SÁBADO, 6 DE MARZO DE 2010
Una medalla y un poco mas sobre el I Congreso venezolano de Escritores de 1979
Tomado de blog del Gurpo LI PO
Buscando un poco por aquí y allá en la red encontramos unos cuantos datos más sobre el I Congreso venezolano de Escritores. Se realizó en las localidades de Valencia y Puerto Cabello el 5,6 y 7 de octubre de 1979. Fue organizado por la Asociación de Escritores de Venezuela y la figura homenajeada fue Teresa de la Parra. Existe una memoria del evento recopilada y supervisada por Irma De-Sola de Rivera.
En esta entrada pueden ver el anverso y reverso de la medalla conmemorativa y en cuanto poseamos mas datos de este evento se los haremos llegar.
Realmente la historia de la restauración de La Casa de La Estrella fue asi: Por disposición del ciudadano Gobernador del Estado Carabobo, Henrique Salas Römer bajo Gaceta Oficial del Estado Carabobo (Edición Extraordinaria) Decreto No. 024, fecha 06 de febrero de 1996, se crea “Fundación del Patrimonio Histórico y Cultural del Estado Carabobo” (FUNDAPATRIA) procediendo a hacer efectivo el rescate de edificaciones íconos de la historia del Estado, a través del Proyecto Museológico, bajo la dirección de las Arquitectos Nidia Gutiérrez y Fabiola López Durán.
Notitarde 16/05/2013
Mi Casa de la Estrella III
- Luis Cubillán Fonseca (Columnista, Notitarde, Luis Cubillán Fonseca / )
Luis Cubillán Fonseca
Como dijimos, en 1989 nos eligieron presidente. Desde que tomamos la casa, pensamos que era imposible restaurarla, pues había perdido su originalidad. Sin embargo, decidimos continuar mejorándola. Desde el siete de junio de 1979, veníamos en la Presidencia de la Junta Nacional Conservadora del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación en el Estado Carabobo, y preparamos el Decreto para proteger al inmueble en calidad de Monumento Nacional; los técnicos enviados por el Conac no autorizaban la declaración, porque el inmueble había perdido el 99% de sus elementos originales (descubrimos que al declararlo se obligaban a restaurarlo, ¡y no tenían presupuesto!).
El Dr. Gasparini nos envió un geómetra, que por el levantamiento de la manzana se llevó la asignación del mes. Luego con la intervención del inolvidable amigo el Dr. Luis Herrera Campíns, apareció el Decreto en Gaceta Oficial Nº 31.930, del 12.12.1980. De ello se hizo eco don Felipe Herrera Vial en su columna de El Carabobeño. Originalmente la Casa de la Estrella ocupaba toda la manzana, la mitad hacia la calle Páez la ocupaba el cementerio, los cadáveres de los enfermos los ponían en un pudridero de cal viva, ubicado en los excusados; cuando se secaban, decían “áridos”, los enterraban allí.
El Dr. Niño (abuelo de Carolina Herrera) construyó en ese terreno la Casa del Niño, luego Hospital Oncológico. Cada vez que pintábamos (con la pintura donada por “Nuestra Señora de la Cultura” (nuestra querida Frida Áñez, siempre atenta y generosa) y se humedecían ciertos muros, translucían restos de pinturas anteriores. Marco Tulio Mérida, amigo durante ocho años en la Secretaría, con un bisturí hizo algunos raspados: No quedaba duda, ¡los muros eran antiguos! El arquitecto Luis Maldonado Pedroza, quizá el profesional más capacitado en la materia de restauración, tanto en su patria como en el Ecuador y otras partes donde solicitan sus servicios, fue el asesor permanente y gratuito, y debe sentirse orgulloso al ver el Monumento que contribuyó con su gran conocimiento en la materia para que hoy exista.
Mucha ayuda nos prestaron los profesores de la UCV. Y mejores amigos los doctores Mario Sanoja Obediente e Iraida Vargas Arenas (descendiente de Francisco González Guinán y por ende de Miguel Peña), enviaron estudiantes de arqueología de la UCV para hacer prospecciones en el área del patio. Obtuvieron muestras de los varios niveles del terreno: prehispánico, cerámica valenzoide, período hispánico: cerámica vidriada, porcelana china, porcelana industrial, etc. Ladrillos de media luna, de las antiguas columnas, hierro, tejas, etc.
Comienzan los pleitos: Encargamos al Arq. Viso el proyecto para Plaza de la República, nuestro artista Wladimir Zabaleta proyectó una menina en metal de gran tamaño. ¡Extraordinaria! No se pudo realizar, la maqueta quedó allí, porque la mitad de la manzana, donde estuvo la Beneficencia, la había donado la Municipalidad a la Sociedad Anticancerosa; le opusimos el Decreto de Monumento Nacional. No construyeron, lo alquilaron para estacionamiento.
Los gobernadores pasan como hojas que se lleva el viento, vimos pasar a Raúl Gómez, Correa, Acevedo, Celli, Luque, Izaguirre y al profesor González, con quien suscribimos un comodato por cincuenta años, para reforzar la titularidad otorgada por la Asamblea Legislativa. Luego un vivo. ¡Con la ficha catastral del terreno de El Carabobeño -sin que supieran los Alemán- ¡habían vendido la mitad del Monumento! Entonces fuimos con el amigo Lucas Barcia (Q.E.P.D.) a tribunales... (Con la aquiescencia del Director, publicaremos un último artículo sobre el mismo tema para reflejar la gran obra de Henrique Salas Römer).
El Dr. Gasparini nos envió un geómetra, que por el levantamiento de la manzana se llevó la asignación del mes. Luego con la intervención del inolvidable amigo el Dr. Luis Herrera Campíns, apareció el Decreto en Gaceta Oficial Nº 31.930, del 12.12.1980. De ello se hizo eco don Felipe Herrera Vial en su columna de El Carabobeño. Originalmente la Casa de la Estrella ocupaba toda la manzana, la mitad hacia la calle Páez la ocupaba el cementerio, los cadáveres de los enfermos los ponían en un pudridero de cal viva, ubicado en los excusados; cuando se secaban, decían “áridos”, los enterraban allí.
El Dr. Niño (abuelo de Carolina Herrera) construyó en ese terreno la Casa del Niño, luego Hospital Oncológico. Cada vez que pintábamos (con la pintura donada por “Nuestra Señora de la Cultura” (nuestra querida Frida Áñez, siempre atenta y generosa) y se humedecían ciertos muros, translucían restos de pinturas anteriores. Marco Tulio Mérida, amigo durante ocho años en la Secretaría, con un bisturí hizo algunos raspados: No quedaba duda, ¡los muros eran antiguos! El arquitecto Luis Maldonado Pedroza, quizá el profesional más capacitado en la materia de restauración, tanto en su patria como en el Ecuador y otras partes donde solicitan sus servicios, fue el asesor permanente y gratuito, y debe sentirse orgulloso al ver el Monumento que contribuyó con su gran conocimiento en la materia para que hoy exista.
Mucha ayuda nos prestaron los profesores de la UCV. Y mejores amigos los doctores Mario Sanoja Obediente e Iraida Vargas Arenas (descendiente de Francisco González Guinán y por ende de Miguel Peña), enviaron estudiantes de arqueología de la UCV para hacer prospecciones en el área del patio. Obtuvieron muestras de los varios niveles del terreno: prehispánico, cerámica valenzoide, período hispánico: cerámica vidriada, porcelana china, porcelana industrial, etc. Ladrillos de media luna, de las antiguas columnas, hierro, tejas, etc.
Comienzan los pleitos: Encargamos al Arq. Viso el proyecto para Plaza de la República, nuestro artista Wladimir Zabaleta proyectó una menina en metal de gran tamaño. ¡Extraordinaria! No se pudo realizar, la maqueta quedó allí, porque la mitad de la manzana, donde estuvo la Beneficencia, la había donado la Municipalidad a la Sociedad Anticancerosa; le opusimos el Decreto de Monumento Nacional. No construyeron, lo alquilaron para estacionamiento.
Los gobernadores pasan como hojas que se lleva el viento, vimos pasar a Raúl Gómez, Correa, Acevedo, Celli, Luque, Izaguirre y al profesor González, con quien suscribimos un comodato por cincuenta años, para reforzar la titularidad otorgada por la Asamblea Legislativa. Luego un vivo. ¡Con la ficha catastral del terreno de El Carabobeño -sin que supieran los Alemán- ¡habían vendido la mitad del Monumento! Entonces fuimos con el amigo Lucas Barcia (Q.E.P.D.) a tribunales... (Con la aquiescencia del Director, publicaremos un último artículo sobre el mismo tema para reflejar la gran obra de Henrique Salas Römer).
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