Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

jueves, 21 de septiembre de 2017

“Lady D” o la resurrección de Venezuela Por Karin van Groningen @KGroningen


 Veinte años de su muerte y el consiguiente reportaje de CNN aun saca una que otra lágrima ¡Sorprende ese dolor! El dolor por una persona a quien nunca conocimos. Probablemente sea debido al recuerdo del momento en el que llegó la noticia. Durante las vacaciones escolares. En La Florida, el centro de esparcimiento favorito de los venezolanos. Era la época del “boom” económico. La época del “ta´barato, dame dos, mayamero”. La de la superficialidad y el despilfarro. La de las Mis Universo venezolanas. Y la de las Miss Mundo también. Pero igualmente, era la época en la que las familias venezolanas vivían, crecían y envejecían juntas ¡Felices! Los hijos muy cerca. Los abuelos y los padres vivos. Hoy… sólo queda el recuerdo de esos momentos en el que las familias -unidas- recibimos la noticia. Los abuelos y los padres se fueron para siempre. Y los hijos… tuvieron que abandonar su hogar y su tierra, probablemente para no volver… ¡Sorprende ese dolor! Tal vez se deba al sueño hecho añicos. La historia de hadas.  La hermosa niña plebeya convertida en princesa. Bastó el toque mágico de su príncipe azul. El corto noviazgo y la resplandeciente boda. Los títulos y las riquezas del imperio británico a los pies de la joven casi adolescente todavía y sólo…por amor. Ella se apoderó del protagonismo mundial. Los medios de comunicación pasaron a ser sus más fervientes adoradores. Y ella, su diosa más dedicada. La espectacularidad de sus trajes, la elegancia de sus movimientos y esa mirada tímida, casi ausente de la princesa ¿triste? que contrastaba con el  lujoso entorno, cautivaron al planeta. Y es que las embestidas de la realidad estaban empezando a abrir algunas grietas... Lo cierto es que ella, la princesa, supo desde antes de casarse que había otra. Supo que ella no era la elegida. Tal vez eso explica la mirada triste… Y también supo que esa otra ayudó en la elección  de su persona, como esposa de su amante. Y… de repente ¡visualizó la prisión! Esa prisión eterna que se acercaba a pasos agigantados. No encontró camino de huida. Aceptó su prisión a la muy temprana edad de diecinueve años. Vino la espectacular boda. Esa que fue seguida desde todos los rincones del planeta. La misma que está grabada desde muy temprana edad en la mente de todas las niñas. Y mientras ello ocurría… la realidad la acechaba… ¡Implacable! Y la otra -la amante- también… Poco a poco las fue conociendo. A ambas. Y nosotros poco a poco, también. Ambas se fueron dejando colar a través de los medios de comunicación.  Las cartas íntimas, casi obscenas, que se enviaban los amantes.  Los besos públicos -políticos- del príncipe. Fríos, rápidos y casi fuera de la cara…Besos casi, casi, en el aire.  Los gestos de desapego…y las cámaras atentas difundiéndolos al mundo entero… ¿Estaba ya allí, en esas imágenes, la denuncia de la princesa? ¿Eran su llamado de atención?  Y es que la acechadora realidad… y la otra, dejaban múltiples rastros. En los más insólitos rincones se escondían ambas y con demasiada frecuencia le llegaban con sus afiladas uñas ¡desgarrándola!  Y fue tanto el acoso que casi podría decirse que fue entre los cuatro -los dos amantes, la princesa y la dura realidad- que se procrearon los hermosos retoños… Resintió en el alma el rechazo de su príncipe. El de toda la familia real. El de toda la institución monárquica. Demasiada presión para una sola persona. Y a esa edad…Y nosotros, paralelamente, empezamos a ver a través de los medios de comunicación, a una frágil e inocente princesa acosada por la poderosa monarquía británica ¿Una fábrica de imágenes? ¿Estaban ya bajo su control esas imágenes que se colaban al mundo?  ¿Y desde cuando lo estuvieron? En esa época empezamos a ver también, a una madre excepcional, cálida y amorosa… Admiramos su dedicación.  Todos admiramos también, la disposición de esa hermosa mujer para bajar del trono y  acercarse a los enfermos y necesitados. Su  conversión paulatina en una “dama de la caridad”, que llevaba alegría y aliviaba los sufrimientos del mundo. Tan distinta de las frías  y distantes figuras  de la monarquía británica… ¿Era esa su venganza? ¿Enamorar al mundo? ¿Enamorar a los británicos? ¿Destruir los inmemoriales sentimientos de amor y lealtad que los británicos sienten por sus reyes? ¿Destruir la monarquía británica? Lo único que realmente sabemos es que, aquello que poco a poco se fue haciendo evidente, terminó en separación y en divorcio ¡Se terminó de romper el cuento de hadas! Y el mundo entero lo resintió profundamente ¡Sorprende ese dolor! Probablemente sea debido a la traición. La traición de un príncipe azul ¿Pueden imaginarse mayor traición? Probablemente sea debido a la ausencia, “evidente”, del apoyo de la monarquía. Todos estábamos -muy sorprendidos y ofendidos- y apoyamos a ultranza a la princesa traicionada y acorralada… Buscamos culpables y en esos momentos… se comenzó a estremecer la monarquía... Entraba en un peligroso túnel negro… Ya a esta altura del “conocimiento” de los hechos, “sabíamos” quiénes eran los culpables. La otra. La intrusa. ¡Fea y por ello, mala… fue lo que pensamos todos!  ¡La reina… por supuesto que también!  Y toda la institución monárquica. ¿Había logrado vengarse Lady D? Y con la búsqueda de culpables, el estremecimiento de la monarquía se comenzó a transformar en fuerte temblor -6.0 en la escala Richter-. El túnel negro en el que se encontraba parecía no tener salida… Mientras tanto… la princesa libre de ataduras se enamora enloquecidamente de un “príncipe” paquistaní. La fuerza e intensidad de estos amores contribuyeron a resarcir por momentos, todos los rechazos sufridos desde muy joven. Pero… sorprendentemente. Nuevamente, ella no sería la elegida… El paquistaní rechazó su amor. Un torbellino incontrolable de emociones peligrosas le sobrevino. ¡Con el mundo a sus pies dispuesto a complacerla en lo que quisiese, ella se encontraba al borde del abismo! Vaya contradicción  ¡Qué final terrible parecía anticiparse a ese cuento de hadas! Y… el torbellino incontrolable, enlazó casi por accidente a Dodi Al Fayed y juntos enfrentaron la muerte ¡Sorprende 

ese dolor! El planeta entero lloró. Lloró Elton John al entonar Candle on the wind, el arreglo musical que le cantó en su funeral. Todos lloramos con él… Nada así sucede en un cuento de hadas. Rotas las ilusiones del mundo entero y también sus sueños más preciados. Rotos los mitos y las creencias con las que durante siglos, se amamantaron a las niñas del mundo. Lady Di murió y con su muerte logró hacer tambalear peligrosamente a la monarquía ¡Desaparece la monarquía fue el grito de atención de Tony Blair! ¡Es necesario apuntalarla! Era urgente acercarse a la gente que sufría y lloraba -en un ataque de histeria colectivo- la muerte de la bella princesa. Brindarle algún alivio en su dolor. Ofrecerle calor humano a las masas adoloridas. Experimentar empatía frente a su sufrimiento. Y, es cuando, la reina Isabel, es “obligada” a salir de su encierro en la torre de cristal y dirigirse a sus muy adoloridos súbditos. Murió su princesa… La princesa de todos… dijo la reina con voz desgarrada de dolor. Todos vieron su honesta congoja. Y… casi mágicamente… ¡se restableció la monarquía! Y este resultado me lleva a preguntarles: ¿La piedad real y honesta hacia la Venezuela que sufre podría ser el elemento catalizador de su resurrección?
Caracas 5 septiembre, 2017


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