ANALÍTICA
Carlos Salas Silva | marzo 23, 2017 | Web
del Frente Patriotico
El infeliz de Santos les tiene inmensa bronca a los paisas,
primero porque Uribe es paisa y segundo porque los paisas lo desprecian con
justas razones -le digo a mi amigo paisa que acabo de recoger en el aeropuerto
a su llegada de Medellín-. Por eso se van a hacer sentir en la marcha del
primero de abril.
-¿Va a haber una marcha?, me pregunta.
-¿No sabías?
Mi amigo paisa lleva apenas dos meses en su tierra luego de
varios años de estudios en el exterior, pensé, pero tanto acá como allá procura
informarse sobre lo que ocurre en Colombia a través de los medios
tradicionales.
En mi desconcierto y para que se informara pensé hacerle
escuchar el editorial de Fernando Londoño dedicado a la marcha con el que
comencé la mañana. “Estando tan desinformado va a creer que se chifló Londoño,
pensé, por la manera tan fuerte con la que dijo lo que tenía que decir, y que
soy un lunático por pararle bolas”. Así que dejé las cosas de ese tamaño.
Mientras los medios tradicionales se ocupan
desvergonzadamente de ocultar los graves hechos que ocurren a diario en una
Colombia que ha sido traicionada para entregarla en bandeja de plata a los
criminales de las FARC, es decir al comunismo internacional del que ellas, las
FARC, no son sino un apéndice, Fernando Londoño, en su programa matutino se
dedica con valentía y sabiduría a informar a sus oyentes acerca de cada uno de
los acelerados y torpes pasos con los que el gobierno ilegitimo de Santos lleva
a Colombia al abismo. Es tal la distancia entre La Hora de la Verdad de
Fernando Londoño y su selecto grupo de periodistas e invitados con la de los
medios tradicionales que quien lo escucha por primera vez puede tomarlo por
loco, pensé justo en ese momento.
A pesar de que compartíamos con mi amigo la misma mirada
dirigida a las luces del centro de la ciudad a través del panorámico del carro,
era consciente de que no ocurría los mismo con la manera como apreciamos lo que
acontece en el país. Si hubiese dicho que esas luces eran las de Roma o París y
no las de Bogotá le habría extrañado menos que si me hubiese escuchado decir
que es otro país y no Colombia el que observa desde su perspectiva.
¿De qué habla Fernando Londoño cada mañana para que me
considere mejor informado que mi amigo? Veamos:
“Parece que este presidente Santos se está enterando de
muchas cosas. De lo que no se ha enterado es que según el Artículo 109 de la
Constitución que tuvo una reforma en el año 2003, la violación de los topes
electorales produce la perdida de investidura. Si se demuestra que Santos se
extralimitó en los gastos de su campaña pierde la investidura como Presidente
de la República. Los que le dieron plata a Santos y a su campaña lo tienen en
la mano. Cuentan y se cae el presidente Santos”.
¿Qué interés podría tener el periodismo enmermelado de decir
cosas como esta? Ninguno, como tampoco contar que marcharemos. Su misión es
tapar y confundir con amarillismo a su audiencia.
Que Santos está que se cae y que habrá marcha el primero de
abril para darle un empujoncito, son realidades que no dejaran de serlas por no
ser noticias en esos medios.
La próxima vez no dudaré en hacerle escuchar el editorial
del día a mi amigo paisa, pienso ahora. Fernando Londoño de loco no tiene nada
como tampoco quienes lo escuchamos a diario. Los locos son otros.
Decía Lao Tse:
Cuando el sabio oye hablar del Camino
trata de vivir en armonía con él.
Cuando el hombre normal oye hablar del Camino
sólo lo comprende en parte.
Cuando el loco estudia el Camino
se ríe de él.
Sin embargo, si el loco no se riera
no sería el Camino.
Por tanto, si buscas el Camino
escucha la risa de los locos.
Nos entregaron
Vamos a marchar el primero de abril por razones
contundentes, porque este presidente que tenemos nos desfiguró las
instituciones y acabó con Constitución Política introduciéndole 310 páginas de
basura retórica en las que se le entrega el país a las FARC y a los países
extranjeros que dominan a través de la Comisión de Seguimiento el poder
legislativo en Colombia y van a dominar el poder judicial en Colombia, nos
entregaron…
Para marchar el #01DeAbril no hay que salir a buscar
razones, las razones nos buscan y nos atropellan, son tantos los motivos de
inconformidad y tantas las circunstancias que nos mueven a una protesta
pacífica pero multitudinaria, pero gigantesca, para conseguir un objetivo
fundamental, la destitución de Juan Manuel Santos como presidente de la
República y la destitución de su llave a la vicepresidencia, porque presidente
y vicepresidente son un todo único; Naranjo no puede ser vicepresidente de la
República por hondas razones morales y por instinto de supervivencia que tenga
el pueblo colombiano…
Puede tener cada uno de ustedes queridísimos oyentes mil
razones para marchar el 01 de abril, el próximo sábado, pero hay una razón
suficiente, una causa eficiente como la llaman los filósofos para que todos
caminemos; Hay que sacar a Santos del poder, esto no es una invitación a un
golpe de Estado, al contrario es una invitación al cumplimiento estricto de la
Constitución Nacional que en el artículo 109 numeral 6 dispone que todo aquel
que violara los topes de financiación de las campañas, pierde la investidura y
pierde el cargo…
Santos un Pte indigno e ilegitimo
Les decíamos ayer queridos oyentes que asumíamos el
compromiso de decir cada uno de estos días hasta la gran marcha del 01 de
abril, alguna razón que se nos ocurre fundamental para salir a marchar, para
ejercer la sagrada función de la protesta, para ejercer una oposición de verdad
a un régimen dictatorial, tiránico y corrompido. Por mucho que nos castigue el
futuro vicepresidente de la república, porque hasta esa indignidad nos
merecemos, el general Naranjo, vamos a seguir diciendo la verdad aunque él diga
que somos populistas y mentirosos…
JUSTICIA ESPECIAL PARA LAS FARC
Plinio Apuleyo Mendoza | marzo 27, 2017 | Web
del Frente patriotico
Fue, sin duda, una intrépida exigencia de las FARC en La
Habana que el gobierno terminó aceptando. Los militares, activos o retirados,
la esperan con una sombría inquietud. También, la mayoría de los colombianos,
empezando por el fiscal Néstor Humberto Martínez. Me refiero a la piadosamente
llamada justicia especial para la paz. ¿Qué es, quién va a integrarla, de qué
manera va a sustituir a toda nuestra rama judicial? Por no poder dar una clara
respuesta a esas preguntas, yo le veía cierta aura fantasmal, hasta que tuve
oportunidad de oír a Jaime Castro en una entrevista radial, desnudando este
sistema de juzgamiento y mostrando sus peligrosas llagas con un tranquilo rigor
de cirujano constitucionalista.
Cinco personajes, tres extranjeros y dos colombianos, forman
parte de la Comisión Nominadora, que, con un poder absoluto nunca visto en el
país, designará a cerca de cincuenta magistrados a cuyo cargo quedarán juicios
y fallos inapelables. El español Gil Robles, el peruano García Sayán y el
argentino Juan Méndez son los extranjeros escogidos, respectivamente, por el
Consejo Europeo de Derechos Humanos, el secretario de la ONU y el Centro
Internacional de Justicia Transicional. De esta megacorte formarán parte
también los colombianos José Francisco Acuña y Claudia Vaca. El primero es un
magistrado con tinte de izquierda, designado por Sala Penal de la Corte
Suprema. Ella es una docente, ajena al mundo judicial (no es abogada),
vinculada a la industria farmacéutica.
Esta sorprendente Jurisdicción Especial, propia de un Estado
fallido, surgió en La Habana, sin duda, por exigencia de las FARC. Su cerebro
fue el abogado español Enrique Santiago. Miembro del Partido Comunista de su
país, conoce de sobra las ONG europeas de su misma tendencia ideológica. A ella
no deben ser ajenos los tres extranjeros designados para formar la Comisión
Nominadora. De hecho, tienden a presentar como rebeldes a grupos armados que
han surgido en sus países, pasando por alto sus acciones terroristas. Tal fue
la condescendencia de Gil Robles con ETA, la de García Sayán con Sendero Luminoso
y la de Juan Méndez con los Montoneros. No sería extraño que vean a las FARC
como un movimiento insurgente y a nuestras Fuerzas Armadas como el malo de la
película.
Sus decisiones solo serán apelables ante la corte celestial.
Jaime Castro nos recuerda cómo la justicia especial para la
paz despoja de todo su poder a la Rama Judicial y a todos nuestros órganos de
control, como la Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría. Tendremos, pues,
que acatar los fallos y decisiones de esta megacorte, sin derecho a buscar otra
instancia. De modo que los magistrados de la justicia transicional tendrán más
poder que los magistrados de las altas cortes. Ejercerán funciones judiciales,
disciplinarias y fiscales, y sus decisiones –dice Castro– solo serán apelables ante
la corte celestial.
Guerrilleros, militares y civiles vinculados al conflicto
serán juzgados por la JEP. ¿Tendrán el mismo trato? No lo creo. De hecho, el
noventa por ciento de los miembros de las FARC serán amnistiados o indultados,
y solo diez por ciento irían a juicio. Narcotráfico, secuestros, extorsiones,
asaltos, siembra de minas, voladuras de oleoductos y otros tantos actos de la
guerrilla serán considerados conexos al delito político y, por lo tanto, objeto
de amnistía y de no extradición. Ningún guerrillero pagará cárcel, apenas
restricciones de movilidad. En cambio, los militares que insistan en su
inocencia, como conocidos oficiales víctimas de falsos testigos, corren el
riesgo de ser investigados y condenados hasta a veinte años de prisión. Igual
suerte correrán los civiles que sean señalados de tener nexos con los
paramilitares.
No nos engañemos. La justicia especial para la paz,
presentada por el Gobierno como la joya de la corona, no es más que una
justicia especial para las FARC.
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