Este Mandala del Sol lo recibimos varias veces en el año, lo importante es que al recibirlo lo enviemos a muchas personas que apreciamos.
Los entendidos dicen que trae suerte, bienestar y buenas sorpresas.
Amor y Paz l Manda las que puedas... Namasté Que el camino venga a tu encuentro, que el viento sople siempre a tu espalda, que el sol te de siempre en tu cara, que la lluvia caiga lentamente en tu campo y hasta, que volvamos a vernos... Que Dios te tenga en la palma de su mano. Esto era recitado y cantado por los antiguos Celtas.
Una bendición viene hacia ti en forma de un mejor trabajo, una casa, un casamiento, un bebe o libertad económica.
Concéntrate en esta frase:
" Para alcanzar algo que nunca has tenido, tendrás que hacer algo que nunca hiciste”.
Cuando Dios te quita aquello que tenías agarrado, El no está castigándote, sino simplemente abriendo tus manos para recibir algo mejor.
Concéntrate en esta frase:
"La Voluntad de Dios no te llevará donde la Gracia de Dios no te proteja”.
Algo bueno te sucederá hoy; algo sobre lo cual has esperado noticias.
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Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.
miércoles, 22 de octubre de 2014
Ante la angustia que el caso de Enzo SCARANO SUSCITA EN MI...ANIMO ROSA, SOLO TU PUEDES ROMPER LAMENTIRA...TEN FE Y TEMPLANZA...TE ADMIRO Y ME SORPRENDISTE...TE HONRO COMO MUJER
viernes, 10 de octubre de 2014
Para monseñor estos son momentos muy difíciles por la violencia
El Carabobeño 09 octubre 2014
Estrategia de desarme iniciada por el Gobierno no ha sido efectiva

Para monseñor estos son momentos muy difíciles por la violencia. (Foto Archivo/El Carabobeño)
Alfredo Fermín || afermin@el-carabobeno.com
El arzobispo de Valencia, Reinaldo Del Prette, expresó su preocupación por los momentos difíciles que vive el país, luego de que la estrategia contra el desarme puesta en práctica por el Gobierno, no ha tenido efectividad porque se ha perdido el temor a Dios y el respeto a la vida, como el don más grande que él nos ha dado.
Estamos viviendo- declaró monseñor- momentos muy difíciles por la violencia. “La violencia nace del corazón de la persona que no siente a Dios y, cuando él falta, en el corazón de los hombres, viene lo peor porque los delincuentes entienden que ellos actúan en defensa de sus propias, vidas cuando es todo lo contrario”.
Monseñor advirtió que cuando se ataca a la vida es porque no sabemos valorar el don más grande que hemos recibido de Dios, y contra eso tenemos que unir esfuerzos para salvar a nuestro país del cual está tan pendiente el papa Francisco.
Saúl Ortega y demás chavistas de medio pelo, reflexionen sobre ésto:«Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces.(San Lucas (11,15-26)
Lecturas de hoy Viernes de la 27ª semana del Tiempo Ordinario
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (3,7-14):
Comprended de una vez que hijos de Abrahán son los hombres de fe. Además, la Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, le adelantó a Abrahán la buena noticia: «Por ti serán benditas todas las naciones.» As! que son los hombres de fe los que reciben la bendición con Abrahán, el fiel. En cambio, los que se apoyan en la observancia de la ley tienen encima una maldición, porque dice la Escritura: «Maldito el que no cumple todo lo escrito en el libro de la ley.» Que en base a la ley nadie se justifica ante Dios es evidente, porque lo que está dicho es que «el justo vivirá por su fe», y la ley no arranca de la fe, sino que «el que la cumple vivirá por ella.» Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros un maldito, porque dice la Escritura: «Maldito todo el que cuelga de un árbol.» Esto sucedió para que, por medio de Jesucristo, la bendición de Abrahán alcanzase a los gentiles, y por la fe recibiéramos el Espíritu prometido.
Palabra de Dios
Comprended de una vez que hijos de Abrahán son los hombres de fe. Además, la Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, le adelantó a Abrahán la buena noticia: «Por ti serán benditas todas las naciones.» As! que son los hombres de fe los que reciben la bendición con Abrahán, el fiel. En cambio, los que se apoyan en la observancia de la ley tienen encima una maldición, porque dice la Escritura: «Maldito el que no cumple todo lo escrito en el libro de la ley.» Que en base a la ley nadie se justifica ante Dios es evidente, porque lo que está dicho es que «el justo vivirá por su fe», y la ley no arranca de la fe, sino que «el que la cumple vivirá por ella.» Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros un maldito, porque dice la Escritura: «Maldito todo el que cuelga de un árbol.» Esto sucedió para que, por medio de Jesucristo, la bendición de Abrahán alcanzase a los gentiles, y por la fe recibiéramos el Espíritu prometido.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 110,1-2.3-4.5-6
R/. El Señor recuerda siempre su alianza
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R/.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente. R/.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles. R/.
R/. El Señor recuerda siempre su alianza
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R/.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente. R/.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,15-26):
En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: «Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios.» Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo.
Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: "Volveré a la casa de donde salí." Al volver, se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: «Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios.» Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo.
Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: "Volveré a la casa de donde salí." Al volver, se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio.»
Palabra del Señor
jueves, 9 de octubre de 2014
Ubicate Saúl, que Valencia y Colombia no son una pendejadita...
Colombia: otro sacerdote asesinado por robo
Era de la diócesis de Medellín. Víctima de un asalto que terminó mal, apuñalado a la salida del metro
Por Redacción
ROMA, 06 de octubre de 2014 (Zenit.org) - “Con dolor y asombro la Archidiócesis de Medellín expresa su más profundo sentimiento de tristeza por la muerte violenta del padre Andrés Duque Echeverry, ocurrida el 3 de octubre del 2014”.
Con estas palabras se expresa el comunicado de la Archidiócesis de Medellin, que recibió la Agencia Fides sobre la muerte violenta de otro sacerdote en Colombia, en Medellin. El funeral del padre Andrés se celebró el sábado 4 de octubre, con la participación de obispos auxiliares de la Archidiócesis y de muchos sacerdotes, que se han unido a la comunidad parroquial de San Buenaventura, que sigue incrédula y consternada por la noticia de la muerte del proprio párroco.
El padre Andrés Duque Echeverry fue ordenado sacerdote el 25 de noviembre de 1995, y llevaba a cabo su ministerio pastoral desde hacia 4 años en la parroquia de San Buenaventura, situada en el municipio de Bello. “Deploramos estos hechos que atentan contra la vida humana, imploramos a Dios para que estos momentos dolorosos no acontezcan más en nuestra ciudad” está escrito en el comunicado de la Archidiócesis.
El primer informe policial refiere, según una nota enviada a la Agencia Fides por un diario local que el padre Andrés fue víctima de un robo que terminó mal, apuñalado a la salida del metro. Su cuerpo fue llevado al tanatorio y su identificación se realizó con retraso porque le habían robado todo, incluidos los documentos y otros efectos personales.

Con estas palabras se expresa el comunicado de la Archidiócesis de Medellin, que recibió la Agencia Fides sobre la muerte violenta de otro sacerdote en Colombia, en Medellin. El funeral del padre Andrés se celebró el sábado 4 de octubre, con la participación de obispos auxiliares de la Archidiócesis y de muchos sacerdotes, que se han unido a la comunidad parroquial de San Buenaventura, que sigue incrédula y consternada por la noticia de la muerte del proprio párroco.
El padre Andrés Duque Echeverry fue ordenado sacerdote el 25 de noviembre de 1995, y llevaba a cabo su ministerio pastoral desde hacia 4 años en la parroquia de San Buenaventura, situada en el municipio de Bello. “Deploramos estos hechos que atentan contra la vida humana, imploramos a Dios para que estos momentos dolorosos no acontezcan más en nuestra ciudad” está escrito en el comunicado de la Archidiócesis.
El primer informe policial refiere, según una nota enviada a la Agencia Fides por un diario local que el padre Andrés fue víctima de un robo que terminó mal, apuñalado a la salida del metro. Su cuerpo fue llevado al tanatorio y su identificación se realizó con retraso porque le habían robado todo, incluidos los documentos y otros efectos personales.

Valencia excomulgada Un hecho extraordinario: La cesación ad Divinis | |
Luis Cubillán Fonseca
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![]() He aquí los hechos más resaltantes: Por Real Cédula del 27 de mayo de 1717, determinó el rey Felipe V crear el Virreinato del Nuevo Reino de Granada. La jurisdicción atribuida al nuevo Virreinato fue: "... La Provincia de Santa Fe, las de Cartagena, Santa Marta, Maracaibo, Caracas, Antioquia, Guayana, Popayán, San Francisco de Quito, con todo lo demás y términos que en ella se comprenden..." (Olavarriaga, P. (1965) Pág. 124). ![]() El gobernador Portales y Meneses salió de Caracas en comisión a perseguir a los contrabandistas, encargando del gobierno civil de la provincia al obispo de Venezuela, don Juan de Escalona y Calatayud. Esta decisión vulneró el antiguo real privilegio de los alcaldes caraqueños: quienes en ausencia del gobernador titular tomaban inmediatamente bajo su gobierno toda la provincia. Este desaguisado enfureció a los celosos alcaldes caraqueños, la ciudad se dividió en bandos, por una parte el gobernador, el señor obispo y los religiosos; y por otra, los alcaldes regidores y parte de la nobleza caraqueña. Con presteza, el Virrey del Nuevo Reino de Granada mandó apresar al gobernador Portales y Meneses, por la violación del privilegio. El 21 de marzo de 1723, asumieron su jurisdicción los alcaldes y, luego por intercesión del señor obispo Escalona y Calatayud, liberaron a Portales y Meneses restituyéndolo a su cargo. En noviembre de 1723 le llega a Portales y Meneses el turno de vengarse de los alcaldes caraqueños, comienzan los abusos contra ellos y sus familiares, y acusa a muchos de contrabandistas, lo cual indigna a los alcaldes y regidores. êstos lo reportaron a la Real Audiencia de Santa Fe, instancia que condenó nuevamente a la cárcel a Portales; éste se fuga de la cárcel y se refugia primero en el Seminario y luego en el Palacio Episcopal. VALENCIA RECHAZO LA ENTRADA AL VIRREY Ante los rumores que han llegado a Santa Fe, el Virrey prepara viaje a Venezuela para remediar la situación. Esto fue interpretado por los criollos como una invasión por parte del Virrey de la Nueva Granada. Entonces el marqués del Valle de Santiago, Berroterán y Xedler, capitán a Guerra, acompañado del sargento mayor don Pedro Arias, se trasladó a Valencia y la sitió con tropa alistada, construyó trincheras en la plaza mayor y mandó traer piedras de Puerto Cabello (éstas se usaban como proyectiles). Ante estos escandalosos hechos, el señor Obispo envió un oficio a Berroterán y Xedler, marqués del Valle de Santiago, conminándolos a abandonar las acciones bélicas, pero el testarudo noble se negó rotundamente y mantuvo el sitio a la ciudad. Su Ilustrísima, el obispo Escalona y Calatayud, se vieron desobedecidos por aquellos hombres a quienes habían calificado de protervos, desafiantes a su poder, y negados a oír la amenaza de excomunión fulminada por el mitrado; cuando Berroterán encontró apoyo en algunos valencianos, el mitrado molesto procedió a condenar a la ciudad de Valencia y cuatro leguas en contorno a "cesación ad Divinis". En cumplimiento a la cesación ad Divinis, el Vicario de Valencia cumplió a cabalidad lo ordenado: consumió las hostias consagradas, vació los sagrarios, las campanas de las dos iglesias de la ciudad, la Parroquial y el Convento de San Buenaventura, comenzaron a doblar a muerto cada cuarto de hora, durante el día y noche; no se dijeron más misas ni oficios, y las iglesias fueron cerradas. Los testigos declarantes en el juicio posterior afirman que cada vez que sonaban las campanas el Marqués del Valle de Santiago hacía tocar clarines y cajas de guerra (redoblantes), se mofaban del campanero diciéndole que se comprara un par de guantes para que pudiera seguir tocando, y gritaban insultos contra el Obispo. El padre inquisidor se trasladó a la ciudad, sin ningún resultado, y por los estudios que del caso había hecho el padre guardián del Convento de San Buenaventura, hoy conocido como San Francisco, se rumoreó en la ciudad que aquello era una "patarata". Por otra parte, el Marqués del Valle había recibido una carta de "alguien" a quien no se nombra, indicándole que esa medida tan fuerte no era aplicable a toda una población de fieles muy cristianos y cumplidores de sus deberes. El juicio continuó, pero será en otro estudio cuando retomemos el tema. (AAV). Sin embargo, no podemos dejar de mencionar que en 1830, por causas y efectos diferentes, se volverá a levantar la rebelde ciudad de Valencia contra el poder radicado en la Nueva Granada. |
La cuestión religiosa (1900-1903): Su repercusión en Valencia | |||||||
Domingo Alfonso Bacalao
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![]() ![]() Entre monseñor Uzcátegui y el padre Alexandre existió siempre una gran amistad, que se reflejó claramente en la predilección sentida por el primero en todo lo relacionado con el primer Seminario valenciano. Otros meritorios logros -la creación del diario católico La Religión, la recuperación institucional del clero- acompañaron la gestión del ilustre arzobispo. Una vez conocidas ampliamente por la colectividad las graves dolencias y la incapacidad física y mental del arzobispo Uzcátegui, estalla una pugna entre dos grupos de clérigos, donde las pasiones desbordadas van a crear una verdadera calamidad para la Iglesia venezolana. Un libro interesante y documentado, publicado recientemente bajo el título "Locura, pasión y poder. La lucha por la silla arzobispal de Caracas (1900-1903)", cuya autoría corresponde al profesor e investigador en asuntos eclesiásticos Héctor Acosta Prieto, recompone paso a paso la historia de aquellos penosos acontecimientos. Un verdadero escándalo, que no repara en lo más mínimo a la dramática situación del arzobispo enfermo, quien aparece como figura de fondo de unos sucesos verdaderamente ingratos. La prensa de la época informa con lujo de detalles de todo cuanto se presenta. La Linterna Mágica, El Conciliador, El Pregonero, El Constitucional, El Tiempo, El Nacional y el mismo diario católico, La Religión, se involucran ampliamente en el conflicto. El asunto desborda lo estrictamente clerical para dar paso a la participación de los laicos, con la misma pasión y virulencia que caracteriza la situación planteada. Hay un debate sobre el Derecho Canónico, donde cada uno de los bandos en pugna ofrece sus argumentos y puntos de vista. Se habla de la división del clero y la posibilidad de un cisma alarma grandemente a la feligresía católica. La intensidad y gravedad de la situación obligan también a la participación de la Santa Sede, a través de su enviado especial, monseñor Julio Tonti, delegado apostólico ante los Gobiernos de Venezuela, República Dominicana y Haití, con el específico encargo de estudiar y remediar las complicadas circunstancias. A tal punto se llega en la diatriba clerical que el profesor Acosta Prieto la plantea de la siguiente manera: "Un conflicto entre dos sectores opuestos que van a exhibir en el fragor del debate posiciones extremas, abiertamente ofensivas, descalificantes, más propias de organizaciones políticas, fracciones discordantes, laicas o seglares, que de una institución de tanta tradición como es la Iglesia Católica, Apostólica y Romana". El Gobierno tiene metidas sus manos en los asuntos de la Iglesia y a través de la Ley de Patronato Eclesiástico interfiere constantemente en sus propios intereses. El presidente Cipriano Castro se hace llamar jefe del Estado y patrono de la Iglesia, y esta situación es permitida por el provisor, monseñor Castro, quien se hace el desentendido y permite más bien que esto suceda, potenciando la crisis y el descontento. Los dos bandos enfrentados acuden a la protección del poder secular, sufriendo la institución en su integridad propia, perdiendo su autonomía e independencia para resolver sus propios problemas. Para alcanzar cualquier posición o jerarquía dentro de la iglesia, los sacerdotes no hacen valer sus méritos, sus estudios, sus capacidades, sus virtudes; es el Gobierno o el mandatario de turno quien decide sobre el particular. Las ambiciones de los clérigos debilitan y minan, entonces, paulatinamente la autoridad y prestigio de la Iglesia. Ahora bien, ¿cuál es la razón de estos enfrentamientos, de estos graves roces, que inciden en la tranquilidad y marcha de la Iglesia? ¿Quiénes son los contendores, cuáles sus aspiraciones o motivos de esta lucha sin tregua? Es el poder de la Iglesia lo que está en juego y no es otro el propósito de los bandos enfrentados. Se trata, pues, de la sucesión del arzobispo Uzcátegui, y el Capítulo Metropolitano y el vicario general, monseñor Juan Bautista Castro, se disputan el gobierno de la Arquidiócesis. Dos son los aspirantes a la Vicaría: por una parte, el presbítero Dr. Ricardo Arteaga, doctoral de la Santa Iglesia Metropolitana, auspiciado por el Cabildo Eclesiástico, y por la otra, el Dr. Juan Bautista Castro, deán y vicario en ejercicio. Los dos aspirantes buscan por todos los medios el apoyo del presidente Cipriano Castro, quien terminará dando su respaldo definitivo a monseñor Juan Bautista Castro. En esta polémica inconveniente se mezclan los enemigos de la Iglesia para causar daño a la institución. Predominaban a sus anchas en el ambiente intelectual el positivismo, las tendencias antirreligiosas, el ateísmo y particularmente el anticlericalismo, colándose, aprovechando la oportunidad, para expresar sus criterios insidiosos sobre aquella absurda refriega. REPERCUSION DE ESTOS SUCESOS EN VALENCIA ![]() Tenemos que hablar, entonces, de la existencia de un tercer grupo no comprometido con ninguno de los dos mencionados, encabezado por el presbítero Hipólito Alexandre y sus discípulos -presbíteros Manuel María Bacalao, César L. Castellanos y Crispín Pérez- con otro tipo de preocupaciones y planteamientos. Esta distinción, no realizada por el autor del libro antes mencionado, es necesaria hacerla, pues su intención en la controversia tiene un signo diferente y autónomo. El padre Alexandre, sacerdote e intelectual muy meritorio, profesor y decano de la Facultad de Ciencias Eclesiásticas de la Universidad de Valencia, está inquieto y preocupado por los grandes enfrentamientos que se vienen suscitando. Escribe abundantemente sobre el tema en los artículos "La mitritis", "El escándalo de la verdad", "Tempestad seca", "Ruinas de la Iglesia debidas a proyectos quiméricos" -todos en Don Timoteo-. Igualmente en el diario La Religión escribe sobre el particular. Junto a Alexandre -anota Acosta Prieto- escribe también el presbítero Manuel María Bacalao. Ninguno de ellos simpatiza con el vicario general de la Arquidiócesis. Los escritos de Alexandre y Bacalao "son ampliamente difundidos en Valencia y en Caracas; el contenido de esos artículos es irónico, de doble mensaje, algunos los califican de subversivos e injuriosos". Escriben, en igual sentido, César L. Castellanos y Crispín Pérez. Juan Bautista Castro, sacerdote de espíritu y talante autoritario, pretende sancionarlos y ejercer censuras sobre ellos, aduciendo que se trata de imputaciones y calificaciones calumniosas. El catedrático valenciano tenía serias diferencias con él respecto al concepto y funcionamiento de los seminarios, llamados a estar descentralizados, contrariando el criterio centralista del vicario. En este sentido, defiende con legítimo orgullo el desempeño del Colegio Episcopal de Valencia, asentando en un artículo denominado "Ruinas de la Iglesia debidas a proyectos quiméricos" -Don Timoteo, 4 de noviembre de 1901- lo siguiente: "El Colegio Arzobispal había correspondido bien a los deseos y esperanzas del ilustrísimo Sr. Arzobispo, quien lo consideraba como la mayor gloria de su pontificado. Así habría sucedido, sin duda, si el Sr. Arzobispo no se hubiese inhabilitado; pero su enfermedad dio lugar a que un sacerdote, en el seno de las tinieblas, se ocupase de elaborar un proyecto que, aprobado y sancionado después, vino a cerrar las puertas del Colegio Arzobispal". El autor se proponía -dice Alexandre- establecer en Caracas un seminario-boa, que absorbiese en su recinto a todos los jóvenes aspirantes al sacerdocio en el ámbito de la República. Y vincula todo este proceso centralizador con la ambición por las mitras, tema causante de la conflictiva situación vivida por la Iglesia en ese momento. La tentación por las mitras -"La mitritis", Don Timoteo, 30 de octubre de 1901- la considera el ilustre maestro del clero valenciano la causante de tan desastrosa situación. La mitritis es un mal, una enfermedad temible, "no tanto por los sufrimientos que puede acarrear al paciente como por las perturbaciones que puede ocasionar a la Iglesia durante su período" y continúa: "Una vez que el mal ha hecho crisis, invade la región del pericardio y afecta la más noble de las entrañas". El distinguido sacerdote daba con claridad en las causas generadoras de aquella desgarradora contienda. ¿No había tocado el corazón de los contrincantes, distorsionando los sentimientos y emociones de hermanos en la fe y en las creencias semejante batalla por el poder, por las mitras, por el gobierno arzobispal? ¿Esa ruda pelea no había endurecido el corazón cristiano al punto de utilizar un lenguaje zahiriente y tomar decisiones incompatibles con el amor al prójimo, principio cardinal del Evangelio? Hipólito Alexandre interviene en la polémica para poner el acento sobre los principios, sobre los valores cristianos, y llama a imitar el ejemplo de los santos, ajenos siempre a las tentaciones de las mitras. Su verbo enriquece un debate estéril, con conceptos y preocupaciones fundados en las verdades evangélicas, y en la conducta que a lo largo de los tiempos observaron los santos padres y doctores de la Iglesia. Por otra parte, critica el comportamiento de los eclesiásticos, que buscando el apoyo del poder político para lograr sus propias posiciones, comprometen la independencia y autonomía de la Iglesia y le dificultan o impiden lograr sus propios cometidos. La debilitan y la ponen en desventaja frente al poder civil. Denuncia a quienes van "a frecuentar las casas de aquellos de quienes se espera favor o apoyo en sus aspiraciones, e inspiren medios de procurarse laudatorias públicas, que den a su persona proporciones gigantescas". Certera radiografía de un tiempo lamentable y oscuro, donde las pasiones, los bajos sentimientos, las ofuscaciones morales, prevalecieron sobre los principios y nublaron el pensamiento y las acciones de quienes estaban llamados a dar buenos ejemplos y convertirse en guías de una sociedad descompuesta y confundida. Luchó contra la corriente de su época y denunció sus pecados. Trató de educar y preservar a sus discípulos con un celo valiente, que lo convirtió en un adalid de las mejores causas. Ha llegado la hora de ubicar a este ejemplar sacerdote y pensador en el sitial que reclama su actuación histórica, superando cierta literatura ligera que ha reducido su estatura a inaceptables confines parroquiales. La Mitritis Esta enfermedad es propia de los clérigos de espíritu levantado, que aspiran a engreírse en la Iglesia; ella ataca la región del cerebelo y causa grandes perturbaciones en la mente, pudiendo, por tanto, ser contada entre las diversas especies de monomanías. Los que son acometidos de este mal pierden la tranquilidad y se sienten como impulsados a salir fuera de sí por un cambio notable en su modo de ser; por una gran actividad en la persecución del objeto que se proponen; y por una constancia admirable, que les hace insensibles a los repulsos, desprecios y humillaciones que suelen experimentar. La mitritis hace marchar sin temor por las vías simoníacas; ella mueve a frecuentar las casas de aquellos de quienes se espera favor o apoyo en sus aspiraciones, e inspiren medios de procurarse laudatorias públicas, que den a su persona proporciones gigantescas; y no han faltado casos de apropiarse partidas ajenas de bautismo con el fin de borrar las manchas de su cuna y aparecer bien nacidos. La mitritis es una enfermedad temible no tanto por los sufrimientos que acarrea al paciente, como por las perturbaciones que puede ocasionar en la Iglesia durante su período, que a veces suele ser de bastante tiempo... Ha habido casos de mitritis que han tenido un período de más de veinte años. Este mal no viene a hacer crisis sino con el fallo de Roma el cual es siempre desfavorable cuando se sabe que el sujeto ha padecido de mitritis. Una vez que el mal ha hecho crisis, invade la región del pericardio y afecta la más noble de las entrañas; entonces puede, o causar la postración del sujeto, o sumergirle en una profunda melancolía, de la que puede pasar a sufrir los efectos de una depresión constante del sistema nervioso. Siendo, pues, la mitritis una enfermedad de carácter alarmante y de funestas consecuencias, conviene conocer el antídoto capaz de preservar de ella. El antídoto contra la mitritis está contenido en esta máxima de los antiguos filósofos Noce te ipsum: conócete a ti mismo. El estudio y conocimiento de sí mismo fue, en efecto, lo que en todo tiempo preservó a los santos de la mitritis; este conocimiento les obligó muchas veces a huir y ocultarse para evitar que cargasen sobre ellos el peso enorme del episcopado. ¿Por qué no imitar el ejemplo de los santos? Dr. Alexandre Don Timoteo, 30 de octubre de 1901. Carta Abierta a Monseñor Arocha Valencia, noviembre 10 de 1901. Señor Pbro. Dr. Víctor J. Arocha Presente. Muy apreciado amigo y condiscípulo: Con todo el dolor que puede caber en nuestro ánimo voy a ocuparme de la protesta que usted ha lanzado al público contra nuestro amado maestro. No debe extrañarle que estemos divergentes en asuntos que de ningún modo atañen al dogma, a la moral o la disciplina: su protesta se relaciona única y exclusivamente con asuntos que podemos llamar personales: se trata de unos artículos publicados por el doctor Alexandre, donde usted y la camarilla que adora un ídolo de carne se han empeñado en encontrar, porque la pasión los ciega, "imputaciones infundadas", y aun calumnias, y con la circunstancia agravante de referirse ya "directa", ya "indirectamente" y con "manifiesto desacato", a la primera autoridad eclesiástica de la Arquidiócesis. Y fundado en esto lanza su protesta al público, la que muy luego hace leer en el púlpito de la iglesia parroquial. Formados por un mismo maestro y bajo su sabia dirección, mi afecto por usted ha sido hasta hoy nunca desmentido, y en prueba de ello, ahí está mi reciente artículo en que, sin imaginarme por un momento que usted fuese a comprometer tan terriblemente el honor del Dr. Alexandre y del clero de Valencia, me lancé a defenderlo. Pero si ayer me esforcé por defender a usted, cuando la amistad y el deber me lo imponían, ¿cómo callar hoy cuando veo puesta a la picota y al baldón, y esto por usted -lo que agrava la situación-, la fama del que fue no sólo nuestro mentor, sino nuestro padre? Y si usted ha juzgado de conciencia lanzar protesta contra el doctor por unos artículos que ha publicado, yo también estoy en el deber sagrado de protestar contra su protesta, escandalosa cuando menos. Permítame examinar por partes el contenido de su protesta. En primer lugar, usted asienta que los artículos publicados en Don Timoteo son de carácter subversivo y con manifiesta rebeldía a la autoridad eclesiástica, "con imputaciones infundadas y aun calumniosas, y con la circunstancia agravante de referirse directa e indirectamente y con manifiesto desacato" a la misma autoridad. Y bien, señor, ¿cargos tan severos se enrostran a persona alguna sin basarlos siquiera sobre algún hecho? Tratándose de un sujeto de las ejecutorias del Dr. Alexandre, sacerdote tan digno y meritorio, cuya vida toda ha sido consagrada al servicio de la Iglesia, cuyas obras hablan de él mejor que pudiera hacerlo hombre alguno, se requiere que la acusación sea precisada, que el hecho que se le acrimina sea determinado. Usted dice que las publicaciones del doctor Alexandre "van dirigidas contra la autoridad y que contienen falsos e injustos cargos". Al hacer semejante aserción usted está obligado a probarla, so pena de cargar con una enorme calumnia y con el escándalo que ha producido su protesta. ¿En cuál de los artículos del Dr. Alexandre consta que haya escrito contra la autoridad? ¿En cuál de ellos se encuentran los "falsos e injustos cargos" a que hace referencia? Cuando se va a formular una acusación o a lanzar una protesta se debe determinar no sólo la persona, sino también y muy principalmente el hecho sobre el cual versa; de otro modo, la protesta no pasa de ser una quijotada. Para que su protesta pueda tener fuerza, es preciso: 1.- Que indique quién es la persona revestida de autoridad contra quien el Dr. Alexandre se ha mostrado rebelde y a quien ha calumniado directa o indirectamente, como usted afirma. 2.- Que presente los artículos y precise los párrafos en que están contenidas la rebeldía y la calumnia. Entre tanto, la protesta no pasa de ser un libelo infamatorio contra el Dr. Alexandre leído en un púlpito, profanando así la cátedra del Espíritu Santo. Termino excitándole a que por su buen nombre y el del Dr. Alexandre, cuya fama mancilla usted, dé una "contraprotesta" que vuelva las cosas a su primitivo estado; es el único medio que le queda, si es que en verdad está animado de celo por la salvación de las almas a quienes ha escandalizado su protesta. Como siempre, soy su afectísimo amigo y hermano en Jesús y María, Pbro. Manuel Ma. Bacalao.
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Esta noticia es una tentación para mi, primero porque uno sabe quién fue el maestro Saúl Ortega, líder del magisterio valenciano que sobrevivía honradamente redondeando el sueldo de maestro vendiendo tarjetas de teléfono en el Barrio "Las Palmitas", y llegó a tenerle cariño igual que a su hermano que cuidaba el estacionamiento del Museo de la Cultura durante todos los gobiernos de los Salas, por éso me cayó como un plomo el que ahora se haya olvidado de la historia del chavismo en la ciudad, y que en una votación, allá a comienzos del régimen chavista, cuando a la población que votó por él e Isrrael Sotillo para llevarlos como Diputados a la Asamblea Nacional por el Estado Carabobo, una gran mayoría votó contra su gestión, pues el maestro se volvió hombre rico, que le decía "mi amor" a las periodistas que lo entrevistaban cual Porfirio Rubirosa, y engolaba la voz y ponía la boca como un corazón para engatusar a la audiencia en un programa que DATV le concedió... Recuerdo éso porque veo la postura que tomó Rafael Poleo, en su columnita "Corto y Profundo" aparecida en "El Nuevo País" de hoy también, 9 de octubre del 2014, pág. 2 con el título de "¡FUE URIBE!", y donde dice: "No es mala idea echarle a Uribe la culpa por la muerte de los camisas pardas. Ese tipo de problemas lo mejor es mandarlos bien lejos. Pinochet se murió y a Obama hubiera sido difícil culparlo por un ajusticiamiento en Quinta Crespo. Sólo nos queda Uribe. ¡Pues es él! Por mi parte lo acepto como autor intelectual hasta por lo del que mataron en candelaria y algún otro que sepamos. Quedamos en éso y punto. Cuenten conmigo y hablemos de otra cosa. PS: Eso si: no cambien la seña, porque entonces la gente no nos va a creer. Un embustero debe ser coherente."
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