Hoy y Después en Valencia
Alfredo Fermín
afermin@el-carabobeno.com
Valencia ha vuelto al estado de sitio en que, al final de año, la convierten los buhoneros, debidamente autorizados por el municipio, para que hagan lo que les dé su gana. El fenómeno del comercio informal en Venezuela es una tradición, pero, en ninguna otra ciudad, se permiten tantos desafueros como los que se cometen en esta ciudad, donde esta gente es protegida por organismos policiales.
Antes, era el centro pero ahora la mafia, que controla el negocio de la buhonería, se ha extendido a los espacios disponibles que quedaban en la avenida Bolívar. El alcalde Paco Cabrera prohibió la buhonería en esa avenida y reunió a los pequeños comerciantes en Mercanorte, como dependencia municipal. Sin embargo, éstos padres de familia, que pagan al municipio por sus locales, están siendo afectados por quienes, sin ningún permiso, se han instalado a las puertas del pequeño centro comercial, que debe competir con las grandes tiendas del sector, beneficiarias de los dólares de Cadivi para importar a su gusto del exterior. Sin embargo, Mercanorte continúa siendo un lugar visitado, especialmente por gente joven. La mercancía es de última moda, igual a las que venden en las boutiques “fashion” a precios atractivos a pesar de que el dólar se disparó como un cohete. Esto no es publicidad pero dicen que es “una de las mejores opciones para los estrenos”.
Volviendo a la buhonería en el centro, es inexplicable que se permita la utilización de todos los espacios, al extremo de que los peatones ya no pueden andar ni por las aceras ni por el medio de la calle. Los peatones reciben empujones y pisotones porque, los antiguos tarantines, ahora son tiendas con maniquíes, escandalosos aparatos de sonido y utilizan las paredes de los edificios para exhibir mercancía.
Se violan todas las normas de seguridad e higiene con ventas de comida en las que no hay, ni siquiera, agua potable y los expendedores no se preocupan por tener, al menos, apariencia de pulcritud. No hay ninguna exigencia, por parte de las autoridades sanitarias, tan celosas con los negocios debidamente instalados que pagan sus impuestos y deben cumplir, cada vez más, disposiciones según los antojos de los funcionarios.
Por si Fuera Poco
Asombra la indiferencia de la comunidad con el abandono en que se encuentra la ciudad, como si no importara que todo esté destruyéndose. La Catedral, de un momento a otro, puede desplomarse. El Carabobeño ha venido expresando su preocupación pero no se ha visto un pronunciamiento de personalidades e instituciones para exigir, al Gobierno Nacional, que asuma su responsabilidad con un bien patrimonio artístico e histórico de la nación. Ciudad, plazas, jardines y monumentos que fueron orgullos de la ciudad están destrozados y no hay evidencias de que el Gobierno hará algo para rescatarlos. Cuando los medios de comunicación insisten, sobre esta situación lamentable, sale un funcionario a decir que, en tantos días las obras estarán listas a pesar de que aún no ha efectuado el contrato para las obras. Se trata de una burla a la ciudadanía que ha ocasionado un desencanto y una desesperanza que ha conducido al conformismo y que no se puede hacer nada ante una Valencia, que fue una bella ciudad. Destrozada por el odio político que ha permitido que quienes violan las leyes y ordenanzas del municipio, tengan más derecho que la gran mayoría de los ciudadanos. Los buhoneros están protegidos por la Policía. El resto de los mortales sale a la calle exponiendo hasta la vida, por una terrorífica inseguridad que, según el Gobierno Nacional, es un invento de la oposición. La realidad, que vivimos, es así por más paradójica que parezca.
Festival de Cine Francés
Con regocijo informamos que el Cine de Arte Patio Trigal, de la Universidad de Carabobo, con los auspicios de la Embajada de Francia en Venezuela, está presentando nuevamente una selección de los mejores filmes de la cinematografía francesa de 2008 a 2011.
Contando también con el apoyo de la Alianza Francesa, podemos ver en esta edición las películas: Juntos es demasiado (2009) de Léa Fazer; El padre de mis hijos (2009) de Mia Hansen-Love; El refugio (2009) de François Ozon; Entre la fe y la pasión (2009) de Bruno Dumont; Un veneno violento (2010) de Katell Quillévéré; Matrimonio de a tres (2010) de Jacques Doillon y Las oficinas de Dios.
Este domingo, en funciones de 5:30 y 7:30 pm, será proyectada Entre la fe y la pasión, historia de una joven expulsada de un convento, a pesar de su apasionado amor a Dios y su fe ciega, que la conducen a caminos peligrosos. El film fue aclamado en 2009, en el Festival Internacional de Cine de Toronto, Canadá; Festival Internacional de Cine Donostia - San Sebastián, España; Festival de Cine de Nueva York, Estados Unidos; Festival Internacional de Cine de Morelia, México; Festival de Cine de Londres, Gran Bretaña; Festival Internacional de Cine de Tesalónica, Grecia 2009.
El martes 6 y el miércoles 7 veremos Matrimonio de a tres, una película cuya fuerza radica en la forma de contarla. Es es una historia redonda que no tiene grandes pretensiones. Se inicia con la llegada de Harriet, Theo y el representante de los dos (este último, poco relevante en la historia), a la casa de Auguste con quien tendrán una cena de trabajo.Luego de todos los acontecimientos, entre tristes, sensuales, cómicos y extraños, los tres personajes salen de la casa de la misma forma que entraron, pero todos ellos transformados.
Dirigida por Jacques Doillon e interpretada por Pascal Greggory, Julie Depardieu, Louis Garrel, Agathe Bonitzer y Louis-Do de Lencquesaing. Dura cien minuto
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