El carabobeño 20 enero 2013
Hoy y Después en Valencia
Alfredo Fermín
afermin@el-carabobeno.com
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Chuchuita Carabaño de Díaz acaba de cumplir cien años. En otros tiempos, de mayor solidaridad y gratitud, se le habría hecho un reconocimiento al hermoso legado que esta gran dama dejó al arte venezolano con la creación del Salón de Artes Arturo Michelena, sin lugar a dudas la confrontación plástica más influyente y trascendente de la cultura venezolana.
La idea de crear un salón de arte, en homenaje a Arturo Michelena, célebre pintor valenciano, fue de la compositora María Luisa Escobar, fundadora del Ateneo de Caracas en 1933, quien promovió con entusiasmo la fundación del Ateneo de Valencia en 1936.Su fraternal amigo Luis Eduardo Chávez propuso la iniciativa a las primeras presidentas de la institución, María Clemencia Camarán de Aude, Graciela Gómez, Esperanza Padrón, Gisela Sagarzazu de Guerra Méndez, hasta que llegó a la presidencia Chuchuita Carabaño de Díaz, esposa del prestigioso médico Fabián de Jesús Díaz Bejarano.
Recuerdos
Recuerda la dama centenaria que, estando como secretario general de gobierno Julio Morales Lara su coterráneo de Villa de Cura, le propuso que el ejecutivo del estado creara el anhelado salón de artes. Al funcionario le agradó la iniciativa, motivado por su esposa la pintora Ana Mercedes de Morales, y solicitó su aprobación a Tomás Pacaníns, presidente del estado Carabobo, quien el 29 de julio de 1943 emitió un decreto creando el Salón Oficial Arturo Michelena. El decreto fue publicado en la Gaceta Oficial del estado 1087, el 2 de julio de 1943. El premio era de mil bolívares, lo cual se consideraba, en aquel momento, una gruesa suma de dinero.
En su libro “Razón de una Memoria”, Vitalia Muñoz de Chacín, quien presidió con gran acierto el Ateneo de Valencia, informa también que el Concejo Municipal de Valencia, creó un segundo premio de 500 bolívares, para rendir homenaje al pintor y escultor valenciano Andrés Pérez Mujica. La junta directiva del Ateneo creó un premio con medalla de oro y diploma para estimular a los artistas participantes.
Por razones de parto, Chuchuita Carabaño de Díaz se retiró de la presidencia del Ateneo de Valencia y continuó, en el cargo, la historiadora Luisa Galíndez. A ella correspondió la inauguración del primer Salón Michelena el 12 de octubre de 1943 y presidir el acto de clausura durante el cual fueron entregados los premios concedidos por el Jurado, integrado por los coleccionistas Ernesto Stelling, Carlos Ortega Gragirena y Richard Priwing, el escritor José Nucete Sardi y el consagrado pintor Antonio Edmundo Monsanto. Los premios los ganaron César Henríquez, el Arturo Michelena; Braulio Salazar, el Andrés Pérez Mujica, y Oswaldo Vigas la distinción concedida por el Ateneo de Valencia por su dibujo Hojas Rojas, que había ilustrado un poemario del recordado poeta Arturo Machado Fernández.
NOTA: Alfredo Fermín como siempre sesga su narración de la vida cultural valenciana, a Luisa Galíndez se debe el Premio "Andrés Pérez Mujica" para escultura en el Salón "Arturo Michelena" recién creafo, pues ella en persona fue a pedirlo al Presidente del Concejo Municipal de Valencia, gracias a esa acción, el Premio fue creado. ¡Carajo Fermín cuenta la cosa como es, completa!!! Ya basta..Ok no nombres a Frida Añez tampoco porque no te da la gana...¿Qué historiador eres? pues nombras a quien te da la gana a ti, no respetas la historia, vale)
Anticipada a su tiempo
Chuchuita Carabaño de Díaz volvió a presidir el Ateneo de Valencia entre 1945 y 1946. En ese período, se encargó de revisar y actualizar las Bases del Salón Michelena, con la asesoría de Antonio Edmundo Monsanto, director del Museo de Bellas Artes y curador del Salón Oficial del
Arte Venezolano. Las recompensas fueron aumentadas con el premio Emilio Boggio, con el que, por primera vez, se premió el dibujo en un salón nacional y dos premios para alumnos de las escuelas de Arte.
Adelantada a la gerencia cultural de nuestros días, logró intercambios culturales con el gobernador Manuel García G., quien donó un terreno para la construcción de la sede del Ateneo de Valencia y ordenó una asignación mensual de mil bolívares, con la misma finalidad. El terreno fue devuelto porque era muy pequeño, por lo cual continuaron gestiones durante los períodos presidenciales de Ely Gramcko de Blaubach y Belén de Ramírez Borges. En este período, 1949-1950, fue adquirido el terreno situado en la avenida Bolívar cruce con calle Salom, donde estaba una casona, con un frondosos cotoperises al frente, propiedad de la Corporación Venezolana de Fomento que la vendió por 59 mil bolívares. La obra, construida con aportes del gobierno regional, sectores populares y empresariales, fue un proyecto del arquitecto José Manuel Galia e inaugurada el 22 de marzo de 1953, durante la presidencia de Lucía Arnao de Marín.
Aventura cultural
A Belén de Ramírez Borges se le debe la iniciativa de acordar que a partir de 1951, las obras ganadoras del Premio Arturo Michelena fuesen propiedad del Ateneo de Valencia. Se inició así una de las colecciones de arte contemporáneo venezolano más completas. Lo triste es que, siendo el edificio y esta colección propiedad privada, el Gobierno Nacional ha dispuesto de ellas, quizá para destruirlas o repartirlas entre sus feligreses, como es costumbre con lo que tiene gran valor, bien sea económico o sentimental para los pueblos.
En esta hermosa aventura cultural, en la que han participado tantas generaciones, Chuchuita Carabaño de Díaz siempre ha sido un faro que ha marcado rumbos en los momentos de crisis de la institución y en defensa de la ancestral tradición cultural de Valencia.
A los cien años sigue pendiente de su Ateneo y reza porque, al menos si las cosas no van a seguir siendo como cuando ella era joven, se rescate su patrimonio artístico que pudo conformarse con sacrificios para dejarle una herencia incuantificable e irrepetible a la ciudad que hizo suya, Valencia -por ningún motivo- debe ser indiferente con quienes celebramos el júbilo por la bella y centenaria vida de Chuchuita Carabaño de Díaz.
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