Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

domingo, 29 de julio de 2012

... solo queda Oswaldo Feo Caballero, quien a sus 92 años continúa siendo un aguerrido defensor de Valencia con su palabra oportuna e incuestionable.


El Carabobeño 29 julio 2012

Alfredo Fermín

Al endiosar tanto a Bolívar sus detractores se multiplican

El nuevo retrato de Bolívar es la guinda que le faltaba a la torta. (Foto Juan Pablo Ron)
Alfredo Fermín | afermin@el-carabobeno.com
Para el historiador y crítico de arte Luis Cubillán Fonseca, el retrato oficial del Libertador, presentado este 24 de julio, es la guinda que le faltaba a la torta de disparates que ha cometido el gobierno del presidente Chávez.
“En vida del Libertador hubo excelentes retratistas que reflejaron su verdadera imagen. En Lima, Gil de Castro le hizo un retrato que le gustó tanto que se lo envió a su hermana María Antonia, diciéndole que ese era el retrato que más se parecía a él. Eso no ha sido suficiente para el gobierno, que ahora presenta a Bolívar con una imagen que nunca tuvo”.
- ¿Cuál es su opinión sobre la intención del Gobierno Nacional de hacer creer que ahora es cuando está comenzando la historia de Venezuela?
- El nuevo retrato de Bolívar es la guinda que le faltaba a la torta para imponer la ideología de Fidel Castro. En Cuba todo está relacionado con José Martí, al extremo de llegar a exabruptos de matar gente ante un paredón adornado con su fotografía. Aquel intelectual tan exquisito que escribió los versos: “Cultivo la rosa blanca/ en julio como en enero/ para el amigo sincero/ que me da la mano franca/ y para aquél /que me arranca el corazón con que vivo/ cardo ni orugas cultivo/ cultivo la rosa blanca”, no podía justificar sentencias de muerte.
Aquí en Venezuela adoptamos a Simón Bolívar y lo hemos endiosado tanto que sus detractores se han multiplicado. En Perú acaban de editar un libro terrible contra Bolívar. El autor considera que con este héroe el presidente venezolano tiene una política expansiva de dominación ideológica, por lo cual afirma que es necesario desmitificar a nuestro Libertador. Es decir, que el presidente Chávez le ha hecho un daño mortal a la vida y a la obra de uno de los hombres más sobresalientes de la historia.
Lo estamos viendo en Paraguay, donde el intervencionismo del gobierno de Chávez, a través de su canciller Nicolás Maduro, en asuntos políticos internos, ocasionó el retiro de las estatuas y las imágenes de Bolívar.
Los venezolanos vemos a Bolívar como los franceses ven a Napoleón, para justificar sus invasiones. Pero los países, invadidos por su ejército no lo ven con el mismo cariño y admiración.
- ¿Se puede calificar de profanación la exhumación de los restos del Libertador?
- Absolutamente. Los franceses nunca han permitido que se toquen los restos de Napoleón, a pesar de que se insiste en que fue envenenado. Durante un año no supimos dónde estaban los restos del Libertador. Nadie le explicó al país a dónde los llevaron, ni por qué los exhumaron de noche, y por qué las investigaciones las hicieron de noche. Estos ocultamientos dieron lugar a especulaciones. Se llegó hasta decir que no había ninguna investigación sino un trabajo que estaban haciendo unos paleros venidos de Cuba, donde la santería es prácticamente una religión oficial.
Dicen que cada palero carga con los restos de un muerto, por lo cual se llega a pensar en que alguien estaba interesado en tener esos huesos sagrados para acrecentar su poder. No hay que olvidar que la revolución bolivariana copia todo lo que hacen los hermanos Castro.
Los que exhumaron los restos del Libertador parecían unos marcianos vestidos de blanco. Se dijo que el trabajo era para certificar que en el Panteón Nacional se encuentran los verdaderos restos de Bolívar. Pero ahora hay quienes piensan que los podrían haber cambiado con fines inconfesables. Esas dudas no han sido aclaradas y como tenemos un gobierno que utiliza la mentira como arma, no sabemos quién dice la verdad.
En los actos de exhumación y de investigación de los restos de Bolívar ha debido estar una representación de la Iglesia Católica, porque Bolívar dio demostraciones de ser católico, apostólico y romano. Sus relaciones con la Iglesia fueron extraordinariamente buenas, siempre respetuoso de la jerarquía eclesiástica y de sus sacerdotes. Su testamento es una prueba fehaciente, pues lo inicia invocando el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y en los últimos momentos recibió los sacramentos del Obispo de Santa Marta.
- ¿Cómo observa a Valencia en estos momentos de tantos cambios en el país?
- Valencia ha cambiado mucho y se ha quedado con un reducido grupo de personas que vele por su patrimonio. Monseñor Gregorio Adam promovió una generación de guardianes de la ciudad. Para ello fundó la Sociedad Amigos de Valencia que agrupó a hombres tan influyentes como Fabián de Jesús Díaz, fundador del Centro de Historia, que se transformó en la Academia de la Historia del Estado Carabobo.
De esa generación solo queda Oswaldo Feo Caballero, quien a sus 92 años continúa siendo un aguerrido defensor de Valencia con su palabra oportuna e incuestionable.
Las nuevas generaciones no han tomado el control de la ciudad. No han logrado establecer una instancia de respeto como monseñor Luis Eduardo Henríquez cuya opinión era santa palabra. Esta desolación hace posible que, en muchas oportunidades, las instituciones estén dirigidas por gente que nunca se ha integrado y a la que solo le interesa el beneficio político o económico.
- ¿Cuál es su opinión sobre el cambio de nombre del Ateneo de Valencia por museo comunitario?
- Le escribí una carta pública a Juan Calzadilla, director de la Galería de Arte Nacional, quien vino a Valencia para anunciar el cambio del nombre del Ateneo. Le he recordado que esta institución no era una agrupación de ricos sino una casa de cultura del pueblo.
Le recordé como buen amigo y con quien fui jurado muchas veces en el Michelena, que el Ateneo, desde su fundación, fue una institución en la que los artistas de izquierda encontraron pleno apoyo. En Caracas no promocionaban a los jóvenes artistas. En cambio, aquí en Valencia, artistas que ahora apoyan al gobierno como Manuel Espinoza, Régulo Pérez, Manuel Quintana Castillo, lograron los máximos premios sin ninguna discriminación.
Se presentó algo curioso: en Caracas, la izquierda representada por Miguel Otero Silva y Alfredo Boulton defendía el arte figurativo, pero el Salón Michelena mantuvo la opción de mostrar las nuevas tendencias por lo cual ésta siempre fue una confrontación de artistas consagrados y artistas emergentes. La exposición que acaban de inaugurar así lo demuestra.
Por eso, creo que no se puede afirmar que el Salón Michelena fue elitista, excluyente. Es falso que era un Salón para los ricos, porque son muy pocos los artistas venezolanos nacidos en hogares de la opulencia. Si hay artistas con real, lo hicieron después con su trabajo, pero cuando enviaban al Michelena eran unos limpios.
Valencia ha tenido gran influencia en la pintura venezolana. Michelena y Herrera Toro son dos dignos representantes pero hicieron un arte influenciado por la escuela francesa. Por eso creo que el movimiento de los Disidentes fue el que inició el proceso para un arte verdaderamente nacional que se consolidó, aquí en Valencia, con Michelena, a partir de los años 40.
Nieto e hijo de militares
Luis Cubillán, ex presidente de la Academia de la Historia del Estado Carabobo e investigador de la historia del Arte Venezolano, es nieto e hijo de militares, por lo cual afirma que no es antimilitarista, pero considera que ese importante sector de la República no puede ser manipulado por el jefe del Poder Ejecutivo. Su padre, Aniceto Cubillán, fue comandante fundador de la Guardia Nacional, de acuerdo con instrucciones del general Eleazar López Contreras, quien trajo de España oficiales de la Guardia Civil para entrenar a los primeros integrantes de aquella fuerza militar. El general Isaías Medina Angarita lo ratificó como comandante, pero cuando se produjo la Revolución de Octubre de 1945 lo pusieron preso en un calabozo. “Esos fueron tiempo terribles para todos nosotros. Mi padre no pudo salir al exilio porque cuando se lo otorgaron vieron que tenía diez hijos y la revolución argumentó que no había real para mandar para afuera a tanta gente”.
- Como crítico de Arte, miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, ¿cuál es su opinión del último retrato de Bolívar?
- El Presidente ordenó ese retrato para utilizarlo en su campaña electoral, pero lo que se nos ha presentado es un personaje lombrosiano, de cara horrible. Tengo diez libros en los cuales hay, por lo menos, diez testimonios de personas que conocieron a Simón Bolívar y se refieren a su nariz aguileña. Ningún testimonio coincide con lo que acaban de hacer. El mulato Gil de Castro le hizo un retrato, en Lima, a Simón Bolívar, quien lo envió a su hermana María Antonia diciéndole “este es el retrato que más se parece a mí”. Ahora se duda de la palabra del Libertador y se nos pretende imponer un retrato por encargo, para satisfacer la vanidad del Presidente de la República que quiere que creamos que Bolívar no fue un mantuano, un aristócrata sino un mestizo, sin que haya testimonios para demostrar una tergiversación de la historia que nadie cree. No le basta con decir que Bolívar era socialista, cuando el socialismo no existía, sino que ahora pretende negar la genealogía del Libertador. Se está negando el trabajo de investigación y de dedicación que mantuvieron Alfredo Boulton y la Fundación Boulton para rescatar la imagen fidedigna de un hombre excepcional que no puede reproducir ninguna revolución trasnochada.

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