Maduro y Capriles lideraron concentraciones
Venezuela marcha dividida y polarizada durante el día del trabajador
- Maduro y Capriles lideraron concentraciones. (Cortesía / entornointeligente.com)
EFE
Caracas, 1 mayo 2013.- El Primero de Mayo no pudo escapar a la polarización que vive Venezuela y se convirtió hoy en un escenario más para que chavistas y opositores lanzaran acusaciones y denuncias, y reivindicaran medidas laborales dispares con el trasfondo de la crisis política que vive el país.
Con una marcha por el oeste de Caracas encabezada por el presidente Nicolás Maduro, y otra en el este con la presencia del opositor Henrique Capriles, los venezolanos celebraron otro Día del Trabajo marcado por la división.
Los miles de chavistas que marcharon este miércoles reivindicaron las reformas laborales de Hugo Chávez, entre camisetas rojas y banderas con la cara del gobernante fallecido hace casi dos meses.
Maduro aprovechó la jornada para aprobar el reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo, impulsada hace un año por Chávez y que contempla una disminución de la jornada laboral, ilegaliza el despido libre y proscribe la subcontratación de trabajadores, entre otras medidas.
Los sindicatos contrarios al Gobierno también la tachan de restringir la capacidad de negociación colectiva de los trabajadores y de representación sindical.
El presidente, que ayer aprobó un aumento del 20 % del salario mínimo para dejarlo en 2.456 bolívares (390 dólares), en la primera de las correcciones anuales que ha anunciado que hará, volvió a defender que nunca antes en la historia de Venezuela se protegió a los trabajadores como ahora.
"Yo soy presidente gracias a la clase obrera venezolana, y soy el primer presidente chavista y obrero de la historia de nuestra patria", indicó el presidente electo en las urnas el 14 de abril y no reconocido por Capriles.
Como era de esperar, el discurso de Maduro, transmitido en cadena obligatoria de radio y televisión porque según el mandatario le "tienen censurado en todos los medios" críticos del Gobierno, se convirtió en una diatriba contra la oposición.
"El país no está polarizado, el país lo que está es movilizado porque tenemos una democracia movilizada de pueblo protagonista en la calle", dijo Maduro, manifestando que hay que estar "orgullosos de esa democracia movilizada".
Para el presidente, "las tensiones vienen desde hace mucho tiempo"; "desde que a aquí llegaron unos barcos de Europa a asesinar a nuestros abuelos".
Los incidentes ocurridos el martes en la Asamblea Nacional (AN), donde varios diputados opositores fueron golpeados violentamente, también fueron objeto de comentario del presidente, quien acusó a sus adversarios políticos de orquestar un plan para provocar violencia y de incluso haber ido al hemiciclo con gas paralizante.
"Ellos empezaron a agredir primero a Diosdado Cabello (presidente de la AN), quien se quedó allí, tranquilo, imperturbable, fueron a agredirlo a él y luego empezó lo que se llama una sampablera", dijo.
Agregó que los diputados opositores "tenían preparado ese evento, llegaron con unos cascos, llegaron con unos aparatos (...) que es gas paralizante para echárselo a la cara a los diputados y diputadas de la revolución".
"Fuiste derrotado, acepta tu derrota, fascista mayor", gritó refiriéndose a Capriles.
Varios centenares de opositores también marcharon por el este de la ciudad en rechazo a las políticas laborales del Gobierno, con música y pancartas en contra de Maduro.
Entre quienes marcharon estuvo el propio Capriles, excandidato presidencial de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), quien anunció que mañana impugnará los resultados de las elecciones del 14.
Capriles, que no reconoce al Gobierno de Maduro, había solicitado una auditoría del 100 % de los votos que finalmente no incluirá el examen de las huellas de los cuadernos de votación como había solicitado, por lo que optó por la impugnación ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
El líder opositor señaló que no tiene "ninguna duda" de que "este caso va a terminar en la comunidad internacional" y "recorriendo cada país donde haya democracia".
Aseguró que "esta crisis política fue generada por el propio gobierno", al recordar que el propio Maduro aceptó en la noche del 14 la revisión de los votos, y rechazó una vez más la "auditoría chimba" (falsa) que ha aprobado el Consejo Nacional Electoral.
Al referirse a la situación laboral, rechazó la subida de salario aprobada por Maduro, un alza que él prometió en campaña que sería del 40 %.
"Si las cosas se hubieran dado de acuerdo a la voluntad del pueblo, todos tuvieran un incremento de salario del 40 %", dijo.
También lamentó que hoy haya habido, indicó, empleados públicos que tuvieron que ir a la marcha organizada por el chavismo por temor a que les echen de los trabajos.
Con una marcha por el oeste de Caracas encabezada por el presidente Nicolás Maduro, y otra en el este con la presencia del opositor Henrique Capriles, los venezolanos celebraron otro Día del Trabajo marcado por la división.
Los miles de chavistas que marcharon este miércoles reivindicaron las reformas laborales de Hugo Chávez, entre camisetas rojas y banderas con la cara del gobernante fallecido hace casi dos meses.
Maduro aprovechó la jornada para aprobar el reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo, impulsada hace un año por Chávez y que contempla una disminución de la jornada laboral, ilegaliza el despido libre y proscribe la subcontratación de trabajadores, entre otras medidas.
Los sindicatos contrarios al Gobierno también la tachan de restringir la capacidad de negociación colectiva de los trabajadores y de representación sindical.
El presidente, que ayer aprobó un aumento del 20 % del salario mínimo para dejarlo en 2.456 bolívares (390 dólares), en la primera de las correcciones anuales que ha anunciado que hará, volvió a defender que nunca antes en la historia de Venezuela se protegió a los trabajadores como ahora.
"Yo soy presidente gracias a la clase obrera venezolana, y soy el primer presidente chavista y obrero de la historia de nuestra patria", indicó el presidente electo en las urnas el 14 de abril y no reconocido por Capriles.
Como era de esperar, el discurso de Maduro, transmitido en cadena obligatoria de radio y televisión porque según el mandatario le "tienen censurado en todos los medios" críticos del Gobierno, se convirtió en una diatriba contra la oposición.
"El país no está polarizado, el país lo que está es movilizado porque tenemos una democracia movilizada de pueblo protagonista en la calle", dijo Maduro, manifestando que hay que estar "orgullosos de esa democracia movilizada".
Para el presidente, "las tensiones vienen desde hace mucho tiempo"; "desde que a aquí llegaron unos barcos de Europa a asesinar a nuestros abuelos".
Los incidentes ocurridos el martes en la Asamblea Nacional (AN), donde varios diputados opositores fueron golpeados violentamente, también fueron objeto de comentario del presidente, quien acusó a sus adversarios políticos de orquestar un plan para provocar violencia y de incluso haber ido al hemiciclo con gas paralizante.
"Ellos empezaron a agredir primero a Diosdado Cabello (presidente de la AN), quien se quedó allí, tranquilo, imperturbable, fueron a agredirlo a él y luego empezó lo que se llama una sampablera", dijo.
Agregó que los diputados opositores "tenían preparado ese evento, llegaron con unos cascos, llegaron con unos aparatos (...) que es gas paralizante para echárselo a la cara a los diputados y diputadas de la revolución".
"Fuiste derrotado, acepta tu derrota, fascista mayor", gritó refiriéndose a Capriles.
Varios centenares de opositores también marcharon por el este de la ciudad en rechazo a las políticas laborales del Gobierno, con música y pancartas en contra de Maduro.
Entre quienes marcharon estuvo el propio Capriles, excandidato presidencial de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), quien anunció que mañana impugnará los resultados de las elecciones del 14.
Capriles, que no reconoce al Gobierno de Maduro, había solicitado una auditoría del 100 % de los votos que finalmente no incluirá el examen de las huellas de los cuadernos de votación como había solicitado, por lo que optó por la impugnación ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
El líder opositor señaló que no tiene "ninguna duda" de que "este caso va a terminar en la comunidad internacional" y "recorriendo cada país donde haya democracia".
Aseguró que "esta crisis política fue generada por el propio gobierno", al recordar que el propio Maduro aceptó en la noche del 14 la revisión de los votos, y rechazó una vez más la "auditoría chimba" (falsa) que ha aprobado el Consejo Nacional Electoral.
Al referirse a la situación laboral, rechazó la subida de salario aprobada por Maduro, un alza que él prometió en campaña que sería del 40 %.
"Si las cosas se hubieran dado de acuerdo a la voluntad del pueblo, todos tuvieran un incremento de salario del 40 %", dijo.
También lamentó que hoy haya habido, indicó, empleados públicos que tuvieron que ir a la marcha organizada por el chavismo por temor a que les echen de los trabajos.
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