XV Exposición Colectiva Acaf
Marisol Pradas
Ana Mercedes Carvallo Parés, Premio Nacional de las Artes del Fuego 2005, es la artista homenajeada en la XV Exposición Colectiva de la Asociación Civil de Artistas del Arte del Fuego (Acaf) que estará abierta al público hasta el 16 de este último mes del año en los espacios del Centro Cultural Eladio Alemán Sucre.
Dos piezas suyas, Colgante de techo reversible y un collar de la serie ¿Realidad o ficción?, dan la bienvenida al público que podrá reconocer su talento al igual que en el conjunto de cuarenta y ocho artistas, en su mayoría mujeres, la versatilidad de una muestra presentada con elegancia y creatividad.
Maribel Aráez, Elsy Aragón, María Esther Barbieri (presidenta de la Acaf), Nelly Barbieri, Clemencia de Betancourt, Anna Rita Bevini, Patricia de Bracho, Gabriela Brazao (Relaciones Públicas, Acaf), Elio Cedeño, Isabel Cisneros, Jeanette Cordero, Mirian Da Silva, Luisa Dunia (vicepresidenta, Acaf), Anna Fioravanti, Karina Flores, Alicia de Font, Maritza Góngora (secretaria, Acaf), Graciela Gómez, Tony Henríquez, Cecilia Herrera, Mari Herrera (tesorera, Acaf), Carola Karam, Nadia Karroum, Rosario de la Cruz, Gabriela Láscaris, María Yoraima López, Elizabeth Marrero, Manuela Moreira, Elizabeth Mujica, Cristóbal Ochoa, Carmen Ojeda, Patricia Pantoja, Laura Palazzi, Natalia Procopovich, Claudia Padrón, Mary Peña, María Pequeno, Carolina Perdomo, Cecilia Ragni, Lucía Ramírez, María Eugenia Rengel, Piera Reverón, Joan Yelis Rivas, María Helena Rodríguez, Mariluz Rodríguez, Tatiana Tischenko, Beatriz Valladares y Tania Zambrano brindan y se rinden a sí mismas un homenaje en estos quince años de seguir trabajando infatigablemente la energía del sol bendecida, en las manos, con fuego.
Varias de las exponentes son premios nacionales de las artes del fuego aunque otras sin haber ganado el principal han obtenido otros galardones dentro de esta confrontación bienal que goza de lo más importante: el reconocimiento del público a la creatividad, perseverancia e investigaciones que deben realizar de forma silenciosa los artistas mientras el universo conspira también hacia el éxito.
Una novedad importante: la incorporación de polímeros abrió nuevas propuestas, indagaciones y hasta travesuras dentro de las obras, en su mayoría, cargadas de emotividad e idoneidad.
Si bien en ningún otro arte armonizan los cuatro elementos primordiales de la naturaleza como en la cerámica también es cierto que lo mismo ocurre con los metales y el vidrio, realzándolo a una de las más altas expresiones creativas de la humanidad. Tan antiguo como la vida misma, el arte del fuego encuentra su origen en la necesidad de cocer y preservar los alimentos. Pero entonces, junto a la hoguera, va naciendo la destreza como si se tratara de un contrato mágico, cuneiforme, inspirada. La imaginación recubre superficies.
El fuego en este arte es un designio capaz de presagiar infinitos y solo en la grandeza de lo pequeño es que se encuentra la más alta satisfacción. Por eso es que ver esta exposición llena de ternura, amor. Se nota el crecimiento de todas y cada una de las artistas que hemos visto a lo largo de estos quince años y lo mejor de todo es que las notamos con más fuerza, más ahínco; con obras sólidas capaces de brillar por sí mismas en el mundo entero.
El trabajo rinde de esta manera frutos y da gusto celebrar quince años cuando fluye la valentía del hacer y la madurez de lo alcanzado. Ello es lo que más se siente en este trajinar ininterrumpido.
María Esther Barbieri, presidenta de la Acaf, dijo en el acto de inauguración que artistas de otros estados del país estaban integrados a esta exposición, lo que la hacía sentir orgullosa del trabajo efectuado a lo largo de estos quince años de la Asociación Civil de Artistas del Arte del Fuego que tiene un aproximado de sesenta y cinco agremiados, que a lucir por la muestra trabajan todos con gran pasión y esmero.
Como para llevar siempre el sol encendido en el corazón y en el alma.
Dos piezas suyas, Colgante de techo reversible y un collar de la serie ¿Realidad o ficción?, dan la bienvenida al público que podrá reconocer su talento al igual que en el conjunto de cuarenta y ocho artistas, en su mayoría mujeres, la versatilidad de una muestra presentada con elegancia y creatividad.
Maribel Aráez, Elsy Aragón, María Esther Barbieri (presidenta de la Acaf), Nelly Barbieri, Clemencia de Betancourt, Anna Rita Bevini, Patricia de Bracho, Gabriela Brazao (Relaciones Públicas, Acaf), Elio Cedeño, Isabel Cisneros, Jeanette Cordero, Mirian Da Silva, Luisa Dunia (vicepresidenta, Acaf), Anna Fioravanti, Karina Flores, Alicia de Font, Maritza Góngora (secretaria, Acaf), Graciela Gómez, Tony Henríquez, Cecilia Herrera, Mari Herrera (tesorera, Acaf), Carola Karam, Nadia Karroum, Rosario de la Cruz, Gabriela Láscaris, María Yoraima López, Elizabeth Marrero, Manuela Moreira, Elizabeth Mujica, Cristóbal Ochoa, Carmen Ojeda, Patricia Pantoja, Laura Palazzi, Natalia Procopovich, Claudia Padrón, Mary Peña, María Pequeno, Carolina Perdomo, Cecilia Ragni, Lucía Ramírez, María Eugenia Rengel, Piera Reverón, Joan Yelis Rivas, María Helena Rodríguez, Mariluz Rodríguez, Tatiana Tischenko, Beatriz Valladares y Tania Zambrano brindan y se rinden a sí mismas un homenaje en estos quince años de seguir trabajando infatigablemente la energía del sol bendecida, en las manos, con fuego.
Varias de las exponentes son premios nacionales de las artes del fuego aunque otras sin haber ganado el principal han obtenido otros galardones dentro de esta confrontación bienal que goza de lo más importante: el reconocimiento del público a la creatividad, perseverancia e investigaciones que deben realizar de forma silenciosa los artistas mientras el universo conspira también hacia el éxito.
Una novedad importante: la incorporación de polímeros abrió nuevas propuestas, indagaciones y hasta travesuras dentro de las obras, en su mayoría, cargadas de emotividad e idoneidad.
Si bien en ningún otro arte armonizan los cuatro elementos primordiales de la naturaleza como en la cerámica también es cierto que lo mismo ocurre con los metales y el vidrio, realzándolo a una de las más altas expresiones creativas de la humanidad. Tan antiguo como la vida misma, el arte del fuego encuentra su origen en la necesidad de cocer y preservar los alimentos. Pero entonces, junto a la hoguera, va naciendo la destreza como si se tratara de un contrato mágico, cuneiforme, inspirada. La imaginación recubre superficies.
El fuego en este arte es un designio capaz de presagiar infinitos y solo en la grandeza de lo pequeño es que se encuentra la más alta satisfacción. Por eso es que ver esta exposición llena de ternura, amor. Se nota el crecimiento de todas y cada una de las artistas que hemos visto a lo largo de estos quince años y lo mejor de todo es que las notamos con más fuerza, más ahínco; con obras sólidas capaces de brillar por sí mismas en el mundo entero.
El trabajo rinde de esta manera frutos y da gusto celebrar quince años cuando fluye la valentía del hacer y la madurez de lo alcanzado. Ello es lo que más se siente en este trajinar ininterrumpido.
María Esther Barbieri, presidenta de la Acaf, dijo en el acto de inauguración que artistas de otros estados del país estaban integrados a esta exposición, lo que la hacía sentir orgullosa del trabajo efectuado a lo largo de estos quince años de la Asociación Civil de Artistas del Arte del Fuego que tiene un aproximado de sesenta y cinco agremiados, que a lucir por la muestra trabajan todos con gran pasión y esmero.
Como para llevar siempre el sol encendido en el corazón y en el alma.
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