Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

jueves, 13 de abril de 2017

Lina Meruane y a Connie Willis: Dos escritoras fuera de serie.

Lina Meruane y a Connie Willis: Dos escritoras fuera de serie.

¿Tener o no tener hijos?
Tomado del blog “Soy actitud”

Contra los hijos de Lina Meruane (Chile, 1970) se encuentra entre las novedades de Tumbona Ediciones y pertenece a su vez a su colección Versus, una serie compuesta por diversos ensayos que están en contra de conceptos intocables y sagrados. En esta ocasión le tocó el turno a la sacrosanta figura de los hijos. En un principio creí que iba a encontrarme con una diatriba heródica más concentrada en el acto mismo de la procreación, sin embargo, pronto supe que estaba más cerca de un análisis sobre la construcción de la maternidad (o en este caso quizá sea más pertinente hablar de maternidades) mediante saltos en el tiempo y eventos determinantes en la historia del feminismo, así como de obras literarias.


Lina Meruane Boza (Santiago de Chile1970) es una escritora y docente chilena. Su obra, escrita en español, ha sido traducida al inglés, italiano, portugués, alemán y francés. En 2011 ganó el Premio Anna Seghers por la calidad de su obra, y en 2012 el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, por su novela Sangre en el ojo.¿Tener o no tener hijos?Nacida en Santiago de Chile, es descendiente de palestinos e italianos. Es sobrina de la actriz Nelly Meruane y del humorista Ricardo Meruane. Lina Meruane se inició en las letras como cuentista y periodista cultural. En 1997 recibe una beca de escritura del Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes de Chile (FONDART) para terminar su primer libro de cuentos. Al año siguiente publicó Las infantas, libro que recibe una critica muy positiva de los reseñistas chilenos así como del escritor Roberto Bolaño:
«Hay una generación de escritoras (chilenas) que promete comérselo todo. A la cabeza, claramente, se destacan dos. Estas son Lina Meruane y Alejandra Costamagna, seguidas por Nona Fernández y por otras cinco o seis jóvenes armadas con todos los implementos de la buena literatura.»


De hecho, desde las primeras páginas Meruane deja muy claro que no es de ninguna manera su intención “defender el cruel arranque de un tal Herodes, ni el vengador filicidio de la tal Medea”, tampoco está a favor del infanticidio, dice, aunque el recién nacido de al lado interrumpa su sueño (y vaya que pululan los niños llorones en todos los edificios de departamentos y casi siempre corremos con la suerte de que nos toque al menos uno en cada vuelo). Antes bien, Meruane se propone hacer una crítica a los progenitores de esos retoños, a esos “cómplices del patriarcado que no asumieron su otra mitad en la histórica gesta de la procreación”.

Meruane hace un recorrido desarticulado y precisamente por ello muy grato de las primeras chicas que pugnaron por los derechos de las mujeres en sus respectivos contextos históricos. Por otro lado, realiza observaciones muy precisas sobre el ensayo “Un cuarto propio” de Virginia Woolf (las implicaciones de la nula aparición de la maternidad), así como de la comparación de la secuela de Casa de Muñecas de Ibsen a cargo de Elfiede Jelinek con la novela proletaria Parque Industrial de Patrícia Galvão. Asimismo podemos leer testimonios y los lamentos más genuinos de escritoras-madre. Mujeres que además de hacerse cargo de un hogar, tienen que trabajar en el oficio remunerado con el que contribuyen a los gastos de la casa y de alguna manera buscar el tiempo para ejecutar sus proyectos creativos: con una mano en computadora y la otra dando mamila, cual acto circense. 


Una de las tensiones más interesantes que se planeta en Contra los hijos es el posible retroceso que supone algunas concepciones de la maternidad que la madre moderna adoptó con la aparición del ecofeminismo de corte esencialista, en el cual, bajo la consigna de la recuperación de los valores matriarcales (“¡Nos encanta menstruar, nos encanta parir!”, sería su lema), las madres contemporáneas han tenido que volver a lavar pañales de tela o “ecológicos”, a comprar sólo comida orgánica libre de toxinas, a la realización de actividades educativas y estimulantes para los críos (pero no necesariamente para ellas) y, por supuesto, al retorno a la lactancia natural a la que, dicho sea de paso, cada día se le endilgan más atributos milagrosos y excusan al padre de ausentarse en la crianza durante los primeros meses.

Recuerdo haberme topado antes con esta tracción feminismo-por-la-igualdad versus ecofeminismo, en el relato de ciencia ficción de “Incluso la reina” de Connie Willies (Estados Unidos, 1945). En él se concibe un mundo en el que las feministas-por-la-igualdad han logrado, mediante la ingesta de un medicamento, la emancipación de la menstruación con todos los padecimientos que ella conlleva. Sin embargo, surgiría, como reacción pendular, las Ciclistas, un movimiento radical de chicas muy hippies que reivindican el ciclo menstrual y lo asumen con cabal orgullo y entrega. Pero bueno, ese es otro cantar.

Recomiendo este ensayo a todas las veinteañeras y treintañeras que comienzan a padecer la presión aparentemente inocente de los que a cada rato preguntan que “¿para cuándo?”, a las mamás damnificadas, a los futuros padres, a las futuras madres que quisieran establecer un nuevo modelo de crianza y maternidad, a las que ya tomaron la decisión de no hacerlo, y sobre todo a aquellos que crean que el sacrificio de ser madre no es la única y más grande contribución cívica.
Por: Lilián Bañuelos/Branding Boutique


"Todo lo maravilloso de tu vida lo perderás".
Tomado del Blog del Grupo Li Po
Territorios inexplorados. Una entrevista a Connie Willis hecha en 1996
Estimados Amigos

Hoy le regalamos esta entrevista a la escritora de ciencia ficción Connie Willis sazonada con la mágnifica introducción “Toda gran historia es una historia de amor y viajes en el tiempo” de nuestro amigo by PacoMan.

Constance Elaine Trimmer Willis, más conocida como Connie Willis (DenverColorado31 de diciembre de 1945), es una escritora estadounidense de ciencia ficción.
Se inició profesionalmente como profesora de enseñanza media antes de dedicarse a la literatura, en la que comenzó publicando relatos en antologías durante de la década de 1970. Posteriormente adquirió fama como novelista en 1987 con Los sueños de Lincoln, ganadora del John W. Campbell Memorial de 1988. En esta novela la protagonista experimenta un enlace mental a través de dos siglos con el general Lee y comparte sus ansiedades respecto al final de la guerra de Secesión.
En 1992 publica su obra más conocida, El libro del día del Juicio Final, con la que ganó los tres premios más importantes del género: el Hugo (1993), premio de los lectores, el Nébula (1992), premio de los escritores del género, y el Locus (1993), premio de una importante revista de ciencia ficción y fantasía. Al igual que la anterior, esta historia utiliza el viaje en el tiempo, esta vez físico, y nos retrata unos días del siglo de la Peste Negra a través de una historiadora "de campo" de la universidad de Oxford. Paralelamente, la narración sigue los acontecimientos que su mentor y los demás habitantes de Oxford padecen mientras ella está en el pasado.
Su carrera ha continuado con éxito, como ejemplifican sus otros dos premios Locus, concedidos por sus novelas Tránsito y Por no mencionar al perro. Esta última le valió también otro Hugo en la categoría de novela. En categorías de narraciones más breves (novela corta, cuento) ha recibido también 8 Hugos y 5 Nébulas a lo largo de su carrera, lo que la sitúa entre las mejores cultivadoras de estas formas literarias breves del género.
Su obra se caracteriza por una prosa agradable en la que maneja hábilmente la emotividad y que está habitualmente salpicada de un fino humor. Algunas de sus novelas más importantes (Los sueños de LincolnEl libro del día del Juicio FinalPor no mencionar al perro) y varias narraciones breves tratan del viaje en el tiempo, pero la autora ha explorado otros temas como la investigación científica (Oveja mansa, 1996), las experiencias cercanas a la muerte (Tránsito, 2001), el retoque informático de películas (Remake, 1994), la exploración de un planeta (Territorio inexplorado, 1994), etc. Sin embargo todos ellos son más bien utilizados como meros escenarios, resultando de mayor importancia el cómo permiten introducir reflexiones sociales o profundizar en la psicología de los personajes.
También ha escrito fantasía, por ejemplo en Espíritu de la Navidad recopila varias historias de este género al tiempo que declara en su introducción su pasión por la Navidad y todo lo relacionado con ella.
Actualmente vive en Greely, Colorado, con su marido, Courtney Willis, profesor de física en la Universidad del Norte de Colorado, y con la hija de ambos, Cordelia.


“Toda gran historia es una historia de amor y viajes en el tiempo”



Connie Willis nació el 31 de Diciembre de 1945 en Colorado, EE.UU. quizás su fecha de nacimiento explica el porqué de su atracción por la Navidad… tanto es así que publicó una antología de sus cuentos sobre este tema. Al final de la entrevista se adjunta una relación de sus libros y sus ediciones en español.


Hoy les traemos una interesante entrevista concedida a finales de Agosto de 1995 a quien acabó siendo uno de sus traductores al español: Pedro Jorge Romero, publicada originalmente en la revista de ciencia ficción, BEM en el número 49, en Marzo de 1996.


Si hacemos el esfuerzo de creernos que los premios obtenidos son un síntoma de la calidad, Connie escribe como los ángeles, pues estamos ante la más laureada de las escritoras de Ciencia Ficción; con sus 12 Hugos, 8 Locus y 8 Nébulas



Las escritoras llegaron tarde a la Ciencia Ficción (a excepción obviamente de Mary Shelley) algo lógico si recordamos que los primeros lectores de ciencia ficción fueron jovencitos interesados en monstruos y en rescatar jovencitas ligeras de ropa, pero no de interactuar con ellas.
 En mi opinión, las escritoras que inician su producción en los 50’s; Zenna Henderson,MarionZimmer Bradley y James Tiptree Jr. (pseudónimo de Alice B. Sheldon)  abren el camino para la eclosión de los años 60’s y 70’s. De la generación del feminismo y del New Wavedestacaría a: Joanna RussOctavia Butler y la gran Ursula K. Le Guin. Y de la siguiente generación la de los 80’s y 90’s; a Pat CadiganLois McMaster Bujold y nuestra Connie Willis. En el ámbito de la ciencia ficción en español sobresale la argentina: Angélica Gorodischer. El resto es y está demasiado reciente.
 Connie entra de lleno en la escritura profesional en los 80’s con una gran cantidad de relatos que ganan varios Hugos y publica alguna novela en esa década. Su eclosión como novelista se da en la década de los 90’s: EL LIBRO DEL DÍA DEL JUICIO FINAL (Doomsday Book ) escrito en 1992 la catapulta a la fama y quizás siga siendo su mejor novela. Este libro se integra lo que se ha venido a conocer como su serie de: Viaje en el Tiempo siendo claramente lo más destacable de su obra. La serie se compone de (los títulos en español se encuentran al final de la entrevista, afortunadamente todos traducidos y disponibles):


El cuento Fire Watch de (1982) que consigue su primer Hugo y le siguen las novelas: Doomsday Book (1992), To Say Nothing of the Dog (1997), Blackout (2011) y All Clear (2011). Cada una de las cuatro novelas consiguen el Hugo y casi todas los otros dos  premios importantes de la Ciencia Ficción: el Locus y el Nebula.
Pero el cambio del milenio supuso una parada brutal en su producción; unos cuantos cuentos y tres novelas es toda la cosecha en la primera década del siglo XXI. Afortunadamente parece que esta recuperando el pulso y ya lleva tres novelas, algunas de ellas de éxito, en este tercer lustro.



La entrevista, un puro viaje al pasado tan del gusto de la autora, nos ubica tras la publicación en EE.UU. de Uncharted Territory (TERRITORIO INEXPLORADO que verá la luz en español en 1997) y ya está pensando en la siguiente entrega de su serie de Viaje en el tiempo.


Pasen y disfruten de la autora de historias de amor realmente románticas… que por supuesto tienen un triste final.

by PacoMan 

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Territorios inexplorados

Una entrevista con Connie Willis 

Pedro Jorge Romero: ¿Por qué escribes? Ya sé que es una pregunta tópica...


Connie Willis: No, es una buena pregunta, porque siempre me estoy quejando de que odio escribir; lo encuentro muy difícil. Me encanta investigar el material, pero odio el proceso de escribir. Así que la gente me pregunta: "si lo odias, ¿por qué lo haces?", porque se supone que haces aquello que te gusta. Sólo encuentro difícil el escribir, pero siempre he tenido historias que contar y un montón de cosas que quería decir.


Me encuentro con hechos interesantes que nadie más piensa que son interesantes. Por ejemplo, digo: "sabes que quemaron el caballo de Juana de Arco antes de quemarla a ella. Lo quemaron delante de ella", así intentaban que se arrepintiese de sus creencias. Y le digo eso a la gente y me dicen: "¿y? ¿Eso en que me afecta?". Nos afecta a todos. ¿No crees que es importante? ¿Qué opinas? ¿Debía haberse arrepentido? ¿Cómo sería ver algo que quieres, algo indefenso, asesinado frente a ti por lo que tú has hecho? Descubrí que le hablaba a la gente equivocada, que a la persona media no le importa que quemasen el caballo de Juana de Arco. Debía encontrar gente a la que sí le preocupase, y una forma de hacerlo es escribir historias y poner esas ideas en las historias. Es algo así como hablarle a la gente y encontrar quienes son las personas adecuadas. 







PJR: Algo que me interesa de tu obra son los personajes: usualmente son mujeres normales.Philip K. Dick utilizaba hombres normales como protagonistas y parece que tú empleas amas de casa.
CW: Me gusta la gente normal. No me gustan los villanos y los héroes absolutos porque la gente que necesito es bastante normal. Pueden tener momentos de gran heroísmo, maldad o de gran bondad, pero la mayor parte del tiempo son sólo gente normal. Sobre eso es sobre lo que me gusta escribir. Cuando leo sobre villanos que quieren destruir planetas enteros o gente como Indiana Jones (muy fuertes, muy valientes y muy inteligente) no me siento capaz de identificarme con ellos. Me gusta más la gente que se asusta, que se pone nerviosa, gente como tú y yo. Y me gusta escribir sobre ellos.

PJR: En la introducción a tu recopilación Impossible Things Gardner Dozois dice que no te asusta hablar de cosas normales y triviales, y que eres muy inteligente. Es interesante encontrar a alguien que no tiene que demostrar que es inteligente.
CW: Cuando era pequeña leía de todo. A los trece años descubrí los libros juveniles de Robert HeinleinCoge un traje espacial, viajarás o Hija de Marte, y lo que más me gustaba de sus personajes era que todos eran inteligentes, y que eran héroes y heroínas porque eran inteligentes, porque pensaban, porque se preocupaban por las cosas, y se interesaban por el mundo y por aprender. Y ese era el tipo de niña que yo era. Y creo que ésa es una de las razones por las que creo pertenecer a la ciencia ficción, porque eres un héroe o una heroína no por ser guapo o fuerte sino por ser inteligente, por pensar e intentar entender el mundo. Lo que tienen en común la ciencia y la ciencia ficción es que ambas intentan realmente entender el mundo.




PJR: Recuerdo un maravilloso ensayo tuyo sobre la comedia que se titulaba algo así como "Aprendiendo a escribir comedias o por qué es imposible y cómo hacerlo". Si aprender a escribir comedia es imposible, ¿cómo se escriben las comedias?
CW: [ríe] Es imposible, pero a la vez... Algunos opinan que la comedia no debería ser analizada para descubrir por qué es divertida, porque si lo haces ya no será graciosa. No creo que sea cierto. Creo que se puede analizar la comedia y que la comedia se apoya en muchos elementos: sorpresa, anticipación, exageración, subestimación y demás. Creo que todos los escritores tienen la oportunidad de ser escritores cómicos, porque la comedia y la ironía están muy cerca la una de la otra. Ambos son en cierta forma modos de ver el mundo desde una perspectiva doble: tenemos esto porque por otra parte también tenemos esto otro. Creo que si eres un escritor que hace uso de la ironía ya tiene los materiales precisos para la comedia.

   Pero mucha gente no ve el mundo como algo divertido. Yo lo veo muy gracioso. Terry Pratchettdice que los escritores humorísticos tienen vidas más divertidas que el resto de la gente: les suceden cosas graciosas y por eso se convierten en escritores humorísticos. No sé si es cierto, pero muchas cosas me parecen graciosas. 


PJR: "Incluso la reina", por ejemplo, es una historia muy divertida y a la vez una historia muy seria.
CW: Sí. Exactamente. Shakespeare es mi héroe, bueno, uno de mis héroes, Fred Astaire es también uno de mis héroes. Shakespeare solía emplear el mismo material para hacer una tragedia y luego una comedia. Romeo y Julieta es una tragedia pero en El sueño de una noche de verano la historia de Pyramus y Thisbe es una farsa. Luego tomó el mismo material y lo convirtió en una comedia agridulce en Mucho ruido y pocas nueces, y ya mayor hizo algo a medio camino entre la tragedia y la comedia en Un cuento de invierno. No creía que hubiese temas graciosos y temas trágicos, creía que todos eran iguales y la diferencia estaba en el tratamiento.

   Creo que hubiese podido escribir una historia realmente seria, realmente triste o realmente furibunda con el mismo tema que "Incluso la reina", pero decidí que debía ser graciosa porque trata sobre la relación entre generaciones, y siempre he creído que eso es gracioso por sí mismo.

Connie Willis mientras habla con Pedro Jorge Romero. Fotografía de Jóse Luis González

PJR: En cierta forma, en ese cuento la comedia ayuda a dejar claro el mensaje.
CW: Sí. Si escribes historias seria entonces golpeas a la gente en la cabeza con ellas y gritas: "tengo esta importante opinión política que quiero expresar, escuchadme, escuchadme". Pero con la comedia puedes hacer que la gente te escuche sin darse cuenta que te está escuchando.

PJR: Como dice Gardner Dozois: una trampa donde el ratón se ríe mientras le cortan la cabeza.
CW: Exactamente. 


PJR: Sobre la fascinación con el viaje en el tiempo, creo que de hecho es una fascinación con la memoria.
CW: Sí, lo es. Creo que tienes toda la razón. Pienso que el viaje en el tiempo existe realmente, no físicamente, sino dentro de nosotros, porque no somos criaturas del presente sino criaturas del pasado.

   He venido al Reino Unido tres veces con anterioridad. Una de esas veces fue un viaje con mi hija y otra fue un viaje con mi mejor amiga, que ahora está muy enferma. Fuese a donde fuese en Inglaterra tenía como tres capas de recuerdos unas sobre las otras, y todo me recordaba los viajes anteriores. Y la verdad es que me sentía como si viajase en el tiempo al volver a esos sitios.

 PJR: Has inventado una gran cantidad de formas de viajar en el tiempo. Muchas de tus historias giran alrededor de algún tipo, en ocasiones exótico, de viaje temporal.

CW: Es mi tema preferido, y me gusta usarlo una y otra vez.

PJR: En Territorio inexplorado tenemos a una pareja de exploradores que están recorriendo un planeta guiados por un nativo. En ese libro, aparece algo así como una serie de televisión holográfica y los protagonistas pueden ver sus propias vidas en capítulos. Y es interesante, porque en cierta forma se trata de una reescritura del pasado.
CW: Sí, es una versión atenuada de lo que realmente sucedió. En Territorio inexplorado hay dos personajes que exploran un planeta, y me inspiré en el oeste americano. En el oeste americano había exploradores de verdad y había novelas populares escritas sobre ellos: Búfalo BillKit CarsonCalamity Jane..., y esas historias no se parecían en nada a la vida de esa gente. Eran versiones más románticas de sus vidas. Yo intenté hacer lo mismo, pero aunque las versiones en vídeo que ven los personajes de Territorio inexplorado están cambiadas y son más románticas, la realidad es que esa gente vive de verdad una vida muy romántica: es cierto que él le salvó la vida a ella durante una estampida, y ella realmente le ayudó cuando el se hirió en la pierna. En ocasiones no vemos que a pesar de que nuestras vidas son normales, con peleas y discusiones, tenemos también momentos de romance y aventura en nuestras propias vidas. Y ése era una de los temas sobre los que quería hablar.





PJR: Cortar y pegar es la forma de convertir tu vida en una aventura.
CW: ¡Justo! Es cierto. Y ellos son héroes, pasan la mayor parte del tiempo arrastrándose por el polvo y aguantando al imbécil que les acompaña, pero viven aventuras.

PJR: En ese libro hay un detalle interesante. Uno de los exploradores es una mujer...
CW: Sí, pero no lo digo.

PJR: Exacto, no te das cuenta hasta la mitad del libro de que se trata de una mujer. Y curiosamente ella se queja de que nadie la identifica como mujer, algo que le pasa también a los lectores.
CW: Sí, es una de las ideas importantes.

   Algo que me interesa como escritora es la diferencia entre apariencia y realidad. ése es el núcleo de los cuentos de hadas: tienes a la bella y la bestia; personas que tienen un aspecto horrible son buenas en su interior y personas hermosas son realmente malas. Y los cuentos de hadas siempre te dicen que no confíes en las apariencias sino que mires a la realidad interior. Opino que nuestra sociedad, especialmente ahora, es muy culpable de preferir la apariencia más que la realidad y es incapaz de ir más allá de la apariencia hasta la realidad. En ese libro quería tratar parcialmente ese tema: la gente hace suposiciones. Nunca te digo que es una mujer, pero tampoco hago nada para contradecir esa posibilidad. El lector hace suposiciones propias.

PJR: Desde cierto punto de vista es una historia muy feminista.

  
Pedro Jorge Romero conversa con Connie Willis en 1996 . Fotografía de Jóse Luis González
CW: Sí, pero no creo que en una forma desagradable o llena de odio, porque realmente no me gusta mucha de la ciencia ficción feminista que leo; por una parte porque creo que se trata de darle a la gente en la cabeza, y por otro lado, porque no creo que el mundo sea simple. Lo que siempre encontrarás en mis libros es que continuamente digo: "las cosas no son simples: una persona puede ser buena y mala, los hombres pueden ser enemigos y amigos, la gente puede tener las mejores intenciones y cometer atrocidades, las cosas son complicadas".

   Creo que las relaciones entre hombres y mujeres son muy complicadas, y no pienso que los hombres sean malos y las mujeres buenas, y tampoco creo que los hombres sean buenos y las mujeres malas. En la relación de Territorio inexplorado, ella cumple los estándares feminista: se dedica a explorar un planeta, es dura, es lista y puede cuidar de sí misma, pero también tiene una relación llena de amor y afecto con su compañero, y ella moriría por él y él moriría por ella.

   No hay libros sobre el matrimonio. Hay libros donde aparece el matrimonio, pero la mayor parte de los libros no tratan sobre el matrimonio, tratan sobre el romance o la rotura del matrimonio, pero casi nadie habla sobre matrimonios felices que están en el medio. Pensé que sería divertido escribir una historia sobre un matrimonio, y esa es la relación de los protagonistas en Territorio inexplorado.


PJR: ¿Y Remake? ¿Es quizás un homenaje a algo que desaparece?
CW: Creo que sí.

   Tengo muchos problemas con Hollywood. Me encanta el cine y me enfurezco porque creo queHollywood no está produciendo las películas que podría producir. Suelen dejarse guiar por el dinero, y hacen lo mismo una y otra vez, sin el coraje de intentar algo distinto. Cuando hacen una buena película es casi por error. Me encanta el cine y le tengo tanto miedo a la tecnología como cualquier otra persona. La tecnología significa cambios y los cambios dan miedo. Y puedo ver nuevas tecnologías con las que podrás hacer lo que quieras en una película. Será maravilloso: ya no tendrás que buscar un castillo abandonado en algún sitio y llevarte allí todo el equipo, podrás filmar en el estudio y llenar los espacios vacíos con el ordenador. Podrás hacer que vuelvan los dinosaurios, poner dragones, o lo que quieras. Pero al mismo tiempo, creo que olvidamos el papel que juegan las personas en las películas, y que las películas son en el fondo sobre las personas. Cada vez que hay una revolución tecnológica, las personas tienden a perder y sufrir. Cuando escribíRemake estaba en un estado de animo muy triste y elegíaco.


El cine tiene algo de irónico, porque Fred Astaire está muerto y no volverá nunca, pero por otra parte, Fred Astaire no está muerto: ha sido atrapado para siempre en las películas. Tienes cosas que pasan y a la vez están presentes, así que en cierto modo es un viaje en el tiempo. Las películas son una forma de viaje en el tiempo. 


PJR: Recuerdo que en Locus dijeron que Remake estaba demasiado cerca de la realidad como para ser divertido, pero no creo que pretendieses escribir un libro gracioso.
CW: El protagonista tiene un tono muy sarcástico y hace comentarios graciosos, pero no considero que el libro sea gracioso en absoluto. Creo que es una historia de amor muy triste.

PJR: Algo similar a una advertencia.

CW: En parte una advertencia y también trata sobre el arte. Creo que el libro en gran parte trata sobre la producción de arte y de como el arte es una cuestión de compromisos. Siempre trabajas en condiciones imperfectas: el dinero y la popularidad juegan su papel. ¿Cómo te las arreglas para crear arte? Mi repuesta es que tienes que amarlo, tienes que amarlo. La protagonista de Remake es capaz de hacer algo que no puede nacer nadie más: conquistar el tiempo y bailar con Fred Astaire, no porque intente hacerse rica o convertirse en una estrella popular, sino porque ama a Fred Astaire y está dispuesta a trabajar lo que sea necesario para captura un poco de la magia del pasado.

   Me identifico con ella, porque cuando escribo, intento bailar con Fred Astaire, intento acercarme a Shakespeare. Sé que no escribo tan bien como Shakespeare, pero intento captura un poco de la magia de Shakespeare. Durante un momento quiero pertenecer al mismo grupo que Shakespeare, y contar un poquito de la verdad, como él hacía siempre: siempre decía la verdad sobre todo, obra tras obra tras obra. Era la persona más increíble que ha vivido nunca.

PJR: La historia de amor de Remake es en algunos aspectos similar a la de El libro del día del juicio final. Hay una relación de amor entre un hombre y una mujer a través del tiempo. En El libro del día del juicio final ella viaja al pasado y lo mismo sucede en Remake...

  
CW: Ella acaba en China.

PJR: Pero algo más, ella quiere bailar en las películas, que es algo que en ese mundo sólo puedes hacer en el pasado, y él vive, no en el presente, sino unos años en el futuro. Al final están separados.
CW: Están preparando una continuación de Casablanca llamada Casablanca 2. Una idea estúpida...

PJR: Y un título estúpido.

CW: Sí, un título estúpido... Pero no creo que Casablanca pudiese tener un final feliz. Pienso que todas las historias de amor realmente románticas tienen un final triste. Porque si una historia de amor tiene un final feliz, entonces pasas a la siguiente fase que es la comedia de costumbres: el compromiso, vivir el uno con el otro y todos los pequeños detalles de la vida diaria. Y ése es un gran material para la comedia de costumbres pero no para una historia romántica. Las mejores películas románticas son aquellas en las que lloras al final.

   Cuando escribí Remake, no quería separar a mis personajes, porque creo que se quieren. Pero ella quiere bailar más de lo que lo quiere a él, y él ama las películas, no más de lo que la ama a ella, sino porque la ama. No pueden estar juntos, al menos por ahora, por lo que intenté dejar la puerta abierta. Esa es la razón por la que di a Casablanca un final feliz en ese libro. Cuando vemosCasablanca, sabemos que no pueden estar juntos, pero nos gustaría que pudiesen.



PJR: Quizás cinco años después de la guerra.
CW: Quizás cinco años después de la guerra, exactamente.

   Me encanta escribir historias de amor. Creo que las relaciones entre hombres y mujeres son las más maravillosas, y las más complicadas. Quiero escribir sobre los pequeños detalles de esas relaciones. En Territorio inexplorado escribí sobre el matrimonio y en El libro del día del juicio final escribí sobre la relación padre e hija: como es ser el padre de alguien. 
PJR: Sí, él es Dios y ella es Jesucristo. En un momento dado él siente que ha enviado a su hija a la muerte, cuando reflexiona en el hospital sobre la Biblia, y en otro momento ella piensa algo así como "Dunworthy, ¿por qué me has abandonado?".

  
CW: Exacto; tienes toda la razón. Y quería dejar claras esos matices religiosos.

   Cuando al final ella le dice a Dunworthy "sabía que vendrías" yo le pregunto a la gente "¿Crees que decía la verdad?". Ellos me contestan "no" y yo pregunto "¿por qué no?". Y su respuesta es "¿Por qué ella sabía que el no podía venir?". Pero ella rezó para que él viniese y él vino. Puedes creer simultáneamente que te van a salvar y que no te van a salvar. Puedes creer en Dios y a la vez decir "Dios, ¿por qué me has abandonado?".

PJR: Otro detalle interesante es que Kivrin empieza considerando a la gente como material de estudio, pero al final son personas con las que vives.
CW: Sí. Para mí la moral del libro, si un libro puede reducirse a una moral, es, como alguien dijo, "quien ha amado a otro, ha visto el rostro de Dios". Y creo que eso es muy cierto. Ella pasa de una fe simple en la que rezas y tienes respuesta, a una fe en la que sabe que Dunworthy la ama, y que si él puede venir a salvarla vendrá a salvarla, que él nunca la abandonaría. Y una vez que sabes que jamás te abandonarán, que alguien te ama, ya estás salvado, ya te han rescatado, te rescaten finalmente o no.

   Me resulta interesante que parece que los europeos ven esos planteamientos mejor que los americanos.

   Mucha gente me pregunta: ¿por qué Kivrin no se va?, ¿por qué no los abandona? La respuesta es que ella tiene una responsabilidad y lo sabe. Dunworthy tiene una responsabilidad para con ella. Y ella no puede abandonar a los niños de la misma forma que él no puede abandonarla a ella. Mi mayor problema al escribir la novela era que la relación más importante del libro, y en la que tienes que creer, es el amor entre Kivrin y Dunworthy. Y nunca aparecen juntos sino durante medio capítulo al principio y medio capítulo al final. Con Colin, Dunworthy puede demostrar que tipo de padre sería, y ella también tiene niñas para mostrar que tipo de madre sería.


PJR: Otro aspecto interesante es que aunque la relación es de padre e hija, ninguno de los dos tiene toda la razón, y ninguno de los dos está equivocado por completo. Ella no debía haber ido a esa época, pero él debía haberle dicho que no fuese.

CW: Y si no hubiese sido tan compulsivo con la seguridad no la hubiese puesto en peligro. Fue ese doble control lo que provocó los problemas.

PJR: En España había una crítica muy curiosa a la novela. Alguna gente se quejaba de que no había una paradoja temporal. Pero la inexistencia de una paradoja es lo que da sentido a la novela, la historia funciona porque no hay paradojas.
CW: Sí. Ella viaja a un callejón sin salida, un lugar en la historia en el que no importa lo que haga, no tendrá efectos en el futuro. Todo el mundo muere, por lo que puede interaccionar con ellos con completa libertad. Lo que debe suceder sucederá, y ella no puede evitarlo.

   Por otra parte, en ese libro no me interesaban las paradojas temporales. Sin embargo, en mi nuevo libro trato algunos aspectos de las paradojas temporales. Uno de los mayores problemas es crear un mundo en el que si viajas al pasado y tienes cuidado no tendrás efectos en el futuro. La verdad es, sin embargo, que ocupamos espacio y respiramos oxígeno y eso produce sus efectos en el universo. Por tanto, no existe el "no habrá ningún efecto" y de eso trataré en el siguiente libro.

PJR: Al final de El libro del día del juicio final ella está sola, y aunque él tiene que ir al pasado a salvarla, ella es una persona completa. Necesita ser salvada, pero no que cuiden de ella.

CW: Eso es. él la salva a ella y ella lo salva a él, y Colin, por supuesto, los salva a ambos [ríe].

Colin es mi personaje preferido en El libro del día del juicio final. Al principio era un personaje menor que inventé para que Dunworthy pudiese hablar con alguien. La doctora está todo el rato en el hospital y la arqueóloga está en la excavación. La mayor parte de la información en mis libros la doy a través de los diálogos, por lo que Dunworthy necesitaba a alguien con quien hablar, así que inventé a Colin. Me gustó mucho y le fui dando más y más protagonismo.

PJR: Es genial, corriendo con su cámara de vídeo grabándolo todo.
CW: Para un niño la guerra es emocionante, una crisis es emocionante. Si hay un tornado los niños no piensan "dios mío, va a morir gente", los niños piensan "es genial". Así que quería que estuviese allí como mi representante infantil.

PJR: En cierta forma, en El libro del día del juicio final la parte en el futuro es una comedia y la parte en el pasado una tragedia. Y queda claro en el distinto tratamiento de las campanas.


 CW: Sí. Las campanas eran un aspecto muy serio de la Edad Media y ahora han quedado reducidas a un pequeño, excéntrico y gracioso papel en la vida.

PJR: Vas a explorar nuevamente el universo de El libro del día del juicio final. Estás escribiendo una continuación.
CW: No es exactamente una continuación, pero sí transcurre en el mismo escenario. En este caso se trata de una comedia, algo así como una comedia shakesperiana. Está ambientada en laInglaterra victoriana y Dunworthy aparece como un personaje, pero es el único que aparece de El libro del día del juicio final.

   El argumento arranca con una americana excéntrica a la que se la ha metido en la cabeza reconstruir la Catedral de Coventry, que fue destruida por los nazis. Una idea ridícula, el antojo de una ricachona, pero está decidida a hacerlo y ha logrado convencer a Oxford porque necesitan el dinero desesperadamente para unas nuevas investigaciones en el viaje temporal. Ella hace que todos los historiadores recorran el pasado reuniendo información sobre el aspecto de la Catedral de Coventry antes de ser destruida.

   Mi pobre héroe va y viene demasiadas veces por el tiempo y tiene un grave caso de desorientación temporal. Tiene que descansar, pero si intenta descansar en el presente, ella lo pondrá a trabajar otra vez. Así que le envían a la Inglaterra victoriana para que pasee en barca por el río, juegue al criquet, tome té y se relaje. Por supuesto, cuando llega allí no hay forma de relajarse [ríe].

   De hecho, se pasa buena parte del libro intentado tener una noche de sueño decente. Esa es su meta: poder por fin dormir durante toda una noche.

PJR: En ocasiones haces uso de la comedia alocada al estilo de La fiera de mi niña.
CW: Las comedias alocadas son mis preferidas porque son sofisticadas e ingeniosas, pero también porque hay mucho afecto y la gente que sale en ella es muy inteligente. En la mayoría de las comedias románticas tienes a una persona que representa la cordura y a su alrededor un montón de gente loca. En la continuación de El libro del día del juicio final, mi héroe, Ned, será la persona cuerda que tendrá que lidiar con la vieja loca que quiere reconstruir la catedral, una familia entera de victorianos locos y mi heroína que está decidida a hacer un montón de cosas que mi héroe no quiere hacer.

PJR: Hay algo interesante en lo que acabas de decir: muchas comedias, sobre todo en el cine, sólo funcionan porque los personajes son estúpidos. Pero tus relatos de humor funcionan porque los personajes son inteligentes pero hay algo que les controlan y de lo que no pueden librarse.
CW: Exactamente. No son libres, están en circunstancias más allá de su control. En El libro del día del juicio final, la parte de Dunworthy es una comedia porque básicamente se enfrenta a obstáculos: sabe exactamente lo que quiere hacer, rescatar a Kivrin, y si pudiese hacerlo se portaría como un héroe, pero se encuentra en una situación en la que le bloquean continuamente.



PJR: Se tiene que preocupar del papel higiénico.
CW: Del papel higiénico, de la señora Gaddson, de toda la gente del colegio, de los campaneros, etc. Y creo que más o menos así es nuestra vida ordinaria: todo un conjunto de frustraciones que no nos dejan hacer aquello que queremos realmente.

PJR: Me gusta tu visión del fin del mundo en "The Last of the Winnebagos". El fin del mundo llega poco a poco, y sucede un poco cada día, como si fuese una larga puesta de sol.

CW: Crecí con mi abuela y murió hace tres años a los 90. Y supe con ella lo que era morirse por centímetros: primero pierdes a una persona, luego a esta otra, luego tu gato favorito. Y de pronto ya no hay autocines, que te encantaban. Y de pronto la política ha cambiado, el lenguaje ha cambiado, la moda ha cambiado. Todo lo maravilloso de tu vida lo vas perdiendo poco a poco.

   Nunca escribo historias sobre la inmortalidad. Es un tema importante en la ciencia ficción, mucha gente escribe sobre la posibilidad de vivir para siempre. Yo no quiero hacerlo, porque creo que poco a poco te conviertes en un extranjero en tu mundo, porque cambia a tu alrededor y pierdes todo lo que te importaba.

   Lo peor es la pérdida de esos elementos que hacen tu vida especial. Me encantan los perros; tengo un bulldog. Son lo mejores perros del mundo. También tengo un gato, pero los gatos son malévolos y ruines. Los gatos saben cuidarse solos, mientras que los perros están más indefensos y son más dependientes. En mi nuevo libro aparece un bulldog y un gato malvado, y el gato es el responsable de mucho de lo que sucede en el libro: intenta destruir el continuo espaciotemporal, algo que un gato haría. Pero adoro a mis animales, y creo que sería terrible perderlos.

   El perro de "The Last of the Winnebagos" se llama Aberfan, un nombre que no creía que la gente reconociese. Aberfan es un pueblo minero. A mediados de este siglo un desprendimiento de carbón arrasó la escuela. No murió nadie del pueblo excepto todos los escolares. Pense que ese era un fin del mundo particularmente terrible. Los negocios no se pararon, no hubo problemas con las casas y en cierta forma podías seguir con tu vida normal, pero todo lo que amabas había muerto.


PJR: De pronto ya no había futuro.
CW: Eso, de pronto ya no había futuro. Creo que cuando perdemos aquello que queremos perdemos el futuro.

   Muchas historias sobre el fin del mundo son historias de supervivencia, historias de Robinson Crusoe: cómo se busca comida, cómo se busca agua, cómo evitas que te maten. Pero para mí, una historia sobre el fin del mundo no debería ser sobre la supervivencia, debería trata sobre la tristeza y sobre como aceptas que todo esas cosas han desaparecido. 

PJR: Hablemos un poco de ciencia y tecnología.
CW: Bien.

PJR: Veo por tus historias que si bien puedes criticar la ciencia y la tecnología no te opones a ellas.
CW: No, me encanta la ciencia y la tecnología. Mucha ciencia ficción es muy reaccionaria, mucha ciencia ficción teme a la tecnología. Teme que en lugar de tener un gran mundo de naves espaciales, colonización marciana y viajes a las estrellas, tendremos una sociedad más y más mecanizada, y una vida cada vez peor en la que los seres humanos ya no contarán. Mi opinión es que la tecnología es neutral, es ella misma. Lo interesante es como el hombre la emplea, porque la tecnología puede ser buena o mala.

   Hay una regla para escribir: el primer uso de una nueva tecnología será para cometer un crimen. Y eso ha pasado con los ordenadores, con todos esos delitos que nadie había previsto, o esos crímenes en Internet. Pero por otra parte, había una mujer que era miembro de un grupo de Internet, no hace mucho de eso. Era ya mayor y un día comenzó a escribir incoherencias. El resto del grupo se asustó y empezaron a preguntar si alguien conocía su verdadero nombre y dirección. Lo descubrieron y llamaron a la policía. Resultó que se había equivocado con su medicación. La policía la llevó al hospital. La habían rescatado gentes que ella no había visto jamás en persona, y que ni siquiera vivían en su misma ciudad. Y por cada crimen informático tienes también historias maravillosas como esa, por tanto ¿es Internet buena o mala? La respuesta es: ninguna de las dos. Es la gente que usa la tecnología la que lo hace bien o mal.



PJR: Eso me recuerda un documental que vi en el que personas tetrapléjicas usaban ordenadores para comunicarse y poder manipular su entorno. Más tarde, en una mesa redonda de una HispaCon que trataba de ciencia y tecnología, todo el mundo se metía con la tecnología y recuerdo haber deseado tener una cinta con ese documental. La hubiese puesto y hubiese dicho: "No me digan a mí que la ciencia y la tecnología son malas, díganselo a él".
CW: Tienes razón. Como crecí con mi abuela me he saltado una generación, y puedo ver mucho más atrás que la mayoría de la gente: para mí, la guerra más real es la Segunda Guerra Mundialporque allí murió mi tío. Cuando mi abuela era joven y estaba a punto de terminar el instituto, tenía dieciocho años, dos días antes de su graduación iba a casa con su mejor amiga, y la amiga pegó su mejilla a la de mi abuela y dijo "¿me sientes caliente? Siento tanto calor". Murió un día más tarde, antes de la graduación, de escarlatina. ésa es una enfermedad que la gente ya ni siquiera tiene, porque la hemos conquistado. Así que, cuando la gente se quejaba a mi abuela de la tecnología, mi abuela siempre decía: "Escarlatina".

   Es fácil ver los males de la tecnología. Cuando te quedas atrapada en un ascensor, es fácil ver lo que la tecnología tiene de malo. Pero de la misma forma, la tecnología ha hecho posible que la gente haga cosas que no podía hacer antes. La ciencia ficción trata de la respuesta humana al cambio, y de la respuesta humana al mundo, y en nuestro siglo, la ciencia y la tecnología son el mundo. En mis obras largas intento que haya aspectos buenos y malos, porque en mi opinión el mundo es realmente así. Cuando escribo un cuento puedo tener un gran mal o un gran bien, porque es un cuento y no me veo en la responsabilidad de reflejar el mundo entero, pero cuando escribo una novela creo que es importante tener algunas de las ventajas y de las desventajas.

   Por supuesto, la ley de Murphy todavía controla el universo. Mucha gente me pregunta de dónde saco mis argumentos y yo les digo: busca una situación, cualquiera, estamos en Marte, en el espacio exterior, viajamos en el tiempo, y luego dejas que actúe la ley de Murphy

PJR: Ser un optimista no significa que no sepas que el mundo podría ser mejor.
CW: Algunas personas opinan que cuando eres realista entonces vives amargado. Yo no lo veo así. He visto como les sucedían desgracias terribles a gentes que quería y cosas maravillosas también, y creo que ambas son parte del mundo. Es fácil decir que sólo las malas son las importantes. No creo que eso sea cierto. 

PJR: Tu primera novela en solitario, Lincoln’s Dreams, trata de la guerra civil americana desde el presente, hay una especie de viaje mental en el tiempo, y es una novela fantástica muy diferente de cualquier otra novela fantástica. La protagonista sueña los sueños del General Lee, y al final decide conservar los sueños aunque eso significa poner en peligro su vida y abandonar al hombre que ama.
CW: Es otra vez una historia de amor. Dos personajes que se separan. Creo que las parejas que permiten que los separen son tontas, así que uno de mis problemas es buscar una razón real que no puedan realmente superar. En ese libro la razón es el sentido del deber y la responsabilidad.

   Yo estaba enamorada de Abraham Lincoln. Todos los americanos aman a Lincoln; no le querían mucho cuando era presidente, pero ahora sabemos que fue nuestro mejor presidente. Como digo en el libro: él y Robert E. Lee eran dos muy buenas personas que a las que se les encargó realizar un asesinato en masa. Nos gusta pensar, en nuestro siglo, que la gente que dirige las guerras son malvados. Pero en el caso de la guerra civil, eran buenas personas separadas irreconciliablemente por sus creencias, a un coste terrible.

   Estaba enamorada de Abraham Lincoln y quería escribir el libro sobre Robert E. Lee, y acabé enamorándome también de él. Me sentía como si tuviese una guerra civil dentro de mi cabeza. Estaban en lados opuestos, pero era buenas personas y muy similares. Leí que al final de la guerra cuando el General Lee iba a rendirse, todo su ejercito, que en aquel momento ya no era un ejercito sino un montón de muchachos de treces años y viejos, descalzos, sin comida y sin caballos, intentó detenerle. "Seguiremos luchando por usted, General. No se rinda" le dijeron. Y yo pensé: ¿qué tipo de persona podría haber inspirado una lealtad como esa? Y me interesé por la idea de la lealtad. Creo que la lealtad en su mejor sentido es una forma de amor. Creo que el deber en su mejor sentido es una forma de amor. Y la lealtad y el deber parece que se han convertido en insultos en el siglo veinte, porque se supone que tienes que hacer sólo lo que te interesa, sólo debes pensar en ti mismo. Pero creo que la lealtad y el deber pueden ser una de las más puras formas de amor. Me interesé por el tipo de gente que podía inspirar esa lealtad, y por el tipo de gente que siente responsabilidad por otros. 

PJR: Así que toda gran historia es una historia de amor y viajes en el tiempo.
CW: Sí, eso es lo que creo. Eso es lo que creo. 
  Publicado por primera vez en BEM 49.

© Pedro Jorge Romero 1996 

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