Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

lunes, 29 de julio de 2013

MIGUEL MIGUEL, CURADOR Y DIRECTOR DE LA GALERÍA LA CUADRA "Los museos hacen una labor mediocre" "Antes nuestros museos eran de primera categoría. Hoy su estado es lamentable" " Por más que nazcan galerías y espacios nuevos, son los museos los que legitiman al artista".

 MIGUEL MIGUEL, CURADOR Y DIRECTOR DE LA GALERÍA LA CUADRA

"Los museos hacen una labor mediocre"

"Antes nuestros museos eran de primera categoría. Hoy su estado es lamentable" " Por más que nazcan galerías y espacios nuevos, son los museos los que legitiman al artista".

imageRotate
JESSICA MORÓN , MIGUEL MIGUEL , CURADOR DE ARTE |  EL UNIVERSAL
lunes 29 de julio de 2013  12:00 AM
Para Miguel Miguel, el arte no debe distinguir de tintes políticos. Sin embargo, afirma que en Venezuela la polarización política llegó a las instituciones culturales. En los museos, por ejemplo, no hay lugar para los artistas noveles. Tampoco se exponen muestras individuales. "Al menos no de aquellos creadores adversos al régimen. Y ya hasta los premios en materia cultural parecen reconocer a un solo grupo: los artistas rojos rojitos", dice. 

El curador y director de la galería La Cuadra asegura que hace más de una década que el Estado no adquiere obras de gran valor para incrementar las colecciones de los museos. Y sostiene además que reconocidas colecciones privadas ya emigraron a otra nación. Al igual que una fracción de artistas, a quienes las condiciones de país no les permitieron vivir de su trabajo. 

-¿Cómo ha afectado el control de cambio a las galerías?

-Con esta regulación es casi imposible importar una pieza. Los costos son muy onerosos, y, además, hay una cantidad de restricciones para traer piezas de valor, no solo las de los grandes maestros sino de los artistas emergentes. Recuerdo que Venezuela llegó a tener las mejores colecciones privadas de todo el continente y que al país venían artistas extranjeros como Edgar Negret, Carlos Rojas y Eduardo Ramírez, quienes obtuvieron su primer gran éxito internacional aquí, antes que en Colombia. 

-¿Todavía se puede vivir del arte en Venezuela?

-Venezuela siempre ha sido un país con gran potencialidad creadora. Yo comparto una frase de Mario Vargas Llosa en la que señala que uno de los valores más importantes del venezolano es su resistencia. Y el mejor ejemplo son los artistas, sobre todo los jóvenes, que están luchando en el país de las dificultades para hacerse un nombre, para darse a conocer y mostrar su obra. Aunque no podemos dejar de lado que muchos de nuestros creadores se fueron a Europa y Estados Unidos: Javier Tellez, José Antonio Hernández Diez, Alexander Apóstol, entre otros. Luis Molina Pantin, es uno de los pocos artistas que, aunque vivió y estudió en Europa, aún no abandona Caracas. 

-En la actualidad, ¿los artistas obtienen apoyo del Estado o solo se beneficia a los creadores "rojos rojitos"?

-No es secreto para nadie que este régimen sólo toma en cuenta a los artistas que son afectos a él. Es lamentable, pero es unánime. La gran mayoría de los artistas venezolanos son abiertamente adversos al régimen por el mismo hecho de que el arte es creación y libertad de expresión. Y, por encima de todo, es libertad de creación, algo que este régimen ha coartado. 

-¿Qué dice acerca de los reconocimientos a los protagonistas del sector cultural?

-Hasta los premios en materia cultural parecen reconocer a este grupo de "rojos rojitos". Los últimos premios han sido otorgados a artistas adeptos al chavismo. Se ha dejado de lado a los artistas de larga trayectoria, aquellos que sí constituyen un gran aporte para este país. También es lamentable ver cómo los reconocimientos nacionales, que antes se entregaban año tras año, ahora son bienales, todo por la pichirrería del régimen. 

-¿Su criterio de selección distingue entre preferencias políticas?

-En lo absoluto. Yo no juzgo a un artista por su tendencia política. Tampoco me interesan sus creencias ideológicas. Para mí lo que cuenta es el talento que tiene y la calidad de la obra que realiza. Picasso era comunista, y al MoMa de Nueva York nunca le importó, de lo contrario no tendría el mayor cuerpo de sus obras. 

-¿El mercado venezolano es suficiente o las galerías necesitan incursionar en el extranjero?

-Ante la ausencia de los museos, los artistas, sobre todo los emergentes, asumen el riesgo de salir del país e involucrarse en otro tipo de trabajo para subsistir. En la actualidad, por la carencia y la falta de apoyo del Estado, el arte venezolano lo tiene cuesta arriba. Por más que nazcan galerías y espacios nuevos, son los museos los que legitiman al artista. 

-¿Cómo ve el estado de salud del arte en el país?

-Por una parte, seguimos activos, enfrentando el gran deterioro. Pero por otra, los artistas no la tienen fácil y saben que les toca trabajar muy duro, en condiciones adversas. Hay creadores que logran reunir un pequeño capital y se van a Europa o a Estados Unidos. Antes todo era muy diferente. Los museos hacían una labor importantísima. Recuerdo cuando en los años noventa, curadores, coleccionistas y galeristas venían de afuera ver nuestras exposiciones y se asombraban de la calidad de nuestras instituciones culturales. Se iban maravillados con nuestra museografía y con las publicaciones que se editaban. Los catálogos se editaban en ocasiones en dos idiomas para alcanzar mercados internacionales, pero eso se perdió. Los museos no están haciendo investigaciones ni publicaciones... Están haciendo una labor mediocre. 

-¿Cuál es su opinión sobre el estado de los museos?

-El estado de los museos es lamentable. Venezuela es una nación con grandes recursos, pero mal administrados y en las manos equivocadas. Antes nuestros museos eran de primera categoría. Sin parangón, eran instituciones incomparables en América Latina. Hoy, me pregunto cómo se están formando los curadores, qué están viendo los futuros investigadores... Nada. 

-¿El deterioro de las instituciones culturales se extiende a los museos de interior del país?

-No es secreto para nadie que si la capital está en un estado deplorable, en el interior es peor. El Museo de Arte Moderno Jesús Soto, de Ciudad Bolívar, era un museo dinámico. Allí se hacia la bienal de arte de Guayana. Pero todo se ha perdido. 

-¿La polarización política es palpable en las salas de los museos?

-Bastante, desde hace 14 años. Una de las cosas más nefastas que se ha hecho durante este tiempo fue prohibir las exposiciones individuales en los museos. Eso lo promulgó el ministro Farruco Sexto. El deterioro no solo es físico sino moral. Nuestra programación expositiva ha decaído muchísimo; nuestro arte está en el foso del continente. Antes otros países envidiaban a Venezuela por su desarrollo museográfico, a pesar de las limitaciones. Antes se veía un clima y una disposición de los mismos coleccionistas venezolanos, quienes donaban obras, pero eso ya no existe. Las colecciones reconocidas han salido del país. Lo que han traído son artistas de muy baja categoría, que no pasan por un filtro, y la única condición es su apego al régimen. 

-En uno de sus artículos, usted escribió: "Las tiranías se caracterizan, entre otras cosas, por el miedo a las ideas, la ausencia de valores y el desprecio al hombre creador". ¿El arte es una marioneta del régimen?

-El mejor ejemplo es el nuevo rostro de Simón Bolívar, inventado a capricho del fallecido presidente Hugo Chávez. Es un adefesio. De haber estado vivo Alfredo Boulton diría que es una aberración. Es la obra de un grupo de seudo artistas que le rinden pleitesía al socialismo del siglo XXI. Los verdaderos creadores contestatarios, como Picasso con su Guernica

-Paul Gauguin decía que "el arte es plagiador o revolucionario", pero en el país este último concepto se tergiversa... 

-Una de las grandes incógnitas en Venezuela es el término "revolución". Este es el gobierno menos revolucionario que hemos tenido, el más agresivo y limitador de la libertad de expresión que se ha dado en una República. Todos los artistas que apoya el Estado son antirrevolucionarios, no han aportado nada, no tienen un lenguaje creador, nuevas propuestas ni aportes lucrativos par el arte contemporáneo. Para muestra un botón: el error de haber enviado a un grupo de grafiteros a la bienal de Venecia. 

"Una de las cosas más nefastas que se ha hecho durante este tiempo fue prohibir las exposiciones individuales en los museos", dice el curador. ELISA VÁSQUEZ

No hay comentarios:

Publicar un comentario