Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

domingo, 16 de abril de 2017

La Revolución del 19 de abril de 1810 marcó el inicio de la lucha por la independencia del dominio español en Venezuela. Vicente Emparan, el Capitán General de Venezuela, fue destituido por el Cabildo de Caracas, dando paso a la formación de la Junta Suprema de Caracas (primera forma de gobierno autónomo).


Guerra de Independencia.
Inició el 19 de abril de 1810.
Establecimiento de una Junta autónoma de gobierno defensora de los derechos de Fernando VII
Un jueves santo de 1810, específicamente el 19 de abril se inició en Caracas el comienzo de una etapa en la historia de Venezuela. En este día, el cabildo de Caracas, con el apoyo de parte del pueblo y de importantes sectores de las fuerzas armadas, tanto de los batallones de veteranos como de milicias, así como de destacados personajes del clero, la sociedad y de los intelectuales, depuso al gobernador y capitán general Vicente Emparan y a los demás altos funcionarios españoles, enviándolos al exilio. Dicho movimiento revolucionario que se llevó a cabo de una manera incruenta, en definitiva tuvo un impacto en los campos político, económico, social y cultural no sólo de Venezuela sino de toda Sudamérica.
Antecedentes
Entre los antecedentes más cercanos al 19 de abril, se hallan la conspiración de Gual y España en 1797, la expedición libertadora de Francisco de Miranda en 1806 y la conspiración de los Mantuanos en 1808. En relación al movimiento llevado a cabo en Caracas y La Guaira por parte de Gual y España, en el mismo participaron individuos de todos los sectores sociales, excepto los mantuanos; tratándose en términos generales, de un proyecto revolucionario igualitario, republicano y democrático, con proyección hacia el resto del continente. En cuanto a sus líderes, tenemos que Manuel Gual era un hijo de un militar distinguido que había defendido La Guaira 50 años antes; por su parte, José María España había sido teniente de justicia de Macuto; es decir, ambos eran hombres cultos incorporados a la administración colonial. A la conspiración se sumaron también republicanos españoles que poco antes habían organizado en Madrid una revolución similar, quienes fueron apresados y remitidos a América como reos de Estado. En este grupo destacaba Juan Bautista Picornell, quien en poco tiempo estableció contacto con Gual y España. El ideario de la revolución de estos funcionarios de la corona se expresó en unas Ordenanzas que en nombre de la Santísima Trinidad se proponían a restituir al pueblo americano su libertad. Entre los puntos fundamentales de este programa figuraban la instauración en los departamentos de Venezuela de un nuevo gobierno; y la proclamación de los derechos del hombre (igualdad, fraternidad, libertad y propiedad), lo que contribuiría a la eliminación de las clases sociales por parte de la República. Asimismo, dicho movimiento pretendía extender la revolución a otras regiones de América. Otro documento importante de la revolución de Gual y España fue el folleto de los derechos del hombre, que fue impreso en la isla de Guadalupe. No obstante, la conspiración se descubrió antes de que llegase a estallar. Los revolucionarios españoles lograron huir y se refugiaron en las Antillas. Manuel Gual fue a Trinidad, donde murió, se cree que envenenado en 1800. José María España, quien había huido y regresado, fue apresado y ejecutado en la plaza mayor de Caracas en 1799. Aunque la conspiración en definitiva fue bañada en sangre, conmovió la tranquilidad de la sociedad colonial, y generó una honda preocupación en los mantuanos caraqueños, quienes vieron amenazada su posición preeminente en la sociedad.
En 1806 la tranquilidad de la vida colonial venezolana se vio una vez más sacudida, cuando Francisco de Miranda, emprendió una expedición libertadora de Venezuela desde Nueva York. Disponía de tres barcos, y la mayoría de los tripulantes, oficiales y soldados, eran norteamericanos. Miranda intentó desembarcar en Ocumare de la Costa, pero varios buques españoles se lo impidieron, refugiándose en Trinidad. Meses después intentó un nuevo desembarco en Coro, pese a que en esta ocasión logró poner pie en tierra, la población huyó, por lo que Miranda tuvo que desistir de sus planes. Sin embargo, a bordo del buque "Leander" traía una imprenta con la cual imprimió proclamas que incitaban a los venezolanos a combatir por su libertad e independencia. También difundió la célebre "Carta a los españoles-americanos" del jesuita peruano Juan Pablo Viscardo, en la que éste animaba los americanos a defender sus derechos y los de sus sucesores. Al fracasar su expedición, Miranda se trasladó a Trinidad y posteriormente a Inglaterra, desde donde prosiguió promoviendo la independencia de Venezuela y de América Latina.
Mientras que el movimiento de Miranda tenía como objeto tomar el poder de Venezuela desde el exterior, para hacerla libre e independiente; la conspiración de los mantuanos en 1808 intentaba apoderarse del poder desde dentro, es decir, mediante un golpe de Estado. Para este momento, los mantuanos tenían el poder económico a través del control del Cabildo, el Real Consulado y la agricultura, y aspiraban a obtener el poder político ya fuera Venezuela independiente o por lo menos autónoma. La invasión en 1808 de España por parte de los franceses y el arresto del rey Carlos IV y su sucesor Fernando VII, crearon el vacío el poder propicio para los intereses del mantuanaje caraqueño. En tal sentido, al enterarse los mantuanos que en todas las provincias españolas se organizaron juntas para preparar la resistencia contra las fuerzas invasoras y para dirigir la política de cada región, le solicitan al capitán interino de Venezuela, Juan de Casas, que organice también una junta con la misma característica de las españolas y en la cual tuvieran ellos el puesto preponderante; en otras palabras era una revolución interna que no pretendía cambiar el orden social. En definitiva, la conspiración de 1808 fracasó debido a que el capitán general no accedió a las demandas de los mantuanos, poniendo en prisión a los más exaltados y enviando a sus haciendas a los más moderados. También fracasó este movimiento, como consecuencia del apoyo de los oficiales de las milicias de pardos, quienes se presentaron ante Casas y se mostraron dispuestos a combatir contra los mantuanos, si éstos persistían en sus propósitos.
Los Sucesos del 19 de abril de 1810
El 19 de abril de 1810 renació la conspiración de los mantuanos, quienes en esta ocasión se habían procurado la cooperación de los batallones veteranos o las milicias, así como el apoyo de los notables, los intelectuales, de parte del clero y otros sectores de la sociedad, y de un núcleo considerable del pueblo. Una vez eliminada la posibilidad de toda resistencia en la Península, los notables caraqueños concibieron la constitución de una junta similar a las formadas en España a fin de regir los destinos de la provincia.
El mismo 19 de abril de 1810 fue redactada el acta en la cual se consignaba el establecimiento de un nuevo gobierno. En la misma se precisaba que el gobernador y capitán general, el intendente de Ejército y Real Hacienda, el subinspector de artillería y el auditor de Guerra y asesor general, así como la Real Audiencia, quedaban privados del mando que ejercían, a la vez que suprimían esas instituciones. En consecuencia el Cabildo de Caracas, con sus 2 alcaldes José de Llamozas y Martín Tovar y Ponte a la cabeza, asumió el poder, incorporando en su seno a los representantes del clero, del pueblo y de los pardos, ya mencionados, mientras que el mando militar era confiado momentáneamente al teniente coronel Nicolás de Castro y al capitán Juan Pablo Ayala. El acta del 19 de abril fue firmada por todos los asistentes al Cabildo extraordinario de ese día, incluyendo a los funcionarios españoles depuestos (Vicente Emparan), los que desempeñaron un papel secundario y los que a partir de ese momento asumieron el poder (Tovar, Roscio, Cortés de Madariaga, etc.). El acta fue leída el mismo día en diversos lugares de Caracas por los escribanos Fausto Viaña y José Tomás Santana, quienes certificaron que la población reaccionó gritando las siguientes consignas: "Viva nuestro Rey Fernando VII, nuevo Gobierno, Muy Ilustre Ayuntamiento y Diputados del Pueblo que lo representan".

En definitiva la revolución se llevó a cabo sin derramamiento de sangre. Los funcionarios depuestos fueron conducidos luego a La Guaira y encerrados en las fortalezas o confinados a bordo de buques anclados hasta que se les expulsó. De acuerdo con el testimonio de uno de ellos, el intendente Basadre, durante el tiempo que estuvo en prisión pudo apreciar como los revolucionarios compusieron e hicieron circular canciones alegóricas de su Independencia, en las cuales convidaban a toda Hispanoamérica a hacer causa común y a tomar "... a los caraqueños por modelo para dirigir revoluciones" Al parecer, ya entonaban la canción que mucho más tarde fue declarada Himno Nacional de Venezuela: "Unida por lazos/ que el cielo forjó/ la América toda/ existe en Nación/ y si el Despotismo levanta la voz seguid el ejemplo/ que Caracas dio." En conclusión, aunque el 19 de abril de 1810 no fue declarada jurídicamente la Independencia de Venezuela, políticamente se produjo un cambio radical que culminó con la declaración del 5 de Julio. No obstante no hay que olvidar que para entonces la idea de la independencia todavía no aparecía como objetivo principal en las mentes de los líderes revolucionarios y será solo, cuando se convoque al primer congreso de Venezuela, y a través de los meses de discusión ideológica que seguirán, que tal planteamiento llegará a materializarse.

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