Antonio Sánchez García | mayo 14, 2017 | Web
del Frente Patriotico
¿Aceptaremos que
esa verdadera proeza, la de atravesar con coraje, con honor y grandeza la
frontera entre la esclavitud y la libertad de la mano de Rómulo Betancourt, que
provocara el asombro del mundo civilizado, vaya a ser anulada por quienes, en
la misma circunstancia, se anclaran para siempre del lado de la esclavitud,
esclavizándonos ahora, sesenta años después, a nosotros? Es la
pregunta que no le formulo a nuestro pueblo, que riega con sangre inocente las
calles de la Patria y está dando una gloriosa respuesta de honor y dignidad. Se
la formulo a Ud. Vladimir Padrino López. Y a aquellos de sus hombres y mujeres
que sirven al esclavismo castrocomunista. Se acabaron los tiempos de la
traición. Llegó la hora de la honra. Asúmala.
Antonio Sánchez
García @sangarccs
Lo
dijo Carlos Franqui, uno de los hombres más cercanos a Fidel Castro en la
Sierra Maestra: “la revolución es la más grande tragedia que le haya podido
ocurrir a Cuba en toda su historia”. Una amputación que le castrara todas sus
energías vitales y la convirtiera en el reino de Drácula. Una isla como la del
Doctor Moreau, de H.G.Wells. Habitada por zombis que han sobrevivido comiendo
del Manifiesto Comunista y La Historia me absolverá, alucinados por los poderes
mediúmnicos del último brujo de la tribu afrocubana, posiblemente el más
despótico, cruel y devastador caudillo que haya existido en la historia de
América Latina y comparado con el cual todos nuestros tiranos, desde el doctor
Francia en adelante, han sido niños de pecho.
Si la segunda mitad del siglo XX fue para
América Latina lo que bien podría considerarse un medio siglo perdido – con la
notable excepción de Venezuela, que viviría el medio siglo más deslumbrante y
productivo de su historia – se debió al influjo devastador y a la insólita
capacidad de encantamiento del poseso de Birán. Fue el corruptor de
generaciones enteras, de las que hablo con plena propiedad pues pertenecí a una
de ellas. Logró fundirse en el imaginario de millones de latinoamericanos con
Ulises y Bolívar, con Zeus y Jesucristo, con Pablo de Tarso y Caupolicán.
Conmoviendo hasta la médula a los pobres infelices que creyeron en su palabra,
cogieron el fusil y se adentraron por el corazón de nuestras tinieblas,
encontrando una muerte inútil, estúpida, sangrienta y fantasiosa. No se ha
hecho la contabilidad de los muertos debidos a su inverecundia, a su maldad, a
su monstruosa megalomanía, pero sólo en Venezuela deben aproximarse al medio
millón de almas. Como que sólo en el último mes sus esclavos de uniforme, que
actúan directa o indirectamente bajo su influjo y control, han asesinado a 47
muchachos. Asesinados por los traidores de la guardia nacional que actúan como
mastines de sus herederos.
No se requiere excepcional perspicacia para
imaginar que la porfía con las que Vladimir Padrino y sus subordinados insisten
en sostener el moribundo régimen de Nicolás Maduro y continúan reprimiendo y
matando a nuestros hijos, se debe a la presencia intimidante y asesina de los
esbirros de Raúl Castro y Ramiro Valdés. Incluso a su capacidad de chantaje y
exterminio.
Causa,
cuando menos, asombro. Estar entre los puñales degolladores de los espías y
agentes del G2, la invasora y asesina oficialidad castrista y las bolsas y
botellas de excrementos que les disparan nuestras mujeres no es como para
recordar las glorias de Las Queseras del Medio ni vanagloriarse de pertenecer a
los ejércitos que vencieron en Junín, Ayacucho y Carabobo. Algo con lo que los
asesinos cubanos no pueden medirse, pues sus antepasados estuvieron colgando
del cordón umbilical del Imperio español hasta que las cañoneras
norteamericanos decidieron cambiarles un imperio por otro. ¿Se niegan a formar
parte y a ser dignos y viriles representantes de esa aplastante mayoría de
nuestro pueblo bravo como para rebelarse y llamar a degüello a ese pueblo de
esclavos que nos esquilma y oprime?
Acaba de morir en Londres Hugh Thomas,
el más grande hispanista inglés, autor de obras extraordinarias e imperecederas
como La Historia de la Guerra Civil Española – tengo su
primera edición de Ruedo Ibérico sobre mi escritorio -, Cuba or the
poursuit of Freedom, que me regalara también en su primera edición
Simón Alberto Consalvi, y la Historia de la Conquista de México,
ya indispensable para completar nuestra visión de la más grande y admirable
epopeya de nuestra historia. Para recordar su profunda admiración por Rómulo
Betancourt, que a muchísima honra corre por las venas de todos quienes hoy nos
rebelamos contra la infame tiranía de quien sirve de sátrapa a esa tenebrosa
tiranía afrocubana, releo su introducción a la obra cumbre del más gran
político de nuestra historia, Venezuela, Política y Petróleo.
En ella escribe Hugh Thomas: “Entre los países que han traspasado la
frontera que separa a esos dos mundos, el libre y el cautivo, y lo
han logrado en forma victoriosa, Venezuela se destaca en las últimas décadas,
no solamente en Latinoamérica, sino también con respecto al mundo entero.
Venezuela ha cruzado esa frontera…En la década de los 20 apareció una nueva
generación de venezolanos que, desde la juventud, estaban empeñados en
establecer un gobierno constitucional para su país. Entre estos hombres se
destacó Rómulo Betancourt, y después de muchos años de luchas, de exilio, de
peligro personal y de organización política, alcanzó el honor inmortal de ser
el primer Presidente venezolano, libremente elegido bajo el sufragio universal,
directo y secreto, que dejó el poder en forma normal y democrática. ¿Qué
hombre, en toda la historia venezolana, ha logrado tantos éxitos? Ninguno.”
¿Aceptaremos que esa verdadera proeza,
la de atravesar con coraje, con honor y grandeza la frontera entre la
esclavitud y la libertad de la mano de Rómulo Betancourt, que provocara el
asombro del mundo civilizado, vaya a ser anulada por quienes, en la misma
circunstancia, se anclaran para siempre del lado de la esclavitud, esclavizándonos
ahora a nosotros? Es la pregunta que no le formulo a nuestro pueblo, que riega
con sangre inocente las calles de la Patria y está dando una gloriosa respuesta
de honor y dignidad. Se la formulo a Ud. Vladimir Padrino López. Y a aquellos
de sus hombres y mujeres que sirven al esclavismo castrocomunista. Se acabaron
los tiempos de la traición. Llegó la hora de la honra. Asúmala.
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