Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

viernes, 12 de julio de 2013

Las dos caras de la moneda empresarial venezolana

¿Qué futuro queremos en realidad?


AGUSTÍN ALBORNOZ S. |  EL UNIVERSAL
viernes 12 de julio de 2013  
"El futuro no es un regalo: es un logro. Cada generación ayuda a hacer su propio futuro. Este es el reto esencial del presente".   Robert Kennedy


Comentábamos recientemente sobre cómo en muchas oportunidades permitimos que el pasado, que ya no podemos modificar, nos afecte y hasta mortifique nuestro presente. Hoy hablaremos un poco sobre el futuro y cómo este también se convierte en motivo fundamental de preocupación para muchos.

Sin duda vivimos actualmente en un mundo muy cambiante, hay cambios que ocurren continuamente y que podemos percibir con claridad (la tecnología y el volumen de información disponible son buenos ejemplos de este caso), hay otros también evidentes y amenazantes, como los problemas económicos y los climáticos, mientras que hay otros que quizás no son tan manifiestos pero que igualmente influyen bastante en nosotros, como son los problemas derivados de las relaciones humanas, afectadas ellas por todos los otros cambios mencionados, así como por otros factores.

Lo cierto es que debido a la complejidad del mundo actual y de sus cambios, además de temas como la violencia y el establecimiento de ciertos antivalores aceptados como normales en la sociedad actual, es hasta cierto punto natural que guardemos recelo y hasta temor cuando pensamos en el futuro. Es decir, hay problemas que son muy reales y diversos, que lo ponen a uno a pensar en lo que podría pasar. Ello es fuente de preocupación, temor y ansiedad. ¿Cómo debemos afrontar ese futuro que por lo pronto se ve bien oscuro?

Lo primero que viene a nuestra mente, al reflexionar sobre este tema, es que deberíamos prepararnos para ese futuro tan poco halagüeño como si fuera a suceder mañana, y sin embargo seguir trabajando y actuando como si nunca fuera a ocurrir. ¿Qué queremos decir con esto?

Que si estamos vislumbrando un futuro negro, que en realidad todavía no ha llegado, es porque tenemos un presente negro donde sí podemos actuar, y donde estamos tomando decisiones y teniendo actitudes erróneas que, de no cambiar, sin duda nos van a llevar a ese futuro negro. Y cuando decimos "estamos tomando" nos referimos a todos los seres humanos que conformamos la sociedad actual; es decir, todos somos responsables de lo que hagamos y dejemos de hacer en el ámbito donde cada uno nos desenvolvemos. Por tanto, si nos preparásemos para ese futuro negro como si fuera a suceder mañana, entonces en la actualidad buscaríamos cambiar todas las actitudes y decisiones erróneas presentes, con el apremio de saber que, de no hacerlo, dicho futuro negro va a llegar mañana.

Por otra parte, si seguimos trabajando y actuando como si nunca fuera a ocurrir, en vez de estar atacados por dudas, desaliento, pensamientos negativos, desesperanza, y en resumen, preocupados debido al temor por el futuro, estaríamos más bien ocupados en vivir y disfrutar de nuestra vida presente, con nuestros seres queridos y allegados, trabajando al mismo tiempo por incorporar a nuestra existencia cotidiana valores tales como la solidaridad, la honestidad, la superación, el trabajo en equipo, la gratitud, la responsabilidad y otros más, tan necesarios en estos tiempos.

Apreciados lectores, esforcémonos por aprender no a poner nuestras metas de acuerdo a nuestro esfuerzo y compromiso, sino más bien la totalidad de nuestros esfuerzos a la altura de nuestras metas. El futuro real lo vamos a construir todos nosotros por medio de nuestro compromiso personal, nuestras decisiones y acciones, y también con lo que dejemos de hacer. Ah, y no olvidemos que cada día cuenta, mientras más nos demoremos en hacer algo al respecto más difícil va a ser, y más esfuerzo va a requerir de todos. La visión entonces debe ser construir un futuro mejor a partir de nuestro presente, porque es allí en ese futuro donde vamos a vivir todos, en especial las nuevas generaciones.

agusal77@gmail.com

@agusal77


Notitarde 08/07/2013 
Cámara de Comercio

119 años de fundada

    José Alfredo Salbatino
El 22 de noviembre de 1893 marca el comienzo de la actividad gremial organizada del empresariado venezolano, con la fundación de la Cámara de Comercio de Caracas. Se había adoptado para su organización el modelo inglés de carácter privado, asociativo y autónomo, por tanto, sin participación gubernamental. En otras palabras, los comerciantes se organizaban en defensa de sus intereses y la búsqueda de reglas claras que regularan su actividad, haciendo sugerencias a la normativa legal, proponiendo políticas públicas y exponiendo sus opiniones respecto de la política económica en general. Fundamental resultó para la Cámara caraqueña, sin embargo, fomentar la creación de sus homólogas en la provincia, enviando en marzo del año siguiente una circular a los comerciantes de Valencia, Puerto Cabello, Maracaibo, Ciudad Bolívar y Carúpano, instándoles a formar sucursales y corresponsales para hacer más efectivas las gestiones que pudiera adelantar aquélla. La respuesta de la provincia fue la constitución de las primeras Cámaras de Comercio del interior el año 1894, esto en Maracaibo, Valencia y Puerto Cabello.

La Cámara de Comercio local se instala formalmente el 10 de julio, una vez que sus estatutos redactados por Miguel A. Römer, Carlos Brandt, Antonio Braschi, Carl F. Lind, Jorge Rivas, Ricardo Kolster y R. V. Beselin fueran aprobados por la comisión redactora. Por tanto, será la cuarta fundada en el país, de allí que la institución arriba ahora a sus 119 años de fructífera existencia. Correspondió a don Miguel Alejandro Römer ocupar la primera presidencia, siendo sus miembros fundadores las casas de comercio Hn. Ascher & Co., Blohm & Co., Boulton & Co., Baasch, Mauss & Co., Ed. & Osc. Baasch, C. Brandt, Beselin & Co., A Braschi e hijos, C. Brandi & Co., A. Ermen, M. Frey, J. Frey & Co., José L. Garcés, M.F. de Guruceaga, Leseur, Römer & Co., Mestern & Co., A. Martínez & Co., J.M. Pérez & Co., Rivas, Fensohn & Co., Roberto Rivero y B. Segú & Co.

Cuando trabajamos en el libro sobre la Cámara porteña (“Historia y presencia de una Cámara centenaria”, 1997), tratamos de ahondar sobre los antecedentes de su fundación sin mayor éxito. Parecía que su establecimiento era solo una respuesta a la exhortación hecha desde la capital, y las gestiones adelantadas a nivel local por las casas Blohm & Cía., Boulton & Cía. y Leseur Römer & Cía., comisionadas por la Cámara de Comercio de Caracas para tal fin; sin embargo, la reciente lectura de algunos ejemplares de El Correo Porteño, diario que circuló en la ciudad a finales del siglo XIX, sugiere que ya desde 1891 se viene gestando en el Puerto el establecimiento del ente empresarial. Lo anterior constituye un interesantísimo antecedente histórico, hasta ahora desconocido, pues coloca a los comerciantes porteños a la vanguardia en la defensa de los intereses de ese gremio. Así, en la edición del 26 de septiembre, el editor de ese órgano informativo –M.E. Urosa– dedica un suelto al tema de las Cámaras de Comercio incitando al establecimiento de una en la localidad.

El editorial informa sobre un “individuo miembro del alto comercio” que venía trabajando en un proyecto de estatutos para organizar la futura cámara empresarial, ofreciendo los mejores esfuerzos de ese órgano informativo para promoverla, aunque pocos días más tarde el editor se queja del poco interés del comercio local por concretar la idea: “Y no se nos diga –escribe irónicamente Urosa– que se hace difícil tener una reunión para realizar el útil pensamiento: porque el Club lo desmiente. Si ahí se congregan para recreo y solaz por qué no tomarse una cuarta parte de este tiempo para instalar y fomentar una institución de que derivarían grandes bienes para el comercio de la localidad”. Aquella iniciativa, entonces, habría de esperar por un tiempo (10 de julio de 1894) para materializarse en la centenaria Cámara de Comercio, institución de muchas y meritorias ejecutorias en la ciudad.

José Alfredo Sabatino Pizzolante

@PepeSabatino

Notitarde 10/07/2013 

¿Sociedades con vocación de atraso?


Ángel Lombardi
Hay sociedades con vocación de atraso, evidentemente no todos sus integrantes pero sí ciertos grupos o sectores. En Venezuela muchos políticos y empresarios no logran ir más allá del asalto a la renta petrolera, muy lejos de la política moderna y de la economía productiva. Los primeros, gobernantes a cualquier nivel, se convierten en verdaderos depredadores del presupuesto público, sin rendición de cuentas, sin límites morales y en donde se practica una promiscuidad absoluta entre lo público y lo privado. Los segundos, evidentemente no todo el sector empresarial, se asumen como aventureros de los negocios con sus famosas empresas de maletín en donde todo es susceptible de convertirse en negocio, casi siempre en alianza con algún sujeto “enchufado” en el gobierno. Sin ningún escrúpulo, política y negocio se confunden. Estos personajes practican sin saberlo la muerte de Dios, en donde todo está permitido bajo el manto de la santidad del dinero.

Parte de nuestra incapacidad como sociedad para entrar al futuro son estos sectores “dirigentes” ya que los otros sectores o se han ausentado del país o se aíslan en sus intereses particulares y cultivan la desesperanza y la derrota anímica. En general las clases medias y los sectores populares se limitan a vivir la incertidumbre y la precariedad a que los obligan las circunstancias y los menguados ingresos.

A pesar de todo lo anterior, podemos afirmar con certeza que las sociedades no se suicidan aunque puedan vivir, como es nuestro caso, una larga y agónica crisis, pero en algún momento la propia sociedad logra reaccionar y de los mismos sectores identificados negativamente surgen movimientos y acciones que ayudan a cambiar radicalmente las cosas en sentido positivo.

Un buen ejemplo de estos movimientos es el sector militar, principal sostén del régimen, pero en la historia contemporánea venezolana la institución armada siempre terminó siendo factor de cambio y estabilidad. Así fue con López y Medina, entre 1936 y 1945, mientras se liquidaba políticamente al gomecismo y así fue en 1958 y 1959, mientras desaparecía el perezjimenismo y seguramente así será en esta próxima e inevitable transición política.

angellombardi.com

*Rector de la Universidad Católica “ Cecilio Acosta “ (Unica)?

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