Estrategia
CÉSAR TINOCO | EL UNIVERSAL
lunes 19 de agosto de 2013
Hace unos 2.512 años, el libro titulado "El Arte de la Guerra" cuya autoría se le atribuye a Sun Zi (o Sun Tsu) ya ofrecía lo que puede ser el primer planteamiento formal del concepto de estrategia tal y como la conocemos modernamente. La estrategia desde allí, la podríamos resumir en la actualidad como un "ejercicio intelectual para la concepción de una maniobra y la ejecución de un despliegue ofensivo o defensivo para la implantación del concepto concebido".
Karl Von Clausewitz (1780-1831), escribe su famosa obra hacia 1825 cuando dirigía la Escuela de Guerra de Berlín. La definición de estrategia a la que llega Clausewitz era: "El arte de emplear las batallas como medios para alcanzar el objetivo de la guerra". Posteriormente Helmuth Von Moltke (1800-1891) y Otto-Leopold Bismarck (1815-1898) modifican el concepto de Clausewitz y consideran a la guerra (que no la estrategia) como medio aceptable para la consecución de fines políticos. Por su parte Liddel Hart (1967) el estratega de la "guerra fría",plantea que la estrategia es "El arte de emplear medios militares para alcanzar y asegurar los fines políticos".
George Steiner (1979) marca un primer hito en la aplicación del concepto de estrategia a cuestiones gerenciales cuando la define como "Algo que uno hace para contrarrestar las acciones actuales o predecibles de un competidor".
Kenneth Andrews (1980) nos proporciona una definición tan compleja como la que puede inferirse desde la obra de Sun Zi: "La estrategia corporativa es un patrón de decisiones que determina y revela sus objetivos, propósitos y/o metas, genera las principales políticas y planes para alcanzar tales metas y define el espectro de los negocios de la empresa, las características de su organización económica y humana así como la naturaleza de las contribuciones económicas y no-económicas a los accionistas, empleados, clientes y comunidades".
Por la misma época, B. Tregoe & J. Zimmerman (1980) definen la estrategia como "El marco conceptual que guía las escogencias y/o selecciones que definen y determinan la naturaleza de una organización".
Michel Robert (1993) coincide con Tregoe-Zimmerman y argumenta que los ítems realmente importantes son la "gerencia estratégica" y el "pensamiento estratégico", todo lo cual conduce a tomar decisiones en las siguientes cuatro áreas: Productos y Servicios, Segmentos de Mercado, Clientes y Áreas Geográficas.
Michel Tracy y Fred Wiersema (1993) definen la estrategia como "La focalización en la gama de posibles negocios de la empresa", concepto que implica, a diferencia de todos los anteriores, un enfoque restringido o si se quiere, no-ampliativo.
Henry Mintzberg (1994) define a la estrategia de una organización como "Aquel patrón de conducta observable, adoptado por la misma en respuesta a imperativos de su entorno, sean éstos originados por las acciones de competidores, o por modificaciones del medio ambiente económico en donde la organización se desenvuelve".
Finalmente, Michael Porter (1996) afirma que la estrategia competitiva consiste en "ser diferente" y añade, "significa escoger de manera consciente y deliberada un conjunto diferente de actividades con la finalidad expresa de suministrar una mezcla de valor única". De hecho, Porter define a la estrategia competitiva como "una combinación de metas y políticas".
¿Observa usted, amigo lector, la materialización del concepto de estrategia por parte del Gobierno para eliminar el competidor -la industria automotriz privada- y dejarle el mercado a sus empresas automotores mixtas Venirauto y Chery y a sus comisionistas?
c.e.tinoco.g@gmail.com
Karl Von Clausewitz (1780-1831), escribe su famosa obra hacia 1825 cuando dirigía la Escuela de Guerra de Berlín. La definición de estrategia a la que llega Clausewitz era: "El arte de emplear las batallas como medios para alcanzar el objetivo de la guerra". Posteriormente Helmuth Von Moltke (1800-1891) y Otto-Leopold Bismarck (1815-1898) modifican el concepto de Clausewitz y consideran a la guerra (que no la estrategia) como medio aceptable para la consecución de fines políticos. Por su parte Liddel Hart (1967) el estratega de la "guerra fría",plantea que la estrategia es "El arte de emplear medios militares para alcanzar y asegurar los fines políticos".
George Steiner (1979) marca un primer hito en la aplicación del concepto de estrategia a cuestiones gerenciales cuando la define como "Algo que uno hace para contrarrestar las acciones actuales o predecibles de un competidor".
Kenneth Andrews (1980) nos proporciona una definición tan compleja como la que puede inferirse desde la obra de Sun Zi: "La estrategia corporativa es un patrón de decisiones que determina y revela sus objetivos, propósitos y/o metas, genera las principales políticas y planes para alcanzar tales metas y define el espectro de los negocios de la empresa, las características de su organización económica y humana así como la naturaleza de las contribuciones económicas y no-económicas a los accionistas, empleados, clientes y comunidades".
Por la misma época, B. Tregoe & J. Zimmerman (1980) definen la estrategia como "El marco conceptual que guía las escogencias y/o selecciones que definen y determinan la naturaleza de una organización".
Michel Robert (1993) coincide con Tregoe-Zimmerman y argumenta que los ítems realmente importantes son la "gerencia estratégica" y el "pensamiento estratégico", todo lo cual conduce a tomar decisiones en las siguientes cuatro áreas: Productos y Servicios, Segmentos de Mercado, Clientes y Áreas Geográficas.
Michel Tracy y Fred Wiersema (1993) definen la estrategia como "La focalización en la gama de posibles negocios de la empresa", concepto que implica, a diferencia de todos los anteriores, un enfoque restringido o si se quiere, no-ampliativo.
Henry Mintzberg (1994) define a la estrategia de una organización como "Aquel patrón de conducta observable, adoptado por la misma en respuesta a imperativos de su entorno, sean éstos originados por las acciones de competidores, o por modificaciones del medio ambiente económico en donde la organización se desenvuelve".
Finalmente, Michael Porter (1996) afirma que la estrategia competitiva consiste en "ser diferente" y añade, "significa escoger de manera consciente y deliberada un conjunto diferente de actividades con la finalidad expresa de suministrar una mezcla de valor única". De hecho, Porter define a la estrategia competitiva como "una combinación de metas y políticas".
¿Observa usted, amigo lector, la materialización del concepto de estrategia por parte del Gobierno para eliminar el competidor -la industria automotriz privada- y dejarle el mercado a sus empresas automotores mixtas Venirauto y Chery y a sus comisionistas?
c.e.tinoco.g@gmail.com
Por qué fracasa el régimen madurista?
MIGUEL BAHACHILLE M. | EL UNIVERSAL
lunes 19 de agosto de 2013
Más allá de algún pronóstico prejuiciado propio del debate político, la gente siente en carne viva cómo siguen acrecentándose las grietas sociales que reducen sus perspectivas de progreso. ¿Qué significa ello? Que vivimos en un escenario nacional encrespado mientras el Gobierno se ocupa de los rasgos superficiales. Persiste en negar las fallas medulares del "de más abajo" porque resaltarlas le resulta "políticamente inconveniente". Entretanto malgasta el tiempo y dinero en escenarios idílicos para la televisión, como "el Bolívar"recorriendo las calles del centro de Caracas en caballo blanco con la espada a mano alzada para entregarla a Maduro ¿Se mitiga con ello la estratificación y el demérito general que carcome al país?
Si el imitador persiste con la misma actitud asumida por "su padre" a lo largo de 14 años y niega poner en claro el paisaje conflictivo del actual contexto social, sin indagar sobre los factores erosivos o pasando por encima de ellos, no queda otro colofón que el fracaso. Los insultos ya no tiene el efecto rebuscado que sirvieron a "su padre" para denigrar de los 40 años. Por el contrario, buena parte de la población los está reivindicando porque percibe al socialismo y la revolución como un salto atrás ya que las fallas sociales de "la cuarta" no tenía las dimensiones colosales de ahora.
¡Va mal, señor Maduro y no se da cuenta! No puede orientarse al vecino con recetas de tiempos remotos. Hay una visible disparidad entre el fantaseado titán histórico y hombre eterno que tanto venera en el también apócrifo "Cuartel de la Montaña" (donde a veces duerme) y las imperiosas exigencias del país. Lo puramente humano, cómo Nicolás define la gestión de Chávez con pasmosa simpleza, no puede ser considerado como valor absoluto sino como una fábula sobrevaluada. Los valores, por contrario, siempre van ligados a contextos sociales y morales definidos en correlación a las necesidades de la mayoría.
La pretensión revolucionaria y bolivariana para que los adolescentes se conformen durante toda su vida, como en Cuba, con esquemas estáticos de corte personalista, hoy ni siquiera tiene resonancia en sociedades ideológica y religiosamente conservadoras como las de los países árabes. Los jóvenes de esa región se niegan a vivir y morir por ejemplo bajo la penumbra talibana. De allí que las revueltas asuman el revelador y esperanzador nombre de "Primavera".
El señor Maduro desconoce que solo la prevalencia del pluralismo permite la expresión simultánea de ideas sociales paralelas y opuestas absolutamente necesarias en toda democracia. Los conceptos que identifican a las sociedades modernas son por naturaleza cambiantes y susceptibles de múltiples acepciones. En ese sentido, Nicolás también va mal. Ofensas, agravios, represión, no dan ganancias políticas sino que, por contrario, atentan contra la dinámica del cambio socio-cultural sostenible.
En menos de 4 meses el señor Maduro, lejos de ganar popularidad, la seguirá perdiendo si insiste en la confrontación irreflexiva y tosca pensando que está instaurando un modelo nuevo con beneplácito popular. Cree estar "aportando lo suyo" para la superación del mal con planteamientos utópicos-pasaditos que son, por ello mismo, imposible de materializar. ¡Va mal, señor Maduro, muy mal! Basta echar una mirada a los hospitales públicos, para no ahondar en el desastre en otros ámbitos de la subestructura como el derrumbe del techo del aeropuerto o el desastre de las refinerías, para concluir que gobernar no significa sostenerse en argucias tontas que, en el fondo, nada revolucionan sino que, por el contrario, involucionan o arruinan.
El venezolano, sobre todo el más pobre, se siente aislado cuando trata de situarse en este colectivismo majadero pues los ritos de adaptación que el régimen pretende imponerle coliden con su impávida cultura democrática. Así pues, el intento por prolongar el devastador paréntesis histórico de los últimos 14 años, lo único que refleja es que el señor Maduro y sus adláteres van mal, muy mal, aunque se nieguen a aceptarlo.
miguelbmer@gmail.com
@MiguelBM29
Si el imitador persiste con la misma actitud asumida por "su padre" a lo largo de 14 años y niega poner en claro el paisaje conflictivo del actual contexto social, sin indagar sobre los factores erosivos o pasando por encima de ellos, no queda otro colofón que el fracaso. Los insultos ya no tiene el efecto rebuscado que sirvieron a "su padre" para denigrar de los 40 años. Por el contrario, buena parte de la población los está reivindicando porque percibe al socialismo y la revolución como un salto atrás ya que las fallas sociales de "la cuarta" no tenía las dimensiones colosales de ahora.
¡Va mal, señor Maduro y no se da cuenta! No puede orientarse al vecino con recetas de tiempos remotos. Hay una visible disparidad entre el fantaseado titán histórico y hombre eterno que tanto venera en el también apócrifo "Cuartel de la Montaña" (donde a veces duerme) y las imperiosas exigencias del país. Lo puramente humano, cómo Nicolás define la gestión de Chávez con pasmosa simpleza, no puede ser considerado como valor absoluto sino como una fábula sobrevaluada. Los valores, por contrario, siempre van ligados a contextos sociales y morales definidos en correlación a las necesidades de la mayoría.
La pretensión revolucionaria y bolivariana para que los adolescentes se conformen durante toda su vida, como en Cuba, con esquemas estáticos de corte personalista, hoy ni siquiera tiene resonancia en sociedades ideológica y religiosamente conservadoras como las de los países árabes. Los jóvenes de esa región se niegan a vivir y morir por ejemplo bajo la penumbra talibana. De allí que las revueltas asuman el revelador y esperanzador nombre de "Primavera".
El señor Maduro desconoce que solo la prevalencia del pluralismo permite la expresión simultánea de ideas sociales paralelas y opuestas absolutamente necesarias en toda democracia. Los conceptos que identifican a las sociedades modernas son por naturaleza cambiantes y susceptibles de múltiples acepciones. En ese sentido, Nicolás también va mal. Ofensas, agravios, represión, no dan ganancias políticas sino que, por contrario, atentan contra la dinámica del cambio socio-cultural sostenible.
En menos de 4 meses el señor Maduro, lejos de ganar popularidad, la seguirá perdiendo si insiste en la confrontación irreflexiva y tosca pensando que está instaurando un modelo nuevo con beneplácito popular. Cree estar "aportando lo suyo" para la superación del mal con planteamientos utópicos-pasaditos que son, por ello mismo, imposible de materializar. ¡Va mal, señor Maduro, muy mal! Basta echar una mirada a los hospitales públicos, para no ahondar en el desastre en otros ámbitos de la subestructura como el derrumbe del techo del aeropuerto o el desastre de las refinerías, para concluir que gobernar no significa sostenerse en argucias tontas que, en el fondo, nada revolucionan sino que, por el contrario, involucionan o arruinan.
El venezolano, sobre todo el más pobre, se siente aislado cuando trata de situarse en este colectivismo majadero pues los ritos de adaptación que el régimen pretende imponerle coliden con su impávida cultura democrática. Así pues, el intento por prolongar el devastador paréntesis histórico de los últimos 14 años, lo único que refleja es que el señor Maduro y sus adláteres van mal, muy mal, aunque se nieguen a aceptarlo.
miguelbmer@gmail.com
@MiguelBM29
La urbanidad de Carreño
OSWALDO PÁEZ-PUMAR | EL UNIVERSAL
lunes 19 de agosto de 2013
No me refiero al manual que escribió Manuel Antonio, el padre de Teresita, sino a la nueva edición que bien podemos llamar corregida y aumentada que recientemente imprimió, o debo más bien decir, vomitó Pedro en la sede de la Asamblea.
Tampoco me refiero al lenguaje escatológico que el diputado ha empleado para hacer gala de su formación académica en los más reputados centros que hospedan a esas mujeres que el padre Louis J. Lebret consciente de que "estaban devoradas por la tristeza" no lograba entender porque se las llama "de vida alegre" y a las que don Miguel se refirió como "mozas del partido", sobre lo cual aclaró de una vez, que no era una alusión a las simpatizantes del PSUV pues están próximos a cumplirse los 400 años de su fallecimiento y el PSUV nació apenas ayer, como diría Fray Luis de León cuando se reincorporó a su cátedra en la Universidad de Salamanca, después de la severa prisión a la que lo sometió la Inquisición, que vista 400 años después resulta benévola si se la compara con la que sufren Simonovis, Forero, Vivas, Afiuni, los hermanos Guevara y tantos otros autores del único delito de los últimos 15 años, disentir del oráculo de Sabaneta, ya fallecido.
Seguramente quienes hayan tenido la paciencia de leer, especialmente ese largo párrafo anterior, que va y viene sin que haya asomo o indicio sobre lo que quiero destacar del Manual de Urbanidad que Pedro Carreño ofrece no en la forma tradicional, la impresa, sino la moderna, la verbal, que se grava en una cinta tan cara al régimen como la que ofreció parcialmente Mario Silva, me obliga a explicar de modo seco cuál es la diferencia entre el Manual de Manuel Antonio y el de Pedro.
No es el lenguaje que uno y otro emplearon, al fin y al cabo todo el que habla o escribe emplea el lenguaje que conoce. Es la quiebra de la regla según la cual "no se nombra la soga en la casa del ahorcado"; y Pedro ignorando las lecciones del Papa Francisco quien expresó "quien soy yo para juzgar a los homosexuales"; no solo los juzga, sino los injuria y le encomienda acción a aquel de quien Chávez dijera "que tiene los ojos bonitos".
opaezpumar@menpa.com
Tampoco me refiero al lenguaje escatológico que el diputado ha empleado para hacer gala de su formación académica en los más reputados centros que hospedan a esas mujeres que el padre Louis J. Lebret consciente de que "estaban devoradas por la tristeza" no lograba entender porque se las llama "de vida alegre" y a las que don Miguel se refirió como "mozas del partido", sobre lo cual aclaró de una vez, que no era una alusión a las simpatizantes del PSUV pues están próximos a cumplirse los 400 años de su fallecimiento y el PSUV nació apenas ayer, como diría Fray Luis de León cuando se reincorporó a su cátedra en la Universidad de Salamanca, después de la severa prisión a la que lo sometió la Inquisición, que vista 400 años después resulta benévola si se la compara con la que sufren Simonovis, Forero, Vivas, Afiuni, los hermanos Guevara y tantos otros autores del único delito de los últimos 15 años, disentir del oráculo de Sabaneta, ya fallecido.
Seguramente quienes hayan tenido la paciencia de leer, especialmente ese largo párrafo anterior, que va y viene sin que haya asomo o indicio sobre lo que quiero destacar del Manual de Urbanidad que Pedro Carreño ofrece no en la forma tradicional, la impresa, sino la moderna, la verbal, que se grava en una cinta tan cara al régimen como la que ofreció parcialmente Mario Silva, me obliga a explicar de modo seco cuál es la diferencia entre el Manual de Manuel Antonio y el de Pedro.
No es el lenguaje que uno y otro emplearon, al fin y al cabo todo el que habla o escribe emplea el lenguaje que conoce. Es la quiebra de la regla según la cual "no se nombra la soga en la casa del ahorcado"; y Pedro ignorando las lecciones del Papa Francisco quien expresó "quien soy yo para juzgar a los homosexuales"; no solo los juzga, sino los injuria y le encomienda acción a aquel de quien Chávez dijera "que tiene los ojos bonitos".
opaezpumar@menpa.com
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