EL PAIS ANESTESIADO
“Una de las
terribles consecuencias de la frustración es la apatía…la persona se evade, se
aísla en un mundo propio,[es] peligrosísimo. Si eso es con el individuo, piensa
lo que puede pasar con los pueblos. La apatía llega como una defensa contra los
crueles cambios de la vida contemporánea y por supuesto la política como
instrumento de líderes vacíos o irresponsables, juega un papel muy importante
en la vida de los pueblos”.
Francisco
Herrera Luque a Isa Dobles(en
Las entrevistas
de la Venezuela imborrable,
ed.2008,p.117).
Por:R.J.LOVERA
DE-SOLA
Escribimos esta
página mientras camina la marcha del Día del Trabajo. Ella nos permite volver a
plantear una interrogante: ¿qué sucede en el país?¿Por qué la nación está
anestesiada?¿Por qué el gran silencio?. El país tiene que reaccionar ante la
situación, buscar un camino, una salida.
La señales de tal
letargo está en los hechos que se suceden desde el pasado mes de febrero,
cuando se consagró por referéndum la presidencia permanente del Presidente,
cosa que ninguno de nuestros grandes dictadores(Guzmán Blanco y Gómez) se
habían atrevido a hacer.
Pero la narcosis
viene de la incapacidad que sienten los venezolanos de reaccionar
políticamente, por vías legales, pacíficas y constitucionales, a decisiones
situados fuera del ordenamiento legal lo cual nos ha llevado a lo que vivimos:
la disolución constitucional de Venezuela.
Y lo decimos porque
la imposición de todo lo ya resuelto por
la mayoría en el referéndum del 2 de diciembre de 2007 va en contra la Carta
Magna, la no aceptación del triunfo electoral de la oposición en las regiones
del país en donde vive la mayor parte de la población(Caracas, Zulia, Carabobo,
Táchira) es un hecho político indiscutible.
Y no se ganó en Lara por la incapacidad de la oposición de llegar a un acuerdo
unitario. Y en Bolívar por culpa de la intemperancia de Julio Borges, aunque
fue señal positiva que haya reconocido su error: pero cuando lo hizo ya era
tarde. Andrés Velásquez debía ser hoy el gobernador del estado desde Ciudad
Bolívar.
La no aceptación
plena del resultado en las elecciones regionales va contra de la ley que es la
norma que rige el funcionamiento de la sociedad.
La extensión del
período constitucional, hacerlo permanente, perenne, como se ha decidido, con
la votación en contra del 46% del electorado, rompe con nuestra tradición
republicana cuya base es la alternabilidad. Ya sabemos que pensaba el
Libertador de ello. Basta con dos referencias suyas, muy claras, “Huid del país
donde uno solo ejerza todos los poderes: es un país de esclavos”(Enero 2,1814)
o “La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido
el término de los gobiernos democráticos…nada es tan peligroso como dejar
permanecer largo tiempo en un ciudadano el poder: el pueblo se acostumbra a
obedecerlo, y él se acostumbra a mandarlo: de donde se origina la usurpación y
la tiranía…nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo
magistrado que los ha mandado mucho tiempo los mande perpetuamente”(Febrero
15,1819). La presidencia vitalicia del comandante Chávez es anticonstitucional.
Pero lo que es más grave: va contra la tradición política nacional, en contra
de nuestra experiencia como pueblo.
Pero lo que es más acuciante:
vivimos en la ingobernabilidad, el gobierno no manda, nadie lo obedece, estamos
en la anarquía, en la disolución de la nación, como en aquellos trágicos años
de la Guerra Federal(1859-1863), en sus siete años siguientes (1863-1870) o en
el período en que, gracias al corrupto presidente Raimundo Andueza Palacio(1846-1900),
se rompió la paz guzmancista(1892-1899), tiempos en los cuales el país pareció
desaparecer, como durante la Guerra Federal. Situación que solo pudo ponerle
fin en 1903 la mano férrea, la del “un hombre fuerte y bueno”(José Gil Fortoul)
del general Juan Vicente Gómez(1857-1935), aun como vicepresidente.
Y todo lo vemos hoy
lo vivimos en medio de la muerte: 110 diez mil asesinatos se cometieron en el
país en el 2008. ¿O sea que ya ni siquiera la vida tiene valor entre nosotros?.
Pero a la vez hemos
perdido otra vez una gran oportunidad: se han dilapidado en esta década 800 mil
millones de dólares:¿tiene esto perdón?. Hay que obligar al gobierno a una
rendición de cuentas.
Queremos insistir en
dos puntos más que nos parecen necesarios antes de cerrar.
El primero es el
relativo a las leyes. En la situación en que se haya Venezuela no tenemos nada
que invocar sino el cumplimiento de la Constitución y las leyes, es la única
norma de posible oposición que existe. Y la ley es la regla y norma constante
del vivir de los pueblos. Claro, no somos ilusos, sabemos que los venezolanos
no creen en las leyes y los gobiernos solo las aplican en contra de sus
adversarios. Y ello no deja de ser grave, muy grave. Ya lo dijo el gran
intuitivo de Venezuela, Simón Bolívar(1783-1830), cuando expresó en el Discurso de Angostura: “Los venezolanos
aman la patria pero no aman sus leyes”(Febrero 15,1819). Allí está expresado
todo. Pero la ley tiene que ser norma de vida, además de forma de control
social.
Y lo segundo: el
único argumento que tenemos para oponernos, para disentir de la situación
actual, es con el “libro amarillo” entre las manos, es la Constitución de 1999,
aprobada por orden del Presidente, como la de todos los caudillos de la nación,
pero violada por el mismo gobierno cada día. Ella es la única norma ahora para
el combate cívico. Así con la ley en la mano, con la Constitución entre
nuestros dedos, hay que elaborar lo que necesitamos con urgencia: la búsqueda
de unidad política, el gran acuerdo nacional, por el que pugnó el presidente
Ramón J. Velásquez en 1993. Y con esa idea como signo y norma: tienen los
venezolanos disidentes que lograr la unanimidad, organizarse hablando los unos
con los otros, dejando escucharse las voces de cada persona, de cada hombre, de
cada mujer. Y así arribar a la solución transformadora, que nos permita volver
a nuestro sendero propio, que el régimen constitucional, por medios pacíficos,
concertados e institucionales.
Mayo 1,2009
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