Trinchera
La Biografía
Luis Cubillán Fonseca
¿A quien le tocará escribir la Biografía del mentado?
¿Quizá se ofrezca un premio multimillonario en concurso
al mejor trabajo; si lo hicieran en estos días tendría
concurrentes españoles como Pablo Iglesias, el
gran trujamán beneficiado cuando había plata…
Inmediatamente concurrirían las biografías o
vidas, de los oficialistas, con el cerebro ya turbado
por la gruesa propaganda y culto a la personalidad
que en los climas tropicales, recientemente
ha llegado a exuberancias inauditas.
Comenzaran a escribir la biografía haciendo de un
burro un genio, o de un genio un burro. todo
depende de quien pague el trabajo.
Dejando atrás las biografías de encargo o sea
palangrosas,
todos sabemos que un momento muy especial de
ese género literario - mejor dicho no especial sino
necesario, -para ponerle fin al negocio-, es relatar la
forma en que el biografiado estiró la pata.
Normalmente las biografías traen tras de su
publicación teorías sobre la causa de la muerte
del interfecto. Veamos: de Napoleón se dijo
que murió a consecuencia de cáncer de estómago;
al poco tiempo se dijo que peló bola, el 5 de mayo
de 1821, a los 51 años de edad en Santa Helena
por un súper envenenamiento con arsénico, luego otra
teoría: que la muerte le sobrevino por el uso
excesivo de los enemas, léase lavados o lavativas
rectales, que le aplicaron con efusión.
Otra muerte misteriosa es la de Stalin, se señala un
complot para provocársela. Se dice que Beria y Nikita
Khrushchev habrían contribuido a matarlo al no
atenderlo a tiempo y debidamente. Otros afirman
que fue envenenado por Beria. También que habría
muerto días antes del 5 de Marzo de 1953 (modelo
conocido como “A la cubana”) Lo cierto es que
el Politburó convocó la asistencia médica para
Stalin, solo 48 horas después del patatús. En 2003,
un grupo de historiadores rusos y americanos propuso
la teoría de que a Stalin le dieron warfarina,
un poderoso matarratas que inhibe la coagulación de la
sangre y predispone a la víctima para una apoplejía.
Los detalles sobre la muerte de Stalin -y de algunos
políticos que se vuelven incómodos-, nunca serán
conocidos con certeza, pues los regímenes socialistas
totalitarios tienen la costumbre de ocultar la fecha
precisa de la muerte de sus héroes, para seguir viviendo
a costilla del difunto. En las tiranías las muertes son
a la carta, es decir programadas.
En el paraíso comunista-imperial de Cuba, anunciaron
que Fidel no se vería más en público. Es posible que
dentro de 100 años digan que aún sigue vivo en
las montañas cubanas, por efecto de la Moringa.
La muerte de Stalin “llegó” en un momento conveniente
para Beria y otros que estaban chorriados, temiendo
que Stalin los raspara en alguna de las purgas
acostumbradas desde siempre entre los tiranos socialistas.
Stalin, fue bien embalsamado, porque lo que más
le gusta a un socialista es una momia. A veces
quedan con los dientes pelados y entonces no los
dejan ver. Así pasa…
Al mismo Imperio donde recobra la salud, hacemos
llegar un gran abrazo al hermano y querido tocayo
Luis Cisneros Cróquer, gran carabobeño,
ciudadano ilustre, político de honestidad a toda prueba,
brillante periodista, deseamos verlo pronto, pues
cuando la Virgen del Socorro saca la cuenta de sus
muchachos, nota que le falta Luis. Y le manda a decir
a que regrese pronto a su querida Valencia!!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario