Hoy y Después en Valencia
El Carabobeño 25 de mayo 2011
ALFREDO FERMÍN
afermin@el-carabobeno.com
En estos días nos invitó a su oficina Marcos Meléndez, presidente de Induval para conversar sobre los proyectos que tiene en la difícil tarea de mejorar el casco histórico de la ciudad. Una tarea casi imposible como consecuencia de la permisividad que hubo y que se mantiene para la destrucción del patrimonio de una de las más emblemáticas ciudades venezolanas.
Entre los proyectos expuestos está un centro electrónico en el que estarán señalados los inmuebles de valor histórico, las rutas de transporte, drenajes, la concentración de basura y el comercio informal, con la finalidad de tomar decisiones que permitan solucionar los problemas que están presentes en esos sectores. Continúa la restauración de la casa natal del escritor José Rafael Pocaterra, en la calle Colombia cruce con avenida Anzoátegui, que está destinada a la sede de la Fundación para la Cultura y del Bulevar Constitución, que será iluminado y dotado de bancos similares a los que tiene la Plaza Bolívar.
Durante la conversación, Meléndez hizo énfasis en la necesidad de que el centro de Valencia vuelva a ser un sector residencial, por lo cual habrá negociaciones para la adquisición de los terrenos, muchos de los cuales “son municipales pero están en manos de particulares”. Existe también la disposición de sacar de la Plaza Bolívar a los predicadores de sectas religiosas, que han tomado el lugar como un espacio de culto, perturbando la tranquilidad que debe existir en un espacio histórico dedicado al Libertador.
Las ideas del joven presidente de Induval son acertadas. Pero, con sinceridad, expresamos que el centro de Valencia no podrá ser mejorado jamás si el alcalde Edgardo Parra y el Concejo Municipal no hacen cumplir las ordenanzas. ¿De qué valdrá que al Bulevar Constitución lo reacondicionen cuando, en octubre, será tomado por bandas de buhoneros que lo destruirán, como hicieron con los trabajos que hizo la administración anterior, con esmero y buen gusto?
La municipalidad fue la responsable de que las costosas baldosas, los faroles y los árboles sembrados a lo largo del bulevar fuesen destruidos, en actos de vandalismo, por los buhoneros, que pronto vendrán a hacer de las suyas, protegidos por la Policía Municipal.
¿Cómo va a rescatarse el centro, cuando el comercio informal invadió aceras y hasta las vías de circulación con la autorización de la alcaldía? No creemos que haya dinero para obras urbanas de embellecimiento, ni voluntad política para acabar con tanta anarquía. Tanto es el deterioro que las esquinas se están llenando de fogones para hacer cachapas y freír el cochino y los chicharrones que las acompañan; de ventas de perros calientes, choripanes y guarapos, hechos con aguas sucias, que se venden líbremente, sin que haya ningún organismo sanitario que imponga normas de protección a la salud, porque ésta es una ciudad gobernada por la anarquía.
No es posible que, después de los trabajos que se hicieron para mejorar el ambiente de la Plaza Bolívar, se permita la instalación y el funcionamiento de una arepera socialista, precisamente al frente del Comando de la Policía Municipal. ¿De quién es ese ventorrillo con tanta influencia que se le permite agredir, de manera tan grotesca, el ambiente urbano del considerado corazón de la ciudad? Por todas estas razones no creemos que, en las actuales circunstancias, en el centro se detenga un proceso de destrucción y marginalidad que conduce, a Valencia, a convertirse en uno de los más feos pueblos de Venezuela. A Marcos Meléndez le agradecemos la gentileza de darnos a conocer sus proyectos, pero esta es mi opinión, reconociendo que él tiene la mejor voluntad y ha demostrado eficiencia en los cargos que ha desempeñado. Pero está limitado por las circunstancias políticas que permiten a la gente hacer lo que le da la gana, con el argumento de que, ahora, manda el pueblo.
PREOCUPA el deterioro en que se encuentra la antigua casa de la familia Hernández de Monagas, sede de la Escuela de Teatro Ramón Zapata, que está en completo abandono, sin que haya proyectos para rescatarla. Esta casona frente a la Plaza Sucre, está considerada uno de los primeros inmuebles de Valencia, con más de 300 años de existencia. Sería muy lamentable que se desplomara pues, en los años 80, fue sometida, por expertos en arquitectura colonial, a una restauración esmerada, por lo cual es penoso que se haya permitido que llegara a la situación en que se encuentra.
INDIGNA que políticos con ansias de figuración, en vez de preocuparse por tratar de resolver tantos problemas que tiene el estado, se estén prestando para cumplir acciones perversas, ordenadas desde Caracas, destinadas a tratar de destruir a instituciones y personalidades de reconocida honorabilidad, para ocultar el fracaso del proyecto del cual son voceros. En Valencia todos nos conocemos, por lo cual las infamias se pagan con el desprecio del electorado al que aspiran agradar. Sobran los ejemplos de políticos que, ayer, se creyeron guardianes de la moral pública y hoy, prácticamente, son indigentes por haberse dejado utilizar.
EL GENERAL JOSÉ LUIS SOSA MICHELENA fue un ciudadano ejemplar que brilló en las diversas responsabilidades que ejerció como militar y diplomático, por lo cual su fallecimiento es motivo de pesar. Para su viuda, Cristina Degwitz de Sosa, sus hijos, nuestros admirados y queridos amigos Freddy Roversi Thomas y Cristina Sosa de Roversi, su nieta, nuestra compañera de trabajo Alexandra Roversi Sosa, y para toda su familia, las condolencias de quienes les apreciamos profundamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario