CRÓNICAS COLONIALES
Obispo Martí visita Castillo
San Felipe
Asdrúbal González
Ordenada la construcción del castillo San Felipe por Real Cédula del 20 de Junio de 1732, sólo
comienza a edificarse a principios del año siguiente. La obra cobra estructura definitiva en el
año 1740. Tres años más tarde (Abril y Mayo de 1743) recibe su bautismo de fuego, al ser atacada
su estructura por una escuadra inglesa de veintidós buques, comandada por el comodoro
Charles Knowles.
El ilustre prelado Mariano Martí, luego de pasar “un canal o brazo de mar” en fecha cierta
29 de Enero de 1773, visitó la fortaleza, defendida por doscientos setenta y cinco soldados,
donde pagaban condena ciento sesenta y cuatro presidiarios; como algo fuera de lo común,
vivían en el castillo veintiuna personas no militares, entre mujeres e hijos de los soldados
de guarnición. Los cuatrocientos cincuenta habitantes del castillo, significaban una población
mayor a la de algunos pueblos del vicariato visitado.
La iglesia edificada dentro del castillo enfila la mirada desde que se pasa el arco de la entrada a
la edificación. Según anotó el Obispo visitante, servía la iglesia “…para la administración del
pasto espiritual a los soldados y presidiarios que habitan allí, por el capellán de la fortaleza,
a cuyo cargo corre dicha iglesia”. La descripción fue por demás sencilla: (Descripción en pág: 2)
En la instrucciones que se señalan al capellán, se nota una minuciosidad que engrandece la
labor humanística del obispo Martí: todos los días de fiesta, o al menos los domingos, debía
explicarse al tiempo del ofertorio de la misa, el santo evangelio; y por las tardes de las mismas
fiestas, la doctrina cristiana, “…con estilo claro, llano, y proporcionado a la inteligencia
del auditorio”.
La urbe mercantil tendrá en la fauces de fuego del castillo, a su guardián… La factoría
fortificada que será Puerto Cabello, nace y crece bajo la égida del San Felipe… Y el censo
que practica el prelado audariego confirma la suposición de crecer el poblado en torno
a su castillo: de los 3.282 porteños, una octava parte (451 personas) vivía y actuaba dentro
de la fortaleza donde se inició el poblado.
Para corroborar muchos asertos sirven los múltiples datos que un aventurero con fortuna
dejó a la posteridad, luego de recorrer los múltiples rincones de la Venezuela de hace
doscientos cuarenta años.
“Su fábrica material es de tres naves de bastante seguridad y fortaleza: en ella sólo hay
dos altares que son el mayor, donde está colocada la imagen de San Felipe, y uno al lado
del evangelio dedicado a Santa Bárbara”.
L
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