Para entender
este asunto hay que tener en cuenta las diferencias que hay entre una
constituyente y un congreso que escribe una nueva constitución o reforma la
vigente. Para entender lo relativo a las Constituyentes, o a sus simples
reformas, es necesario estudiarlas y llegar a la comprensión de que fue aquello
que le dieron al país. Nuestra historia nos indica que la mayoría dieron
escasos frutos a la nación. Por ello, repetir aquello en este 2017 no tiene
sentido alguno, menos para eliminar la actual Asamblea Nacional, en cuya
elección obtuvo mayoría de votos la oposición y por lo tanto de diputados.
Hacer una constituyente para eliminarla no tiene sentido. Con ello el chavismo
confiesa su escaso sentido democrático, está actuando como una dictadura, es
decir, quiere asumir una voz única.
La Constituyentes
en Venezuela han sido la de 1811, la primera, la que dio carnadura constitucional
a la decisión emancipadora. Esta, a la vez, fue nuestra única constituyente
originaria. Y esto, pese a que lo crean los que poco saben, o los que quieren
asentar una autocracia, no se puede repetir. Originaria fue la Costituyente de
1811 y ninguna otra. Aunque la constitución promulgada aquel año apenas tuvo
validez por cerca de un año, hasta la caída de la Primera República(julio
25,1812).
El segundo
congreso constituyente que hubo en Venezuela fue el convocado por el Libertador
en Angostura, el que abrió leyendo su célebre Discurso de Angostura, su página mayor como pensador politico y
como estilista. Esta reunión aprobó la Constitución de 1819, proyecto presentado
por Bolívar, que tuvo vigencia por cerca de dos años, hasta que formada la Gran
Colombia(diciembre 17,1819) fue convocado el Congreso de Cúcuta, el que aprobó
la Constitución de 1821, que fue la de la Gran Colombia.
La vida de la
Venezuela autónoma se inició con la discusión y aprobación de la Constitución
de 1830, tuvo esta carta vigencia durante veinte y siete años. Alterada por los
apetitos de poder de José Tadeo Monagas para alargar el período presidencial. No
llegó a durar ni la reforma ni Monagas en el poder sino cerca de un año más.
Fue derrocado por lo que en el siglo XIX se llamaban “revoluciones” que no eran
tales.
En 1858, se
discutió y aprobó una nueva Constitución, en Valencia, que tuvo el valor de
establecer el voto universal, directo y secreto, que hasta ese año no existía.
Lo que existía, desde 1830, era el voto censitario: para poder votar había que
tener un bien. A las pocas semanas de haberse aprobado esa
constitución(diciembre 31,1858) se inició la Guerra Federal(febrero 20,1859).
Terminada la
contienda un nuevo tiempo se inició, primero con el Decreto de Garantías(agosto
18,1863) y meses mas tarde con la Constitución Federal(marzo 28,1864) producto
de una Constituyente, fue la Constitución mas democrática tenída por el país,
pero en realidad impractible, como lo reconoció el historiador Arellano Moreno.
Pese a declararse
federalista el general Guzmán Blanco mutiló el sistema politico con sus cambios
constitucionales(1874 y 1881), creó el período presidencial de dos años, grave
error, eliminó al voto secreto, lo hizo público y creó el Consejo Federal en
donde solo 22 electores elegian al presidente, signos todos hechos de una
autocracia.
Otras reformas
fue la de Andueza Palacio en 1891 para ampliar el período presidencial a cuatro
años. Contra ella se levantó Joaquín Crespo en la Revolución Legalista, Andueza
debió huir y Crespo, como todos los caudillos, lo mismo que hizo Chávez, un neo
caudillo, en 1999, impuso su propia constitución ad-hoc en 1893. Esta duró
hasta las de los dos siguientes caudillos Cipriano Castro, tras su revolución,
en 1901 y 1904. Y las siete de Gómez,
todas autocráticas.
Una nueva Constituyente,
importante, por haberse formado con el voto de todos los venezolanos, hombres,
mujeres(fue la primera vez que votaron) e incluso los anafalbetos mayores de 18
años, fue la de 1946 que consagró la constitución del año siguiente, la primera
plenamente democrática de nuestra historia, considerada por el
constitucionalista español Mariñas Otero la más democrática tenida por el país.
Esta fue discutida por los diputados provenientes de todas las fuerzas
politicas del país, AD, COPEI,URD y PCV. Solo duró un poco más de un año, hasta
la caída del maestro Romulo Gallegos en 1948.
La siguiente
constituyente fue la dictatorial de Pérez Jiménez que hizo la carta de
1953(abril 15).
Al instalarse el
congreso elegido en las elecciones de 1958 el mismo Congreso tuvo su comisión
redactora de una nueva constitución de la cual surgió la carta de 1961(enero
23), redactada con la presencia de todas las fuerzas politicas del país. Fue la
de mas larga vigencia en nuestra historia, treinta y ocho años, concresión
constitucional del Pacto de Punto Fijo(octubre 31,1958), la que dio a Venezuela
cuarenta años de estabilidad politica y desarrollo económico y social. Cuando
pasó el tiempo y fueron visibles los cambios politicos de nuestro tiempo, en el mundo y en el país el
propio congreso nombró una comisión para actualizar y poner al día aquel
estatuto. La presidió Rafael Caldera, quien había sido el vicepresidente de la
comisión redactora de la de 1961. Fue el congreso de 1992 el que frustró la
posibilidad de realizarse, la inoperancia política de ese parlamento era ya muy
grande, metieron al país por una oscura trocha. El proyecto fue bastante
copiado, aunque mal copiado, al hacer la Constitución de 1999.
En 1999, al
llegar a la presidencia Hugo Chávez llamó a aquella constitución “moribunda”
después de los bienes que le había dado a la nación. Y contra lo establecido
por la propia constitución, en su artículo 250, que impedía el llamado a una
Constituyente, convocó a una, desobedeciendo la vigente, cosa que hizo en el
mismo acto de su juramentación. Violó así dos veces aquel día la Constitución.
En la Constitución
de 1999, la vigente, la nunca cumplida, ni respetada, por el régimen chavista,
se indica claramente que para convocarse una constituyente, como se hizo en
1999, era necesario, lo que se lee en su artículo 347, que esta no puede ser
convocada sino por el pueblo, no de ninguna otra forma, de allí que se lea en
esa Constitucion:”El pueblo de Venezuela es el depositario del poder
constituyente originario. En ejercicio de dicho poder, puede convocar una
Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de la trasformación del Estado,
crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”. De
allí que se necesite el voto, por mayoría de los electores, los que expresen
sus opiniones, tanto los que están de acuerdo como los que están en desacuerdo.
Como ya sucedió en el 2007 cuando el intento de cambio constitucional, la transformación
de Venezuela en un país socialista, fue rechazada por los votantes, sin
apelación posible. Y ello, no olvidando lo que se lee en el artículo 350 de esa
carta, tan parecido al artículo 250 de la de 1961, de donde sin duda fue
copiado, “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha
por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen,
legislación o autoridad que contrarie los valores, principios y garantías
democraticas o menoscabe los derechos humanos”.
Se puede concluir
que salvo excepciones muy señaladas(1811,1819,1821,1830,1864,1946) las asambleas
Constituyentes poco o nada positivo trajeron a Venezuela, más males que bienes,
ya que la mayoría fueron producto del caudillismo, dado que cada caudillo, como
Chávez, quiso tener su propia constitución. La de 1999 ha sido casi completamente
incumplida, o solo usada contra los
adversarios del gobierno. Y hoy, habría que
aconsejarle al señor Nicolas Maduro que lo que debe hacer no es escribir una
nueva constitución sino cumplir la actual, respetando las normas democráticas,
buscando un modo de convivencia politica con la actual Asamblea Nacional, de
mayoría opositora pero legalmente formada, con la aprobación del voto de todos.
Lo que hay que señalarle, con intención patriótica al señor Maduro es buscar,
con respeto, convivir con quienes legalmente desean un modo de vida tolerante
para el país. Nuestra salida, lo repetimos, debe ser pacífica, constitucional y
electoral. Y no lanzar a la nación por caminos sin salida real.
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