Hoy y Después en Valencia
Alfredo Fermín
afermin@el-carabobeno.com.
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Es una paradoja que siendo Valencia una ciudad con indiscutible tradición artística y cultural, desde los tiempos coloniales, no tenga un museo. En otras oportunidades, cuando hemos hecho este comentario se ha dicho que no es cierto pero, lamentablemente, es la realidad.
Hay algunas instituciones que llevan el nombre de museos y no lo son, porque los museos son corporaciones de carácter cultural que presentan, con sentido didáctico, exposiciones permanentes o temporales. Cuentan con colecciones de artísticas, científicas, folklóricas o de otras especialidades que son atendidas por personal especializado, dedicado a la investigación y a la difusión.
Esta es la razón por la cual la gran mayoría de los jóvenes, incluyendo los universitarios, ignoran donde están y qué hacen los organismos históricos y culturales de la ciudad. No saben, ni siquiera, por qué en el Campo de Carabobo están los monumentos llamados Altar de la Patria y la Tumba al Soldado Desconocido.
Cuando, a comienzos de la década de los años 70, fue inaugurado el edificio que lleva el ambicioso nombre de Museo de la Cultura, el gobierno regional se encontró con que no tenía nada que mostrar allí pues, aunque la obra llevaba el nombre de Braulio Salazar, el Ejecutivo del estado no tenía ni una sola obra del maestro de la pintura. Hubo que dedicar una sala a la proyección de diapositivas, llamada diapoteca y a la proyección de documentales que nunca contaron con público. Pronto la obra quedó convertida en un cascarón vacío hasta nuestros días.
Lugares
La Casa de La Estrella, en la calle Colombia cruce con Urdaneta, podría estar convertida en un museo de historia de primera categoría porque allí sesionaron, en 1812, el primer congreso de la República que declaró la Independencia en 1811 y el congreso constituyente que tomó la controversial decisión de separar a Venezuela de la Gran Colombia. El inmueble fue sede del primer hospital de Valencia y del Colegio Nacional de Varones que dio origen a la Universidad de Valencia, posteriormente Universidad de Carabobo.
Sin embargo, la casona que fue restaurada durante el primer gobierno de Henrique Salas Römer, no tiene nada que mostrar aparte de su histórico recinto.
La Casa de los Celis, en la avenida Soublette, cruce con calle Comercio, construida en el siglo XVIII, es una de las mansiones coloniales más bellas y conservadas de Venezuela, después de la restauración que se le hizo para la celebración de los 150 años de la Batalla de Carabobo. Tiene una colección de pinturas y esculturas de Andrés Pérez Mujica, donada por su viuda Tatiana de Pérez Mujica. Pero a pesar del admirable esfuerzo que mantiene su personal, es imposible que cumpla con las funciones de un museo porque los organismos culturales del gobierno le niegan los recursos para su financiamiento.
Un admirable ejemplo
De las instituciones culturales que más se acercan al concepto de museo está la que fue la residencia del general José Antonio Páez, conocida popularmente como Casa Páez, en la avenida Boyacá cruce con calle Páez. Los murales pintados por Pedro Castillo, abuelo de Arturo Michelena, por instrucciones del general Páez, sobre las batallas en las que él participó, a favor de la Independencia, son un documento único en la historia de la Pintura Venezolana.
La entrega de don Luis Ovalles y su acertada dirección del personal a su cargo, para conservar el hermoso inmueble y para atender a sus visitantes, contribuyen a que sea uno de los mejores atractivos históricos del país.
La Casa Páez fue adquirida, por el gobierno del estado en 1908, cuando Samuel Niño, era presidente del estado. El general Gómez la visitó en 1921, cuando fue celebrado el centenario de la Batalla de Carabobo, y cuando observó que allí funcionaba un cuartel de policía y una cárcel para presos políticos, ordenó fueran transferidos a otra parte y que en ese lugar que consideraba sagrado funcionara un museo.
Tatiana de Pérez Mujica convirtió, en aquel año, la Casa Páez en un museo en el que se exhibieron obras de arte, documentos y pertenencias de próceres de la Independencia. Al presidente del estado, Santos Matute Gómez, no le agradó mucho la iniciativa del museo y ordenó su desmantelamiento, por lo cual la valiosa colección se la repartieron los anticuarios y coleccionistas que, luego, la vendieron en Caracas y en el exterior.
Casos dolorosos
El Ateneo de Valencia, sí tiene una envidiable colección de Arte Venezolana, especialmente de la segunda mitad del siglo XX y comienzos del XXI. El proyecto de consolidarlo como un museo estaba adelantado hasta que, por razones políticas, la institución fue invadida y se le cambió, por completo, la línea de promoción cultural que mantuvo durante 70 años.
El destino de esa monumental colección artística, a la que se agregaron donaciones de obras de otros períodos, libros, documentos y objetos valiosos, es incierto. No se sabe en qué estado se encuentra, si aún permanece aquí o se la llevaron a Caracas sin que las autoridades regionales hicieran el mínimo esfuerzo para rescatarla como patrimonio de Valencia.
En 1983, fue inaugurado al final de la avenida Monseñor Adam, en El Viñedo, lo que se denominó Museo al Aire Libre Andrés Pérez Mujica con una colección de escultura de sobresalientes artistas nacionales. El abandono, en que se encuentran las obras es tan doloroso que no provoca seguir insistiendo sobre un tema que parece no importarle a nadie por la indolencia, que se ha apoderado de la gente de Valencia, como afirma don Felipe Quintero, en el Foro de este domingo.
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