Hoy y Después en Valencia
Alfredo Fermín
afermin@el-carabobeno.com
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En esta semana, en medio de una situación tan triste como la que vive el país, hemos tenido la satisfacción de que la Unesco, con sede en París, ha declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad a los Diablos Danzantes de Corpuscristo tradición religiosa, que nos viene desde el siglo XVII, en la que los ritos, la música, los rezos, los bailes y el vestuario, resumen nuestros orígenes indio, español y negro, aunque ahora se pretende que utilicemos la expresión yanqui afrodescendientes.
Generalmente se cree que los Diablos Danzantes son los de Yare, en el estado Miranda, porque son los más conocidos, pero la tradición se mantiene en poblaciones de los estados Aragua, Vargas y Carabobo donde tenemos los diablos de San Millán y de Patanemo, cuyas cofradías son reconocidas por la Iglesia Católica.
Ojalá que la decisión de la Unesco, recibida por los Diablos Danzantes, comprometa a los organismos gubernamentales, a proteger y a estimular esta auténtica manifestación de nuestra cultura y no se repitan los casos de la Universidad Central de Venezuela y La Vela de Coro, declaradas también por la Unesco, Patrimonio de la Humanidad a las que no se les ha dado la importancia que se les da, en otras partes del mundo, a los lugares merecedores de tan honrosa distinción.
Increíble
La formidable obra de arte, creada por el maestro Carlos Raúl Villanueva, para sede de la Universidad Central de Venezuela, es agredida y destrozada constantemente, por grupos anárquicos que, paradójicamente, son protegidos por el Gobierno revolucionario. Han destruido oficinas, jardines y causado daño a obras de arte de grandes maestros europeos y venezolanos, de manera brutal, lo que evidencia, ante el mundo, la descomposición y la violencia que existe en nuestro país.
Nadie que visite La Vela de Coro, puede creer que esta pequeña ciudad del estado Falcón, sea Patrimonio de la Humanidad, cuando sus principales calles Bolívar, Sucre y Federación han sido arrasadas para colocar el servicio de gas, que comenzaron y no continuaron. Las casas coloniales que los veleños habían conservado con esmero, en respeto a sus antepasdos, están en el suelo y las obras que se prometieron, cuando hubo el júbilo por la decisión de la Unesco, nunca se hicieron. Este estado de ruinas en que se encuentra La Vela de Coro, podría ser denunciado ante la Unesco, la cual, ante la indiferencia del Gobierno venezolano, tiene la facultad de dejar sin efecto su decisión.
Sería otra raya para Venezuela que está incluida entre los países más corruptos y más violentos del planeta.
Diablos Porteños
En Carabobo, la cofradía de Diablos Danzantes más antigua es la de Patanemo, cuyo sentido devocional, de hermandad y de compromiso con el Santísimo Sacramento, pasa de padres a hijos.
La fiesta de Corpus conmemora la institución de la eucaristía revivida en cada misa con la elevación de la hostia y del cáliz, después de la consagración. La celebración se efectúa ocho días después del primer domingo de Pentecostés llamado domingo de la Santísima Trinidad.
La revista Calendario de Fiestas Tradicionales del estado Carabobo, editado por la Fundación Bigott, informa que los danzantes de Patanemo tienen fe en los poderes curativos del aceite del Santísimo, proveniente del altar, resguardado por las sayonas de la cofradía. El ritual se inicia la noche de la víspera del jueves de Corpus cuando se ensayan los pasos de la danza y se reza tres veces el rosario.
La hermandad de los Diablos Danzantes de San Millán es semejante a la de Patanemo, en su estructura organizativa y por sus creencias mágico-religiosas, pero su continuidad estuvo interrumpida, desde los años 50 hasta 1993, cuando reanudó sus actividades por el apoyo y la motivación de Herman Villanueva, líder promotor de los Tambores de San Millán.
De ahora Puerto Cabello tendrá un atractivo turístico mundial el día de Corpus para apreciar la espectacularidad de los rituales de los Diablos Danzantes como ocurre en Yare, pero es necesario el apoyo a las dos cofradías con sede en el municipio. Si eso no se cumple la tradición podría hasta extinguirse tomando en cuenta que las nuevas generaciones no guardardarán el mismo fervor que han mantenido las generaciones nacidas antes de la era del Internet.
Enla Casa Paez
La cofradía Nuestra Señora del Socorro ofrecerá este domingo una gala musical a cargo del pianista Raymundo Pereira en la Casa Páez, situada en la avenida Boyacá cruce con calle Páez.
El concierto, que comenzará a las 11 de la mañana, es a beneficio de las obras sociales de la cofradía que preside Marina Giménez de Bencomo.
Raymundo Pereira, pianista de prestigio por el virtuosismo de sus interpretaciones, tocará en la primera parte del programa piezas populares venezolanas. La segunda parte incluirá villancicos y aguinaldos para concluir con el vals “Valencia”, de Juan Vicente Torrealba. ¡A no faltar!
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