Esperaría que al Ateneo se le devolviera su sede?

-Absolutamente. Yo sé que ese momento va a llegar. Así como creo que al final, las cosas que fueron emblemáticamente mal hechas, que significaron algo terrible, y con una connotación que no debió tener nunca, van a volver a su lugar. Mientras tanto, seguimos trabajando, con proyectos que tienen que ir volviendo a nacer. No nos detenemos.

-¿Y qué debería ocurrir con obras que muchos aplauden como la Universidad de las Artes?

-Yo no creo que deba desaparecer Unearte, pero hay muchos espacios del Estado que podrían ser adecuados. Simplemente pienso que no es justo que al Ateneo se le despojara de una sede que había ocupado por 26 años, fue un "Quítate tú, pa' ponerme yo", y eso no puede ser. Además, hubo en esa acción una decisión de liquidar a la institución. Pero yo creo que ellos se equivocaron con el Ateneo que, repito, no es edificio, y va a seguir vivo siempre, porque va muchísimo más allá, tiene que ver con la historia del país.

-¿Qué pasa si gana Hugo Chávez nuevamente?

-Creo que va a apretar más fuerte. Pero, fíjate, con todo y lo fuerte que ha apretado, ha habido una proliferación de teatros impresionante, ese sería el lado positivo de la crisis y de la gente que hace cultura en este país, que está dispuesta a seguir resistiendo. Inventaremos lo que sea, es muy difícil acabar con eso, uno busca el espacio. La imaginación de la gente de la cultura es enorme, la capacidad de inventar y de resistencia es infinita.

-¿El regreso del Festival Internacional de Teatro parece ser una muestra de ello?

-Ese es otro ejemplo de lo que es empezar de cero, porque después de seis años sin Festival lo que has perdido en el camino y el esfuerzo de remontar es ¡e-nor-me!, pero lo vamos a hacer. Yo celebro que el Gobierno haya hecho el Festival Nacional de Teatro que hacía tanta falta. Lamentablemente fue excluyente porque hubo agrupaciones que por tener posiciones contrarias fueron excluidas, pero eso no me quita a mi reconocer que fue una muy buena iniciativa. Y eso es obligación del Estado, así como la de apoyar nuestro festival, pero lamentablemente, nosotros tenemos las puertas cerradas. Antes de salir del Ateneo nos mandaron a decir que ni soñáramos con pedir fechas en sus teatros. Si fuera gente inteligente nos dejarían programar en sus teatros, ni siquiera pedimos dinero, pero el deseo de radicalizar y dividir es tan grande que eso no ha ocurrido... Por ahora.