9 DE FEBRERO DE 2013
Profesión: Astrólogo
Tomado del blog "Termómetro Zodiacal" de Pedro González Silva
Aunque dentro del mismo gremio de astrólogos hay divergencias en cuanto a considerar a la astrología como profesión, oficio o “apostolado”, así como sobre si debe considerarse a la misma como una ciencia, una disciplina o cultura, lo cierto es que su estudio ‑si uno quiere adentrarse en ella seriamente‑ requiere de rigurosidad académica; el estudio de la astrología es mucho más que un “hobby”, lo cual no significa que es un conocimiento inaccesible, pero al igual que en otras profesiones, es necesario el estudio metódico, la investigación, la actualización y la práctica constante.
Asimismo, el ejercicio de la astrología requiere de un sentido ético; ella puede indicarle las potencialidades que usted posee y que con su libre albedrío debe desarrollar; la ciencia de los astros relaciona nuestro funcionamiento biológico y psicológico, con el funcionamiento global del universo, y nos hace entender que formamos parte de un todo, y que si nos armonizamos con ese todo, podremos lograr nuestros objetivos con menos esfuerzo y mayor naturalidad.
En el libro de Nicholas Devore, “Enciclopedia astrológica”, se recogen opiniones de diversas personalidades históricas, sobre la astrología. Quizás una de las opiniones más llamativas es la que hace Hipócrates, el padre de la medicina: “Un médico sin conocimiento de astrología no tiene derecho a llamarse médico”. Shakespeare, decía al respecto: “Las estrellas, en lo alto, gobiernan nuestras circunstancias”. Santo Tomás de Aquino, señaló: “Los cuerpos celestes son causa de todo cuanto tiene lugar en el mundo sublunar”.
Esta anécdota que a continuación transcribimos, puede perfectamente aplicarse a quienes cuestionan hoy día a la astrología: Cuando Isaac Newton al ingresar en la Universidad de Cambridge, se le preguntó qué deseaba estudiar. Contestó: “Matemáticas, porque deseo estudiar astrología judiciaria”. Años después, cuando un personaje de apellido Halley, le reprochaba su creencia en la validez de los principios astrológicos, Newton replicó: “Es evidente que usted no estudió astrología, yo sí”.
Dice el mismo Nicholas Devore, presidente de la Astrologic Research Society, que “a pesar de quienes la vituperan, la ciencia astrológica sobrevivió a través de los siglos y constantemente gana nuevas legiones de adherentes, en gran medida porque “funciona”. La astrología no necesita hacer “proselitismo”. Con dignidad y compasión permite que quienes la vituperan la descubran por sí mismos o sigan ignorantes en cuanto a su valor para ellos. Mientras tanto, la astrología despierta vasto interés y logra adherentes porque proporciona a la psicología el factor que falta, porque explica muchos misterios que desconciertan a los científicos”.
Por su parte, el reconocido astrólogo Dane Rudhyar, al explicar su enfoque en torno al ejercicio profesional de la astrología, señala que los astrólogos deben asumir esta disciplina en función de ser consultores, orientadores, como una forma de educación para hacer que el consultante aprenda a ser objetivo con respecto a su vida, y tome conciencia de los ritmos básicos de su existencia como persona.
Al igual que en otras disciplinas científicas y humanísticas, existen diversas concepciones y corrientes dentro de la astrología: hay quienes utilizan la astrología sideral, que se basa en las constelaciones, otros usan la tropical, basada en el movimiento aparente del Sol alrededor de la Tierra, hay quienes utilizan el sistema denominado ascensional (que se basa en el movimiento de rotación de la Tierra), y quienes prefieren como métodos de predicción las progresiones, o las direcciones primarias, o la revolución solar. Cada quien puede acogerse al sistema con el que más se identifique, pero es recomendable estudiarlos todos, para elegir con base.
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