Monseñor Salvador Montes de Oca (Carora, estado
Lara, Venezuela, 21 de
octubre de 1895-cerca de Massa, Italia, 10
de septiembre de 1944) fue obispo venezolano de Valencia fusilado por tropas nazis en Italia
By ALBERTO HERNÁNDEZ
26 DE FEBRERO DE 2017 12:01 AM
1.-
El 6 de septiembre de 1944 fue fusilado, por una soldadesca
nazi, en la localidad italiana de Lucca-Camaiore, el Obispo venezolano Salvador
Montes de Oca, según reza el informe redactado en el momento de su exhumación
del Camposanto Monte Magno.
La historia es desarrollada por José Napoleón Oropeza en su
novela El cielo invertido (bid & co. Editor, Caracas 2017,
con el apoyo de las ediciones de la Universidad Católica Andrés Bello).
Esta novela relata en varias voces la traición contra el
prelado caroreño por parte de la llamada godarria religiosa de Valencia y de la
misma iglesia católica, encabezada por el Papa Pío XI. Es la historia de una
maldad bien orquestada contra un sacerdote que ascendió por sus méritos, pero
que era rechazado por quienes aspiraban a ocupar su puesto como Segundo Obispo
de la mencionada ciudad de la época.
Una vez expulsado de la Iglesia por los más encumbrados del
Vaticano, decidió entregar el resto de su vida al ejercicio de la oración
recluido en la Orden Cartuja de La Forneta, ubicada en la misma
ciudad donde
fue fusilado en compañía de todos los monjes y un grupo de partisanos que ellos
ocultaban para evitar que fuesen asesinados por el ejército invasor de Adolfo
Hitler.
Este es el final de este episodio inédito en el acontecer
nacional. Un hecho que conmovió, no sólo a la sociedad venezolana sino a
quienes estuvieron cerca en Italia y en otros países del legado del padre
Montes de Oca, quien fue marcado por la mano criminal de Juan Vicente Gómez en
contubernio con el poder eclesiástico de esos tiempos afecto a la tiranía.
Sus huesos fueron rescatados por los sacerdotes Don Silvano
Tomei, italiano, y el venezolano Luis Rotondaro, “enviado desde Venezuela”. El
cuerpo acribillado de Montes de Oca fue enterrado por unas mujeres que lo
hallaron en estado de descomposición y luego lo depositaron en el mencionado
cementerio. Su Breviario, que no soltó de su mano derecha mientras lo
ajusticiaban, fue la prueba más convincente de que se trataba de Salvador
Montes de Oca. Luego de las ceremonias realizadas en Europa, su cuerpo fue
traído a su país. Una larga caravana desde La Guaira hasta Valencia protagonizó
la importancia del personaje quien recibió lo honores en todos los pueblos por
donde pasaba. Fue sepultado en la Catedral de Valencia.
Su vida de seminarista se resume en un joven dedicado a la
Eucaristía, a la solvencia moral contra la injusticia que en ese momento
imperaba en el país a través de la mano de esbirros y criminales dirigidos por
el “Bagre” Juan Vicente Gómez.
2.-
El relato lo lleva a cuestas el joven aspirante a cura
Eduardo Montes, quien se desdobla en una suerte de esquizofrenia narrativa en
procura de la reconstrucción de la vida del mártir Monseñor Montes de Oca. Son
vidas paralelas, la de Eduardo Montes y la del Obispo. Son vidas que se cruzan
en tiempos diferentes, distanciados, vidas ejemplares que se revelan en una
vocación por la ascensión, por la exculpación de un sacerdote que sufrió dos
destierros: el primero porque Montes de Oca se negó a seguir las órdenes de las
autoridades gomecistas, que consistían en que no llevara a efecto los actos
fúnebres de un joven torturado y luego asesinado por los esbirros del régimen.
Los criminales sostenían, como siempre, que se trataba de un suicidio. El
Obispo –a través de la familia, quien abrió la urna– comprobó que lo habían
masacrado. Montes de Oca fue a dar con su vida, por un par de años, a la isla
de Trinidad. La componenda para borrarlo del mapa de la ciudad continuó, pese
al afecto que toda la feligresía sentía por el sacerdote.
El segundo destierro fue producto de una conspiración entre
las autoridades de la iglesia y el gobierno, a través de la mano de un oscuro
sacerdote quien hacía de secretario privado del mencionado futuro ajusticiado.
El mismo Papa Pío XI no atendió a sus reclamos y lo expulsó
del cargo, pero desde niño Montes de Oca soñaba con ser cartujo, razón por la
cual termina en el monasterio donde –en una orgía de sangre– fue asesinado por
los nazis un poco antes de la llegada de las fuerzas aliadas, encabezadas por
Estados Unidos.
La línea narrativa contiene una traición que dio al traste
con la dedicación de un sacerdote que pudo haber continuado con una obra
ejemplar en aquella pueblerina Valencia. La historia personal de un hombre que
resume el lado bueno y malo de personajes que se mueven en esta novela, sujetos
a los vaivenes de intereses y de afectos que convergen en recrear la también
historia de un país que aún no termina de salir del atraso político.
3.-
José Napoleón Oropeza (Puerto Nutrias Edo.Barinas, Venezuela). Nació el 13 de octubre de 1950. Novelista, cuentista, poeta, ensayista, gerente y promotor cultural venezolano.
José Napoleón Oropeza demuestra su capacidad como novelista
con este trabajo. Su capacidad para contar una historia desde un Eduardo Montes
alucinado, investigador, vocacionalmente dedicado a registrar la vida del
personaje que hace de “El cielo invertido” un mosaico de voces, un espacio polifónico
y coral en el que los personajes comparten sus acentos, se entrecruzan para
fundar un modo nuevo de narrar: todos los personajes viven atados a un registro
en el que el tiempo se resiste a ser lineal fundido en diversos ecos: se
inventa en la medida en que cada uno de los actantes ejecuta las acciones.
Una poética en la que narración y diálogo se combinan y
hacen de la lectura un solo instante. Eduardo Montes se mimetiza. Se
transfigura. Transmigra. Es Montes de Oca, sufre los mismos avatares del sujeto
que investiga con pasión: habla en sueños y hasta logra sentirlo en sus retiros
espirituales. Se colma de él, se llena con su espíritu a través de todos los
documentos que recibe para armar la novela que escribe luego como José Napoleón
Oropeza desde el lector. Entonces también es una autobiografía: el narrador
venezolano destaca su nacionalidad verbal a través de lo que él fue como
seminarista, como sujeto hablante, como estudioso del latín, el idioma muerto
que resucitaba los muertos y hacía posible la presencia de la tradición. He
aquí que nuestro autor revela algunos episodios de su vida desde que sale de
Puerto Nutrias hasta su llegada definitiva a Valencia.
Eduardo Montes es uno en dos. Es doble: tiene dos vidas, la
que dedica a su preparación como estudiante de Dios y la que lo empuja a
descubrir la historia de una traición, los momentos cruciales de la muerte de
Monseñor Salvador Montes de Oca.
Pero también es Salvador Montes de Oca. Es una suerte de
reflejo: “espejo contra espejo”, el contexto del otro, un contexto que lo
acosa, que lo busca para que lo descubra como producto de una traición.
Eduardo es un personaje/avatar que comienza a vivir en Las
redes de siempre (Monte Ávila Editores, Caracas, 1976) y sigue su
curso vital en Las hojas más ásperas (Monte Ávila, 1982) y
en Las puertas ocultas (bid & co. editor, Caracas, 2011),
hasta convertirse en un “detective” detrás de un personaje a quien investiga
para sacarlo de la sombra.
Es decir, con El cielo invertido, José Napoleón
Oropeza cierra un ciclo. Esta tetralogía es un recorrido desde Puerto Nutrias
hasta Valencia. Un largo viaje del que han quedado muchas páginas, que han
hecho de una existencia una ficción vívida y vivida.
El cielo invertido
José Napoleón Oropeza
bid & co. Editor – UCAB
Caracas, 2017
José Napoleón Oropeza presentó su nuevo libro “El cielo
invertido”
Publican “obispo mártir”, sobre Salvador Montes de Oca
Daniela Chirinos Arrieta / NOTITARDE Confabulario
El reloj marca las 7:15 p.m. En la sala de conferencias del
Instituto de Previsión Social del Personal Docente y de Investigación de la
Universidad de Carabobo (Ipapedi) no cabe un alma más. La capacidad es para
unas 50 personas, sin embargo, amigos, familiares y lectores de José Napoleón
Oropeza siguen llegando. Todos quieren ser testigos del acto íntimo que está
por empezar. “Esta noche nos hemos reunido para celebrar el nacimiento de un
libro”, comenta el agasajado escritor.
Se trata de su séptima novela, El cielo invertido (Bid &
CO Editores), que en 426 páginas cuenta la historia de Salvador Montes de Oca,
segundo Obispo de Valencia, quien murió fusilado por las tropas nazis, en la
Cartuja de Parma (Italia), en 1944. “Y sin duda futuro Santo de la Iglesia
Católica, nuestro Obispo Mártir, hoy Siervo de Dios”, afinca el autor.
La fórmula se repite. Con su pluma audaz y su lenguaje que
se nutre de la poesía, Oropeza se desborda en la descripción minuciosa de los
espacios, los personajes y los acontecimientos, también alucina con los
diálogos imaginarios entre el protagonista y Montes de Oca. Estas gentiles
advertencias las hicieron Fermín Conde, presidente de Ipapedi; Rafael Calderón,
ensayista; y Ricardo Bello, escritor; encargados de acompañar a Oropeza en el
estrado.
El cielo invertido es una novela de ficción, pero tiene
basamentos en documentos reales, una investigación que le tomó tres años
completar al autor. Además, con este libro se cierra la tetralogía que comenzó
con Las redes de siempre (1976). También adelanta que en esta obra se funden
tres historias, la de Eduardo Montes, seminarista y alter ego del escritor; la
del Padre Andueza, párroco en Carvajal y excompañero de estudios de Salvador
Montes de Oca en el Colegio Pío Latino de Roma; y la del propio Obispo Mártir.
El 3 de diciembre pasado fue presentada una edición
simultánea de esta novela, publicada por la Universidad Católica Andrés Bello
(Ucab). La versión de Bid & CO Editores, tiene en la portada la pintura
Agüita de Dios de Carlos Zerpa. Ambas ediciones están dedicadas al poeta
Eugenio Montejo, a Pábel Oropeza, hijo del novelista; al Presbítero Luis Manuel
Díaz, al historiador Luis Cubillán Fonseca y Thaís González Sánchez.
Crean el Premio “José Napoleón Oropeza”
Fue una noche llena de anuncios. Antes del bautizo,
directivos de Ipapedi oficializaron la creación del Premio a la Crítica
Literaria y el Ensayo “José Napoleón Oropeza”. La decisión sorprendió al
escritor, se le notaba en la voz y la mirada. “Estoy profundamente agradecido
con esta decisión”, alcanzó a decir.
Y una comisión integrada por Fermín Conde y Euclides
Querales, presidente de la Asociación de Profesores de la UC, condecoró a
Oropeza con el botón 55° aniversario de la institución ucista.
Los hilos de una traición
En diciembre de 2015, Oropeza había entregado a Bid & CO
Editores la versión final de esta novela y el arte de la portada. Solo esperaba
por la fecha definitiva de publicación. En ese entonces nos adelantó una amplia
sinopsis de El cielo invertido. A continuación retomamos parte de esa
entrevista:
Oropeza fue seminarista. En la biblioteca de la institución
forjadora de sacerdotes “Nuestra Señora del Socorro” (San Diego, Carabobo),
consiguió un libro sobre Salvador Montes de Oca, el joven caroreño que a los 17
años de edad ya era seminarista, a los 24 se ordenó sacerdote; y a los 32, el
Papa Pío XI lo eligió segundo Obispo de Valencia, tras la muerte de Monseñor
Francisco Granadillo.
Siete meses tardó en escribir esta novela que tiene énfasis
en la muerte de este hombre de fe, que fue acusado -“miserable e injustamente”,
subraya el autor- de haber tenido amoríos con una jovencita en Valencia
(Venezuela) y por eso se exilió en Italia.
“Hay varios libros publicados al respecto. Pero yo, en mi
nueva novela, revelo los hilos de la traición que llevaron a Montes de Oca al
exilio y a su muerte en mano de los nazis”.
Extractos de la novela
Ya en Florencia y luego de recuperarse de una peritonitis
-cuenta Oropeza-, Montes de Oca solicita una audiencia con el Papa Pío XI para
que le permita continuar en el Obispado de Valencia. Pero el Sumo Pontífice le
ordenó asistir al juicio que le habían abierto. Montes de Oca se niega a esto y
le pide que le conceda ordenarse en la Cartuja de Parma (Italia). Y así
ocurrió.
Al monasterio llegó un infiltrado alemán pidiendo asilo. En
mes y medio se familiarizó con las rutinas de la Cartuja. Una noche le abrió
las puertas a las tropas nazis que fusilaron a todos menos al Padre Prior y a
Monseñor Montes de Oca, a quienes torturaron y expusieron durante cuatro días,
ante la fosa común donde lanzaron a los cartujos muertos. Finalmente los
mataron.
“Por el breviario lo identificaron”
La novela también cuenta que en 1947, Andrés Eloy Blanco
-quien era amigo de Montes de Oca-, pidió a la Asamblea Nacional, nombrar una
comisión para buscar los restos del Monseñor. Esta tarea se la encargó al padre
Luis Rotondaro.
Ya en Italia, unas campesinas vecinas de la Cartuja le
señalan el lugar de la fosa común, pero una de estas mujeres confiesa que los
nazis habían enterado a medias a lo dos últimos fusilados, por eso ellas los
llevaron al cementerio de Lucca.
En una de las tumbas descubrieron un cráneo cubierto con las
páginas de un libro, “era el Breviario de Monseñor Montes de Oca y el padre
Rotondaro lo reconoció, por eso fue identificado”, revela Oropeza.
Petición expresa a la Iglesia Católica
Desde 2015 en el Vaticano está abierta la causa para que
Monseñor Salvador Montes de Oca sea beatificado. Ese año Oropeza hizo llegar
los originales de esta novela al Papa Francisco, confiando que este documento
contribuya a su santificación.
Este jueves, el escritor ratificó su posición sobre este
caso. En su discurso pidió a la Iglesia Católica que reivindique la memoria de
este Santo Varón. “Este sería un acto de justicia que ha venido postergándose
desde hace ya varias décadas”, afincó.
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