El Nacional 19 DE ABRIL DE 2017 12:43 AM
El 19 de Abril es una fecha significativa en el calendario
de los cambios positivos que registra la historia de Venezuela. Es el día
en el que se declara nuestra independencia, luego de un proceso de
concientización y de luchas por asumir la madurez y la decisión para
convertirnos en una nación independiente del imperio español.
Esa jornada, en 1810, Jueves Santo para mejor señal, fue un
ejercicio impecable de una lucha pacífica y democrática. Así lo registró la
historia. El pueblo convocado por el cabildo caraqueño se congregó
pacíficamente en las afueras de su sede para conocer los acontecimientos políticos
ocurridos en España, con la invasión de Napoleón, y las consecuencias que de
allí se derivaron. Los vecinos de Caracas aprovecharon la ocasión para asumir
en nombre de Fernando VII el gobierno de la provincia.
Estos hechos políticos se registran en una sociedad ya
agobiada por el conjunto de abusos, que el sistema de gobierno y dominación
instalado por la corona española habían venido produciendo sobre los habitantes
de la Venezuela de entonces. Ya eran tres siglos de dominación, ya habían nacido
en estas tierras hombres y mujeres que rechazaban todo ese sistema despótico,
y que buscaban libertad, independencia y justicia para los habitantes de
estas comarcas.
Tal circunstancia fue precedida de un debate en el que
su cuestionó al gobernante de entonces, representante de la corona, el capitán
general Vicente Emparan.
Los líderes de entonces, agrupados en la junta patriótica,
rechazaban la presencia de Emparan al frente de los asuntos públicos. En un
gesto democrático que caracteriza e inmortaliza aquella jornada, el Capitán
español consulta a los vecinos reunidos en la plaza, si desean su mandato, y
ante la respuesta negativa, contesto: “Entonces yo tampoco quiero mando”.
Más allá de la conocida participación del clérigo chileno
José Cortés de Madariaga, induciendo a la masa a rechazar la figura de Emparan,
hay que destacar el gran valor cívico de aquella jornada, sobre todo si la
colocamos en el contexto de una sociedad cerrada, desinformada, y sometida,
como era aquella Caracas del comienzos del siglo XIX.
Aquel 19 de Abril de 1810 tenemos que recordarlo no solo
porque se dio el paso más significativo hacia nuestra independencia, sino
porque permitió poner de relieve dos elementos significativos para nuestra vida
política y social.
En primer lugar, la importancia del municipio en el proceso
constitutivo de nuestra vida institucional. El peso que tenía y debe tener en
la conducción de los asuntos relativos a la vida social, y por consiguiente a
la vida política.
En segundo lugar, la naturaleza profundamente civilista y democrática de aquella jornada. Precisamente por venir del seno del ayuntamiento que es una institución de los ciudadanos, de los ciudadanos sin armas, se genera una dinámica de debate, de consulta y de decisión que incluye a los ciudadanos, obviamente consultados en las formas y procedimientos de su tiempo. En ese contexto merece destacarse el mismo comportamiento de Emparan, quien al verse rechazado por el colectivo, decide retirarse y permitir el desarrollo de los acontecimientos.
En segundo lugar, la naturaleza profundamente civilista y democrática de aquella jornada. Precisamente por venir del seno del ayuntamiento que es una institución de los ciudadanos, de los ciudadanos sin armas, se genera una dinámica de debate, de consulta y de decisión que incluye a los ciudadanos, obviamente consultados en las formas y procedimientos de su tiempo. En ese contexto merece destacarse el mismo comportamiento de Emparan, quien al verse rechazado por el colectivo, decide retirarse y permitir el desarrollo de los acontecimientos.
Cuanta falta hace ese espíritu en estos tiempos. Cuanta
falta hace ese comportamiento para este 19 de Abril de 2017.
Hoy como ayer (aquel ayer de 1810), nuestro pueblo está
harto del abuso, del atropello permanente de un grupo, que asumió el
poder como un atributo que le pertenece de manera absoluta y definitiva. No de
otra forma lo expresan los voceros de la camarilla roja, para quienes la
alternancia en el poder, tan consustancial a la vida democrática, es un tema
descartado, hasta el punto de expresarlo en lenguaje contumaz y ofensivo al
afirmar "ni con sangre volverán a Miraflores......", para expresar su
negación a toda posibilidad de cambio político para nuestra sociedad.
Podríamos decir que hoy el deseo de cambio, presente en cada
espíritu venezolano, es de mayor alcance y conciencia de aquel que logró el
nacimiento de esta patria nuestra. No en vano hemos tenido un aprendizaje como
pueblo. No en vano vivimos una experiencia civilista y democrática de 40 años.
No en vano nuestro pueblo se educó en los valores de la modernidad y la
democracia. No en vano vivimos en el siglo de la información y la
informática, y a pesar de la severa censura establecida por la dictadura,
nuestra sociedad está informada de las trapacerías que caracterizan a la
camarilla gobernante, y de los niveles de vida que otras naciones han alcanzado
bajo la conducción de sistemas democráticos.
Por eso hoy con toda decisión la inmensa mayoría de nuestro
pueblo desea un cambio profundo y rápido de la dramática realidad social, económica
y política.
Con un cuadro de caos generalizado, con un pueblo harto de
la mentira, la corrupción y la incapacidad del régimen llegamos a este 19 de
Abril de 2017, en el que todo el pueblo de Venezuela está convocado nuevamente
a cabildo.
En efecto la sociedad democrática fuertemente
movilizada en estos días, vuelve a convocarse para una jornada
especial este 19 de Abril, no solo en Caracas, sino en toda la amplia extensión
de nuestra patria. Los venezolanos volveremos a manifestarnos
contra el actual sistema político y económico. Estoy seguro que seremos
centenares de miles de ciudadanos los que expresaremos nuestra firme
decisión de exigir un cambio, y de reclamar un respeto a las más elementales
reglas de la democracia.
¿Estará Nicolás Maduro dispuesto a emular a Vicente Emparan?
¿Estará dispuesto Maduro a oír la voz de los millones de venezolanos que a
diario se expresan de distintas formas contra su gobierno?
Me temo que no. La conducta de Maduro y de todo el estamento
político y militar que le acompaña, ha sido la de rechazar con violencia
verbal y física todas las manifestaciones y reclamos de nuestro pueblo. El solo
hecho de haber confiscado el referéndum revocatorio ya lo muestra como un
personaje contrario a la democracia, y por ende empeñado en perpetuarse en el
poder a costa de cualquier circunstancia.
Venezuela reclama de Maduro, este 19 de Abril, un
comportamiento como el de aquel capitán español que se apartó para abrirle
cauce a la independencia. Maduro debe apartarse para abrirle de nuevo cauce a
la democracia. Negarse es someter a nuestro pueblo a padecimientos mayores, que
no deseamos para nuestra
querida Venezuela. Negarse es retar aún más
a nuestra sociedad. Y no tengo duda que esta sociedad terminará logrando la
libertad y rescatando la democracia.
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