Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

domingo, 13 de enero de 2013

En vísperas de la conmemoración de la Divina Pastora



El Carabobeño 09 enero 2013

Eumenes Fuguet Borregales  

Historia y Tradición

Presbítero José Macario Yépez y la Divina Pastora
Distinguido prelado barquisimetano nacido el mes de abril de 1799, hijo de Francisco de Paula Yépez, tocuyano y Doña María Josefa Tovar, quiboreña. De la mano de su pariente el sacerdote Manuel Yépez, realiza los estudios primarios en el Tocuyo; luego ingresa al Seminario Tridentino y a la Universidad Central de Venezuela en 1819. Egresa bachiller en Filosofía de la UCV en marzo de 1822. Obtiene en 1824 el título de Maestro de Filosofía; al concluir la formación sacerdotal es Ordenado en el Monasterio de Santa Clara de Mérida el 10 de octubre de 1824.Regresa a Barquisimeto para ocupar el cargo de Párroco Interino de la iglesia de la Concepción;obtiene por concurso el cargo de titular de ese templo. Durante la Semana Santa, la feligresía asistía masivamente a la iglesia para escuchar sus elocuentes discursos, caracterizados por su brillo, motivación y mensaje aleccionador.
Una de las tantas obras legadas del sacerdote Yépez, fue la reconstrucción de la iglesia de la Concepción destruida por el terremoto en 1812.De clara inteligencia y recto proceder destaca en la docencia; en 1932 lo designan Director de la primera escuela primaria en la provincia de Barquisimeto. A raíz de la llegada de los restos del Libertador desde Santa Marta en diciembre de 1842, el sacerdote Yépez es designado Presidente de la Junta Regional para programar y ejecutar los diferentes actos.
Legislador en el Congreso Nacional entre 1841 y 1844; sus participaciones como orador en beneficio de la religión y protección de los más necesitados, merecieron elogios como también críticas por parte de los detractores sin basamento. Vicepresidente de la Cámara de Representantes entre 1842 y 1844; Senador Principal por Barquisimeto en 1846. Fue elegido en 1849 Vicepresidente de la Asociación de Conservadores de Barquisimeto; es fundador y redactor de El Correo de Occidente, órgano informativo de esa Asociación. La excelsa figura del padre Yépez es recordada por la actitud asumida en 1856, cuando una epidemia de cólera azota a varias ciudades del país, entre ellas Barquisimeto.
Ante la presencia de la imagen sagrada de la Divina Pastora trasladada en procesión desde el pueblo vecino de Santa Rosa a la ciudad, como una súplica al “Todopoderoso”, el padre Macario, ofrece su vida a la “Pastorita”, a cambio de que la epidemia se detuviera; expresaba: ¡Que sea yo la última víctima del cólera! La promesa se cumplió, el padre Macario Yépez fallece de ese mal, complicado con tifus el 16 de junio de 1856; sus restos fueron inhumados en el Cementerio San Juan. Jamás en Barquisimeto, se había visto entierro de tal magnitud.
Desde entonces cada 14 de enero la Virgen sale sobre los hombros del pueblo desde la iglesia de Santa Rosa hasta la Catedral; como es costumbre la multitudinaria procesión, la segunda en Latinoamérica después de la de Guadalupe, se detiene en la plaza Macario Yépez, donde se encuentra el monumento de pie de este insigne sacerdote, ubicada al lado de la plaza de la Cruz Blanca y frente a la Universidad Centro Occidental “Lisandro Alvarado”, plaza construida en 1952, para recordar aquel episodio milagroso y el sacrificio del ilustre servidor de Dios.
¿Cómo llegó la sagrada imagen de la Divina Pastora a la población de Santa Rosa? En enero de 1740 el sacerdote de la iglesia Inmaculada Concepción de Barquisimeto, encarga la imagen de la Divina Pastora para su parroquia; en forma simultánea el padre Sebastián Bernal, Párroco de Santa Rosa, solicita al mismo escultor la imagen de la Inmaculada Concepción con la intención de celebrar las fiestas anuales del 8 de diciembre. El cajón que contenía la imagen de la Divina Pastora fue entregado a la parroquia de Santa Rosa, y la imagen de la Inmaculada Concepción a la iglesia que lleva el mismo nombre.
El padre Bernal al abrir el cajón, se da cuenta que no es la imagen solicitada, ordena devolverla; entonces ocurre que el cajón se había vuelto muy pesado y por más esfuerzos que se hicieron, no se pudo levantar del suelo. El Vicario de Barquisimeto dispone que: “la imagen de la Divina Pastora deseaba permanecer en la Capilla de Santa Rosa y por ello se debía cumplir su voluntad como pastora de las almas”. El terremoto del 26 de marzo de 1812, derribó la iglesia de Santa Rosa, sin embargo el altar de la Divina Pastora, permaneció enmarcada con las paredes laterales y el escaso techo que la cubría. El presbítero Macario Yépez en 1850, traslada la imagen a una capilla levantada sobre las ruinas de la antigua iglesia, hasta que finalmente es colocada en el nuevo templo de Santa Rosa el 30 de agosto de 1864.
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