Diez años han transcurrido desde que la compañía anónima Metro de Valencia clausuró el primero de los seis tramos de la avenida Bolívar norte de la ciudad, para dar inicio a los trabajos de construcción de la segunda etapa de la línea uno del subterráneo.
En aquel entonces, la promesa era tener listos estos trabajos "antes del año 2011", según rezan documentos oficiales suministrados a la prensa.
Hoy, casi a mitad del año 2012, entre promesas incumplidas, recursos que no llegan, escasez de materiales y un sinfín de deudas aún por saldar, la obra tiene casi 2 años y medio paralizada, y aunque recientemente se hicieron trabajos menores, actualmente expertos en el tema han perdido la esperanza de que continúe la ejecución.
Pero lo grave del tema no es solo la paralización de una obra que ofrecería una mejor movilidad a miles de carabobeños por día, sino el caos que se ha generado en esta principal avenida de la capital carabobeña, dividida en 6 pedazos, con las interrupciones del tráfico en los tramos de Cámara de Comercio, Rectorado, Los Sauces, El Viñedo, Majay y Guaparo, ocasionando un severo caos vehicular, inseguridad e incluso amenazas con graves consecuencias producto de alcantarillas tapadas y la inminente llegada de las lluvias.
Hace algunos meses, y tras casi dos años de paralización absoluta, tiempo en el que no se movió ni una sola piedra en la obra, el Gobierno Nacional decidió asignar cerca de 93 millones de dólares para los trabajos, por los cuales ya adeudaban 300 millones de estos billetes verdes a la constructora Ghella y sin prever que el estimado del costo total ascendía a unos 600 millones más.
"Lo poquito que había arrancado se paralizó y no cumplieron con lo que ofrecieron. No hay voluntad política. Ni quieren ni pueden terminar el Metro, porque no hay materiales y eso no les va a producir ningún beneficio electoral", coinciden los invitados al acostumbrado Desayuno en la Redacción, que en esta oportunidad nuevamente aborda el tema de la paralización de los trabajos del subterráneo de Valencia, la principal obra de infraestructura en manos del Gobierno Nacional que se ejecuta en la ciudad.
Esther Montes, comerciante y secretaria de la asociación civil "Un Millón de Amigos por el Metro"; el ingeniero Guillermo Manosalva, presidente de esta misma asociación; el ingeniero José Rocha, ex presidente del Metro de Valencia; y el ingeniero Juan Carlos Cárpico, experto en túneles quien laboró también en la obra y presidente de la asociación civil "Propuestas para Valencia", fueron estos invitados.
Los cuatro fueron recibidos por Ricardo J. Degwitz, presidente de Editorial Notitarde; Laurentzi Odriozola Echegaray, director del diario; Margarita Jiménez Márquez, miembro de la junta directiva; María Mercedes Chacín, editora diurna de ciudad; y quien suscribe este trabajo, Francisco Briceño Jiménez.
"Tuvimos razón al sospechar que solo querían calmar a la gente"
José Rocha, ex presidente del Metro de Valencia, inicia su intervención haciendo alusión a los recursos asignados por el presidente Hugo Chávez a los trabajos, y tras recordar que en su momento denunció que eran insuficientes, sostiene que "lamentablemente tuvimos razón en la sospecha de que eso simplemente era para calmar un poco a la gente".
Explica que "realmente los recursos que se asignaron no tenían mayor significación. Si la deuda del Metro era de 350 millones de dólares, lo aprobado, que eran 400 millones de bolívares, no era nada".
Recuerda que no obstante hubo un ofrecimiento de presentar los planes de trabajo, porque "siempre ha habido la condición de que para que esa obra arranque, los contratistas necesitan tener un flujo de caja, donde no solamente digan de dónde les van a dar el dinero, sino de dónde lo van a sacar para que eso sea creíble, y nada de eso se materializó".
Al respecto coincide Juan Carlos Cárpico, quien señala que en realidad el consorcio Ghella, encargado de la construcción del subterráneo, no es quien ha contratado el personal que actualmente labora en la obra.
"Todo el personal es subcontratado a través de empresas subcontratistas. El consorcio Ghella no contrató a ningún personal porque no contaba con los recursos, no se quiso comprometer con un trabajador y luego tener que despedirlo", señala.
Agrega que además fueron contrataciones por obra determinada y de allí sostiene que los trabajos a realizar fueron la salida del Metro de la estación Los Sauces y la construcción de la losa techo de El Viñedo.
Este último trabajo, según informan los invitados, apenas se ha hecho hasta la mitad.
Escasez de materiales
Cárpico asegura que "el rendimiento de esa subcontratista fue muy lento, tenían pocos trabajadores y tenían además problemas con la falta de material, sobre todo por el diámetro de las cabillas".
Ambos ingenieros señalan que la Siderúrgica del Orinoco solo produce cabillas de media, tres octavos y hasta cinco octavos, utilizadas con frecuencia para la construcción de viviendas. Aunado a esto, no encuentran pego para porcelana, arena ni piedras.
Pero el retraso va mucho más allá. Guillermo Manosalva recuerda que con este "reinicio" en los trabajos que se realizaron solo en El Viñedo y Los Sauces, no había más de 150 obreros.
"Ésta es una obra que en pleno funcionamiento ha de tener fácilmente mil 500 obreros. Ahora tiene apenas el 10%", agrega Rocha.
Esther Montes va más allá y sostiene que "una contratista no puede trabajar en una obra como ésta en una sola estación, porque primero había que terminar aunque sea el paisajismo de Cámara de Comercio y permitir que llegara el vagón al menos a esa parte", lo cual además aliviaría el caos vehicular.
No hay esperanza de que arranque la topa Beatriz
Sumado al déficit de materiales y a la lentitud con la que se desarrolla la obra, lo cual a juicio de los invitados ya complica que la misma esté lista este año 2012, Cárpico explica que actualmente, con el problema eléctrico que existe en el país, "no hay ni esperanza de que algún día arranque la topa porque no hay el potencial para tal fin".
El ex presidente del Metro, José Rocha, afirma que la misma trabaja con rapidez, "son unos 15 ó 20 metros diarios", por lo cual Cárpico advierte que "la topa no la van a arrancar hasta que tengan para desarrollar varias estaciones, porque eso implica un personal calificado que tienen que traer desde fuera, volver a abrir la planta de anillos y toda una logística. No la arrancarán hasta que las estaciones estén todas avanzadas en la parte de estructura".
"A full trabajo, necesitarías por lo menos un año de labor en todas las estaciones porque lo más ideal sería que ya estuviera hasta Guaparo bien avanzada para que arrancara la topa", expresa Cárpico.
Recuerdan que la topa Beatriz está ubicada metros antes de la estación Rectorado, frente a la iglesia de los italianos, y de allí no se ha movido desde que fueron paralizados los trabajos.
No hay interés por ejecutar
Guillermo Manosalva, con documentos en mano, explica que al problema técnico relacionado con la productividad y la escasez de materiales, se suma el aspecto financiero.
Usando como fuente la memoria y cuenta de Yomar Parra, presidente del Metro de Valencia, la cual consta de 16 páginas en las que enumera una gestión de un año donde se ejecutaron 400 millones de bolívares, cita que "la gestión se centró en la búsqueda de recursos necesarios para el reinicio de las obras en los distintos proyectos de la institución, así como en la cancelación de deuda con las contratistas".
Posteriormente explica que se refleja el monto aprobado en el año 2011, el porcentaje de avance físico solamente de 24,58% y que de esos 491 millones se ejecutaron 357. "Ese rendimiento es un poco extraño", advierte.
En función de esto, Manosalva sostiene que "no hay ningún interés del Gobierno Nacional por ejecutar el Metro de Valencia. No tienen ninguna intención de ejecutar y pensamos que en año electoral no lo va a hacer porque no es de interés para él, sobre todo en la parroquia de Valencia que es la más negada a favorecerlo".
Rocha opina que "no se va a hacer prácticamente nada, pero hay que mantener la presión como se ha mantenido. Sin embargo, ¿qué hacen conque les den un poquito de plata? Ante eso de decir que van a hacer 2 estaciones, es preferible que no hagan nada porque para eso tienen que hacer un plan integral donde se debe estar trabajando en conjunto".
Esther Montes agrega que "a mí me parece que esa compañía con sus directivos nunca le ha dicho a ningún valenciano qué era verdad y qué era mentira. Hace 3 años, por ejemplo, pudiéramos haber destrancado cuando el mismo Alcalde dijo que si aquí no había Metro, había que destrancar la avenida Bolívar".
Sobre el asunto, Cárpico explica que el Gobierno "no tiene la intención de terminar la obra porque no es prioritaria. Ni quieren ni pueden terminar la obra, y siempre lo hemos repetido. Ghella no va a arrancar esa obra hasta que tengan su dinero en un fondo bien establecido, claro que no se lo van a tocar más, una garantía aunque sea de un fideicomiso, un ente de fuera que ponga un seguro, algo que les garantice eso. El problema es que en la actualidad hay tantos problemas, llámese agua, llámese viaducto, y la gente no sabe adónde mirar".
Rocha concluye al respecto que "eso no está en los planes de Gobierno y el Gobierno es algo muy reducido en nuestro país. No está en los planes del pequeño grupo que dispone qué es lo que se va a hacer en Venezuela. No está planeado ahí y por lo tanto eso no se va a hacer".
Recuerdan además que para 2012 no fueron asignados recursos en el presupuesto nacional para la construcción de la segunda etapa del Metro, salvo poco dinero destinado para la operatividad de lo que ya actualmente funciona.
Este panorama se complicaría mucho más, toda vez que tampoco existe una junta directiva que se reúna para aprobar o exigir dinero al Ejecutivo Nacional.
Recuerdan que las estimaciones actuales de la compañía para culminar los trabajos están en 6 mil 508 millones 972 mil 203 bolívares, que deben ser exigidos al Gobierno.
"El alcalde Parra debe responder y poner orden en la vialidad"
"Yo misma, comprometida, no me quedo con ésa", expresa molesta Esther Montes, quien es comerciante y ha visto cerrar cientos de locales a lo largo de la avenida Bolívar por estos trabajos paralizados.
"Hay que pedir sentarnos a hablar de cómo arreglar la vialidad, exigirle eso al Alcalde, quien es responsable, que abra las vías mientras que después nos sentamos y tratemos de descolapsar y estar pendiente de lo que puede venir", dice.
En este sentido, advierte que "en las próximas semanas iniciaremos actividades bien contundentes en las estaciones" para retomar la presión y lograr el reinicio de los trabajos del Metro.
Los invitados confiesan que le habían dado el beneficio de la duda a la compañía Metro de Valencia para que reactivara la obra. Sin embargo, no hubo respuesta eficiente.
"El Alcalde no presiona ni ejerce nada", sostiene Manosalva tras recordar la importancia de, por ejemplo, ejecutar las rutas alimentadoras (Metro-Bus), para las cuales tampoco han sido aprobados recursos, y que servirían para descongestionar el caos vehicular.
Rocha añade que "es el Alcalde quien tendría que proceder a restituir el tráfico en la avenida Bolívar y poner en orden la ciudad".
Clec debe ocuparse de la situación
Guillermo Manosalva sentencia que el Consejo Legislativo del estado Carabobo, "que está haciendo ahora una contraloría social en todas las obras que se están ejecutando en el estado, debería comenzar por el Metro para aclarar la situación".
A propósito de las críticas e investigaciones que hace el parlamento regional a algunas obras en la entidad, precisó que "deberían interpelar al presidente del Metro de Valencia para que fije el alcance en el tiempo y dinero de la obra como tal. Empiecen por esa obra que es la única de tanta envergadura del país".
Coinciden en que la contraloría social debe ir más allá, y por ello, Esther Montes plantea un tema que, a su juicio, debe poner en alerta a los valencianos.
"Tenemos todo el alcantarillado de la avenida Bolívar colapsado, tendremos que pasar la avenida Bolívar con unas botas cuando inicien las lluvias. No hay paradas de buses. Vamos a tener más colapso y eso trae desidia e inseguridad. Pienso que, aparte de eso, esta obra no se va a terminar con este Gobierno; hay que hacer un llamado muy personalmente a que todos los entes que estén involucrados en esto den la cara o tratemos de protestar de alguna forma", señala.
Advierte que es cuestión de dos semanas, cuando inicien las lluvias de manera fuerte, para que vean cómo "toda el agua de la avenida Carlos Sanda cae en la avenida Bolívar y ahí habrá que ir con una canoa porque las alcantarillas están tapadas".
Montes, cuyo local comercial está adyacente a la estación Josefa Camejo, recuerda que ésta es la estación más importante de toda la segunda etapa de la línea uno, toda vez que hace la intersección, arriba y de los lados, de lo que actualmente es el elevado El Viñedo, con un proyecto que convertiría el mismo en un túnel que se haría de forma conjunta con el subterráneo.
Vía judicial también en silencio
Tras todas estas consideraciones y explicaciones, el panorama y el futuro del Metro parecieran no ser muy alentadores.
"El Metro ha quedado entre los proyectos fallidos del Gobierno Nacional", coinciden los cuatro invitados.
Entre tanto, además de las acciones de protesta anunciadas por Esther Montes y las actividades de tipo volanteo que prevé Cárpico, con la finalidad de que el Gobierno sienta que no hacer el Metro le resta votos, existe una tercera vía, la judicial.
Guillermo Manosalva recuerda que fue introducido un recurso ante el Tribunal Supremo de Justicia hace poco más de un mes, a través del cual solicitan al Ministerio de Transporte y Comunicaciones que explique los alcances de por qué la obra no ha sido ejecutada.
"Ese recurso pedía una explicación en cuanto a la distribución en el tiempo de las obras para terminar el tramo 2 del Metro y que se exigiera al MTC, por vía judicial, el cumplimiento de los plazos de obras e inversión necesaria que se informara", explica Manosalva.
El presidente de "Un Millón de Amigos por el Metro" indica que posterior a esto, el Viceministro de Transporte llamó a la Cámara de Comercio y le pidió una reunión. "Se le dio un plazo de un mes para que no procediera la acción judicial como tal. Fue un compromiso del Viceministro, pero aún no se ha cumplido nada de eso. Ese mes está por finalizar", agrega.
De allí que concluye que todo esto se trata de "un mareo continuo", que pareciera que va a seguir, toda vez que al Gobierno le interesaría invertir los recursos de esta obra en acciones y bienes más directos para las comunidades, lo cual le garantizaría votos, y no en una obra que por diferentes dificultades no podrá ser terminada en 2012.
"Aquí hay que tratar de hacer un llamado a este Gobierno, como dije, a la gente que está gobernándonos, tanto al Alcalde como al Gobernador, porque si sigue parada la obra, tendremos otros problemas", expresa Esther Montes, quien, sin embargo, cree y coincide con sus compañeros invitados al Desayuno en la Redacción en que "no habrá Metro sino con un nuevo Gobierno".
No obstante, considera "lamentable" que luego del 7 de octubre el nuevo Gobierno asumirá el poder en febrero, "4 meses después, es como mucho, va a ser muy difícil descolapsar todo, va a ser muy difícil volver a tener todos los negocios como antes".
"Ya ahora ni invirtiendo todo el dinero del mundo les da chance de terminarlo", concluye Cárpico, quien mantiene su posición de tener que calentar la calle para continuar ejerciendo presión.
Los invitados no se atreven a adelantar fecha alguna como probable para concluir los trabajos; lo que sí saben es que, por ejemplo, para terminar la última estación de la segunda etapa de la línea uno (Guaparo), ya debería estar bien avanzada la primera estación de la tercera etapa ubicada en el Fuerte Paramacay y de ese proyecto aún no hay nada.
El número de obreros en las únicas dos estaciones donde se trabaja disminuye cada vez más, tanto como las esperanzas de quienes querían ver en lo inmediato un Metro listo, propio de una ciudad en desarrollo, y no seguir en presencia de estaciones casi abandonadas generando caos en la urbe industrial por excelencia de Venezuela.
Ventana
Cuatro visiones, un solo propósito
Una comerciante y tres ingenieros civiles se han constituido en cuatro visiones y un solo propósito para que se reactiven y concluyan los trabajos de la etapa 2 de la línea I del Metro de Valencia, los cuales se traducirían en una mejor calidad de vida, productividad y progreso para los ciudadanos.
Y es que Esther Montes Fuentes, administradora de empresas y comerciante marabina con más de 40 años en Valencia; Guillermo Manosalva, ingeniero civil valenciano, egresado de la Universidad de Carabobo, coordinador general de la asociación civil "Un Millón de Amigos por el Metro de Valencia"; José Antonio Rocha, ingeniero civil barquisimetano, residente en la ciudad desde hace 36 años, egresado de la Universidad Católica Andrés Bello, ex presidente de la C.A. Metro de Valencia (1999-2007); y Juan Carlos Cárpico, ingeniero civil valenciano con un master en construcción de túneles, egresado de la Universidad de Stuttgart de Alemania, presidente de la A.C. "Provalencia", ex trabajador del Metro de Valencia, coinciden en que la falta de planificación y de organización y los intereses políticos se han convertido en los factores que no han permitido que avancen los trabajos del Metro.
Aseguran que es preciso unir voluntades de manera de involucrar a todas las personas para hacer un frente común y exigir a los diputados se aprueben los recursos, porque tal y como refiere el experto en túneles Juan Carlos Cárpico, "el Gobierno debe entender que no arrancar el Metro representa la pérdida de muchos votos".
De igual forma, al unísono le exigen al Alcalde de Valencia asuma su responsabilidad y gestione el dinero para terminar las obras, porque si se siguen paralizando los trabajos, estiman no estén concluidas para 2014, como tenían previsto.
A pesar de todo, Montes, Manosalva, Rocha y Cárpico son optimistas, y a pesar de no haber un panorama claro en cuanto a los recursos, confían en que se haga justicia con la región y su gente.