Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

martes, 17 de noviembre de 2015

El majá o gran Kumbh mela tiene lugar cada doce años en el Ganges en la localidad de Allahabad, en la India, a cuya última edición, en 2013, se calcula que acudieron millones de fieles y, entre períodos, existen peregrinaciones, también de millones de devotos, en otras tres ciudades indias

IN MEMORIAM DE MI MAESTRA FANTINA IRIBARREN CON QUIEN CONOCI

El majá o gran Kumbh mela 

Conozca la mayor peregrinación del mundo

Fieles hindúes en las aguas del río Godawari a su paso por Nashik, en el oeste de la India / Foto: Luis Ángel Reglero
Fieles hindúes en las aguas del río Godawari a su paso por Nashik, en el oeste de la India / Foto: Luis Ángel Reglero
El majá o gran Kumbh mela tiene lugar cada doce años en el Ganges en la localidad de Allahabad, en la India, a cuya última edición, en 2013, se calcula que acudieron millones de fieles y, entre períodos, existen peregrinaciones, también de millones de devotos, en otras tres ciudades indias
Kumbh mela o Kumbhamela probablemente sea un nombre desconocido por la mayoría fuera de la India, pero este festival hindú está considerado la mayor aglomeración humana del planeta. Hasta treinta millones de personas se calcula que han llegado a abarrotar las orillas del sagrado río Ganges en un solo día.
Una marabunta, eso sí, mejor organizada que un mundial de fútbol de la FIFA, según la prestigiosa Universidad de Harvard (Estados Unidos).
La forma en que se establece una ciudad temporal para millones de personas durante el mes y medio que dura el festival, ha merecido el interés de investigadores estadounidenses, que han encontrado en esta fiesta un campo ideal para experimentar sistemas informáticos destinados a controlar a las masas.
Las aplicaciones de telefonía móvil con nombre futurista desarrolladas por estos innovadores se han puesto al servicio de esta tradición secular, cuyo origen se pierde en la memoria como suele suceder en muchas celebraciones del hinduismo.
La mitología de esta religión narra la lucha entre los devas o dioses y los demonios o asuras por un “kumbh”, palabra originaria del sánscrito que significa cuenco o jarro, en el que se guardaba un néctar de la inmortalidad.
La lucha duró doce días con sus noches, equivalentes a doce años terrenales y, finalmente, el preciado néctar se derramó en cuatro lugares distintos de la geografía india: Prayag o Allahabad, Haridwar, Ujjain y Nashik.
Desde entonces, y al menos desde el siglo VII que se tenga documentado, en las orillas de los ríos que pasan por esas cuatro ciudades se celebra una “mela”, fiesta o reunión en hindi, en la que millones de devotos acuden a tomar un baño sagrado con el que purifican los pecados de toda su vida hasta ese momento.
El majá o gran Kumbh mela tiene lugar cada doce años en el Ganges en la localidad de Allahabad, a cuya última edición, en 2013, se calcula que acudieron millones de fieles y, entre medias, existen peregrinaciones, también de millones de devotos pero sin alcanzar esa cifra, en los otros tres puntos agraciados por el néctar.
La periodicidad y las fechas en estos tres peregrinajes intermedios varían en función de cálculos astronómicos, basados en la posición del Sol, la Luna y el planetaJúpiter.
Caos organizado. Este año tocaba entre agosto y septiembre en Nashik, una pequeña ciudad en el oeste del país asiático al pie del río Godawari, a donde por carretera, ferrocarril o incluso a pie desde cientos de kilómetros, los peregrinos van llegado para el shahi shan o baño sagrado, en el que expían los pecados.
“En otras ocasiones no está permitido bañarse, solo en estos días sagrados durante el festival”, relata a Efe uno de ellos, el joven Anil Rao, que durante esos días se aloja en un ashram o centro de espiritualidad.
La mayoría de los fieles lo hacen en grandes tiendas de campaña que los organizadores instalan en amplias explanadas. Desde allí acuden en masa al momento del baño, “un acto con el que limpias los pecados de toda tu vida, una tradición como cuando echamos al río las cenizas de los difuntos, porque es algo que te libera el alma”, comenta otro peregrino, Darshan Tumbat.
La masa de penitentes es canalizada por cientos de policías, que dirigen a la muchedumbre hacia el río con un coro de silbatos. Su obsesión con tanto pitido es que nadie se pare, porque podría producir un tapón, pero tampoco que corra, porque podría provocar una estampida que podría ser fatal. En la edición de hace dos años murieron 36 personas en una de ellas.
La presencia policial es tal, incluso con refuerzos del Ejército indio, que hasta existen policías dentro del río formando un cordón, para que nadie se adentre donde la corriente y la profundidad son peligrosas.
“Es más peligroso de lo que parece y encima viene mucha agua, porque todavía queda monzón”, advierte un vecino de Nashik, Yayesh Shrivastan, en referencia a la época de lluvias. “A todo eso se suma la cantidad de personas, porque es ya el último baño del festival. Calculan que hay unas 780.000 personas”, asevera.
La lluvia, que no para en todo el día, no es ningún contratiempo, ya que a nadie le importa calarse en su camino a los gath o escalones que bajan al río. De hecho, la mayoría se baña vestido. Solos lo hacen desnudos los sadhus, los santones de pelo rasta y frente pintada de colores llamativos, que son los primeros en meterse en el agua al amanecer.
Nuevas tecnologías. “Kumbh mela es algo predecible, pero incontrolable”, mantiene Ramesk Raskar, investigador del Instituto de Tecnología de Massachusetts (Estados Unidos), una de las entidades científicas que ha encontrado en esta peregrinación un campo de pruebas ideal para desarrollar sistemas informáticos que ayuden a controlar grandes masas de gente.
El proyecto Kumbhathon, iniciado en 2013 por esta entidad estadounidense, se centra en cómo ayudar a que un acontecimiento previsible, porque se sabe cuándo y dónde se celebra, no se sumerja en un descontrol.
“Kumbhathon pretende servir, no solo para futuros Kumbh mela, sino también para ciudades inteligentes”, apunta Raskar.
Máxime en un país como la India donde su Gobierno prevé invertir el equivalente a unos 17.000 millones de dólares para crear 100 ciudades inteligentes para 2020. Ahora Nashik busca el estatus de ciudad inteligente en la India, con el aval de estas innovaciones desarrolladas en el festival.
El proyecto de estos investigadores estadounidenses, con la colaboración de innovadores indios, ha desarrollado, por un lado, sistemas para contar la afluencia de gente y su movimiento, con el fin de ayudar a las autoridades, desde la policía a los responsables de transportes o a los servicios médicos.
Por otro, ha puesto en práctica aplicaciones útiles para los peregrinos en teléfonos móviles no inteligentes, que son los que utilizan la mayoría de los cerca de 930 millones de usuarios indios.
Con ellas pueden saber, desde cómo dirigirse desde la estación de trenes o de autobuses al río, hasta dónde alojarse, así como encontrar puntos de comida gratis que proporcionan organizaciones benéficas, o recibir alertas ante cualquier incidencia, algo esencial ya que las estampidas muchas veces se originan por falsos rumores.
“Hemos fomentado que gente innovadora genere ideas con las que afrontar los grandes problemas que se plantean y les hemos guiado para que desarrollen prototipos que pueden ser probados en el mercado”, subraya otro de los investigadores, John Werner.
Miembros del equipo acudieron al último Kumbh mela en Nashik, donde pudieron probar cómo funciona su tecnología “en los momentos más críticos, cuando se necesitan todos los datos a tiempo real de la multitud para prevenir cualquier problema”, apunta la investigadora Margarete Church.
“El trabajo no está del todo hecho, por lo que seguiremos trabajando entre los emprendedores locales y los investigadores de nuestro equipo en busca de más soluciones innovadoras”, destaca Church. La próxima cita será Kumbh mela de 2016 en la ciudad de Ujjain, en el noroeste del país.

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