Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

martes, 1 de mayo de 2012

Aunque la ignorancia y frivolidad sean características en algunas de las mujeres valencianas que conozco, aqui les dejo un mensaje para que reflexionen en la masificación del rostro y labios de Hilda Abrahams que veo en muchas de ellas, o escucho que su máxima aspiración es acudir al cirujano de moda.


La cirugía plástica en exceso puede ocasionar trastornos de identidad 

La cirugía plástica se define como una especialidad médica cuya función principal es corregir deformidades o deficiencias funcionales, mediante la transformación o intervención de un área afectada del cuerpo humano.

Sin embargo, los especialistas sugieren que las razones que deben motivar una intervención de ese tipo deberían estar avocadas al mejoramiento de la autoestima del sujeto que decide practicársela, puesto que muchas veces esa zona o detalle corporal que genera inconformidad suele deprimirlo dramáticamente.
No obstante, se ha descubierto que las personas que entran a un quirófano desconociendo claramente las implicaciones de esa acción a largo plazo, tienden a sufrir alteraciones emocionales vinculadas al rechazo o poca aceptación de su nueva apariencia física.
Crisis de identidad y baja tolerancia a las modificaciones estéticas realizadas son algunas de las complicaciones que pudiesen presentarse. Además, varios psicólogos estadounidenses revelaron recientemente que “los hombres tienden a pasar por alto el apego a sus características faciales originales”, volviéndose más propensos a vivir esos trastornos.
En efecto, el especialista en psicología, Vivian Diller, reseñó en el portal BuzzFeed que luego de una operación quirúrgica que persigue la “perfección”, existen grandes probabilidades de que el individuo reconozca que ese desperfecto que decidió corregir constituía una parte importante de su personalidad.
“Un ligero detalle en la nariz o el tamaño de los ojos puede influir en cómo alguien se define a sí mismo sin darse cuenta, y cuando esas condiciones únicas desaparecen, esa auto definición puede sufrir muchísimo”, precisó.
Adicionalmente, numerosos estudios han descubierto que los procedimientos en el rostro son los principales desencadenantes de estados severos de depresión y alejamiento social, debido a que los pacientes reniegan de su “nueva cara” porque ya no la sienten como suya.
Evitar cambios idealistas
“Esa imagen que las personas ven en el espejo y toman por sentado es realmente más profunda de lo que se piensa”, afirmó el doctor. No obstante, las últimas investigaciones en la materia han arrojado que sólo un pequeño grupo de la población que ingresa a una sala quirúrgica para esos fines, experimenta tales situaciones de duda y disconformidad.
A su vez, su colega Paul Lorenc, añadió que la raíz del problema es que muchos de ellos no desean simplemente verse mejor, sino que se apegan al deseo de lucir como determinados actores o prominentes figuras del mundo del espectáculo, obviando la premisa de que cada anatomía humana es única e inigualable.
Igualmente, mencionó que ese idealismo de alcanzar el máximo estado de belleza acarrea efectos psicológicos negativos, porque en algunos casos el intervenido se da cuenta de manera tardía que “la identidad que estaba buscando no es tan perfecta como imaginaba”.
Fuente: entornointeligente.com

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