En la apacible población de Chacao ve la luz primera el 28 de febrero de 1871, Manuel Díaz Rodríguez, insigne paisano que se destacaría por sus diferentes facetas en beneficio de la cultura y aportes profesionales. Es reconocido como uno de los primeros y mayores representantes de la prosa modernista hispanoamericana y de la novela inspirada en el aspecto social de los habitantes

El Carabobeño 27 febrero 2013

Eumenes Fuguet Borregales 

Historia y Tradición

Dr. Manuel Díaz Rodríguez, médico, escritor y político

En la apacible población de Chacao ve la luz primera el 28 de febrero de 1871, Manuel Díaz Rodríguez, insigne paisano que se destacaría por sus diferentes facetas en beneficio de la cultura y aportes profesionales. Es reconocido como uno de los primeros y mayores representantes de la prosa modernista hispanoamericana y de la novela inspirada en el aspecto social de los habitantes. Hijo de Juan Díaz Chávez y Dolores Rodríguez, inmigrantes canarios llegados a Caracas en 1842, instalados en una hacienda productora de café, en lo que hoy es el Parque del Este. Realiza su formación educativa en el Colegio Sucre en Los Dos Caminos, ingresa en 1887 a la Universidad Central de Venezuela, de donde egresa como médico en 1891. En la UCV fue alumno del Dr. Adolfo Ernst, que lo entusiasmó hacia la corriente positivista. Continuando su preparación profesional e intelectual, se traslada en 1892 a París, Viena e Italia, estadía que le facilita aprender cuatro idiomas. En 1896 edita en la “Ciudad Luz” su primera obra “Sensaciones de viaje” que le hace merecedor a un reconocimiento de la Academia Venezolana de la Lengua. Contrae matrimonio ese año en Caracas con Graciela Calcaño, hija del escritor Eduardo Calcaño. Escribe “Cuentos de color”. En 1897 publica “Confidencias de psiquis”, con prólogo de Pedro Emilio Coll, y en 1898 publica “De mis romerías”. Manuel Díaz es uno de los integrantes de la llamada Generación de 1898, conformada por escritores, ensayistas y poetas españoles, formada en Venezuela por literatos de la talla de Pedro Emilio Coll, Luis Manuel Urbaneja Achelpohl, Pedro César Dominici y César Zumeta.

Se traslada de nuevo a Europa entre 1899 y 1901. Conoce varias ciudades del viejo continente, tiempo que aprovecha para entablar amistad con conocidos escritores de la época. En 1901 regresa al país dedicándose por completo a escribir, apartándose de la profesión. Publica su primera novela “Ídolos rotos”, una de las más importantes obras de la novelística latinoamericana, que lo colocó como el gran novelista del modernismo, obra de tinte político y social, al oponerse al régimen de Cipriano Castro; estilo literario ratificado con su segunda obra “Sangre patricia”.

Pronto se da a conocer con intelectuales en Caracas, que lo incorporan en tertulias y en los grupos literarios, que lo invitan a escribir en las conocidas publicaciones “El Cojo Ilustrado” y “Cosmópolis”. El fallecimiento de su padre en 1902 lo obliga a dedicarse a la administración de la hacienda. Ese año publica su segunda novela, “Sangre patricia”, objeto de una brillante apología por parte del conocido escritor y novelista español Miguel de Unamuno (1864-1936). Con “Sangre patricia”, culmina lo que algunos críticos consideran la primera y la mejor etapa de la obra de Manuel Díaz Rodríguez. En 1909 es designado director del diario “El Progresista”.

Ocupó importantes cargos en la administración del régimen gomecista, entre ellos: vicerrector de la Universidad Central de Venezuela en 1909. En 1910 había publicado “Camino de perfección”, una de sus grandes obras. Escribe en 1918 “Sermones líricos”, en 1926 su tercera novela, “Peregrina o el pozo encantado”, subtitulada “Novela de rústicos del valle de Caracas”. Ese año es recibido miembro de la Academia Nacional de la Historia y le es asignado el Sillón Letra “T”. Al sufrir complicación en la garganta, se dirige a Nueva York, donde fallece el 24 de agosto de 1927.

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