Historia de la estupidez humana
Marco Aurelio García recomienda a "Maduro y su equipo reflexionar" sobre los resultados electorales
CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ | EL UNIVERSAL
sábado 11 de mayo de 2013 12:00 AM
"La estupidez es el arma humana más letal, la más devastadora epidemia, el más costoso lujo". Paul Tabori
Carlos Altamirano es uno de esos personajes "que nunca debieron estar ahí" y merece figurar en la Historia de la estupidez humana, el alucinante libro de Tabori. Era jefe del Partido Socialista Chileno a la caída de Allende y factor desencadenante del golpe de Pinochet. Tres días antes de ese terrible 11 de septiembre de 1973 que segó un gobierno desestabilizado por su incompetencia, fábulas ideológicas y acciones demenciales, el flamante Secretario General retiraba el apoyo al Presidente, que queda colgado del paraguas. La extrema derecha de las FFAA, hasta ese momento aislada, entendió la señal, tomó control del cuerpo militar y dio el golpe.
Para una mirada política menos descabellada esa era una torpeza impagable, pero en el interesante cerebro de Altamirano se trataba de una "jugada estratégica". En los tres años del gobierno de la Unidad Popular los radicales (siempre equivocados) se "preparaban para la confrontación final". Con el golpe comenzaría la épica, la guerra civil, que ganarían para arrancar "la revolución en serio". Pequeñísimo error de cálculo que costó miles de asesinatos, torturas, desapariciones, hogares destruidos y diecisiete años de dictadura. El aviador se equivocó de cielo.
La alternativa chilena tenía la fatalidad ruda, tosca y terrible de Esquilo: dictadura de derecha o dictadura de izquierda. Una tragedia u otra. Los planes de los revolucionarios radicales eran iguales a los de Pinochet, pero con piquete al revés: fusilamientos y cárceles. Lejos de lo que diga algún descolgado, Chile era un pobre país pobre, no "la Suiza de América". A finales del siglo XIX llamaban así a Uruguay con bastante derecho, porque a partir de los gobiernos de Batlle y Williman, alcanzó niveles de calidad, vida y libertad democrática comparables con Europa, que se mantuvieron en el siglo XX. Hasta que el heroico desatino de los Tupamaros y los sanguinarios Escuadrones de la Muerte de extrema derecha, llevaron al golpe de Bordaberry también en 1973.
Pareciera que el talento de Altamirano desembarcó en Venezuela. Primero el asalto a la Asamblea Nacional, cisne negro que cambió el orden de las cosas. Se ha dicho que el monstruo bicéfalo del régimen se reparte los roles de policía bueno y policía malo, y que ambos planificaron la acción. De ser así peor, porque ninguna de las dos cabezas tiene más que aire. Sería como descubrir sobre el Atlántico que el avión lo pilotean (con todo respeto) azafatas y sobrecargos. Luce cierto que el gobierno está en manos de locos y que la única barrera de contención era el caudillo desaparecido. Agavillamiento, narices y caras rotas, trazaron el Camino de Damasco para los parlamentarios democráticos vecinos.
Comienza entonces este viaje atroz de Nicolás Von Humboldt a las regiones equinocciales del nuevo continente, luego de burlarse del compromiso adquirido con los presidentes de Unasur para hacer una revisión seria de los cómputos electorales. La única razón posible de esta exuberante gira por autoinvitación a Uruguay, Chile, Argentina y Brasil, era la libélula vaga de una vaga ilusión: que los gobiernos de Mercosur actuaran de cirujanos y le extrajeran el estilete en el plexo solar que le hundió el asalto a la Asamblea Nacional, en el que patearon mujeres (y niños recién nacidos, de haberlos), y los previos Auto de Fe y voto de silencio que el teniente Torquemada (¿o Torrequemada del Parque Central?) ordenó, como quien usa el derecho de pernada.
Y le puso el santo de espaldas. Ahora en el hervidero de los parlamentos democráticos, está en cuestión severa que el huésped del Radisson-Montevideo hubiera ganado las elecciones. No fue a Perú nada menos que la sede pro tempore de Unasur, cuyo Canciller le aconsejó tolerancia. El paracanciller Marco Aurelio García, el "Maquiavelo brasilero", muy ligado al izquierdismo continental, recomienda a "Maduro y su equipo reflexionar" sobre los resultados electorales, y "la alerta que pasó de amarilla a naranja en Venezuela". Un fantasma recorre Latinoamérica: el desprestigio
Los gobiernos proponen diálogo. Si los "revolucionarios" asumen las recomendaciones, se complica el ala radical del PSUV, formada en 14 años de encono. Sí no, encrespamiento del país con inflación desbocada y escasez de productos. Después de esa tournée fatídica alguien quedó como "el caballero que la daga hiere/ si se la sacan lo matan/si se la dejan se muere".
@carlosraulher
Carlos Altamirano es uno de esos personajes "que nunca debieron estar ahí" y merece figurar en la Historia de la estupidez humana, el alucinante libro de Tabori. Era jefe del Partido Socialista Chileno a la caída de Allende y factor desencadenante del golpe de Pinochet. Tres días antes de ese terrible 11 de septiembre de 1973 que segó un gobierno desestabilizado por su incompetencia, fábulas ideológicas y acciones demenciales, el flamante Secretario General retiraba el apoyo al Presidente, que queda colgado del paraguas. La extrema derecha de las FFAA, hasta ese momento aislada, entendió la señal, tomó control del cuerpo militar y dio el golpe.
Para una mirada política menos descabellada esa era una torpeza impagable, pero en el interesante cerebro de Altamirano se trataba de una "jugada estratégica". En los tres años del gobierno de la Unidad Popular los radicales (siempre equivocados) se "preparaban para la confrontación final". Con el golpe comenzaría la épica, la guerra civil, que ganarían para arrancar "la revolución en serio". Pequeñísimo error de cálculo que costó miles de asesinatos, torturas, desapariciones, hogares destruidos y diecisiete años de dictadura. El aviador se equivocó de cielo.
La alternativa chilena tenía la fatalidad ruda, tosca y terrible de Esquilo: dictadura de derecha o dictadura de izquierda. Una tragedia u otra. Los planes de los revolucionarios radicales eran iguales a los de Pinochet, pero con piquete al revés: fusilamientos y cárceles. Lejos de lo que diga algún descolgado, Chile era un pobre país pobre, no "la Suiza de América". A finales del siglo XIX llamaban así a Uruguay con bastante derecho, porque a partir de los gobiernos de Batlle y Williman, alcanzó niveles de calidad, vida y libertad democrática comparables con Europa, que se mantuvieron en el siglo XX. Hasta que el heroico desatino de los Tupamaros y los sanguinarios Escuadrones de la Muerte de extrema derecha, llevaron al golpe de Bordaberry también en 1973.
Pareciera que el talento de Altamirano desembarcó en Venezuela. Primero el asalto a la Asamblea Nacional, cisne negro que cambió el orden de las cosas. Se ha dicho que el monstruo bicéfalo del régimen se reparte los roles de policía bueno y policía malo, y que ambos planificaron la acción. De ser así peor, porque ninguna de las dos cabezas tiene más que aire. Sería como descubrir sobre el Atlántico que el avión lo pilotean (con todo respeto) azafatas y sobrecargos. Luce cierto que el gobierno está en manos de locos y que la única barrera de contención era el caudillo desaparecido. Agavillamiento, narices y caras rotas, trazaron el Camino de Damasco para los parlamentarios democráticos vecinos.
Comienza entonces este viaje atroz de Nicolás Von Humboldt a las regiones equinocciales del nuevo continente, luego de burlarse del compromiso adquirido con los presidentes de Unasur para hacer una revisión seria de los cómputos electorales. La única razón posible de esta exuberante gira por autoinvitación a Uruguay, Chile, Argentina y Brasil, era la libélula vaga de una vaga ilusión: que los gobiernos de Mercosur actuaran de cirujanos y le extrajeran el estilete en el plexo solar que le hundió el asalto a la Asamblea Nacional, en el que patearon mujeres (y niños recién nacidos, de haberlos), y los previos Auto de Fe y voto de silencio que el teniente Torquemada (¿o Torrequemada del Parque Central?) ordenó, como quien usa el derecho de pernada.
Y le puso el santo de espaldas. Ahora en el hervidero de los parlamentos democráticos, está en cuestión severa que el huésped del Radisson-Montevideo hubiera ganado las elecciones. No fue a Perú nada menos que la sede pro tempore de Unasur, cuyo Canciller le aconsejó tolerancia. El paracanciller Marco Aurelio García, el "Maquiavelo brasilero", muy ligado al izquierdismo continental, recomienda a "Maduro y su equipo reflexionar" sobre los resultados electorales, y "la alerta que pasó de amarilla a naranja en Venezuela". Un fantasma recorre Latinoamérica: el desprestigio
Los gobiernos proponen diálogo. Si los "revolucionarios" asumen las recomendaciones, se complica el ala radical del PSUV, formada en 14 años de encono. Sí no, encrespamiento del país con inflación desbocada y escasez de productos. Después de esa tournée fatídica alguien quedó como "el caballero que la daga hiere/ si se la sacan lo matan/si se la dejan se muere".
@carlosraulher
Modelo incongruente
MARIANA SUÁREZ DE MENDOZA | EL UNIVERSAL
sábado 11 de mayo de 2013 12:00 AM
A lo largo de la historia, el mundo se ha paseado por modelos económicos que prometían alcanzar la mayor suma de felicidad posible, la igualdad entre todos los miembros de la sociedad, y un sinfin de ofrecimientos utópicos, que en la práctica terminaron siendo contrarios a lo que sus bases fundamentales y la propaganda quisieron hacer mostrar.
Parece incongruente que un gobierno que se dice ser socialista, haga devaluaciones continuas de la moneda afectando drásticamente el poder adquisitivo de los ciudadanos, haga un aumento paupérrimo de sueldos y salarios que no cubre siquiera la canasta alimentaria, niegue la tarjeta de alimentación a los pensionados, no cumpla las leyes laborales que le dieron apoyo popular, persiga a los sindicatos, no firme las convenciones colectivas vencidas, persiga a los empleados públicos no afectos al gobierno, no permita el libre pensamiento de los que le apoyan, invada con discursos y propaganda los medios de comunicación, no ofrezca servicios públicos de calidad, no cuente con un sistema de educación gratuito equiparable al sistema privado, no se esmere en tener un sistema carcelario que permita la reinserción en la sociedad, y en definitiva no tenga políticas que ofrezcan igualdad de oportunidades, que permitan a los venezolanos tener un futuro mejor.
Por el contrario, critica las propuestas opositoras llamadas de derecha, que si ofrecen un aumento de sueldos inmediato muy por encima al otorgado por el gobierno socialista, proponen la entrega inmediata de la tarjeta de alimentación para los pensionados, están apoyados por los sindicatos y clase trabajadora, prometen firmar todos los contratos laborales vencidos y la cancelación de todas las deudas pendientes del Estado. Propuestas todas más socialistas que las del propio gobierno.
El gobierno en ejercicio tiene catorce años aplicando políticas económicas que más que potenciar nuestra economía, como bien dice el Plan de la Nación del candidato oficial, la han ido destruyendo a pasos agigantados. Cuando algún periodista extranjero ha realizado preguntas incómodas al gobernante acerca de esta situación, se han limitado a decir que Venezuela está destruyendo las viejas prácticas del modelo capitalista, que aún estamos viciados por este sistema, que el socialismo apenas está comenzando y que hoy más que nunca debemos alcanzar la independencia.
Como les he expresado en otras oportunidades, no se trata de si un gobierno es de izquierda o derecha, se trata de que el gobierno en ejercicio lo haga bien y que al término de su mandato el país esté en mejores condiciones que las que recibió.
Antes de que el gobierno revolucionario llegara al poder, todos los indicadores económicos de Venezuela estaban en mejores condiciones que las que hoy tenemos, sin ser aquellas las más óptimas. En 1998 el salario mínimo representaba el 40% de la canasta básica, el costo de adquisición de una vivienda promedio representaba 30 veces el salario mínimo, se producían más de tres 3 millones de barriles al día, el barril de petróleo estaba en 8 dólares y la deuda pública representaba 29% del PIB.
Hoy, el salario mínimo representa el 25% de la canasta básica, el costo de adquisición de una vivienda promedio representa más de 400 veces el salario mínimo, producimos 2.5 millones de barriles diarios, el barril de petróleo ronda los 100 dólares en promedio y la deuda pública representa más del 70% del PIB.
Cuando la realidad es contraria al discurso, éste se vuelve una mentira.
@mariana_eco
marisu6@gmail.com
Parece incongruente que un gobierno que se dice ser socialista, haga devaluaciones continuas de la moneda afectando drásticamente el poder adquisitivo de los ciudadanos, haga un aumento paupérrimo de sueldos y salarios que no cubre siquiera la canasta alimentaria, niegue la tarjeta de alimentación a los pensionados, no cumpla las leyes laborales que le dieron apoyo popular, persiga a los sindicatos, no firme las convenciones colectivas vencidas, persiga a los empleados públicos no afectos al gobierno, no permita el libre pensamiento de los que le apoyan, invada con discursos y propaganda los medios de comunicación, no ofrezca servicios públicos de calidad, no cuente con un sistema de educación gratuito equiparable al sistema privado, no se esmere en tener un sistema carcelario que permita la reinserción en la sociedad, y en definitiva no tenga políticas que ofrezcan igualdad de oportunidades, que permitan a los venezolanos tener un futuro mejor.
Por el contrario, critica las propuestas opositoras llamadas de derecha, que si ofrecen un aumento de sueldos inmediato muy por encima al otorgado por el gobierno socialista, proponen la entrega inmediata de la tarjeta de alimentación para los pensionados, están apoyados por los sindicatos y clase trabajadora, prometen firmar todos los contratos laborales vencidos y la cancelación de todas las deudas pendientes del Estado. Propuestas todas más socialistas que las del propio gobierno.
El gobierno en ejercicio tiene catorce años aplicando políticas económicas que más que potenciar nuestra economía, como bien dice el Plan de la Nación del candidato oficial, la han ido destruyendo a pasos agigantados. Cuando algún periodista extranjero ha realizado preguntas incómodas al gobernante acerca de esta situación, se han limitado a decir que Venezuela está destruyendo las viejas prácticas del modelo capitalista, que aún estamos viciados por este sistema, que el socialismo apenas está comenzando y que hoy más que nunca debemos alcanzar la independencia.
Como les he expresado en otras oportunidades, no se trata de si un gobierno es de izquierda o derecha, se trata de que el gobierno en ejercicio lo haga bien y que al término de su mandato el país esté en mejores condiciones que las que recibió.
Antes de que el gobierno revolucionario llegara al poder, todos los indicadores económicos de Venezuela estaban en mejores condiciones que las que hoy tenemos, sin ser aquellas las más óptimas. En 1998 el salario mínimo representaba el 40% de la canasta básica, el costo de adquisición de una vivienda promedio representaba 30 veces el salario mínimo, se producían más de tres 3 millones de barriles al día, el barril de petróleo estaba en 8 dólares y la deuda pública representaba 29% del PIB.
Hoy, el salario mínimo representa el 25% de la canasta básica, el costo de adquisición de una vivienda promedio representa más de 400 veces el salario mínimo, producimos 2.5 millones de barriles diarios, el barril de petróleo ronda los 100 dólares en promedio y la deuda pública representa más del 70% del PIB.
Cuando la realidad es contraria al discurso, éste se vuelve una mentira.
@mariana_eco
marisu6@gmail.com
Lo importante es: ser venezolano
ORIAN BRITO PEÑA | EL UNIVERSAL
sábado 11 de mayo de 2013 12:00 AM
La ausencia de un líder en la oposición provocó diferentes desaciertos que hoy parecen estar superados bajo la dirección de Henrique Capriles, quien ha demostrado en múltiples circunstancias su compromiso y entrega para "construir un camino mejor". La esperanza de los venezolanos se mantiene en crecimiento a pesar de los atropellos y abusos de quienes controlan el poder.
El fenómeno de Capriles, aparece luego del innegable liderazgo de Hugo Chávez, el cual marcó pauta dentro y fuera de Venezuela, enmarcado en populismo un personaje que podía contar un chiste, tergiversar la historia, cantar y hasta regañar en televisión. Uno de los aspectos más cuestionables al chavismo es el culto a la personalidad, ese error de convertir a políticos en dioses de la salvación que conlleva a una sociedad ciega ante sujetos que pueden cometer errores, para la triste historia quedarán frases como: "con hambre y sin empleo con Chávez me resteo" o "yo soy Chávez", entre otras. A muchos no les gusta que las instituciones públicas se hayan empapelado con fotos o nombres de Chávez que por momentos parecía que se tratase de una secta religiosa.
Actualmente el reto de quienes rechazaron el estilo de los simpatizantes de Chávez, es no cometer los mismos patrones esta vez bajo el liderazgo de Capriles, en redes sociales por ejemplo, muchas personas en su derecho de manifestar simpatía por el excandidato, han cambiado sus nombres originales para colocarse el apellido Capriles, en el caso de algunas damas prefieren utilizar el "De Capriles", y aunque insistamos en la potestad que tiene cada persona en seleccionar el nombre que desee, en la práctica representa lo criticable al chavismo y lo que tanto daño causó a la sociedad.
De la pasada campaña electoral surgió la mejor definición que engloba a todo el país: #SoyVenezolano, que se mantuvo en los trendig topic y provocó la creación de miles de imágenes donde cada quien bajo su nombre mostraba con orgullo su nacionalidad. En esa dirección deben mantenerse los esfuerzos para que el mensaje se mantenga ya que representa no solo el respeto que como venezolanos exigen la mayoría del país, sino que no excluye a los que piensan distinto o a quienes no están en estos momentos dentro de Venezuela.
Apoyar las iniciativas que permitan el rescate de la democracia y de las instituciones con una nueva visión de lo que debería significar la política para los ciudadanos es el gran reto de los años por venir. Respaldar propuestas, proyectos pero no reincidir en lo que con ejemplos recientes ha significado más división, en algunos casos hasta dentro de quienes comparten las mismas creencias comienza a ser un objetivo firme. Afortunadamente en esta oportunidad no está centralizado el liderazgo en Capriles, ya que por ejemplo, los diputados de la Asamblea Nacional están haciendo un trabajo importante recorriendo el mundo para denunciar los atropellos que ocurren en ese circo mal llamado Asamblea Nacional, con el aporte de todos es posible contar con una sociedad más critica con sus dirigentes y leal a lo que realmente lo amerita que son los principios.
@OrianTw
El fenómeno de Capriles, aparece luego del innegable liderazgo de Hugo Chávez, el cual marcó pauta dentro y fuera de Venezuela, enmarcado en populismo un personaje que podía contar un chiste, tergiversar la historia, cantar y hasta regañar en televisión. Uno de los aspectos más cuestionables al chavismo es el culto a la personalidad, ese error de convertir a políticos en dioses de la salvación que conlleva a una sociedad ciega ante sujetos que pueden cometer errores, para la triste historia quedarán frases como: "con hambre y sin empleo con Chávez me resteo" o "yo soy Chávez", entre otras. A muchos no les gusta que las instituciones públicas se hayan empapelado con fotos o nombres de Chávez que por momentos parecía que se tratase de una secta religiosa.
Actualmente el reto de quienes rechazaron el estilo de los simpatizantes de Chávez, es no cometer los mismos patrones esta vez bajo el liderazgo de Capriles, en redes sociales por ejemplo, muchas personas en su derecho de manifestar simpatía por el excandidato, han cambiado sus nombres originales para colocarse el apellido Capriles, en el caso de algunas damas prefieren utilizar el "De Capriles", y aunque insistamos en la potestad que tiene cada persona en seleccionar el nombre que desee, en la práctica representa lo criticable al chavismo y lo que tanto daño causó a la sociedad.
De la pasada campaña electoral surgió la mejor definición que engloba a todo el país: #SoyVenezolano, que se mantuvo en los trendig topic y provocó la creación de miles de imágenes donde cada quien bajo su nombre mostraba con orgullo su nacionalidad. En esa dirección deben mantenerse los esfuerzos para que el mensaje se mantenga ya que representa no solo el respeto que como venezolanos exigen la mayoría del país, sino que no excluye a los que piensan distinto o a quienes no están en estos momentos dentro de Venezuela.
Apoyar las iniciativas que permitan el rescate de la democracia y de las instituciones con una nueva visión de lo que debería significar la política para los ciudadanos es el gran reto de los años por venir. Respaldar propuestas, proyectos pero no reincidir en lo que con ejemplos recientes ha significado más división, en algunos casos hasta dentro de quienes comparten las mismas creencias comienza a ser un objetivo firme. Afortunadamente en esta oportunidad no está centralizado el liderazgo en Capriles, ya que por ejemplo, los diputados de la Asamblea Nacional están haciendo un trabajo importante recorriendo el mundo para denunciar los atropellos que ocurren en ese circo mal llamado Asamblea Nacional, con el aporte de todos es posible contar con una sociedad más critica con sus dirigentes y leal a lo que realmente lo amerita que son los principios.
@OrianTw
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