Oswaldo Vigas: "No he pintado nunca para merecer nada"
El artista plástico será condecorado por el Rey Juan Carlos de Borbón.
La obra de Vigas será vista en España (Kisaí Mendoza)
DUBRASKA FALCÓN | EL UNIVERSAL
miércoles 13 de junio de 2012 12:00 AM
Cuando le preguntan cómo está, el maestro Oswaldo Vigas sonríe y responde: "¡Jod...!". Es la primera palabra que pronuncia en casi todas sus conversaciones. Pero está vez agrega: "No he podido dormir bien, he pasado toda la noche tosiendo". A pesar de ello, el semblante del Premio Nacional de Artes Plásticos 1952 muestra lo contento que está.
Razones le sobran: el pasado viernes la Universidad Nororiental Gran Mariscal de Ayacucho lo nombró Doctor Honoris Causa. Este sábado será condecorado por el Rey Juan Carlos de Borbón como parte de la exposición 200 años de la Constitución del Tribunal Supremo de España, que inaugura el lunes 18 en Madrid. Y el domingo abre la muestra Oswaldo Vigas Dibujos (1940- 2012), en el Gabinete del Dibujo y la Estampa de Valencia.
"La condecoración me parece formidable", asegura Vigas. "Aunque te parezca muy engreido, no lo soy. Pero ya me he acostumbrado a recibir cosas, a recibir gente. Para mí es como si no hubiese pasado nada. Me hacen un reconocimiento que no creo merecer. Quizás, quizás, pero solamente un quizás. No he pintado nunca para merecer nada", agrega.
La exposición 200 años de la Constitución del Tribunal Supremo de España reúne a 23 artistas que fueron considerados por la Fundación Carlos III como los creadores más relevantes del Arte Ibérico y Latinoamericano. "Esto para mí es normal. Me he pasado toda la vida pintando, exponiendo y vendiendo también, porque he tenido mucha suerte. Pude haber hecho todo esto y estar muriendo de hambre. Felizmente no es así, pero para eso he tenido que hacer un trabajo de todos los días durante muchos años", afirma el maestro.
Para la exposición, Janine Vigas, la esposa del maestro, seleccionó la obraSolariega, un óleo sobre tela de 1967. "Fue realizada en una época muy bella para nosotros", dice la señora Vigas. "Todas las obras del 67 se pintaron cuando estaba embarazada de Lorenzo, nuestro único hijo. ¡Fue un momento muy especial! Esa obra fue pintada en Mérida", agrega Janine Vigas.
"Pudimos escoger cualquiera, incluso una reciente, pero ésta me representa muy bien. Es bella, me gusta", dice el maestro mientras toma de la mano a su esposa.
Además de emocionarse con los recuerdos de la pieza, Vigas está feliz por reencontrarse con grandes amigos en la exhibición que se realizará en la Sala Magna del Tribunal Supremo en Madrid. Ahí se topará con su "gran amigo", el peruano Fernando de Szyszlo. También estará su "casi hermano", el colombiano Antonio Samudio. Y se suman a la lista los "admirados" Julio Le Parc, de Argentina; José Luis Cuevas, de México; y Rodolfo Abularach, de Guatemala.
"Sí, será un reencuentro con amigos que he querido mucho. Estoy contento de tenerlos a mi lado. Yo sé que ellos también me han querido (...) Para mí la exposición fue una sorpresa, que acepto humildemente porque el arte es humilde", dice con una gran sonrisa.
Cuando recibió la invitación, tanto Vigas como su esposa se sorprendieron de que haya sido él y no un artista cinético el invitado a la exposición. "Pero eso es por una razón especial", advierte el maestro: "El arte cinético es ornamental. La función del arte no es adornar, sino trascender. ¿A qué trasciende? A la muerte. ¡La obra de arte es la eternidad! El cinetismo adorna y se va".
Vigas nunca ha parado de pintar. Ya tiene nuevas obras en su taller. "La mente me mantiene vivo. El arte, la poesía, la historia, forman parte de la actividad de mi mente. Me interesa la vida, no la muerte. Tampoco me preocupa la muerte. Cuando venga, vendrá como todas las cosas. Así como viene está invitación de España", concluye.
Razones le sobran: el pasado viernes la Universidad Nororiental Gran Mariscal de Ayacucho lo nombró Doctor Honoris Causa. Este sábado será condecorado por el Rey Juan Carlos de Borbón como parte de la exposición 200 años de la Constitución del Tribunal Supremo de España, que inaugura el lunes 18 en Madrid. Y el domingo abre la muestra Oswaldo Vigas Dibujos (1940- 2012), en el Gabinete del Dibujo y la Estampa de Valencia.
"La condecoración me parece formidable", asegura Vigas. "Aunque te parezca muy engreido, no lo soy. Pero ya me he acostumbrado a recibir cosas, a recibir gente. Para mí es como si no hubiese pasado nada. Me hacen un reconocimiento que no creo merecer. Quizás, quizás, pero solamente un quizás. No he pintado nunca para merecer nada", agrega.
La exposición 200 años de la Constitución del Tribunal Supremo de España reúne a 23 artistas que fueron considerados por la Fundación Carlos III como los creadores más relevantes del Arte Ibérico y Latinoamericano. "Esto para mí es normal. Me he pasado toda la vida pintando, exponiendo y vendiendo también, porque he tenido mucha suerte. Pude haber hecho todo esto y estar muriendo de hambre. Felizmente no es así, pero para eso he tenido que hacer un trabajo de todos los días durante muchos años", afirma el maestro.
Para la exposición, Janine Vigas, la esposa del maestro, seleccionó la obraSolariega, un óleo sobre tela de 1967. "Fue realizada en una época muy bella para nosotros", dice la señora Vigas. "Todas las obras del 67 se pintaron cuando estaba embarazada de Lorenzo, nuestro único hijo. ¡Fue un momento muy especial! Esa obra fue pintada en Mérida", agrega Janine Vigas.
"Pudimos escoger cualquiera, incluso una reciente, pero ésta me representa muy bien. Es bella, me gusta", dice el maestro mientras toma de la mano a su esposa.
Además de emocionarse con los recuerdos de la pieza, Vigas está feliz por reencontrarse con grandes amigos en la exhibición que se realizará en la Sala Magna del Tribunal Supremo en Madrid. Ahí se topará con su "gran amigo", el peruano Fernando de Szyszlo. También estará su "casi hermano", el colombiano Antonio Samudio. Y se suman a la lista los "admirados" Julio Le Parc, de Argentina; José Luis Cuevas, de México; y Rodolfo Abularach, de Guatemala.
"Sí, será un reencuentro con amigos que he querido mucho. Estoy contento de tenerlos a mi lado. Yo sé que ellos también me han querido (...) Para mí la exposición fue una sorpresa, que acepto humildemente porque el arte es humilde", dice con una gran sonrisa.
Cuando recibió la invitación, tanto Vigas como su esposa se sorprendieron de que haya sido él y no un artista cinético el invitado a la exposición. "Pero eso es por una razón especial", advierte el maestro: "El arte cinético es ornamental. La función del arte no es adornar, sino trascender. ¿A qué trasciende? A la muerte. ¡La obra de arte es la eternidad! El cinetismo adorna y se va".
Vigas nunca ha parado de pintar. Ya tiene nuevas obras en su taller. "La mente me mantiene vivo. El arte, la poesía, la historia, forman parte de la actividad de mi mente. Me interesa la vida, no la muerte. Tampoco me preocupa la muerte. Cuando venga, vendrá como todas las cosas. Así como viene está invitación de España", concluye.
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