Del paraíso laboral a la tristeza
- Vicente Lozano (Notitarde / )
Vicente Lozano
Hace varios años, el entonces Presidente Luis Herrera llamó a esta ciudad el PARAÍSO LABORAL, con el fin de señalar la pujanza industrial que la ciudad tenía en ese tiempo. Venezuela atravesaba una situación difícil por una contracción económica que produjo un desempleo a nivel nacional, pero que Valencia mantuvo su ritmo de crecimiento y producción. Pero por otra parte, la ciudad se encontró con una avalancha de gente desempleada que tenía una esperanza de encontrar trabajo. De todas partes del país llegaron cientos de familias, pero no todas encontraron viviendas disponibles y fue allí donde comenzó la ocupación ilegal de terrenos, unos ejidales, otros privados, produciendo un desorden urbano que todavía padece Valencia hacia los municipios del Sur. Escribo esa referencia porque hoy se observa una gran tristeza cuando transitamos por esa zona industrial que tanto prestigio le dio a la ciudad. Decenas de empresas han cerrado, bajaron las Santamarías, porque no pueden mantenerse operativas. La política económica que ha llevado a cabo el Gobierno nacional está a punto de crear un cementerio de galpones vacíos, sin producción, con consecuente despido de numerosos trabajadores, que hoy se encuentran sin protección social, sin ingresos suficientes, aguantando una galopante inflación y sufriendo de los deficientes servicios públicos. Lo lamentable es que la regaladera de dinero a otros países, principalmente a Cuba, ha logrado que éstos hayan superado muchos problemas de sus pobladores, mientras que aquí se ha venido agravando la situación. Aquel dicho de "oscuridad para la casa y claridad para la calle" se hace patético en estos días en el país. Lo peor es que el cierre de esos centros de producción disminuye los ingresos fiscales de los municipios y éstos no pueden soportar la presión de sus habitantes porque no alcanza con el situado para poder entender las necesidades que cada uno tiene. Todo este escenario tiene dos componentes: la alta corrupción y la equivocada gestión económica que se ha implantado en el país. Por lo pronto, Valencia se hace de mayor tristeza y su pasado se hace nostálgico para quienes vivimos en ella.
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