Trinchera
Armando Zuloaga Blanco
Luis Cubillán Fonseca
Para la juventud venezolana, democrática y valiente,
¡Armando Zuloaga Blanco, será ejemplo eterno!
Joven que abandonó hasta el amor de su bella
novia, por entregarse a una aventura que le daría la
libertad a los miles de venezolanos que padecían las
ergástulas del tirano Gómez. Tara asquerosa que
aun padece Venezuela, y que al no dudar será vencida.
Hijo de familia rica y aristocrática, descendiente del
Libertador por la línea de los Blanco, nieto del
gran escritor venezolano del romanticismo Eduardo
Blanco. Nació en Caracas el 4 de junio de1905. Murió
en la “Calle Larga de Cumaná” atravesado por una
bala dun dum que le impactó el pómulo, saliéndole
por la parte trasera del cráneo, fue el once de octubre de
1929 en la invasión a Cumaná por parte de los
conjurados del Falke. ”El burguesito escuálido”
contaba 21 años de edad, dejaba a su novia “Mori”,
en Cuba, quien lo esperaba, ilusionada para casarse,
cuando en una soleada mañana habanera, leyó en el
periódico:” el “General” Armando Zuloaga Blanco,
falleció de un tiro etc… en la invasión a la ciudad
de Cumaná, contra el régimen tiránico de Juan Vicente
Gómez…” El periódico cubano le otorgó después
de muerto el título de “General”, y en verdad que fue
“General de la juventud venezolana”, guardiana de
la Libertad de Venezuela, cuando las llamadas Fuerzas
Armadas se corrompen y mantienen en el poder
a la escoria venezolana: ladrones y asesinos prevalidos
de las armas, que olvidan la Constitución para
conformar los regímenes forajidos.
Armando Zuloaga Blanco, fue la primera víctima
mortal de los estudiantes del 28. Los datos sobre su
vida parecen referidos a un justo, fue generoso con
los pobres, y especialmente con sus compañeros,
tuvo una moral elevada; estaba comprometido para
casarse con “Mori” pero se casó, en una madrugada
cumanesa con la muerte.
Había viajado a Francia donde llegó el 5 de julio
de 1928, para encontrarse con el General Delgado
Chalbaud, quien junto con José Rafael Pocaterra
y otros conspiradores patriotas preparaban la invasión
a Venezuela en el vapor Falke.
A las nueve de la mañana el día 19 de julio zarparon
del puerto polaco de Dgynia, ya en “La Blanquilla” una
de las 311 islas que conforman el territorio
venezolano, se le incorporó Rómulo Betancourt,
héroe civil venezolano de proyección internacional,
y 20 venezolanos más.
Emilio Fernández, quien defendía la plaza, y
Delgado Chalbaud, quien invadía, se enfrentaron y se
dieron muerte el uno al otro -eran enemigos personales-.
Avanzando por la Calle Larga de Cumaná,
continuó el grupo invasor. Al rato entre la balacera,
un estudiante avisa, que frente a la Ford, está un
cadáver, que cree es el de “Zuloaguita”, el
bachiller Bustillos, desde hace algún tiempo
asilado en Cumaná, luego de asear y preparar
el cadáver como pudo, se dirigió a las personas
que estaban alrededor de los heridos para preguntarles:
¿dónde se puede conseguir una urna? Uno de los
presentes, la ofrece, pero advierte ¡que vale doscientos
bolívares!, pide la traiga, pero el ofertante
exige el pago inmediato. Al escuchar la
conversación, un respetable señor que estaba en la
esquina de la habitación, saca la cartera y extiende
el dinero, Bustillos lo recibe y le pregunta el
nombre al generoso señor, este responde: ¡Yo soy
Pedro Dohuai! Luego llegó la urna convenida
(continuará)...
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