“La incertidumbre no se va a reducir y el miedo hay que gerenciarlo”
Psicólogo social y doctor en ciencias políticas, Ángel Oropeza considera que el conflicto aumentará con el paso de los días. Afirma que la única manera de enfrentar el gobierno es con democracia
Por KARLA FRANCESCHI C. | KFRANCESCHI@EL-NACIONAL.COM
31 DE JULIO DE 2017 12:01 AM
Un ambiente enrarecido cubrió al país la semana pasada. Previo a las elecciones de los constituyentes, las amenazas del gobierno no cesaron. Pero tampoco las manifestaciones. Ayer se celebraron los comicios a los que la oposición no acudió y hoy amaneció un país más turbulento.
Ángel Oropeza, psicólogo social, doctor en ciencias políticas y asesor político de la Mesa de la Unidad Democrática, asegura que desde esta semana es previsible que aumente la conflictividad social y que las manifestaciones escalen.
“Hay que confiar en que se está haciendo presión en todos los flancos. El gran partido político de este país es la gente descontenta con lo que sucede. Es complicado enfrentar un contrincante sanguinario con herramientas democráticas. Pero es la única forma, porque no tenemos armas ni las queremos tener”.
—¿Qué se puede esperar de esta semana?
—Con toda seguridad, desde el punto de vista social y económico, hoy ya estamos peor. Este es un grupito de gente que en las postrimerías de su período es el gobierno más impopular de la historia. Y decidió que se va a inventar otro país y otra constitución para quedarse. Las cosas se van a agravar porque su idea es eternizarse con este fraude.
—¿Disminuirán las protestas?
—Quien piense eso, que la gente se va a calar de manera sumisa esto, pues no conoce a Venezuela. Lo que veamos posiblemente sea un aumento de la conflictividad, de las protestas. Ayer no fue el fin de la historia, sino el comienzo de otra. Le pedimos al gobierno que no la viviera, pero como tienen dinero muy mal habido tienen que cuidarse.
—Hay quienes dicen que el país es gobernado por un cartel.
—Eso es lo que ha dificultado cualquier tipo de negociación. Y esto no es de ahorita. Se insistió en que se parara la constituyente para que se buscara una salida política. Parte del problema es que hay un sector más civil en el gobierno, que quiere buscar una salida porque siente que esto va a una tragedia incontrolable; pero hay otro asociado con las mafias, al que le hace falta el poder para cuidar sus reales. Y esa es la gente que está negada a cualquier tipo de salida. El país no les importa, sino el dinero.
—¿Cómo puede la sociedad civil seguir en la calle a pesar del miedo?
—Los signos de las dictaduras son la incertidumbre y el miedo. Justamente, las democracias son mecanismos que garantizan el orden social al reducir la incertidumbre. Cuando la gente se paraliza es porque no sabe para dónde agarrar. La incertidumbre no se va a reducir y el miedo hay que gerenciarlo. ¡Claro que la gente tiene miedo! ¡Todos lo tenemos! Pero el miedo a quedarte sin país, sin herencia para tus hijos, es mucho mayor al miedo a lo que te pueda pasar.
—Habla de que la gente se paraliza porque no sabe para dónde agarrar, ¿la MUD sabe hacia dónde ir?
—Es cómo si tú estuvieras caminando por un pasillo y te quedas a oscuras. ¿En ese caso qué haces? Te paralizas, pero luego sigues caminando. Como no sabes qué viene, te detienes. No sabes cuándo se acaba esto, cuándo sale el gobierno, cuándo son las elecciones, qué busca el chavismo. Con respecto a la hoja de ruta hay que entender una cosa, aunque suene dura: ¿estamos o no en dictadura? Hay cosas que no se pueden revelar. En la dictadura de Pérez Jiménez la Junta Patriótica no reportaba a cada rato lo que hacía, sino que solo lo hacía.
—Sin embargo, hay un porcentaje de ese mismo país que necesita y desea una salida armada, militarista. ¿Cómo se hace para convencerlo de que debe ser civil?
—El militarismo es una perversión social porque es querer aplicar a lo civil las reglas de un cuartel, los códigos, el lenguaje. Eso tiene que ver con parte de nuestra historia, esa tesis del caudillo necesario que fue reforzada por Hugo Chávez y por todos los que han chupado de esa teta. Tratan al venezolano como un eunuco mental; o como un niño desordenado y malcriado que necesita un hombre fuerte. Eso ha permeado en la sociedad, que ha vivido entre ese pensamiento y el de la adultez ciudadana; en un conflicto entre el militarismo y la racionalidad civil. Parte de la reconstrucción pasa por convencer a la gente de que la fuerza solo beneficia a un grupo. Es un trabajo de pedagogía política que para poder hacerlo hay que cambiar de gobierno. Es iluso y politiquero pensar que primero cambiamos como sociedad y luego de gobierno.
Negociación no es traición
Ángel Oropeza señala que la sociedad venezolana no cree en el diálogo con base en los resultados que han tenido los procesos de negociación en el país. Sin embargo, destaca que el diálogo político es necesario en cualquier conflicto.
“La negociación política fue prostituida por Chávez. La gente se convenció de que sentarse a negociar era traición con base en esa evidencia: que es una herramienta para ganar tiempo y para fregarnos. Resulta que eso no es totalmente verdad. La negociación es parte de la política y sería traición a la patria no usar todas las herramientas de las que se dispone. El diálogo transparente, serio, respetuoso, tiene que darse en algún momento de la lucha, antes o después. Pero al final te vas a sentar, quieras o no. Aunque una cosa es eso y otra es la trampa, que Maduro quiere usar a su favor”.
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