Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

jueves, 9 de marzo de 2017

El cielo invertido (Bid & CO Editores), novela que en 426 páginas cuenta la historia de Salvador Montes de Oca, segundo Obispo de Valencia, quien murió fusilado por las tropas nazis, en la Cartuja de Parma (Italia), en 1944. “Y sin duda futuro Santo de la Iglesia Católica, nuestro Obispo Mártir, hoy Siervo de Dios”, afinca el autor, Jose Napoleon Oropeza.





Monseñor Salvador Montes de Oca (Caroraestado LaraVenezuela21 de octubre de 1895-cerca de MassaItalia10 de septiembre de 1944) fue obispo venezolano de Valencia fusilado por tropas nazis en Italia
By ALBERTO HERNÁNDEZ
26 DE FEBRERO DE 2017 12:01 AM
1.-
El 6 de septiembre de 1944 fue fusilado, por una soldadesca nazi, en la localidad italiana de Lucca-Camaiore, el Obispo venezolano Salvador Montes de Oca, según reza el informe redactado en el momento de su exhumación del Camposanto Monte Magno.
La historia es desarrollada por José Napoleón Oropeza en su novela El cielo invertido (bid & co. Editor, Caracas 2017, con el apoyo de las ediciones de la Universidad Católica Andrés Bello).
Esta novela relata en varias voces la traición contra el prelado caroreño por parte de la llamada godarria religiosa de Valencia y de la misma iglesia católica, encabezada por el Papa Pío XI. Es la historia de una maldad bien orquestada contra un sacerdote que ascendió por sus méritos, pero que era rechazado por quienes aspiraban a ocupar su puesto como Segundo Obispo de la mencionada ciudad de la época.
Una vez expulsado de la Iglesia por los más encumbrados del Vaticano, decidió entregar el resto de su vida al ejercicio de la oración recluido en la Orden Cartuja de La Forneta, ubicada en la misma 

ciudad donde fue fusilado en compañía de todos los monjes y un grupo de partisanos que ellos ocultaban para evitar que fuesen asesinados por el ejército invasor de Adolfo Hitler.
Este es el final de este episodio inédito en el acontecer nacional. Un hecho que conmovió, no sólo a la sociedad venezolana sino a quienes estuvieron cerca en Italia y en otros países del legado del padre Montes de Oca, quien fue marcado por la mano criminal de Juan Vicente Gómez en contubernio con el poder eclesiástico de esos tiempos afecto a la tiranía.
Sus huesos fueron rescatados por los sacerdotes Don Silvano Tomei, italiano, y el venezolano Luis Rotondaro, “enviado desde Venezuela”. El cuerpo acribillado de Montes de Oca fue enterrado por unas mujeres que lo hallaron en estado de descomposición y luego lo depositaron en el mencionado cementerio. Su Breviario, que no soltó de su mano derecha mientras lo ajusticiaban, fue la prueba más convincente de que se trataba de Salvador Montes de Oca. Luego de las ceremonias realizadas en Europa, su cuerpo fue traído a su país. Una larga caravana desde La Guaira hasta Valencia protagonizó la importancia del personaje quien recibió lo honores en todos los pueblos por donde pasaba. Fue sepultado en la Catedral de Valencia.
Su vida de seminarista se resume en un joven dedicado a la Eucaristía, a la solvencia moral contra la injusticia que en ese momento imperaba en el país a través de la mano de esbirros y criminales dirigidos por el “Bagre” Juan Vicente Gómez.
2.-
El relato lo lleva a cuestas el joven aspirante a cura Eduardo Montes, quien se desdobla en una suerte de esquizofrenia narrativa en procura de la reconstrucción de la vida del mártir Monseñor Montes de Oca. Son vidas paralelas, la de Eduardo Montes y la del Obispo. Son vidas que se cruzan en tiempos diferentes, distanciados, vidas ejemplares que se revelan en una vocación por la ascensión, por la exculpación de un sacerdote que sufrió dos destierros: el primero porque Montes de Oca se negó a seguir las órdenes de las autoridades gomecistas, que consistían en que no llevara a efecto los actos fúnebres de un joven torturado y luego asesinado por los esbirros del régimen. Los criminales sostenían, como siempre, que se trataba de un suicidio. El Obispo –a través de la familia, quien abrió la urna– comprobó que lo habían masacrado. Montes de Oca fue a dar con su vida, por un par de años, a la isla de Trinidad. La componenda para borrarlo del mapa de la ciudad continuó, pese al afecto que toda la feligresía sentía por el sacerdote.
El segundo destierro fue producto de una conspiración entre las autoridades de la iglesia y el gobierno, a través de la mano de un oscuro sacerdote quien hacía de secretario privado del mencionado futuro ajusticiado.
El mismo Papa Pío XI no atendió a sus reclamos y lo expulsó del cargo, pero desde niño Montes de Oca soñaba con ser cartujo, razón por la cual termina en el monasterio donde –en una orgía de sangre– fue asesinado por los nazis un poco antes de la llegada de las fuerzas aliadas, encabezadas por Estados Unidos.
La línea narrativa contiene una traición que dio al traste con la dedicación de un sacerdote que pudo haber continuado con una obra ejemplar en aquella pueblerina Valencia. La historia personal de un hombre que resume el lado bueno y malo de personajes que se mueven en esta novela, sujetos a los vaivenes de intereses y de afectos que convergen en recrear la también historia de un país que aún no termina de salir del atraso político.
3.-
José Napoleón Oropeza (Puerto Nutrias Edo.BarinasVenezuela). Nació el 13 de octubre de 1950. Novelista, cuentista, poeta, ensayista, gerente y promotor cultural venezolano.

José Napoleón Oropeza demuestra su capacidad como novelista con este trabajo. Su capacidad para contar una historia desde un Eduardo Montes alucinado, investigador, vocacionalmente dedicado a registrar la vida del personaje que hace de “El cielo invertido” un mosaico de voces, un espacio polifónico y coral en el que los personajes comparten sus acentos, se entrecruzan para fundar un modo nuevo de narrar: todos los personajes viven atados a un registro en el que el tiempo se resiste a ser lineal fundido en diversos ecos: se inventa en la medida en que cada uno de los actantes ejecuta las acciones.
Una poética en la que narración y diálogo se combinan y hacen de la lectura un solo instante. Eduardo Montes se mimetiza. Se transfigura. Transmigra. Es Montes de Oca, sufre los mismos avatares del sujeto que investiga con pasión: habla en sueños y hasta logra sentirlo en sus retiros espirituales. Se colma de él, se llena con su espíritu a través de todos los documentos que recibe para armar la novela que escribe luego como José Napoleón Oropeza desde el lector. Entonces también es una autobiografía: el narrador venezolano destaca su nacionalidad verbal a través de lo que él fue como seminarista, como sujeto hablante, como estudioso del latín, el idioma muerto que resucitaba los muertos y hacía posible la presencia de la tradición. He aquí que nuestro autor revela algunos episodios de su vida desde que sale de Puerto Nutrias hasta su llegada definitiva a Valencia.
Eduardo Montes es uno en dos. Es doble: tiene dos vidas, la que dedica a su preparación como estudiante de Dios y la que lo empuja a descubrir la historia de una traición, los momentos cruciales de la muerte de Monseñor Salvador Montes de Oca.
Pero también es Salvador Montes de Oca. Es una suerte de reflejo: “espejo contra espejo”, el contexto del otro, un contexto que lo acosa, que lo busca para que lo descubra como producto de una traición.
Eduardo es un personaje/avatar que comienza a vivir en Las redes de siempre (Monte Ávila Editores, Caracas, 1976) y sigue su curso vital en Las hojas más ásperas (Monte Ávila, 1982) y en Las puertas ocultas (bid & co. editor, Caracas, 2011), hasta convertirse en un “detective” detrás de un personaje a quien investiga para sacarlo de la sombra.
Es decir, con El cielo invertido, José Napoleón Oropeza cierra un ciclo. Esta tetralogía es un recorrido desde Puerto Nutrias hasta Valencia. Un largo viaje del que han quedado muchas páginas, que han hecho de una existencia una ficción vívida y vivida.

El cielo invertido
José Napoleón Oropeza
bid & co. Editor – UCAB
Caracas, 2017
José Napoleón Oropeza presentó su nuevo libro “El cielo invertido”
Publican “obispo mártir”, sobre Salvador Montes de Oca

Daniela Chirinos Arrieta / NOTITARDE Confabulario
El reloj marca las 7:15 p.m. En la sala de conferencias del Instituto de Previsión Social del Personal Docente y de Investigación de la Universidad de Carabobo (Ipapedi) no cabe un alma más. La capacidad es para unas 50 personas, sin embargo, amigos, familiares y lectores de José Napoleón Oropeza siguen llegando. Todos quieren ser testigos del acto íntimo que está por empezar. “Esta noche nos hemos reunido para celebrar el nacimiento de un libro”, comenta el agasajado escritor. 
Se trata de su séptima novela, El cielo invertido (Bid & CO Editores), que en 426 páginas cuenta la historia de Salvador Montes de Oca, segundo Obispo de Valencia, quien murió fusilado por las tropas nazis, en la Cartuja de Parma (Italia), en 1944. “Y sin duda futuro Santo de la Iglesia Católica, nuestro Obispo Mártir, hoy Siervo de Dios”, afinca el autor.
La fórmula se repite. Con su pluma audaz y su lenguaje que se nutre de la poesía, Oropeza se desborda en la descripción minuciosa de los espacios, los personajes y los acontecimientos, también alucina con los diálogos imaginarios entre el protagonista y Montes de Oca. Estas gentiles advertencias las hicieron Fermín Conde, presidente de Ipapedi; Rafael Calderón, ensayista; y Ricardo Bello, escritor; encargados de acompañar a Oropeza en el estrado.



El cielo invertido es una novela de ficción, pero tiene basamentos en documentos reales, una investigación que le tomó tres años completar al autor. Además, con este libro se cierra la tetralogía que comenzó con Las redes de siempre (1976). También adelanta que en esta obra se funden tres historias, la de Eduardo Montes, seminarista y alter ego del escritor; la del Padre Andueza, párroco en Carvajal y excompañero de estudios de Salvador Montes de Oca en el Colegio Pío Latino de Roma; y la del propio Obispo Mártir.
El 3 de diciembre pasado fue presentada una edición simultánea de esta novela, publicada por la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab). La versión de Bid & CO Editores, tiene en la portada la pintura Agüita de Dios de Carlos Zerpa. Ambas ediciones están dedicadas al poeta Eugenio Montejo, a Pábel Oropeza, hijo del novelista; al Presbítero Luis Manuel Díaz, al historiador Luis Cubillán Fonseca y Thaís González Sánchez.

Crean el Premio “José Napoleón Oropeza”
Fue una noche llena de anuncios. Antes del bautizo, directivos de Ipapedi oficializaron la creación del Premio a la Crítica Literaria y el Ensayo “José Napoleón Oropeza”. La decisión sorprendió al escritor, se le notaba en la voz y la mirada. “Estoy profundamente agradecido con esta decisión”, alcanzó a decir.
Y una comisión integrada por Fermín Conde y Euclides Querales, presidente de la Asociación de Profesores de la UC, condecoró a Oropeza con el botón 55° aniversario de la institución ucista.



Los hilos de una traición
En diciembre de 2015, Oropeza había entregado a Bid & CO Editores la versión final de esta novela y el arte de la portada. Solo esperaba por la fecha definitiva de publicación. En ese entonces nos adelantó una amplia sinopsis de El cielo invertido. A continuación retomamos parte de esa entrevista:
Oropeza fue seminarista. En la biblioteca de la institución forjadora de sacerdotes “Nuestra Señora del Socorro” (San Diego, Carabobo), consiguió un libro sobre Salvador Montes de Oca, el joven caroreño que a los 17 años de edad ya era seminarista, a los 24 se ordenó sacerdote; y a los 32, el Papa Pío XI lo eligió segundo Obispo de Valencia, tras la muerte de Monseñor Francisco Granadillo. 
Siete meses tardó en escribir esta novela que tiene énfasis en la muerte de este hombre de fe, que fue acusado -“miserable e injustamente”, subraya el autor- de haber tenido amoríos con una jovencita en Valencia (Venezuela) y por eso se exilió en Italia. 
“Hay varios libros publicados al respecto. Pero yo, en mi nueva novela, revelo los hilos de la traición que llevaron a Montes de Oca al exilio y a su muerte en mano de los nazis”. 

Extractos de la novela
Ya en Florencia y luego de recuperarse de una peritonitis -cuenta Oropeza-, Montes de Oca solicita una audiencia con el Papa Pío XI para que le permita continuar en el Obispado de Valencia. Pero el Sumo Pontífice le ordenó asistir al juicio que le habían abierto. Montes de Oca se niega a esto y le pide que le conceda ordenarse en la Cartuja de Parma (Italia). Y así ocurrió.
Al monasterio llegó un infiltrado alemán pidiendo asilo. En mes y medio se familiarizó con las rutinas de la Cartuja. Una noche le abrió las puertas a las tropas nazis que fusilaron a todos menos al Padre Prior y a Monseñor Montes de Oca, a quienes torturaron y expusieron durante cuatro días, ante la fosa común donde lanzaron a los cartujos muertos. Finalmente los mataron.


“Por el breviario lo identificaron”
La novela también cuenta que en 1947, Andrés Eloy Blanco -quien era amigo de Montes de Oca-, pidió a la Asamblea Nacional, nombrar una comisión para buscar los restos del Monseñor. Esta tarea se la encargó al padre Luis Rotondaro. 
Ya en Italia, unas campesinas vecinas de la Cartuja le señalan el lugar de la fosa común, pero una de estas mujeres confiesa que los nazis habían enterado a medias a lo dos últimos fusilados, por eso ellas los llevaron al cementerio de Lucca. 
En una de las tumbas descubrieron un cráneo cubierto con las páginas de un libro, “era el Breviario de Monseñor Montes de Oca y el padre Rotondaro lo reconoció, por eso fue identificado”, revela Oropeza. 
Petición expresa a la Iglesia Católica
Desde 2015 en el Vaticano está abierta la causa para que Monseñor Salvador Montes de Oca sea beatificado. Ese año Oropeza hizo llegar los originales de esta novela al Papa Francisco, confiando que este documento contribuya a su santificación. 
Este jueves, el escritor ratificó su posición sobre este caso. En su discurso pidió a la Iglesia Católica que reivindique la memoria de este Santo Varón. “Este sería un acto de justicia que ha venido postergándose desde hace ya varias décadas”, afincó.


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