Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

sábado, 30 de mayo de 2015

Ordenada la construcción del castillo San Felipe por Real Cédula del 20 de Junio de 1732, sólo comienza a edificarse a principios del año siguiente. La obra cobra estructura definitiva en el año 1740. Tres años más tarde (Abril y Mayo de 1743) recibe su bautismo de fuego, al ser atacada su estructura por una escuadra inglesa de veintidós buques, comandada por el comodoro Charles Knowles.

CRÓNICAS COLONIALES

Obispo Martí visita Castillo 

San Felipe

Asdrúbal González
Ordenada la construcción del castillo San Felipe por Real Cédula del 20 de Junio de 1732, sólo 
comienza a edificarse a principios del año siguiente. La obra cobra estructura definitiva en el 
año 1740. Tres años más tarde (Abril y Mayo de 1743) recibe su bautismo de fuego, al ser atacada 
su estructura por una escuadra inglesa de veintidós buques, comandada por el comodoro 
Charles Knowles.
El ilustre prelado Mariano Martí, luego de pasar “un canal o brazo de mar” en fecha cierta 
29 de Enero de 1773, visitó la fortaleza, defendida por doscientos setenta y cinco soldados, 
donde pagaban condena ciento sesenta y cuatro presidiarios; como algo fuera de lo común, 
vivían en el castillo veintiuna personas no militares, entre mujeres e hijos de los soldados 
de guarnición. Los cuatrocientos cincuenta habitantes del castillo, significaban una población 
mayor a la de algunos pueblos del vicariato visitado.
La iglesia edificada dentro del castillo enfila la mirada desde que se pasa el arco de la entrada a 
la edificación. Según anotó el Obispo visitante, servía la iglesia “…para la administración del 
pasto espiritual a los soldados y presidiarios que habitan allí, por el capellán de la fortaleza, 
a cuyo cargo corre dicha iglesia”. La descripción fue por demás sencilla: (Descripción en pág: 2) 
En la instrucciones que se señalan al capellán, se nota una minuciosidad que engrandece la 
labor humanística del obispo Martí: todos los días de fiesta, o al menos los domingos, debía 
explicarse al tiempo del ofertorio de la misa, el santo evangelio; y por las tardes de las mismas 
 fiestas, la doctrina cristiana, “…con estilo claro, llano, y proporcionado a la inteligencia 
del auditorio”.         
La urbe mercantil tendrá en la fauces de fuego del castillo, a su guardián… La factoría 
fortificada que será Puerto Cabello, nace y crece bajo la égida del San Felipe… Y el censo 
que practica el prelado audariego confirma la suposición de crecer el poblado en torno 
a su castillo: de los 3.282 porteños, una octava parte (451 personas) vivía y actuaba dentro 
de la fortaleza donde se inició el poblado.
Para corroborar muchos asertos sirven los múltiples datos que un aventurero con fortuna 
dejó a la posteridad, luego de recorrer los múltiples rincones de la Venezuela de hace 
doscientos cuarenta años.
 “Su fábrica material es de tres naves de bastante seguridad y fortaleza: en ella sólo hay 
dos altares que son el mayor, donde está colocada la imagen de San Felipe, y uno al lado 
del evangelio dedicado a Santa Bárbara”.
Asdrúbal González (Notitarde/Columnista)

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