LA OPOSICIÓN, HENRY RAMOS ALLUP Y LA MUD
Antonio Sánchez García | 29/10/2017 | Web del Frente Patriotico
Son preguntas oportunas, pertinentes y de extrema importancia. Que deben ser respondidas cuanto antes, ahora acuciados por la imposición de nuevas elecciones, esta vez municipales, que serán decididas por el régimen a través de su ANC. De ser aceptadas por la MUD, el fin de la democracia está cantado. Que cada cual asuma su responsabilidad ante la historia.
Antonio Sánchez García @sangarccs
Contrariando la voluntad de más de siete millones setecientos mil ciudadanos, corazón combativo y palpitante de la sociedad civil venezolana y fuerza motriz de la histórica lucha opositora contra la dictadura castrocomunista que ha devastado a nuestra República, los cuatro gobernadores obtenidos por Acción Democrática en premio de consolación a su Secretario General, Henry Ramos Allup, por su implícito respaldo a Nicolás Maduro y su proyecto totalitario, se han juramentado ante la llamada Asamblea Nacional Constituyente, que en ese histórico plebiscito del 16 de julio el Soberano mandara desconocer. Ramos Allup decidió reconocerla. Desconociendo el mandato soberano.
Estamos ante un hecho inédito en la historia de AD, de la democracia, de la República y de la MUD. Que bien podría costarle a Venezuela su propia existencia. Sin pretender parangonarlo con el fundador de nuestra República, sólo recuerdo en la historia venezolana dos actos de traición de tanto calado: el de Bolívar queriendo fusilar a Miranda para granjearse las simpatías de la Corona y obtener el salvoconducto necesario para escapar del territorio, pecado que a él le pareciera suficiente delito como para asesinar a su protector, y el de Gómez traicionando a su compadre, Cipriano Castro, para instalar la más cruenta y longeva dictadura de nuestra historia. Ante la dimensión de esta traición, la de Páez y la Cosiata, parece juego de niños. Viene a confirmar la sospecha que anida en el pensamiento de muchos analistas extranjeros de la situación venezolana: el patriotismo no ha sido el fuerte de las élites nacionales. Como que el principal sostén de su soberanía, la Fuerza Armada Nacional, no sólo se la entregara a la tiranía cubana sin el menor apremio: se ha convertido en el mayor cartel de la droga del planeta.
La verdadera dimensión de esta insólita jugada del por ahora propietario exclusivo de la franquicia socialdemocrática en Venezuela, sólo se puede medir en atención a la cruenta devastación de Venezuela causada por aquellos a quienes Henry Ramos Allup pareciera haberse aliado en un proyecto de dominación compartida de la que sólo cabe esperar la entronización de una tiranía totalitaria en nuestro país. Jugada que en el colmo del quid pro quo viene a ser efectuada por el partido que parió nuestra democracia de la mano del más importante líder político de nuestra historia, Rómulo Betancourt.
No es la primera vez que su intervención, al frente de la MUD y acompañado por la gestión de Julio Borges y sus aliados menores – Manuel Rosales y Henry Falcón – , sus factores hegemónicos, si se excluye a Freddy Guevara y al encarcelado Leopoldo López, salvan al gobierno del acoso y la caída inminente ante la movilización masiva de la sociedad civil. Lo que cabe interpretar como la decisión de ambos dirigentes por impedir una salida que escape a su control y abra paso a la transición a una democracia de nuevo cuño, en la que podrían perder la influencia conquistada Toda vez que ambos aspiran, luego de obtener la presidencia de la Asamblea Nacional, la presidencia del eventual futuro gobierno que esperan conquistar en diciembre de 2018, si ellas llegaran a tener lugar y en condiciones diametralmente distintas a las hoy imperantes. Considerado el cerrojo fraudulento impuesto al CNE por el mismo gobierno que ellos han insistido en salvar del descalabro. ¿Inconsecuencia, oportunismo, ceguera política?
Lo inédito de la compleja circunstancia en que estos hechos tienen lugar, frenando y quebrantando una exitosa ofensiva popular tras el desalojo de la dictadura, es que fracturan a la oposición y suceden tras el virtual desencajamiento de la MUD, la práctica derrota de Primero Justicia, apenas recompensada con la gobernación del Zulia y hoy en veremos ante la decisión del electo gobernador por juramentarse ante la ANC, y la debacle de Leopoldo López y Voluntad Popular desde la decisión de su líder por aceptar el acuerdo con José Luis Rodríguez Zapatero y la mediación de Jorge y Delcy Rodríguez para cambiar cárcel por casa. Son golpes extraordinariamente exitosos y devastadores, dados por el régimen, que no hubieran sido posibles sin la colaboración de los tres principales factores mencionados: Henry Ramos, en primer lugar, y Julio Borges y Leopoldo López, en segundo lugar. Vale decir; sin el aval de la Mesa de Unidad Democrática, sus asesores y el poderoso aparato mediático que aún mantienen. Ahora enfilado incluso contra los aliados internacionales de LA SALIDA, como los ex presidentes del Grupo IDEA y el Secretario General de la OEA, Luis Almagro.
¿Estamos ante un pacto de entendimiento y gobernabilidad de AD, PJ UNT, VP y AP con el PSUV y las fuerzas de respaldo de Nicolás Maduro? ¿Es sostenible la MUD bajo este divorcio de sus acciones respecto del sentir mayoritario del país? ¿Aceptarán Primero Justicia y Voluntad Popular subordinarse, como hasta ahora, a la despótica voluntad del principal gestor de dicho pacto, Henry Ramos Allup y el partido que le permanece cautivo? ¿Se resistirán todos sus partidos a someterse al escrutinio popular, renovar sus autoridades, acoplarse a los anhelos democráticos del pueblo venezolano? ¿O, consciente o inconscientemente, se lanzarán al fuego de su destrucción?
Son preguntas oportunas, pertinentes y de extrema importancia. Que deben ser respondidas cuanto antes, ahora acuciados por la imposición de nuevas elecciones, municipales, que serán decididas por el régimen a través de su ANC. Dde ser aceptadas por la MUD, el fin de la democracia está cantado. Que cada cual asuma sus responsabilidaddes ante la historia.
“QUÉ VERGÜENZA; DA NÁUSEAS”
Orlando Ochoa-Terán | 29/10/2017 | Web del Frente Patriótico
¿Cómo pudo ser que una plaga de mensos e incompetentes bolivarianos condujeran al país, a punta de “elecciones”, al grado de desolación y miseria que hoy se vive en Venezuela? ¿Cómo ha sido posible que todas las instituciones administradas por el bolivarianismo revolucionario, sin excepción, hayan estado caracterizadas por la medianía intelectual de un Nicolás Maduro o un Diosdado Cabello?
¿Cómo fue posible que un chafarote audaz y sin educación como Hugo Chávez se encumbrara en Venezuela sin obstáculos serios? ¿Cómo pudo ocurrir que un rebaño de bolivarianos mensos y corruptos se enseñorearan impunemente sobre todos los poderes del Estado por los medios más viles conocidos en política sin que ninguna de las estrategias de la oposición, reciclada varias veces, lo impidiera pese al inmerecido apoyo internacional más imponente conocido en el continente?
Las preguntas nos las hemos formulado otras veces, pero pasado el antes y después de estas últimas elecciones regionales la respuesta se ha hecho más obvia. Si, la explicación ha estado siempre presente, pero muchos se han negado a reconocer lo que ahora es tan indiscutible, cristalina y elemental; la dirigencia opositora es definitivamente más inútil, más mediocre, más incompetente y probablemente más inmoral, si eso fuera posible, que los líderes de esta caótica y miserable revolución.
La historia ha demostrado que para que se produzca un aceptable consenso frente una severa crisis, esta debe ser de tal magnitud que no le ofrezca a ninguno de sus líderes políticos la sobrevivencia política. Durante la 2da Guerra Mundial se unieron hombres tan diferentes como Roosevelt, Churchill, De Gaulle y Stalin porque Hitler no les ofreció la posibilidad de sobrevivir sin librar la guerra. En Venezuela la crisis no puede ser más severa para los venezolanos, pero no para los líderes de la oposición quienes en cada etapa de esta prolongada crisis siempre han defendido la posibilidad de sobrevivir defendiendo lo que han llamado sus “espacios” que no es otra cosa que un eufemismo por negociar y condescender. No les ha importado que los “espacios” se reducen de modo que siempre habrá líderes opositores que se conformarán hasta con agujeros de ratones como veremos en las elecciones por alcaldías.
La defensa de los “espacios” llegó a alcanzar tonos tan patéticos que hace sólo unos meses Leopoldo López se preguntaba “¿Qué tenemos que hacer nosotros frente al ventajismo, al uso y abuso de los poderes públicos y de los fondos públicos?” Él mismo se respondía: “Tenemos que buscar compensar eso con corazón y con amor y con la esperanza de un pueblo”. Por su parte Capriles aseguró que las elecciones regionales harán “trastabillar al régimen” en su propio terreno, sin dejar de lado los otros espacios de lucha”.
¡Qué desgracia! Pareciera que por una anomalía cosmológica en tiempo y lugar coincidieron estos bolivarianos mensos con líderes opositores dominados por una idiocia descontrolada o una codicia desaforada.
Esta vez los ínclitos líderes opositores se volvieron a equivocar. Pensaron que, acorralado como estaba el gobierno, el mendrugo de poder que les ofrecerían sería mayor, más equitativo, proporcional a la mansedumbre demostrada para regresar a la normalidad alterada por los jóvenes venezolanos que engañados por las poses de gallito fino de Henry Ramos con muchas plumas y poca carne. Durante la ocupación alemana de Francia a estos henry-ramos los llamaban colaboracionistas de sobrevivencia porque constantemente justificaban su cobardía como una necesidad para sobrevivir.
“Es muy claro que cualquier fuerza política que acepta ir a una elección sin garantías se transforma en instrumento esencial del eventual fraude …”. Lo dijo el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, quien lastimosamente invirtió un gran capital político de su prestigio en la desvencijada empresa llamada MUD. Lo ratificó también Andrés Pastrana: “La única garantía que tiene el que participa en una elección sin garantías es que va perder”. Dos figuras del continente que solo se comparan con líderes venezolanos de la anterior generación cuyo legado se perdió o se difuminó en las manos de estos pícaros de la MUD contagiados por Henry Ramos quien subsume todos los defectos de todas las anteriores generaciones de políticos venezolanos, pero ninguna de sus virtudes.
Abismados podemos ver cómo en un proceso trágico y retorcido del destino de Venezuela, la era en que contendían Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, Jóvito Villalba, Gustavo Machado, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Gonzalo Barrios, Arturo Uslar Pietri, Domingo Alberto Rangel, Jorge Olavarría, Pedro Pablo Aguilar y Teodoro Petkoff se ha desvanecido. Lo cual no es lo peor, sino que ha sido sustituida por un circo de pulgas cuyo debate post-electoral se concentra en diferenciarse de Henry Ramos para no parecer tan traidores, tan corruptos o desvergonzados.
A la MUD le debería dar vergüenza acreditarse o recibir el Premio Sájarov a la libertad de conciencia que ya reclaman opositores de la MUD. Son conscientes, pero no libres. Los presos políticos traicionados son los verdaderos acreedores de este premio y si alguien pudiera representarlos con dignidad es Raúl Isaías Baduel, el único líder opositor a quien el gobierno autócrata no ha podido comprar ni humillar con “espacios”.
Primero lo intentó Chávez con un indulto que Baduel gallardamente rechazó porque implicaba admitir que habría delinquido. En un segundo intento, al no domesticarse como lo hicieran en diferentes tonalidades los líderes de la MUD, fue secuestrado y encarcelado de nuevo aún después de cumplir la pena de 7 años. Informado Maduro por Diosdado que Baduel recibía un modesto respeto en Ramo Verde de subalternos uniformados, los trasladaron a las mazmorras del Sebin donde reina un general convencido que todo oficial de las fuerzas armadas educado es un enemigo. Acciones miserables sin precedentes en otras dictaduras venezolanas que no quedarán impunes.
Pero no se detuvieron allí. Para regocijarse en una venganza aún más cruel, desde hace cerca de 3 años se encuentra encarcelado su hijo Raúl Emilio Baduel, igualmente ex oficial de nuestro ejército “glorioso”, recluido y ruleteado en penales destinados a peligrosos delincuentes donde ha sido torturado para “ablandar a su padre”. Nada de esto ha encontrado eco en líderes de la oposición domesticada que no quieren que se les contraste su mansedumbre con hombres recios como los Baduel cuya dignidad no tiene valor de intercambio.
A diferencia de otros países normales, no se habla en voz alta de renovar este liderazgo tonto, inútil o corrupto. Hay quienes le tienen miedo al gobierno y a la MUD. No los culpo, a veces parecen indistinguibles.
Como dijo María Corina Machado, “Qué vergüenza; da náuseas”. La dirigente opositora María Corina Machado se pronunció en Twitter sobre la juramentación de los gobernadores de Acción Democrática ante la Asamblea Nacional Constituyente. Escribió: “Que verguenza, da nauseas… Les aseguro que el país que construiremos juntos será diferente. Será decente”.
Los cuatros gobernadores regionales electos por el partido Acción Democrática, fueron juramentados por la Constituyente este lunes en la tarde en la Casa Amarilla.
Sin embargo, el gobernador electo por el estado Zulia, Juan Pablo Guanipa, reiteró que no se juramentará ante el fraudulento organismo.
Por su parte, Laidy Gómez (Táchira), Alfredo Díaz (Nueva Esparta), Ramón Guevara (Mérida) y Antonio Barreto Sira (Anzoátegui), sí ofrecieron juramento frente a Delcy Rodríguez, presidenta de la ANC.
Ramos Allup: Gobernadores juramentados ante la ANC están autoexcluidos de Acción Democrática
Oct 24, 2017 12:44 pm
El secretario general de Acción Democrática (AD), Henry Ramos Allup, aseguró este martes que los cuatro gobernadores que se juramentaron ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) se autoexcluyeron de la tolda blanca.
https://youtu.be/a2gixSsQOWo
LaPatilla.com
Ante los rumores, Ramos Allup desmintió la expulsión de los cuatro gobernadores que se juramentaron ante la Constituyente. “Acción Democrática no expulsa a nadie. En este caso existe el artículo 32 numeral F que se llama ‘autoexclusión’, eso opera automáticamente en que un dirigente incumpla los lineamientos del partido”, explicó durante una rueda de prensa ofrecida desde la sede del partido en La Florida.
En cuanto a la juramentación de los gobernadores explicó que “no sé en definitiva qué pasó con Juan Pablo Guanipa, gobernador electo de Zulia, quien tenía disposición de ir y después no fue a la juramentación ante la Asamblea Nacional Constituyente. Todos estuvieron considerando la oportunidad de ir. Me parece inapropiado, inconveniente, que en medio de esta crisis política comencemos a dispararnos a nosotros mismos”, explicó Ramos Allup durante una rueda de prensa ofrecida desde la sede del partido en La Florida.
“Lamentablemente, no voy a disputar con nadie, no voy a morder el peine, pero lamento mucho que algunos voceros de Primero Justicia hayan tratado de dispararle a Acción Democrática y a mi, en una disputa en las que yo no soy responsable”, aseveró.
“La verdad es que los cinco gobernadores plantearon que los juramentaran ante el legislativo y después irían a la ANC. Otra propuesta es que la segunda propuesta fue que se hiciera en conjunto con la Constituyente y los consejos legislativos y la tercera, era que fueran a la ANC en un acto parecido al de Luis Emilio Rondon, y solo y únicamente después serían juramentado ante los consejos legislativos”, recalcó.
Aclaró que los cinco gobernadores tenían que juramentarse porque de lo contrario, podría realizarse un nuevo proceso electoral en 30 días y con los gobernadores electos inhabilitados. “El país está mal y el Gobierno está raspando la olla. No estamos apostando a que el pueblo se muera de hambre”.
ACCIÓN DEMOCRÁTICA ENTRE LA SUMISIÓN Y LA REBELDÍA
¿Puede esperarse que un partido que permanece sometido bajo el despotismo, la prepotencia y el autoritarismo de su líder, si lo fuera, sea el instrumento del cambio hacia la libertad en una sociedad sometida, ella misma, bajo el despotismo, la prepotencia y la sevicia autoritaria de sus máximas autoridades? ¿Puede un dirigente que ha secuestrado una organización política, supuesta a ser el príncipe maquiavélico de la liberación popular, en una suerte de hacienda privada en la que actúa como el capataz de un ingenio azucarero, dirigir las luchas reivindicativas que lleven a su pueblo a la conquista de su emancipación y su libertad? ¿Puede un partido secuestrado y convertido en camarilla de empleados y sigüises mantenidos por el jefe, como si fuera el patrono de una dependencia militar, un cuartel, una comisaría? ¿Puede Acción Democrática, bajo el férreo tutelaje de su mandamás, su apparatschickt, servir a la liberación de Venezuela?
La verdad, como decía Marx citando a Hegel en sus Tesis sobre Feuerbach, no es el resultado de una disquisición abstracta, escolástica: es el resultado de la acción práctica. La nuestra es el monstruoso descalabro sufrido en estas elecciones convocadas por un instrumento de la dictadura, absolutamente ilegítimo e inconstitucional, en las que el partido manejado a latigazos por su actual patrono se viera en la obligación de participar a redropelo de la voluntad popular libremente expresada el 16 de julio. Un acto de traición al pueblo soberano que podría costarnos la vida y la existencia misma de la República.
Y la realidad concreta es que desde que Acción Democrática se convirtiera en la empresa privada y patrimonio exclusivo de Henry Ramos Allup, dejó de ser el instrumento del cambio democrático que anhelara con todas sus fuerzas su fundador, Rómulo Betancourt, ese magnífico partido del pueblo que asumiera la tarea de erradicar el autoritarismo, el analfabetismo, el caudillismo y el esclavismo inveterado de su sufrida Venezuela.
La de La Rotunda y los grilletes de sesenta libras, de la malaria y el paludismo, de la miseria y la sumisión arrancando de cuajo el militarismo cuartelero y dictatorial que asfixiara desde su nacimiento a la República, para convertirla en una democracia ejemplar, a pesar de que la Venezuela contra la que se alzaran los jóvenes de los carnavales estudiantiles de febrero de 1928 no parecía estar capacitada para asumir el peso de la inmensa responsabilidad individual que implica la democracia liberal y social que perseguían nuestros líderes fundadores.
Liberada y liberadora solo en tanto estuviera a cargo de líderes verdaderos. ¿Y qué es un líder verdadero, para recurrir a la sabiduría y la experiencia personal de un líder de tomo y lomo, como Felipe González? “La primera condición básica de un líder es que adopte un compromiso fuerte con el proyecto que ofrece y representa, y que ese compromiso no sea mercenario para que tenga los menos condicionamientos posibles, cualquiera que sea su naturaleza. Nadie que no crea en lo que hace y que no se comprometa profundamente con ello es capaz de generar la credibilidad necesaria para concitar apoyos que le permitan el ejercicio del liderazgo”. (Felipe González, En busca de respuestas, Debate, Barcelona, 2013. Pág. 51).
¿Quién puede asegurar que la máxima autoridad autoimpuesta y autodesignada de AD hoy por hoy no sea un mercenario, en el sentido indicado por Felipe González? ¿Doblándose ante pactos, acuerdos, colaboraciones y entendimientos con un ente dictatorial como la llamada asamblea nacional constituyente para no partirse, ante la que obliga a arrodillarse como ante un santuario a sus propios gobernadores?
¿Puede reclamarse Henry Ramos Allup de ese atributo existencial de ser un líder, si su proyecto no trasciende de sus ambiciones de poder estrictamente privadas y personales –domeñar a su y los restantes partidos para que respalden su candidatura a presidente de la República, sin haber asomado hasta el día de hoy si la dictadura aceptará ir a dichas elecciones en otros términos que los que le garantizan la absoluta impunidad como para montar un descomunal fraude, y sin comunicar para qué, cómo y con quiénes ejercerá dicha presidencia, asomar un mínimo esbozo del país que quisiera construir, como lo hiciera desde su mismo nacimiento político el fundador del partido–, si jamás se ha mostrado dispuesto a someter su supuesto liderazgo al escrutinio de los miembros de su partido, respetar a su veterano liderazgo, tratado como a un sarnoso a pesar de una vida dedicada a la causa betancourtiana, que él irrespeta hasta el desprecio y la burla, y hacer verdad hoy, aquí y ahora la concreción práctica y en su desempeño diario de la verdadera naturaleza del ejercicio de su liderazgo?
¿Puede pretender rescatar a Venezuela del abismo dictatorial en que los graves errores, deficiencias, traiciones y componendas suyas y de los suyos, hundieran a Venezuela y construir la democracia que los tiempos exigen, mientras ejerce el poder con la misma prepotencia, el mismo despotismo y los mismos usos de un tirano?
Encubriendo la insoportable traición al segundo líder histórico del partido, Carlos Andrés Pérez, con una foto que cuelga en su despacho pretendiendo expresar la autocrítica, el perdón y el olvido ante un pasado interno ultrajado a mansalva por quien desconoce la solidaridad y la camaradería que debieran imperar en una asociación de hombres libres?
No se trata, Dios nos libre, de una crítica ad hominem. Que nos sobran las pruebas de su prepotencia ilimitada, su forma gansteril de enfrentar los desafíos internos, su lenguaje en absoluto cónsono con el discurso de un líder verdadero.
Su absoluto desinterés en hacer de Acción Democrática esa organización a la altura de los requerimientos de la globalización, solo capaz de luchar por la democracia de su pueblo dándole ejemplo vivo de ser, ella misma, modelo y espejo del futuro. Pues como bien dice el refranero: la caridad comienza por casa.
¿Quién puede dar fe de las discusiones internas, del ejercicio cotidiano de estudio y reflexión que cursa en sus encuentros, cuando los hay; de la caracterización del régimen, del análisis de las fuerzas que confluyen en la realidad política de hoy, de la naturaleza pedagógica de la convivencia interna? ¿Cuál es la política de alianzas que manejan las autoridades del partido, puestas por él en premio a la obsecuencia, sin poder real sobre el curso de la organización que administran, sino solo para inclinarse ante la palabra del Gran Jefe? ¿Cuáles son esas autoridades? ¿Cuál la legitimidad de su desempeño, si actúan bajo la amenaza del castigo y la expulsión si no se acoplan y adecuan a la voluntad del déspota? ¿Cuál el nivel de autonomía política, intelectual y moral que los capacita para decidir, por ejemplo, quién o quiénes debieran ser sus representantes en las distintas contiendas en las que se enfrente el partido? ¿Si a pesar del respaldo suscitado por alguno de los candidatos finalmente un golpe en la mesa, una amenaza, una grosería, un vozarrón del secretario general sustituye toda expresión de convenimiento y discusión por el brutal acatamiento ante quien les garantiza el sustento? ¿Con qué derecho, con qué autoridad moral pueden reclamar ante los abusos y atropellos electorales de la dictadura quienes ni siquiera practican en su vida interna elección alguna? ¿Esa es la democracia que pretenden implantarnos, la de otro gendarme necesario?
“Este partido es mío. Lo saqué del basural en que lo convirtieran los que huyeron cuando irrumpió Chávez. Dejando detrás de sí millones y millones en deudas de electricidad y teléfono. Fui yo quien lo sacó de las ruinas. Me pertenece en toda propiedad. Y aquí quien manda soy yo. Además aquí ningún secretario regional va a tener las ínfulas de alzarse en contra de mi voluntad, porque todos comen de mi mano. Y basta una decisión mía, para que vuelvan a estar en la calle, de donde yo los recogiera.”
Eso es lo mejor de la militancia de un partido que hiciera historia, que diera su sangre regando las calles de pueblos y ciudades venezolanas con la inquebrantable decisión de su liderazgo por emancipar a la patria y convertirla en la tierra de hombres libres creando una de las democracias más respetables de Latinoamérica y del mundo.
A eso los ha rebajado: a inclinar la cabeza y aceptar el contubernio, el acuerdo secreto con los hombres de Castro en Caracas. Ese mismo Castro al que nuestro fundador derrotara en todos los campos de batalla: el político, el diplomático y sobre todo el militar, causándole una herida mortal en su soberbia y orgullo homéricos, causa del odio y el desprecio con que hoy nos humilla.
Todo bajo la fiebre de una ambición desenfrenada, propia de los viejos patriarcas de la Venezuela rural, analfabeta, violenta, acuartelada y miserable. ¿Llegar a acuerdos con el sátrapa del tirano cubano, a quien Rómulo odiara tanto o más que a Juan Vicente Gómez? ¡Qué traición al partido! ¡Qué traición a la patria!
AD se ha degradado, bajo el implacable y policial control de Ramos Allup, hasta nadar en las inmundas profundidades de una cloaca. No es en absoluto casual que los cuatro gobernadores, premiados por su capataz con los más altos cargos de sus estados más por su disposición a la obsecuencia y agavillamiento con la dictadura que por su naturaleza rebelde, se hayan postrado ante lo que el propio Ramos Allup catalogara de “prostituyente”. Ayer un prostíbulo, hoy una señorial mansión. Depende del ánimo y los intereses de un hombre, no de un partido de hombres libres.
El mismo compañero Felipe González explicaba el más íntimo de los atributos de un líder y de un militante socialdemócrata: la rebeldía. “A veces se dice que el líder ha de aceptar la realidad como es, acatarla tal como viene planteada. Yo, en cambio, creo que el líder de un proyecto de cambio tiene que ser por definición rebelde: en primer lugar, rebelde consigo mismo; en segundo lugar, rebelde frente a lo que no le gusta de la sociedad o del mundo; y, finalmente, rebelde respecto a las circunstancias que dificulten el avance del proyecto que se pretende.” Acción Democrática dejó de ser la hermandad de hombres libres y rebeldes que un día fuera para terminar siendo el sumiso instrumento de la desmedida ambición de su capataz. Rómulo se estará revolcando en su tumba.
Es la hora de volver a la práctica cotidiana de la rebeldía, esencia originaria de nuestra Acción Democrática. De apartar de un manotazo todo lo que nos restringe, somete y obliga a postrarnos ante el dictador de la nación, ante el autócrata del partido. O sucumbiremos: como adecos y como venezolanos. Es la hora de la verdad. Es la hora de decidir entre la sumisión o la rebeldía.
“¡Adelante, a luchar milicianos!, a la voz de la revolución. Libre y nuestra la patria en las manos de su pueblo, por fuerza y razón. Sin señor, sin baldón, sin tiranos con la paz, con la ley, con la acción”.
La verdad, como decía Marx citando a Hegel en sus Tesis sobre Feuerbach, no es el resultado de una disquisición abstracta, escolástica: es el resultado de la acción práctica. La nuestra es el monstruoso descalabro sufrido en estas elecciones convocadas por un instrumento de la dictadura, absolutamente ilegítimo e inconstitucional, en las que el partido manejado a latigazos por su actual patrono se viera en la obligación de participar a redropelo de la voluntad popular libremente expresada el 16 de julio. Un acto de traición al pueblo soberano que podría costarnos la vida y la existencia misma de la República.
Y la realidad concreta es que desde que Acción Democrática se convirtiera en la empresa privada y patrimonio exclusivo de Henry Ramos Allup, dejó de ser el instrumento del cambio democrático que anhelara con todas sus fuerzas su fundador, Rómulo Betancourt, ese magnífico partido del pueblo que asumiera la tarea de erradicar el autoritarismo, el analfabetismo, el caudillismo y el esclavismo inveterado de su sufrida Venezuela.
La de La Rotunda y los grilletes de sesenta libras, de la malaria y el paludismo, de la miseria y la sumisión arrancando de cuajo el militarismo cuartelero y dictatorial que asfixiara desde su nacimiento a la República, para convertirla en una democracia ejemplar, a pesar de que la Venezuela contra la que se alzaran los jóvenes de los carnavales estudiantiles de febrero de 1928 no parecía estar capacitada para asumir el peso de la inmensa responsabilidad individual que implica la democracia liberal y social que perseguían nuestros líderes fundadores.
Liberada y liberadora solo en tanto estuviera a cargo de líderes verdaderos. ¿Y qué es un líder verdadero, para recurrir a la sabiduría y la experiencia personal de un líder de tomo y lomo, como Felipe González? “La primera condición básica de un líder es que adopte un compromiso fuerte con el proyecto que ofrece y representa, y que ese compromiso no sea mercenario para que tenga los menos condicionamientos posibles, cualquiera que sea su naturaleza. Nadie que no crea en lo que hace y que no se comprometa profundamente con ello es capaz de generar la credibilidad necesaria para concitar apoyos que le permitan el ejercicio del liderazgo”. (Felipe González, En busca de respuestas, Debate, Barcelona, 2013. Pág. 51).
¿Quién puede asegurar que la máxima autoridad autoimpuesta y autodesignada de AD hoy por hoy no sea un mercenario, en el sentido indicado por Felipe González? ¿Doblándose ante pactos, acuerdos, colaboraciones y entendimientos con un ente dictatorial como la llamada asamblea nacional constituyente para no partirse, ante la que obliga a arrodillarse como ante un santuario a sus propios gobernadores?
¿Puede reclamarse Henry Ramos Allup de ese atributo existencial de ser un líder, si su proyecto no trasciende de sus ambiciones de poder estrictamente privadas y personales –domeñar a su y los restantes partidos para que respalden su candidatura a presidente de la República, sin haber asomado hasta el día de hoy si la dictadura aceptará ir a dichas elecciones en otros términos que los que le garantizan la absoluta impunidad como para montar un descomunal fraude, y sin comunicar para qué, cómo y con quiénes ejercerá dicha presidencia, asomar un mínimo esbozo del país que quisiera construir, como lo hiciera desde su mismo nacimiento político el fundador del partido–, si jamás se ha mostrado dispuesto a someter su supuesto liderazgo al escrutinio de los miembros de su partido, respetar a su veterano liderazgo, tratado como a un sarnoso a pesar de una vida dedicada a la causa betancourtiana, que él irrespeta hasta el desprecio y la burla, y hacer verdad hoy, aquí y ahora la concreción práctica y en su desempeño diario de la verdadera naturaleza del ejercicio de su liderazgo?
¿Puede pretender rescatar a Venezuela del abismo dictatorial en que los graves errores, deficiencias, traiciones y componendas suyas y de los suyos, hundieran a Venezuela y construir la democracia que los tiempos exigen, mientras ejerce el poder con la misma prepotencia, el mismo despotismo y los mismos usos de un tirano?
Encubriendo la insoportable traición al segundo líder histórico del partido, Carlos Andrés Pérez, con una foto que cuelga en su despacho pretendiendo expresar la autocrítica, el perdón y el olvido ante un pasado interno ultrajado a mansalva por quien desconoce la solidaridad y la camaradería que debieran imperar en una asociación de hombres libres?
No se trata, Dios nos libre, de una crítica ad hominem. Que nos sobran las pruebas de su prepotencia ilimitada, su forma gansteril de enfrentar los desafíos internos, su lenguaje en absoluto cónsono con el discurso de un líder verdadero.
Su absoluto desinterés en hacer de Acción Democrática esa organización a la altura de los requerimientos de la globalización, solo capaz de luchar por la democracia de su pueblo dándole ejemplo vivo de ser, ella misma, modelo y espejo del futuro. Pues como bien dice el refranero: la caridad comienza por casa.
¿Quién puede dar fe de las discusiones internas, del ejercicio cotidiano de estudio y reflexión que cursa en sus encuentros, cuando los hay; de la caracterización del régimen, del análisis de las fuerzas que confluyen en la realidad política de hoy, de la naturaleza pedagógica de la convivencia interna? ¿Cuál es la política de alianzas que manejan las autoridades del partido, puestas por él en premio a la obsecuencia, sin poder real sobre el curso de la organización que administran, sino solo para inclinarse ante la palabra del Gran Jefe? ¿Cuáles son esas autoridades? ¿Cuál la legitimidad de su desempeño, si actúan bajo la amenaza del castigo y la expulsión si no se acoplan y adecuan a la voluntad del déspota? ¿Cuál el nivel de autonomía política, intelectual y moral que los capacita para decidir, por ejemplo, quién o quiénes debieran ser sus representantes en las distintas contiendas en las que se enfrente el partido? ¿Si a pesar del respaldo suscitado por alguno de los candidatos finalmente un golpe en la mesa, una amenaza, una grosería, un vozarrón del secretario general sustituye toda expresión de convenimiento y discusión por el brutal acatamiento ante quien les garantiza el sustento? ¿Con qué derecho, con qué autoridad moral pueden reclamar ante los abusos y atropellos electorales de la dictadura quienes ni siquiera practican en su vida interna elección alguna? ¿Esa es la democracia que pretenden implantarnos, la de otro gendarme necesario?
“Este partido es mío. Lo saqué del basural en que lo convirtieran los que huyeron cuando irrumpió Chávez. Dejando detrás de sí millones y millones en deudas de electricidad y teléfono. Fui yo quien lo sacó de las ruinas. Me pertenece en toda propiedad. Y aquí quien manda soy yo. Además aquí ningún secretario regional va a tener las ínfulas de alzarse en contra de mi voluntad, porque todos comen de mi mano. Y basta una decisión mía, para que vuelvan a estar en la calle, de donde yo los recogiera.”
Eso es lo mejor de la militancia de un partido que hiciera historia, que diera su sangre regando las calles de pueblos y ciudades venezolanas con la inquebrantable decisión de su liderazgo por emancipar a la patria y convertirla en la tierra de hombres libres creando una de las democracias más respetables de Latinoamérica y del mundo.
A eso los ha rebajado: a inclinar la cabeza y aceptar el contubernio, el acuerdo secreto con los hombres de Castro en Caracas. Ese mismo Castro al que nuestro fundador derrotara en todos los campos de batalla: el político, el diplomático y sobre todo el militar, causándole una herida mortal en su soberbia y orgullo homéricos, causa del odio y el desprecio con que hoy nos humilla.
Todo bajo la fiebre de una ambición desenfrenada, propia de los viejos patriarcas de la Venezuela rural, analfabeta, violenta, acuartelada y miserable. ¿Llegar a acuerdos con el sátrapa del tirano cubano, a quien Rómulo odiara tanto o más que a Juan Vicente Gómez? ¡Qué traición al partido! ¡Qué traición a la patria!
AD se ha degradado, bajo el implacable y policial control de Ramos Allup, hasta nadar en las inmundas profundidades de una cloaca. No es en absoluto casual que los cuatro gobernadores, premiados por su capataz con los más altos cargos de sus estados más por su disposición a la obsecuencia y agavillamiento con la dictadura que por su naturaleza rebelde, se hayan postrado ante lo que el propio Ramos Allup catalogara de “prostituyente”. Ayer un prostíbulo, hoy una señorial mansión. Depende del ánimo y los intereses de un hombre, no de un partido de hombres libres.
El mismo compañero Felipe González explicaba el más íntimo de los atributos de un líder y de un militante socialdemócrata: la rebeldía. “A veces se dice que el líder ha de aceptar la realidad como es, acatarla tal como viene planteada. Yo, en cambio, creo que el líder de un proyecto de cambio tiene que ser por definición rebelde: en primer lugar, rebelde consigo mismo; en segundo lugar, rebelde frente a lo que no le gusta de la sociedad o del mundo; y, finalmente, rebelde respecto a las circunstancias que dificulten el avance del proyecto que se pretende.” Acción Democrática dejó de ser la hermandad de hombres libres y rebeldes que un día fuera para terminar siendo el sumiso instrumento de la desmedida ambición de su capataz. Rómulo se estará revolcando en su tumba.
Es la hora de volver a la práctica cotidiana de la rebeldía, esencia originaria de nuestra Acción Democrática. De apartar de un manotazo todo lo que nos restringe, somete y obliga a postrarnos ante el dictador de la nación, ante el autócrata del partido. O sucumbiremos: como adecos y como venezolanos. Es la hora de la verdad. Es la hora de decidir entre la sumisión o la rebeldía.
“¡Adelante, a luchar milicianos!, a la voz de la revolución. Libre y nuestra la patria en las manos de su pueblo, por fuerza y razón. Sin señor, sin baldón, sin tiranos con la paz, con la ley, con la acción”.
DESPELOTE MUDADECO
Armando Martini Pietri | 29/10/2017 | Web del Frente Patriotico
Diversas expresiones vienen a la mente para calificar algunos de los supuestos “líderes” opositores, pero que en realidad nunca lo fueron, se arrastran, venden su honor y a sus electores por un cargo de gobernador, con la tesis lamentable de los espacios, que en dictadura es como pelear por una botella vacía; el cuento de los borrachos.
Quienes nunca han trabajado ni creado empleos o empresas, alcanzan su sueño de continuar subsistiendo a costillas del tesoro público, dispuestos a obtener a cambio de su genuflexión, el beneplácito de los regímenes dictatoriales. Quienes practican esta disciplina son vergüenza para sus gentilicios y motivo de profundo rechazo. La codicia desmedida es un mal humano de cualquier sociedad. Venezuela no es la excepción. La sufre y sus efectos inesperados.
Imposible garabatear con objetividad ante la indignación que embarga el despliegue grotesco y fraudulento de una sumisión humillante, ofensiva, indebida e indecorosa. AD, un partido en decadencia, que, desde hace 20 años, liquidó una generación de valiosos, Antonio Ledezma, Claudio Fermín, Carlos Ortega, entre otros, se apoyó en incondicionales borregos usando los restos del otrora partido del pueblo, ultrajando la memoria de líderes y demócratas históricos como Rómulo Betancourt, Andrés Eloy Blanco, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Alberto Carnevali, Leonardo Ruiz Pineda, Luis Augusto Dubuc, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios, Valmore Rodríguez, Rómulo Gallegos, Enrique Tejera París y tantos insignes ilustres, que han cambiado por Cabello, Chávez, Maduro, Jaua, los hermanos Rodríguez, Cilia Flores, Darío Vivas, Aristóbulo, El Aissami y un largo etcétera.
Caer en la tentación instintiva del insulto y la ofensa; no sería amable ni educado ante la descortesía de que fuimos víctima los ciudadanos. Existen buenos amigos adecos que, sin estar involucrados en esta ignominia, merecen afecto, respeto y consideración. En consecuencia, solamente acudiendo al recurso de la Real Academia Española y copiar el significado de algunas palabras, para que sirvan de reflexión y miramiento.
VERGÜENZA
Del lat. Verecunda
Turbación del ánimo ocasionado por la conciencia de alguna falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y humillante. Consternación causada por timidez o encogimiento que frecuentemente supone un freno para actuar o expresarse. Le da vergüenza hablar en público. Estimación de la propia honra o dignidad. Si tuvieras un poco de vergüenza, no te pasarías el día ganduleando. Cosa o persona que causa vergüenza o deshonra. Pena o castigo que consistía en exponer al reo a la afrenta y confusión publica con alguna señal que denotaba su delito. Sacar vergüenza. Tenerse respeto o miramiento una persona a otra estando presentes. Perder alguien la vergüenza.
DIGNIDAD
Del lat. dignĭtas, -ātis.
Cualidad de digno. Excelencia, realce. Gravedad y decoro de las personas en la manera de comportarse. Cargo o empleo honorifico y de autoridad. Prebenda que corresponde a un oficio honorifico y preeminente. Persona que posee dignidad.
DECENCIA
Del lat. decentia.
Aseo, compostura y adorno correspondiente a cada persona o cosa. Recato, honestidad, modestia. Dignidad en los actos y en las palabras, conforme al estado o cualidad de las personas.
HONESTIDAD
Del lat. vulg. honestĭtas, -ātis.
Cualidad de honesto. Publica honestidad. Impedimento canónico dirimente, derivado de matrimonio no valido o desconcubinato público y notorio.
COHERENCIA
Del lat. cohaerentia.
Conexión, relación o unión de unas cosas con otras. Actitud lógica y consecuente con los principios que se profesan. Estado de un sistema lingüístico o de un texto cuando sus componentes aparecen en conjuntos solidarios. La coherencia del sistema de adverbios de lugar en español se manifiesta en tres grados.
VERDAD
Del lat. verĭtas, -ātis.
Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente. De lo que se dice o se piensa. Propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna. Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente. Cualidad de veraz. Expresión clara, sin rebozo ni lisonja, con que a alguien se le corrige o reprende. Cayetano le dijo dos verdades.
Realidad, la existencia real de algo. La pura verdad. Indubitable, clara sin tergiversación. Una verdad como un templo. Que es evidente o se tiene como tal. Verdad de Perogrullo. La verdad moral. Autentico, verdadero. Un hombre de verdad. Decir cuatro verdades.
PENDEJO, JA
Del lat. *pectinicŭlus, de pecten.
Tonto, estúpido, cobarde, pusilánime, muchacho adolescente.
Lo que corresponde es la desaparición de la MUD. Es momento de nuevas caras no recicladas, hora de organizar una oposición dispuesta, sin vacilaciones ni contradicciones, olvidar los diálogos secretos, reivindicar la verdad, restaurar la libertad, el respeto ciudadano, los principios éticos y las buenas costumbres ciudadanas. Obligatorio continuar la lucha. Cometemos errores, es verdad, estamos entrampados, pero no por eso dejamos de ser ciudadanos venezolanos ni abandonaremos la pelea. La democracia tiene futuro, solo hay q buscarla y luchar por ella. Hay q ponerse de acuerdo y comenzar de nuevo.
La gran incógnita es, si los ciudadanos que aguantan hambre, mengua, necesidades, poquedad y padecimientos además de los negocios sucios del poder, en los cuales sinvergüenzas, bandoleros y forajidos asaltan sin piedad ni misericordia el tesoro nacional y lo restriegan sin recato ni pudor al 90% de la población humilde que pasa miserias y privaciones. ¿Cuánto más lo soportaran? Así están las cosas, mientras la economía cae en todos los sectores, al mismo tiempo que crece como la verdadera mecha de estallido. ¡Los tiempos políticos no son los mismos de hambre!
El irrespeto cuando el 16J se celebró un plebiscito, organizado por la Asamblea Nacional, en la cual la oposición demostró fuerza, deseo y unidad no sirvió de nada, sus convocantes lo ignoraron con desprecio, importando poco las decisiones ciudadanas.
En Venezuela cada vez que afrontamos la disyuntiva entre hacer lo políticamente conveniente y lo moralmente correcto, trágicamente desechamos lo segundo en favor de lo primero. Y sufrimos los resultados.
Al final lo peligroso es que las limosnas y el control político han sido eficientes.
VENEZUELA CAYÓ ANTE LA MONSTRUOSA HERENCIA DE LENIN
Stéphane Courtois *Artículo publicado por la revista Valeurs Actuelles, París Traducido del francés por E. Mackenzie | 29/10/2017 | Web del Frente Patriotico
Hace cien años, el 7 de noviembre de 1917, Lenin y sus bolcheviques se apoderaron del poder en San Petersburgo mediante las armas. Ese evento, que habría podido quedar como algo anecdótico, fue rápidamente bautizado como revolución de Octubre y, cumpliendo el efecto mariposa, provocó un maremoto revolucionario en Rusia y después en una Europa traumatizada por cuatro años de guerra y, finalmente, en el resto del mundo. Los soviéticos fabricaron entonces una imagen gloriosa de la “gran revolución proletaria”, la cual fue adoptaba por todos los partidos comunistas. Esta se transformó en memoria gloriosa cuando, en 1945, la URSS venció a la Alemania nazi.
Desde entonces, en nombre de “la lucha contra el fascismo” y de la superioridad del “socialismo” sobre el capitalismo, fue prohibido criticar a los partidos y a los regímenes comunistas. En Occidente muchos se convirtieron en apoyos activos y cómplices de eso. En 1989-1991, la caída del muro de Berlín y la implosión, después, de la URSS ocasionaron el derrumbe del sistema comunista mundial.
Llegamos a pensar que ese sería el fin de ese tipo de dictadura y que la ideología leninista no levantaría cabeza. La apertura de los archivos de Moscú provocó, además, una revolución documentaria que reforzó la desmitificación del bolchevismo. Así fue como en 1997 un equipo de historiadores franceses publicó El Libro Negro del Comunismo que fue un evento mundial.
En Francia ese libro desató una formidable controversia. El ex trotskista Lionel Jospin, primer ministro en ese momento, así como sus ministros comunistas, pero también el partido socialista –sin hablar de los diversos grupos izquierdistas— y un gran diario de la tarde expresaron su furor. Atacaron el capítulo introductorio que abordaba, con prudencia, la dimensión totalitaria del comunismo del siglo XX, lo que implicaba una comparación con el nazismo. En realidad, ese ataque ocultaba el asombro de esa gente ante el capítulo de Nicolas Werth quien trató el tema del periodo del poder bajo Lenin, entre 1917 y 1922, y que demostró, con documentos, que éste había sido quien inauguró todos los métodos criminales generalizados y sistematizados por Stalin desde 1927-1929: represión y exterminio de todos los opositores, instalación del terror masivo como medio de gobierno, de la policía política (la cheka, la futura KGB), creación del Ejército Rojo –ejército de guerra civil y de expansión revolucionaria—, de los campos de concentración en las islas Solovki (prefiguración del gulag), eliminación de la propiedad privada y acaparamiento, por el partido bolchevique, de todos los medios de producción y de distribución de bienes materiales.
En el plano político, Lenin ordenó cerrar por la fuerza la Asamblea Constituyente en enero de 1918 –la primera asamblea elegida mediante el sufragio universal en Rusia y la última hasta antes de 1991 –donde los bolcheviques eran muy minoritarios.
Durante sus cinco años de gobierno y después de haber reflexionado mucho desde 1900, Lenin creó las bases de un nuevo tipo de dictadura, desconocida hasta ese momento, el totalitarismo. Ese régimen descansa sobre el poder absoluto de un partido único que se convierte en partido-Estado, el cual se apodera de todas las palancas del Estado: de las decisiones políticas, del aparato administrativo y del monopolio de la violencia. Ese Estado es dirigido por un jefe carismático, quien es el portador de una ideología radical que no tolera disidencia alguna, que aspira a crear un “hombre nuevo” y pretende construir una sociedad perfecta.
Ese delirio ideológico suscita innombrables resistencias en la sociedad. Por ello, ese régimen descansa sobre el terror, como lo demuestra el hecho de que el derrumbe del sistema se precisó desde el momento en que Mijaíl Gorbachov dio a entender que no utilizaría la violencia.
El aventurero político Lenin provocó así un enorme desastre que dejó una terrible herencia. Esta recayó, primero, sobre las poblaciones sovietizadas –en especial sobre los grandes pueblos ruso y ucraniano, quienes fueron violentados a diario durante tres cuartos de siglo, primero en su carne –hambruna de 1921-1922, cinco millones de muertos; el holodomor ucraniano, 1932-1933, cinco millones de muertos de hambre; el Gran Terror de 1937-1938, 700 000 asesinados de una bala en la cabeza; en la guerra germano-soviética, 27 millones de muertos–. Esa herencia también afectó el espíritu de esos pueblos pues cada quien se vió obligado a tomar la apariencia del homo sovieticus.
Otra herencia desastrosa: desde hace 35 años, el totalitarismo emigró del comunismo al islamismo radical y combatiente el cual, con el pretexto de la religión, pretende imponer al mundo su visión del hombre. ¿Hasta cuándo?
*Stéphane Courtois es historiador y profesor universitario en París. Fue el coordinador y realizador de El Libro Negro del Comunismo. Ha escrito varias obras. Su libro más reciente, publicado en octubre de 2018, del cual hemos tomado este texto, se intitula Lénine, l’inventeur du totalitarisme, Editions Perrin, París, 450 páginas.
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