JUEVES, 16 DE MAYO DEL 2013 - 12:02 CEST
Dan Brown, el miércoles en el Lincoln Center de Nueva York, en su primera conferencia sobre 'Inferno'.
Desde que 'El código Da Vinci' se convirtió en la novela más vendida de la historia y posteriormente llevada al cine, Dan Browntambién tiene sus propios códigos. Religión y arte se vuelven a ver las caras bajo la audaz mirada de Robert Langdon, protagonista de nuevo en del recién publicado 'Inferno'.
Brown ofreció ayer miércoles en el Avery Fisher Hall del céntrico Lincoln Center de Nueva York la primera de una serie de conferencias públicas en diferentes ciudades del mundo para desvelar las claves de su relato a sus ávidos lectores. En Madrid recalará el próximo día 30.
Intrigas de poder que unen las corrupciones del siglo XIV con las del XXI, la superpoblación del planeta y un virus para acabar con ella aparecen en este 'Inferno' que llegó a las librerías de Estados Unidos el martes, coincidiendo con su aparición en castellano en Latinoamérica y España, publicada por Planeta. A partir de hoy jueves ya está en las tiendas en versión catalana, editada por Empúries.
La complejidad del best-seller
El autor norteamericano siempre ha reivindicado la compatibilidad entre complejidad y best-seller. "No hay nada más difícil que escribir un libro fácil de leer", asegura Brown en una entrevista con Efe previa a la conferencia. "Por el contrario, es muy fácil escribir un libro difícil de leer. El truco para que las páginas vuelen tiene mucho que ver con enseñar algo nuevo en cada página", añade.
Brown, experto en tejer tramas que no dejan respiro al lector, escudriña esta vez la matemática y complejísima estructura de la obra magna de Dante Alighieri, 'La divina comedia', y toma de su primera parte (reservándose 'El purgatorio' y 'El paraíso') la inspiración para pasear y reinterpretar las calles de Florencia, donde despierta amnésico su personaje fetiche: el catedrático de Simbología de la universidad de Harvard, Robert Langdon.
El escritor leyó a Dante en la adolescencia, pero no fue hasta hace poco cuando entendió la influencia definitiva que había tenido para la modernidad ese paseo de Virgilio por los nueve círculos que conducen al reino de Satanás.
Fue entonces cuando decidió investigar qué podría encontrar allí su alter ego Langdon -protagonista también de 'Ángeles y demonios', 'El código Da Vinci' y 'El símbolo perdido'- al ver tan claramente reunidos todos los elementos de su mágica ecuación: arte, religión y conspiración.
Si miedo a encasillarse
"El arte imita a la vida y la vida imita al arte. El arte funciona como un reflejo de lo que realmente estamos pensando y, en muchos casos, la religión funciona de la misma manera. Es un reflejo de preguntas para los que seguimos clamando respuestas", reflexiona Brown. Las respuestas a esas preguntas son la especialidad de Langdon, que vuelve a las andadas por cuarta vez en este libro, cuya mefistofélica trama es todavía más audaz que las anteriores.
"Me encanta este personaje, cada vez tiene más inteligencia y mejor entendimiento del mundo que le rodea. Además, creo que a los lectores les gusta volver a encontrarse con personajes que ya conocen. No tengo miedo a encasillarme", explica Brown. "Escribo el libro que me gustaría leer. Solo espero que el lector tenga mi mismo gusto", añade.
Y, tras la rentabilidad comercial de las adaptaciones cinematográficas de 'El código Da Vinci' y 'Ángeles y Demonios', dirigidas por Ron Howard y protagonizadas por Tom Hanks, espera ya que 'Inferno' se traduzca en la tercera película basada en su obra.
Filme a la vista
"Estoy seguro de que habrá una película de 'Inferno'. Estos libros son muy cinematográficos y en ellos suceden muchas cosas que se desarrollan en escenarios espectaculares que funcionan muy bien en el cine", asegura el autor a quien le encanta hablar ese español que aprendió en Sevilla cuando todavía nadie le conocía e intentaba triunfar en el mundo de la música.
Nada que ver con el estatus que tiene ahora. Brown tiene aura de estrella de Hollywood. Para la promoción de 'Inferno' concede las entrevistas sin entrar en contacto con el periodista, sino enviándole las respuestas a sus preguntas en un vídeo a través de internet. Tampoco facilita el libro a los medios de comunicación.
SÁBADO, 5 DE NOVIEMBRE DE 2016
Lunación para cambiar tu destino
Tomado del blog "Termometro Zodiacal" de Pedro Gonzalez Silva
Las energías de la Luna Nueva en Escorpio que se produjo el pasado 30 de octubre, estarán vigentes hasta el 29 de noviembre, y sus efectos, si los canalizamos de modo consciente, nos pueden llevar a conectarnos con frecuencias vibratorias más altas que permitan operar actos mágicos, transformadores, a través del primer principio universal, relacionado con el poder de la mente.
En condiciones normales, este efecto de la “Lunación” (así decimos los astrólogos al ciclo mensual de la Luna) que está vigente, nos puede arrastrar a bajas pasiones, posiciones extremas relacionadas con resentimientos, odios, intolerancia y venganza.
Elevando nuestra mente por efecto de estar conscientes de las energías que están activas, podemos operar actos de alquimia espiritual, transmutando la turbulencia emocional tan marcada en este ciclo, y enfocar esas tendencias hacia el desarrollo de nuestro poder psíquico, que nos permita operar cambios internos, que luego se reflejarán en nuestro entorno.
“El que puede cambiar sus pensamientos, puede cambiar su destino”. Esta frase la podemos aplicar en este ciclo, de eso se trata la transmutación. La Luna Nueva se produjo en conjunción con Mercurio, el astro de la mente, en Escorpio, propiciando una tendencia favorable para agudizar los poderes psíquicos.
La mitad del ciclo de esta Lunación será el próximo 14 de noviembre, con la llamada Súper Luna que estará en Tauro recibiendo la luz del Sol en Escorpio, y conectando a tierra el poder psíquico activado, para que pueda plasmarse en hechos concretos. Podemos mover esas energías a través de la meditación.
Es tiempo de reconocer y aplicar la primera de las leyes herméticas: “Todo es Mente; el Universo es Mental”. Es decir, que la verdadera naturaleza de la energía, de la fuerza y de la materia, es la mente. El universo es una creación mental del Todo (Dios), en cuya mente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.
Y como fuimos hechos, mejor dicho, pensados, a imagen y semejanza de ese Todo al que llamamos Dios, podemos operar desde nuestra propia mente, que es un fragmento de esa mente universal, y “crear” nuestro mundo.
Los efectos de esta lunación nos llegan, precisamente por otros de los principios herméticos, plasmados en “El Kybalion”, libro que enuncia y explica esos principios, atribuidos a Hermes Trismegisto.
“Como arriba es abajo”, otro de estos principios (la ley de correspondencia), conecta al macrocosmos con nuestro microcosmos, con nuestra mente, y por eso las configuraciones astrológicas se reflejan en nuestro propio ser, y si con nuestra mente las canalizamos, obramos verdaderos milagros.
Asimismo, bajo el principio de que “todo vibra”, nos encontramos enlazados con todo en el universo, y así como recibimos las vibraciones de lo que ocurre en el cosmos, de igual forma, nuestra mente emite vibraciones que afectan nuestro entorno.
Escorpio es un signo (una vibración) de evolución y transmutación; transmutar significa cambiar un estado vibratorio denso, a uno más sutil, en relación con algo de su misma naturaleza, por ejemplo el odio en amor. Eso es alquimia espiritual. Esto se relaciones con la ley de polaridad: “Los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan…” Por algo la sabiduría popular indica que del odio al amor hay un paso.
Esta intensa lunación escorpiana, nos conecta con la posibilidad de transmutar y evolucionar; también nos invita a callar, a no desperdiciar energía verbal y así acumular fuerzas psíquicas, porque ese es uno de los secretos para alcanzar los deseos, y precisamente el callado y misterioso Escorpio, es el signo del deseo.
Y qué mejor forma de entender la energía del deseo, y realizarla, que con estas bellas palabras de la sabiduría Veda, plasmadas en los “Upanishads”: “Tú eres lo que es el profundo deseo que te impulsa. Tal como es tu deseo es tu voluntad. Tal como es tu voluntad, son tus actos. Tal como son tus actos, es tu destino”.
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