El Carabobeño 04 noviembre 2012
Profesar, celebrar y testimoniar la fe públicamente
El pasado 11 de octubre, la Iglesia Universal dio inicio al Año de la Fe en el 50º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II que terminará el 24 de noviembre de 2013, solemnidad de Cristo Rey del Universo. Será un momento de gracia y de compromiso por una conversión a Dios cada vez más plena, para reforzar nuestra fe en Él y para anunciarlo con alegría al hombre de nuestro tiempo.
El Santo Padre ha convocado a toda la Iglesia a movilizarse a favor de la gran empresa de la fe en nuestro tiempo. Estos últimos decenios nos han acostumbrado a celebrar “El Año Internacional de...”, pongamos, por ejemplo, la cultura, la paz, la biodiversidad, el planeta Tierra, la fe religiosa. ¿No es paradójico que algo tan perenne y universal como son los valores humanos tenga que celebrarse con un Año Internacional a su favor?
¿Qué sentido da el Papa a este Año de la Fe? ¿Qué objetivos pretende con él? Pienso que la respuesta la hallaremos en los dos documentos con los que fueron convocados los dos años de la fe después del Concilio Vaticano II: el de Pablo VI (1967) y ahora el de Benedicto XVI:
1) “Para confirmar nuestra fe rectamente expresada” (Pablo VI), “redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada” (Benedicto XVI).
2) “Para promover el estudio de las enseñanzas del Concilio Vaticano II” (Pablo VI), “con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza” (Benedicto XVI).
3) “Para sostener los esfuerzos de los católicos que buscan profundizar las verdades de la fe” (Pablo VI); “intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo” (Benedicto XVI).
A estos fines comunes a los dos Papas, Benedicto XVI añade, fijándose en las circunstancias actuales, algunos más:
1) “Invitar a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador
del mundo”.
2) “Comprometerse a favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe”.
3) “Suscitar en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza”.
Concilio Vaticano II | |
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XXIº Concilio Ecuménico de la Iglesia Católica | |
Apertura de la segunda sesión (29 de septiembre de1963) | |
Fecha de inicio | 11 de octubre de 1962 |
Fecha de término | 8 de diciembre de 1965 |
Aceptado por | Iglesia católica |
Concilio anterior | Concilio Vaticano I |
Concilio posterior | - |
Convocado por | Juan XXIII |
Presidido por | Juan XXIII (1962) Pablo VI (1963-1965) |
Asistencia | 2450 obispos |
Temas de discución | Promover el desarrollo de la fe católica. Lograr una renovación moral de la vida cristiana de los fieles. Adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades y métodos de nuestro tiempo. |
Cánones | {{{cánones}}} |
Documentos y declaraciones | Constituciones: Dei Verbum,Lumen gentium, Gaudium et spes y Sacrosanctum concilium. Decretos: Ad Gentes,Apostolicam Actuositatem,Christus Dominus, Inter Mirifica, Optatam Totius,Orientalium Ecclesiarum,Perfectae Caritatis,Presbyterorum Ordinis yUnitatis Redintegratio. Declaraciones: Dignitatis Humanae, Gravissimum Educationis y Nostra Aetate. |
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