Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

jueves, 15 de octubre de 2015

Andrés Bello (1781-1865) se fue de Venezuela cuando era apenas un joven de 29 años. "Y no volvió nunca más", dice el historiador Rafael Arráiz Lucca

Andrés Bello, 150 años de legado compartido

El legado bellista está dividido, más bien, compartido. (Cortesía/)
Andrés Bello, 150 años de legado compartido
El Universal
NOTITARDE Caracas, 15 de octubre de 2015.- 

Parte a Londres en una misión diplomática como representante de la naciente República, 
para pedir el apoyo británico a la causa de la independencia. La misión falló y 19 años 
después se embarcó junto con su familia a Chile, etapa que Francisco Javier Pérez, 
expresidente de la Academia Venezolana de la Lengua, resume como su "momento de gloria".

Caracas, Londres, Santiago de Chile. El legado bellista está dividido, más bien, compartido. 
A 150 años de su muerte, "Bello no nos pertenece, es un haber continental. Es injusto 
decir que nos pertenece solo porque nació en Venezuela, aunque sea duro reconocerlo".

Un nuevo bellismo

Bello recorre las redes sociales convertido en un meme. Dice: "Coñ..., escribe bien", y 
es que el primer contacto que se tiene con él es en las clases de gramática en el bachillerato. 
Después, parece que se olvida. 

La Academia se esfuerza en mantenerlo vigente, sin embargo. Tanto el historiador como 
el lingüista admiten que los estudios bellistas ya no son tantos ni tan frecuentes.

"En realidad Venezuela ha sido uno de los espacios en los que Bello ha sido estudiado 
ampliamente", dice Pérez, pero explica que la mayoría de los intelectuales dedicados a la 
investigación del personaje universal "han fallecido o han envejecido". Menciona 
entre ellos a Fernando Paz Castillo, Rafael Caldera, Arturo Uslar Pietri, Eduardo Crema 
y Ángel Rosenblat. "La muerte de Oscar Sambrano Urdaneta (1929-2011) marca el final del 
gran momento bellista del siglo XX", concluye el también director académico de la 
Cátedra Fundacional Andrés Bello de la Ucab. 

Arráiz Lucca opina que, en parte "se agotaron los caminos de entrada a la obra de Bello" 
y que Venezuela "tiene una tradición militarista, y nos cuesta reconocer la labor de los 
civiles e intelectuales".

Existe también el mito de que el ensayista y jurista venezolano tiene más arraigo en el 
corazón chileno que en su tierra natal. "Para Chile es de ellos, para Venezuela es de 
nosotros", dice Lucca, quien sostiene que esto es solo producto de una circunstancia
histórica: el hecho de que la vida adulta de Bello transcurrió en ese país. "Su edad más 
productiva fue durante su estadía en Chile. Lo consideran creador de la universidad 
moderna chilena y tiene además importancia política".

"Venezuela estaba enredada en el barullo de la post-independencia", agrega Pérez. 
"En cambio, Chile ya tenía solidez política y educativa. Era la tierra fértil para ser el 
ejecutor de la civilidad".

"¿Podría escribirse en la actualidad algo 'nuevo' sobre Andrés Bello?", propone 
José Ramos en la Antología esencial de Andrés Bello (1993), publicada por la Biblioteca 
Ayacucho. "Así como la lengua cambia, el estudio de Bello tiene que seguir cambiando. 
Explorar nuevas facetas que no han sido descubiertas", dice el lingüista, quien ha 
encontrado en sus estudios a un Bello curioso que incluso se atrevió a indagar 
en la escritura jeroglífica y desarrolló "artículos de divulgación científica". 

A estas "nuevas parcelas del conocimiento" aún no estudiadas, Pérez las describe como 
"el nuevo bellismo". 

"Los grandes hombres son los hombres de su tiempo", dice Pérez, quien prefiere 
evitar la imagen del visionario. Además, "se cree que Bello es un purista del lenguaje, 
y era todo lo contrario". Este era un personaje "de gran empuje y fuerte de carácter", 
pero también era un hombre "con sentido del humor criollo y de hablar venezolano, 
que disfrutaba los placeres de la vida".

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