Lectura Tangente Notitarde 11-10-2012
Viaje y nueva política
Antonio Sánchez García
La grave encrucijada en que nos encontramos no enfrenta nuevas a viejas políticas, ni políticos nuevos a viejos políticos. Todos los cuales, de uno u otro bando, nacidos y amamantados durante nuestro pasado democrático. Enfrenta la dictadura de muy vieja data con la joven y traicionada democracia construida con sangre, sudor y lágrimas a partir del 23 de enero por nuestros padres fundadores, a los que les deberíamos profesar el mayor respeto: los que desde 1928 no cejaron en su intento por adecentar nuestra humillada y escarnecida Venezuela.
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No es el título de un artículo polémico de Vladimir Ilich Ulianov, el gran Lenin, en los que con su estilo directo y punzante fijaba verticalmente y sin discutirlo con nadie la línea a seguir por su fracción bolchevique, la "mayoría" en ruso, -en verdad absolutamente minoritaria-, desgajada de la Socialdemocracia, cuya mayoría, los mencheviques, eran liderados por Yuli Mártov. Los primeros, promotores de los consejos o soviets ya desde la revolución de 1905 y que terminarían por constituirse definitivamente en 1912 en el partido que asaltaría el poder en octubre de 1917. Más tarde conocido como el Partido Comunista de la Unión Soviética o Pcus. Los segundos, los socialdemócratas condenados a desaparecer de la historia hasta que se viniera abajo el Muro de Berlín, 71 años después convertido en una antigualla reaccionaria, testimonio de la nueva política convertida en pieza museística del horror totalitario.
¿Qué es una "nueva política" frente a una "vieja política", en este mundo en el que desde el genial Cohélet, hijo de David, rey de Israel, redactor del Eclesiastés hace 3 milenios, sabemos que "nada nuevo brilla bajo el sol"? ¿En el que todo árbol que nace torcido ningún esfuerzo endereza y en el que desde que Dios expulsó a Adán y Eva del paraíso lo dos acicates primarios de la ancestral búsqueda del poder por la ambición de los hombres - viejos o nuevos líderes, nada importa - son la violencia y la vanidad? ¿Qué es una nueva política frente a una vieja política?
Para permanecer en el abismo soviético: la Nueva Política Económica o NEP, yendo a contracorriente de los principios básicos del marxismo, pretendía salvar a la revolución de la desintegración y el caos económico restableciendo, en rigor, los viejos principios esenciales de la economía de mercado existentes antes del asalto al Palacio de Invierno. Era, si se quiere, un regreso a la vieja política. Y para permanecer en nuestro ámbito de competencias, ¿en qué ha consistido la nueva política propugnada por la llamada revolución bolivariana o socialismo del siglo XXI? En el regreso servil a los más sórdidos capítulos del genético caudillismo autocrático venezolano, aquel que devastó durante el quinquenio de la Guerra Larga (1858-1863) lo poco que se había salvado del fuego destructor de la guerra civil independentista incendiando al cuero seco de la República por sus cuatro costados gracias al delirio insurrecto del liberalismo federalista y las desmesuras del comerciante esclavista, Ezequiel Zamora.
¿Nueva política? ¿En Venezuela? Yo te aviso, Chirulí. La sabiduría popular suele referirse a estos juegos de espejos hablando del viejo vino en nuevos odres o del mismo musiú con distinto cachimbo. Vox populi, vox Dei.
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La ironía de la historia, que gusta de hacernos malas jugadas, ha querido que dos representantes de la "nueva política" venezolana se enfrenten en un combate estelar este próximo 16 de diciembre. Elías Jaua nacido en 1969 Vs. Henrique Capriles nacido en 1972. Pertenecen a la misma generación. Desde un punto de vista estrictamente biológico tienen el mismo derecho a reclamar la pertenencia a la nueva camada de dirigentes de la alta y muy vieja política nacional. Aunque siempre en las antípodas: mientras Jaua acompañó a sus 23 años y desde la ultra izquierda al teniente coronel Hugo Chávez - clásico espécimen del arribismo cuartelero de la Cuarta - en sus intentonas de asalto armado al poder y preparó su ascenso a la primera magistratura encapuchándose todos los jueves para apedrear a la policía y paralizar la ciudad de Caracas atascando la Plaza Venezuela, Henrique Capriles se mantenía absolutamente al margen del quehacer político inmediato, si bien permanecía en los aledaños del partido socialcristiano Copei hasta asomarse de manera fulgurante al escenario de la vieja política de la mano del partido verde y su secretario general Donald Ramírez, convirtiéndose en el candidato salidor por sus listas para conquistar una diputación a sus jóvenes de 25 años.
Digno de las famosas Vidas Paralelas, de Plutarco, ambas vidas se encuentran en la antesala del Poder en los albores del remezón que llevara a Miraflores al ex teniente coronel golpista y su díscolo discípulo tirapiedras, titulado de sociólogo por la UCV. El abogado por la Ucab, del lado de la democracia puntofijista, con estudios de postgrado en Holanda y los Estados Unidos, por su parte, asciende a la presidencia de la Cámara de Diputados en 1999, poco antes de que Jaua fuera designado Ministro de la Secretaría de la Presidencia. En la cornisa que separa la democracia civil de la dictadura militarista.
La vida política de ambos líderes sigue senderos absolutamente bifurcados: Capriles es diputado, luego alcalde y gobernador por su propio esfuerzo, respaldado por el partido Primero Justicia, que ayuda a fundar, y con su propio peso político. Jaua flota en las tormentosas y turbias aguas del poder comprometido a muerte con el caudillo, siendo designado por su dedo magisterial al que obedece ciegamente en cargos aparentemente tan contradictorios como secretario del congresillo, ministro de la secretaría, ministro de agricultura, ministro de economía, embajador en la Argentina y vicepresidente de la república. Puede que el rechazo del parlamento argentino a aceptarlo como plenipotenciario venezolano dado sus antecedentes subversivos le haya sido útil. ¿Qué sería de Jaua si hubiera pasado todos estos años en Argentina?
Cuesta desvincularlos de la por ellos mismos difamada "vieja política". En primer lugar, porque ambos entran al gran escenario de la política de la mano de viejos partidos, muy añejas personalidades - Luis Miquilena, José Vicente Rangel, Donald Ramírez o Henrique Salas Römer - o del viejo golpismo venezolano y latinoamericano de un Pérez Cartay o de un Fidel Castro. Pero por sobre todo, porque ambos se mueven en las aguas del grave conflicto entre dictadura y democracia, infinitamente más definitorio para Venezuela que la biología de nuevos o viejos políticos de trasnochadas viejas o nuevas políticas.
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¿Puede ser "nueva" una política que se reclama de Simón Bolívar, de Zamora, de Cipriano Castro, de Maisanta o de Pérez Jiménez, reivindica su fidelidad al marxismo leninismo y pretende la implantación de un régimen totalitario, estatista y centralizador al más viejo estilo castrista, cuadillesco y gomecista, pero mediante la más inclemente y desvergonzada corrupción y el más irresponsable despilfarro de que se tenga memoria? Desde luego que no. Todo en Jaua huele a vejestorio, a desván ideológico, a clientelismo electorero, a sumisión obsecuente, a avasallamiento al dedo todopoderoso que lo mantiene en candelero. Sin Chávez, el golpismo civil y la complicidad de las fuerzas armadas, Jaua hubiera quedado registrado en los anecdóticos anales de los tirapiedras de Sociología. A estas alturas estaría recordando en algún cafetín de la plaza Bolívar los tiempos en que solía encapucharse para aterrorizar a los transeúntes de Plaza Venezuela sin que le acarreara ninguna consecuencia. Por cierto: como el chavismo completo, de Maduro - chofer de Metrobús - a Darío Vivas, inservible, rancio y prescindible parlamentario de la ultraizquierda cuarto republicana.
Fue Carlos Marx quien de manera plástica y expresiva denunció en El 18 Brumario de Luis Bonaparte la impostura en que incurren quienes pretenden pasar por novedades su trasnochada quincalla metafórica. Es más: le llamó bonapartismo, refiriéndose a José Bonaparte, quien sacaba del desván las viejas vestiduras de la revolución francesa para contrabandear su dictadura de medio pelo: "Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal se producen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y otra vez como farsa. Caussidiére por Dantón, Luis Blanc por Robespierre, la Montaña de 1848 a 1851 por la Montaña de 1793 a1795, el sobrino por el tío. ¡Y la misma caricatura en las circunstancias que acompañan a la segunda edición del Dieciocho Brumario!"
La grave encrucijada en que nos encontramos no enfrenta nuevas a viejas políticas, ni políticos nuevos a viejos políticos. Todos los cuales, de uno u otro bando, nacidos y amamantados durante nuestro pasado democrático. Enfrenta la dictadura de muy vieja data con la joven y traicionada democracia construida con sangre, sudor y lágrimas a partir del 23 de enero por nuestros padres fundadores, a los que les deberíamos profesar el mayor respeto: los que desde 1928 no cejaron en su intento por adecentar nuestra humillada y escarnecida Venezuela.
Una de nuestras mayores desgracias es haber asumido pasiva e irreflexivamente el discurso disociador, engañoso y auto mutilador del golpismo militarista venezolano. No es casual que líderes de uno y otro bando desprecien en igual forma el único pasado de paz, entendimiento, progreso y solidaridad de los que disfrutamos durante 40 años de convivencia pacífica. En el principio fue el verbo: traicionarlo es el comienzo del fin. Llamemos a las cosas por su verdadero nombre, o terminaremos en las redes del infierno.
E-mail: sanchezgarciacaracas@gmail.com
Twitter: @sangarccs
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