Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Profesor no se vaya tan lejos, observe los que se dicen poetas en nuestros días, que además de ser muy malos escritores se la echan de gran vaina como si fueran genios de la literatura, cuando son unos pobres mediocres...Yo que se lo digo...

Notitarde 30/09/2014 
Cuaderno de apuntes

Poetas malditos


Soc. Ángel Jiménez Guevara (*)





La biografía de los poetas es, en su mayor parte, la historia de unos cuantos desequilibrados geniales. Villon, Nerval, Baudelaire; Verlaine, Rimbaud -entre tantos otros- forman un terrible cortejo de seres torturados por su sensibilidad perturbada. Dramas en el límite de lo patológico, y a veces más allá. Intensas pero tristes vidas destrozadas. Todo les destina a padecer. Entre ellos, interesa sobremanera  dos de los que más intensamente sufrieron, en su raíz íntima, desde su infancia y resentidos hasta su último miserable hospital: Charles Baudelaire y Arthur Rimbaud. 

La inquietante personalidad de Jean Arthur Rimbaud (1854-1891) ya entró desde hace muchos años, y definitivamente, en la categoría de los mitos. Su figura adolescente se vuelca desde el fondo de los tiempos contra nosotros, injuriándonos, crispado por la cólera que se revuelve en su espíritu, ofreciéndonos una imagen única de lo que el autor comprende como literatura. A los diecinueve años cambia su obra rebelde, revolucionaria y vidente por una vida aventurera. Es cuando deja de escribir, pero ya entonces era el autor que más caminos había encontrado para su expresión. Su obra culminante, en nuestra opinión: "Una temporada en el infierno" que consideramos la obra de un místico en estado salvaje. 

La grandeza de Rimbaud seguirá consistiendo en haber rechazado la poca libertad que en su siglo y su lugar él habría podido hacer suya, para testimoniar la alienación del hombre y llamarlo a pasar de su miseria total al enfrentamiento trágico de lo absoluto. Es esta decisión y su firmeza la que hacen que su poesía sea la más libertadora y, por consiguiente, una de las más bellas de la lengua francesa. 

Baudelaire (1821-1867), por su parte, aparece en la historia de la poesía francesa, ante todo, como un innovador y un precursor. Sus compañeros de generación vivieron más que él, publicaron poemas en época más reciente; y, sin embargo, él es más actual, el único vivo acaso. Puede pensarse que con él nace la poesía moderna. En él confluyen varios movimientos, y varios movimientos poéticos parten de él. Está en una encrucijada. Y él mismo es una encrucijada. 

Así, toda la poesía que se ha escrito en el mundo occidental desde mediados del siglo XIX, en cualquiera de sus múltiples lenguas, formas o variedades, tiene su punto de partida en Baudelaire. La originalidad de él consiste en retratar poderosa y vivamente al hombre moderno con sus sentidos agudos y vibrantes, su espíritu dolorosamente sutil, su cerebro saturado de tabaco, su sangre ardiendo en alcohol. 

Ambos, Rimbaud y Baudelaire, con su brillantez, con su conversación sorprendente, con su imaginación prodigiosa, con su mitomanía, con su espíritu viajero, sus amores inauditos, sus vicios, su perversidad, su homosexualismo y su equívoco dandinismo -no exento de ridículo-, conforman, a pesar de los otros que también aquí entran, los "poetas malditos" por excelencia.
(*) Director del C.U.A.M.
sede Puerto Cabello.

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