Albersidades
¡Qué mala suerte!
- Peter Albers (Notitarde / )
Peter Albers
La verdad es que, desde que la mala hora en que la mayoría del pueblo votó por Chávez por primera vez, la suerte del estado Carabobo, y la de Valencia con él, ha sido muy mala. Pésima.
Siendo un estado que la mayor parte del tiempo ha estado bajo gobiernos opositores (los Salas, para ser más concretos), el Gobierno central le ha negado los recursos que por ley le correspondían, sometiendo a los carabobeños y a sus habitantes (incluidos aquellos que votaron por Chávez) a carencias en fondos para su desarrollo y para satisfacer sus necesidades de vialidad, servicios, asistencia social y médica, educación pública, etc. Y, cuando ha estado bajo regímenes cuadrados con el partido de Gobierno, uno ha sido el de un tragicómico personaje que una vez eructó ante las cámaras de TV, mandó a estampar su cara en los vidrios traseros de unidades policiales, colocó urnas en los peajes, y hasta pintó postes, transformadores y todo lo que era posible pintar, de color rojo. Lo cual nos llevó a tener que adivinar, de noche, de qué cosa nos advertía los avisos (no muchos, es verdad) de letras negras sobre fondo rojo en las autopistas y carreteras. Y ahora nos ha tocado otro, igualmente chavista, que ni siquiera, según se dice por ahí, vive en el estado, y continúa residiendo en la capital, ocupándose de sus asuntos personales y políticos. Viene de vez en cuando, y delega las decisiones en su hermano y en un anodino personaje que pretenden sea alcalde de Valencia. ¡Qué mala suerte tenemos!
Y si de municipios hablamos, los que están al este y al oeste de Valencia (podríamos decir que San Diego está al norte, si partimos de nuestra Zona Industrial y de la sede de nuestra Alcaldía, enclavada en este importante sector de nuestra ciudad) no han tenido la suerte que tuvo Valencia durante los años de Paco Cabrera. De la transparencia de su administración se habla en voz baja (no hay que denigrar altisonantemente de aquéllos que ya han abandonado este mundo), pero la obra de Paco habrá que medirla luego que haya pasado la turbulencia de estos años de ruina y desolación chavista. ¡Qué mala suerte han tenido esos otros municipios!
Y luego llegó Edgardo Parra a la Alcaldía de Valencia. Tengo la impresión de que Edgardo gastó más dinero en convencernos, mediante una copiosa cantidad de vallas y avisos en las calles, de que estaba "trabajando de verdad, verdad" y de que "socialismo es eficiencia", que en verdaderamente mantener la calidad de ciudad a la que "Paco" nos tenía acostumbrados. Pobres bacheos que a poco se desintegraban, dejando un hueco más grande que el que intentaron tapar, un pésimo servicio de recolección de basura y un deterioro general del aspecto de nuestro espacio urbano, no compensarán nunca algunas obras suyas, como el ensanche de la Avenida Rojas Queipo, iniciado por "Paco" y a duras penas concluido por Parra, el ordenamiento del tráfico en vías importantes como la avenidas Cedeño y Lara, o la atención en algunos barrios, cuyos habitantes agradecidos han acudido a su sitio de reclusión para brindarle aunque sea apoyo moral ¡Qué mala suerte!
Pero nuestra mala suerte comenzará a revertirse si acudimos el 8 de diciembre a votar por el candidato Cocchiola. Hombre emprendedor, de eficiencia comprobada en el éxito de sus empresas, y enamorado de su ciudad adoptiva.
¡Buena suerte!
peterkalbers@yahoo.com
@peterkalbers
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