Denuncian desmontaje del control obrero en empresas del Estado
El modelo que comenzó a aplicarse en 2008 no ha servido para apuntalar la producción
Representantes de los trabajadores de las empresas del Estado denuncian que altos funcionarios del Gobierno y de las juntas directivas de las compañías están desmontando el control obrero, figura incorporada en el modelo de producción en 2008 por el presidente Hugo Chávez.
“Hay un sabotaje de sectores del Gobierno para impedir que los trabajadores gestionen las empresas y las hagan más productivas y autosustentables”, afirmó Orlando Chirinos, dirigente de la Unión Nacional de Trabajadores y presidente de la Asociación Nacional de Trabajadores del Cemento.
Dijo que grupos de la tecnoburocracia y de la derecha endógena están tomando decisiones sin consultar a los trabajadores.
Marcela Máspero, dirigente de Unete, responsabilizó a las nuevas “castas cupulares” del Partido Socialista Unido de Venezuela y al Gobierno de acabar con cualquier modelo de gestión que involucre la participación protagonista de los trabajadores, además de prohibir las protestas por sus derechos laborales.
El control obrero, conceptualizado por el socialismo, se comenzó a aplicar en las empresas básicas de la Corporación Venezolana de Guayana, el sector eléctrico y las fábricas estatizadas como Industrias Diana. Luego se extendió a otras. Pero no todas las firmas estatales tienen control obrero. No hay un censo que muestre el número de compañías que incorporaron este tipo de participación de los trabajadores en la gestión empresarial.
En 2010 Diana era un modelo, destacó el presidente Chávez en ese entonces. Pero hace dos semanas los trabajadores se declararon en conflicto –sin paralizar actividades– porque no fueron consultados sobre la designación de la nueva directiva de la industria. “Enviamos una comunicación al Ministerio de Alimentación para respete nuestra participación en las decisiones, y no hemos recibido respuesta”, informó el dirigente Jhonny Lucena. Dijo que el Gobierno debe acatar los lineamientos del presidente Chávez sobre el control obrero en una empresa que incrementó la nómina de 200 a 1.200 trabajadores, mejoró los sueldos y aumentó la producción 137% a 4.750 toneladas mensuales de aceite, margarina, manteca y jabón.
En descenso. La mayoría de las empresas con control obrero no ha logrado incrementar los niveles de producción. Chirinos indicó que las cementeras, estatizadas en 2008, operan a media máquina (producen 5.000 de 10.000 toneladas anuales de su capacidad).
Añadió que la directiva ha respondido con represión y más de 200 calificaciones de despido a los reclamos por el contrato colectivo y la inversión para modernizar las plantas. Aseguró que la situación de la industria del cemento se repite en buena parte de las empresas nacionalizadas como Agropatria, Owens, centrales azucareras, Rialca e Invepal, entre otras.
La experiencia exitosa de La Gaviota, procesadora de pescado en el estado Sucre, está a punto de ser otra luego de su estatización. La directiva la integran tres representantes del Gobierno e igual número de trabajadores y vecinos de la comunidad. Empezó a tener dificultades para operar porque las empresas estatales no le suministran envases e insumos, lo que se suma a decisiones del Ejecutivo que no han sido consultadas a los trabajadores.
En 2010 y en plena crisis eléctrica, Chávez designó a los delegados de los trabajadores en la directiva de la Corporación Eléctrica Nacional para aplicar el control obrero. Ángel Navas, presidente de la Federación de Trabajadores Eléctricos, señaló que los directores fueron destituidos durante la gestión de Argenis Chávez en Corpoelec. “Y el ministro Jesse Chacón pareciera no tener interés en la participación de los trabajadores para solucionar los problemas estructurales del servicio”, agregó.
José Luís Alcocer, dirigente de la Siderúrgica del Orinoco, refirió que en las empresas básicas de Guayana los trabajadores escogieron, en elecciones, a sus representantes en las juntas directivas. Sin embargo, las divisiones de la dirigencia sindical chavista diluyeron la iniciativa. “El Gobierno dejó morir el control obrero al no llamar a capítulo a estos dirigentes que luego fueron chivos expiatorios para justificar la caída de 50% en la producción”, recordó.
Otra visión
En el sector privado hay garantías
El control obrero no puede materializarse en las empresas privadas porque el dueño de la producción lo es de la riqueza y la distribuye. De este lado, la misión de los trabajadores es vigilar porque los productos lleguen al pueblo de manera suficiente y a precios justos, señaló Orlando Chirinos, directivo de la Unión Nacional de Trabajadores.
Precisó que las privadas deben tener influencia en las comunidades y la correa transmisora son los empleados organizados en sindicatos o consejos de trabajadores.
Chirinos explicó que el control obrero es para las empresas del Estado porque “son del pueblo y para el pueblo”, de allí que los funcionarios y directivos del modelo socialista no deben impedir la participación de los trabajadores y las comunidades.
Dirigentes de la Federación Única de Trabajadores Petroleros de Venezuela pidieron incluir el control obrero en la convención colectiva, pero Pdvsa lo impidió con el argumento de que no era el momento político para dar este paso.
La receta o el Titanic
OSCAR ARNAL | EL UNIVERSAL
jueves 15 de agosto de 2013
Según cifras oficiales de los bancos centrales la inflación interanual de los países latinoamericanos en el primer semestre es la siguiente: El Salvador 0,9%; Paraguay 1,7%; Chile 1,9%; Colombia 2,2%; Ecuador 2,7%; Perú 2,8%; México 4,1%; Panamá 4,1%; Guatemala 4,8%; Dominicana 4,8%; Bolivia 4,8%; Costa Rica 5,1%; Honduras 5,3%; Brasil 6,7%; Uruguay 8,2%; Nicaragua 8,3%; Argentina 10,5% y Venezuela 39,6%. Lo que indica que con la excepción nacional, el costo de la vida está bajo control en la región. Asimismo, la inflación de Europa es 1,61%; la de EEUU 1,75% y la de China 2,6%. De donde se concluye que el fenómeno inflacionario ha sido derrotado en casi todo el planeta tierra.
En los años ochenta las economías latinoamericanas perdieron la brújula. La hiperinflación, la estanflación, la devaluación de las monedas y los grandes déficit fiscales fueron la constante. Los pobres se hicieron cada día más pobres y se sintió aún más el fenómeno religioso de la teología de la liberación. La brecha entre ricos y pobres se agudizó y se hizo patente la denominación del "Continente de las Desigualdades".
En los últimos diez años sucedió lo contrario. La mayoría de las economías de la región empezaron a dar muestras de recuperación. Superaron el problema monetario y divisas patrias empezaron incluso a ganar terreno frente al dólar. El problema del alto costo de la vida, que supone el peor de los impuestos a los ciudadanos fue controlado casi por completo, a tal punto que con la casi excepción de Venezuela, la inflación fue palo abajo.
Los países de la América Latina encontraron el éxito económico cuando comenzaron a balancear sus presupuestos; a firmar acuerdos de libre comercio con otros países; a llenar sus anaqueles de productos de todas partes. Cuando pusieron a flotar sus monedas y dejaron que la confianza en los bienes y servicios las estabilizara. Cuando los bancos centrales adoptaron posiciones de equilibrio. Cuando garantizaron la seguridad jurídica para atraer inversiones. Cuando aprovecharon sus ventajas comparativas y competitivas. Cuando sacaron el partidismo de la administración pública y de las empresas del Estado. Algunos como Ecuador, El Salvador o Panamá, cuando dejaron circular monedas más fuertes como el dólar junto a la oficial. Fenómeno que de alguna manera se observa también hoy en el Perú.
Nuestros hermanos latinoamericanos cambiaron el rumbo y con transparencia y una buena disciplina fiscal y monetaria lograron controlar el fenómeno inflacionario y poner sus economías a tono, a tal punto que se reconoce el rumbo positivo que ha tomado la Latinoamérica.
Con las reformas económicas, muchas de las democracias del continente reaparecieron con una fuerza inusitada. La plaga de las dictaduras militares violadoras de los derechos humanos se extinguió y el fantasma del golpismo casi que se desvaneció. Muchos de nuestros países, siempre bailando en la cuerda floja de la inestabilidad económica, que derivaba en la política, encontraron mucho mayor piso institucional.
Venezuela a pesar de los inmensos recursos económicos, procedentes del altísimo precio sostenido del barril de petróleo, no ha podido contener la espiral inflacionaria, tal y como lo hicieron también los demás países de la OPEP. Y no es excusa, que en el pasado tampoco se lograra, ya que nuestros hermanos de la región a la par de nosotros, tampoco lo habían podido hacer. En Venezuela existe una emisión de dinero inorgánico que no tiene respaldo. Cada día se compra mucho menos con la misma cantidad de dinero. Los salarios se desvanecen. El control de cambios, que opera como un torniquete, para cuando hay hemorragias, al dejarlo de manera indefinida causó gangrenas.
La economía es una ciencia. Donde existen reglas y parámetros establecidos que conducen a conclusiones esperadas. Las leyes científicas de la economía actúan de manera perfecta. Una de ellas es la ley de la oferta y la demanda. Cuando se ofertan muchos productos en los mercados los consumidores buscan los más baratos, que combinen la mejor calidad. Si hay escasez como sucede entre otros con los vehículos, la demanda hace que los precios se disparen. Todavía peor es con los productos de primera necesidad. Sí una mamá busca leche para alimentar a su hijo y no la encuentra, a cualquier costo se la paga a quien sea.
Las cifras no se equivocan. A todas luces presentamos un problema estructural. Que las demás economías del mundo han solventado. Pareciera que el Gobierno sigue tratando de inventar el agua tibia o descubrir la pólvora. Así como hay libros de recetas en materia culinaria, con mayor razón existen para una ciencia como la economía. Y no se trata de las recetas del Banco Mundial, ni las del Fondo Monetario Internacional. Son las que han aplicado los países de la región, los países productores de petróleo, los países del mundo desarrollado y hasta los países comunistas como China. Pónganlas en práctica antes de que sea demasiado tarde o prepárese para el naufragio. Si los demás países pudieron, Venezuela puede. Se trata de girar duro, de ponerse los pantalones, de ajustarse la correa o chocar como el Titanic.
@OscarArnal
oscar.arnaln@gmail.com
En los años ochenta las economías latinoamericanas perdieron la brújula. La hiperinflación, la estanflación, la devaluación de las monedas y los grandes déficit fiscales fueron la constante. Los pobres se hicieron cada día más pobres y se sintió aún más el fenómeno religioso de la teología de la liberación. La brecha entre ricos y pobres se agudizó y se hizo patente la denominación del "Continente de las Desigualdades".
En los últimos diez años sucedió lo contrario. La mayoría de las economías de la región empezaron a dar muestras de recuperación. Superaron el problema monetario y divisas patrias empezaron incluso a ganar terreno frente al dólar. El problema del alto costo de la vida, que supone el peor de los impuestos a los ciudadanos fue controlado casi por completo, a tal punto que con la casi excepción de Venezuela, la inflación fue palo abajo.
Los países de la América Latina encontraron el éxito económico cuando comenzaron a balancear sus presupuestos; a firmar acuerdos de libre comercio con otros países; a llenar sus anaqueles de productos de todas partes. Cuando pusieron a flotar sus monedas y dejaron que la confianza en los bienes y servicios las estabilizara. Cuando los bancos centrales adoptaron posiciones de equilibrio. Cuando garantizaron la seguridad jurídica para atraer inversiones. Cuando aprovecharon sus ventajas comparativas y competitivas. Cuando sacaron el partidismo de la administración pública y de las empresas del Estado. Algunos como Ecuador, El Salvador o Panamá, cuando dejaron circular monedas más fuertes como el dólar junto a la oficial. Fenómeno que de alguna manera se observa también hoy en el Perú.
Nuestros hermanos latinoamericanos cambiaron el rumbo y con transparencia y una buena disciplina fiscal y monetaria lograron controlar el fenómeno inflacionario y poner sus economías a tono, a tal punto que se reconoce el rumbo positivo que ha tomado la Latinoamérica.
Con las reformas económicas, muchas de las democracias del continente reaparecieron con una fuerza inusitada. La plaga de las dictaduras militares violadoras de los derechos humanos se extinguió y el fantasma del golpismo casi que se desvaneció. Muchos de nuestros países, siempre bailando en la cuerda floja de la inestabilidad económica, que derivaba en la política, encontraron mucho mayor piso institucional.
Venezuela a pesar de los inmensos recursos económicos, procedentes del altísimo precio sostenido del barril de petróleo, no ha podido contener la espiral inflacionaria, tal y como lo hicieron también los demás países de la OPEP. Y no es excusa, que en el pasado tampoco se lograra, ya que nuestros hermanos de la región a la par de nosotros, tampoco lo habían podido hacer. En Venezuela existe una emisión de dinero inorgánico que no tiene respaldo. Cada día se compra mucho menos con la misma cantidad de dinero. Los salarios se desvanecen. El control de cambios, que opera como un torniquete, para cuando hay hemorragias, al dejarlo de manera indefinida causó gangrenas.
La economía es una ciencia. Donde existen reglas y parámetros establecidos que conducen a conclusiones esperadas. Las leyes científicas de la economía actúan de manera perfecta. Una de ellas es la ley de la oferta y la demanda. Cuando se ofertan muchos productos en los mercados los consumidores buscan los más baratos, que combinen la mejor calidad. Si hay escasez como sucede entre otros con los vehículos, la demanda hace que los precios se disparen. Todavía peor es con los productos de primera necesidad. Sí una mamá busca leche para alimentar a su hijo y no la encuentra, a cualquier costo se la paga a quien sea.
Las cifras no se equivocan. A todas luces presentamos un problema estructural. Que las demás economías del mundo han solventado. Pareciera que el Gobierno sigue tratando de inventar el agua tibia o descubrir la pólvora. Así como hay libros de recetas en materia culinaria, con mayor razón existen para una ciencia como la economía. Y no se trata de las recetas del Banco Mundial, ni las del Fondo Monetario Internacional. Son las que han aplicado los países de la región, los países productores de petróleo, los países del mundo desarrollado y hasta los países comunistas como China. Pónganlas en práctica antes de que sea demasiado tarde o prepárese para el naufragio. Si los demás países pudieron, Venezuela puede. Se trata de girar duro, de ponerse los pantalones, de ajustarse la correa o chocar como el Titanic.
@OscarArnal
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