Hoy y Después en Valencia
Alfredo Fermín
afermin@el-carabobeno.com
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No es la primera vez que afirmamos que, en Valencia, cuando la gente está en el poder sobran los alabarderos y los que guardan profundo silencio aunque cometa abusos imperdonables. Pero, cuando el poderoso cae en desgracia, esa misma legión de silenciosos es la que sale a condenarlo y a destrozarlo.
Lo que hizo Edgardo Parra al frente de la Alcaldía de Valencia era un secreto a voces pero, salvo la concejal Gladys Valentiner, el periodista Pancho Pérez y otras pocas excepciones, nadie denunciaba públicamente lo que estaba pasando. En diversas oportunidades escribimos que estábamos a punto de “tirar la toalla” por la indolencia de “la valencianidad” que ante las denuncias sobre la destrucción de su patrimonio y de sus instituciones, daba la impresión de que nos estábamos refiriendo a lugares lejanos. Fue necesario que un sector del partido de gobierno defenestrara al alcalde y lo expusiera al desprecio público para que salieran los tartufos a expresarse horrorizados de lo que ha pasado.
Siempre hemos reconocido y agradecido a Edgardo Parra un favor personal que nos hizo después de 15 años de servicios al frente del Teatro Municipal. Sin embargo, siempre hemos sido un constante opositor a su manera de tratar a esta ciudad que, durante su gestión, quedó arrasada y desprestigiada. Todavía nos parecen increíbles los actos de corrupción que se le atribuyen, pero estamos seguros de que para poder actuar tan impunemente tuvo que contar con la colaboración de quienes ahora actúan como sus verdugos, de los que no hay dudas de que también tienen negros expedientes que conoceremos en el transcurso de esta matanza por conservar el poder..
Tenemos un nuevo régimen que, a diferencia del que presidió Hugo Chávez con su carisma y todo el poder, está actuando como un colectivo que aunque incluye a algunos civiles actúa como un régimen militar. Por eso Nicolás Maduro tiene que hablar de estado mayor, de comando cívico militar, de acuerdo a las instrucciones de la cúpula, como se hacía en las dictaduras suramericanas. El libreto vino de Cuba, que nos ha convertido en su colonia no por una guerra sino a petición de quienes nos gobiernan. Un caso único en la historia que hace las delicias de sociólogos y estudiosos de la imbecilidad humana.
En estos regímenes de estilo totalitario, los altos funcionarios están preparados para ejecutar sentencias y también para que esas mismas sentencias les sean aplicadas, incluso hasta la pena de muerte que, en este caso, es el sometimiento al escarnio público, nos comentaba el experto en Sociología Jurídica Argenis Urdaneta .
Edgardo Parra quería comer solo y pretendió disputarle el poder a quien tiene más que él. Y esa fue su desgracia. Por eso los medios de comunicación social, que no tienen acceso a ninguna fuente del gobierno, han tenido en estos días todas las facilidades para ejecutarlo en vida a él y a sus seres más queridos.
En el caso Parra, la espada en alto del poder amenaza al pueblo sometido y al entorno de la cúpula, a la que se le advierte que le espera la misma suerte si traspasa los límites del sometimiento. Makled se enriqueció más -dicen que con el narcotráfico- pero el Gobierno se dio cuenta de sus fechorías cuando se atrevió a aspirar a la Alcaldía de Valencia, que la iba a lograr regalando neveras, cocinas y televisores. De eso ya ni se habla, como sucede con los que teniendo abiertos expedientes escandalosos por haberse enriquecido inmensamente, en 14 años, son los pontífices de la lucha contra la corrupción. Ellos creen que así podrán salvarse, sin darse cuenta de que quienes los rodean tienen lista la estrategia para cortarles la cabeza. Por si acaso, esto lo decimos en forma metafórica.
“A Parra no lo salva nadie, porque se pasó”, nos dijo un alto dirigente del partido de Gobierno. Tenía mucha razón con todo lo que se ha dicho y falta por decir. Y con Valencia sucedió lo mismo. Gente de su entorno fue la que perpetró la toma del Ateneo de Valencia, el corazón de la cultura de esta ciudad, para ponerlo primero en manos de unos bandidos y entregarlo luego al Gobierno nacional, que dispuso de su patrimonio irrespetando su condición de institución privada. La más grande colección de Arte del siglo XX se conservaba en esa venerable institución y no se sabe de su destino. Hasta se afirma que algunas obras memorables habrían sido negociadas y no desaparecidas.
Permitió, sin ninguna resistencia, que a Valencia se le cambiaran sus símbolos y que ocupando altas responsabilidades estuviesen personas acusadas de invadir edificios para alquilarlos. Se acabó con todo lo bueno que, en materia cultural, se había logrado en gestiones anteriores sin dejar nada a cambio. Consintió que mafias de buhoneros convirtieran la ciudad en una vergüenza que los valencianos nunca perdonarán. Abandonó el Parque Recreacional Sur y la Plaza Monumental que encontró esplendorosa. No dejó una calle sin huecos y con aguas putrefactas corriendo libremente. En fin, durante su gestión la ciudad no fue la misma, por el imperio de la anarquía, del abuso y la indecencia hasta de los organismos policiales. Gracias a Dios que no hizo caso a la recomendación de cambiar a la Virgen del Socorro como patrona de Valencia y porque nos dejó en buen estado sectores del casco histórico, el Puente Morillo, que se estaba cayendo, la plaza Bolívar y la hermosa escultura de Cruz Diez en la Redoma de Guaparo.
A LA FILUC
La Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo es un acontecimiento en el centro comercial Metrópolis que puede ser visitada hoy para ponerse en contacto con maravillas del intelecto. En esta oportunidad la cofradía de Nuestra Señora del Socorro participa, por primera vez, en la Feria Internacional del Libro por invitación de la rectora Jessy Divo de Romero, quien ha considerado necesaria la presencia de la patrona de Valencia.
El stand, situado a la entrada del Chamario, espacio dedicado a los niños, tiene a la venta artículos religiosos y decorativos como recuerdos de las fiestas en honor a la Virgen que comenzarán el domingo 27 de octubre con una misa rociera, en la Catedral, a las 10 de la mañana.
Damas de la cofradía, presidida por Marina Giménez de Bencomo, atienden el bonito stand en el que se consiguen libros, imágenes, pañuelos, broches, franelas, gorras, novenas y prendedores con imágenes de la Virgen del Socorro a precios excepcionales.
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