En
el Himno, un príncipe
parto relata en primera persona, como si de una narración autobiográfica se tratara, cómo siendo muy joven es enviado por sus regios padres para lograr una difícil tarea: deberá ir al lejano Egipto para encontrar una perla preciosa que es custodiada por una peligrosa serpiente a la que debe arrebatársela.
Cuando el príncipe marcha para cumplir este encargo, deja atrás no sólo el seguro y lujoso ambiente del palacio real de sus padres, sino también la suntuosa
túnica que le confiere su identidad y dignidad principesca. Antes de partir, los padres realizan con el príncipe
un pacto: Si logra cumplir con lo solicitado, hacerse con la perla valiosa, recuperará su vestidura real y compartirá con su hermano mayor, la herencia del reino.
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Se pone en marcha para el largo viaje, acompañado por dos guías que le dejan una vez llegados a tierras egipcias. Cerca ya de la serpiente pretende esperar a que se duerma para arrebatarle la perla. El príncipe continúa relatando cómo al principio se hallaba solo, procurando evitar a los egipcios y sus hábitos impuros, y aunque trata de no llamar su atención, es descubierto y, engañado por los mismos egipcios, toma de sus alimentos y por la pesadez de los mismos cae en un profundo sueño por el que olvida su hogar, su regio linaje y el propósito último por el que había emprendido su viaje.
Sus padres sabiendo su situación, le envían una carta en la que le recuerdan quien es y por qué se halla en aquellas lejanas tierras. Habiendo despertado gracias a esta misiva, el príncipe logra arrebatarle la perla a la serpiente sibilante. En el camino de regreso recibe de parte de sus padres, la hermosa túnica que se había despojado antes de su viaje y vestido nuevamente con ella, regresa a su hogar, el reino de sus padres, donde es recibido con regocijo y presentado ante el rey.
Sólo en dos
manuscritos, siriaco y griego, de los
Hechos de Tomás se encuentra el llamado
Himno de la perla. El manuscrito siriaco se halla en la
Bristish Library (BM Add 14645),
4 está datado en el siglo X n.e., concretamente en el 936
A.D. y es en verso.
3 El otro manuscrito está escrito en griego, es en prosa y está fechado un siglo más tarde, en el siglo XI y actualmente en la
Biblioteca Vallicelliana de
Roma (B35).
1
En el manuscrito siriaco, el texto del Himno está precedido por un título: “
Himno de Judas Tomás, el apóstol, que se encontraba en la región de los indios” [hindúes] y concluye con el siguiente colofón: “
Fin del himno que el apóstol Judas Tomás pronunció en prisión”. En el manuscrito griego el título y el colofón no aparecen.
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La lengua original del
Himno es muy seguramente el siriaco y es considerado anterior en su elaboración a los
Hechos de Tomás, es decir sería una interpolación realizada en el apócrifo neotestamentario, lo que viene avalado porque tanto en los manuscritos siriaco como griego, el alegórico poema viene introducido como un himno (
madrashe) o salmo (
psalmos).
1
Manuscrito siríaco del s. IX.
El Himno de la perla se encuentra en uno similar, Add 14645, del s. X.
Probablemente el Himno de la perla fue compuesto entre los siglos II y IV de nuestra era, señalándose el año 224 (año de la caída del imperio parto) como fecha límite tardía del momento de su composición, dada la mención de los partos que se hace en unos de los versos y redactado,1 5 acorde a las referencias geográficas que en él se dan, en Mesopotamia.
El Himno de la perla ha sido calificado como alegoría religiosa, narración épica o poema didáctico o madrashe. Y ésta última valoración, como midrás cristiano de ciertos textos de los evangelios sinópticos (Mt 13:35-46) es una de las posibilidades de significación que es contemplada.1 6
Se ha considerado al filósofo gnóstico sirio del siglo II
Bardaisan de
Edesa o a un poeta bardaisanita, como probable autor del
Himno,
57 y aunque recientes investigaciones sugieren que el autor era nativo de
Mesena, al sur de Babilonia, y su lenguaje original era el
arameo oriental y no el siriaco, esta cuestión está todavía por dilucidar.
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Así mismo,
el Himno ha sido relacionado también con el entorno del
maniqueismo, aún dentro de un contexto gnóstico, y por último también se ha apuntado su posible origen en ancestrales leyendas de carácter dualista y sincrético de la cultura
irania.
1
En todo caso los estudiosos y eruditos del Himno, en su mayoría y desde un principio, han señalado o sugerido las fuentes
gnósticasdel
cristianismo primitivo como origen del mismo
1 2 5 7 y es que en este hermoso poema es manifiesta la
soteriología gnóstica que contempla en el hombre la presencia de una chispa, esencial o anímica, que proviniendo del ámbito de lo divino y sometida en este mundo al destino, al nacimiento y a la muerte, puede y necesita ser despertada por la contraparte divina del ser humano, recordando su naturaleza original, para ser finalmente reintegrada con su primigenia pureza, al lugar de donde procede.
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Desde esta perspectiva,
la perla del
Himno sería en sí misma esa chispa o principio anímico divinal en todo ser humano (por ello la denominación de
Himno del alma) que encontrándose
caída en el mundo denso, debe ser rescatada, salvada (-por
el príncipe- simbolizándose en ello el mito gnóstico del
Salvador salvado),
2 10 arrebatada a
la serpiente sibilante, alegoría -en este contexto- de las fuerzas contrarias que, dentro del propio individuo y fuera de él, en el mundo, se oponen a que pueda poseer su alma (-pues se tiene alma, mas no se posee:
“en vuestra paciencia poseeréis vuestras almas”, Lc 21:19), recuperar nuevamente su "túnica o vestidura de gloria", su dignidad transcendental y, de este modo, en perfecta e íntima completitud y libertad, poder regresar a la
Casa o
Reino del Padre.
En el relato del
Himno de la Perla es manifiesto que todo ello ha sido posible, en última instancia, a que el Padre en su amor, envió a su hijo una
carta, simbólica expresión del
conocimiento salvador o
gnosis de la verdad, que le recuerda lo que ya estaba escrito en su corazón, y por medio de la cual, despertando, se hizo posible que rescatara
la perla de su alma y recibiera nuevamente
la túnica o vestidura de gloria, los aspectos más elevados del propio ser interior, conociendo la verdad en sí mismo y siendo por ello, libre (“
y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”, Jn 8:32). Es por todo ello que
el Himno de la perla es también conocido como el
Canto de la Liberación.
1Debido seguramente a la dominación de cristianos sirios por círculos musulmanes
sufíes en el
Bagdad de finales del
Califato Abasí,
el Himno de la Perla fue plagiado, aunque adaptado y con diferente exposición teológica, a la
literatura islámica en árabe (el primer manuscrito en el que aparece es del
siglo XV) y, en siglos posteriores, al
persa,
turco y
urdu.
3
El Himno de la Perla, expresión diáfana del
gnosis primitivo, es la más reconocida creación poética escrita en siriaco y continúa siendo motivo de profundos estudios eruditos.
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La sobria belleza de su texto expresa como pocos otros, el
arquetípico mito universal del olvido y del recuerdo: la necesidad del individuo de
volver en sí mismo para
recordar quién es, de dónde viene, y cual es su destino,
si despierta, para su esencia real
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